En las últimas semanas, el debate sobre Yemen se centró en la decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos (EEUU) de revocar la designación de los hutíes como organización terrorista extranjera (FTO, por su sigla en inglés). Por ello, la Declaración Conjunta (DC) propuesta por el Enviado Especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, recibió relativamente poca atención. Durante su primer discurso al Departamento de Estado, Joe Biden aclaró que su administración está “redoblando (…) la diplomacia para poner fin a la guerra en Yemen” y anunció la suspensión del “apoyo estadounidense a las operaciones ofensivas”. Con el nombramiento de Timothy Lenderking como enviado especial de EEUU para Yemen y la revocación de la designación FTO sobre los hutíes, las medidas tomadas por Washington expanden su papel dentro de las iniciativas de desescalada, en lugar de la resolución de conflictos. Lenderking discutió con Griffiths y el liderazgo yemení sobre los esfuerzos para reanudar el proceso político, incluyendo las opciones de alto el fuego y las medidas económicas y humanitarias. Esto se alinea con la propuesta de la DC presentada por Griffiths tras el alto el fuego unilateral adoptado por la Coalición Árabe en abril de 2020.