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El Interprete Digital

Hoja de ruta: descifrando el conflicto de Yemen

Por Editora para Pink Jinn

Campo de refugiados Mazrak. [IRIN Photos/Creative Commons]

¿Intentas comprender el conflicto de Yemen? No eres el único. Este es un panorama completo del conflicto hasta la fecha, hundiendo sus raíces en el movimiento de la Primavera Árabe en 2011 y continuando durante diez años hasta 2021. Cubrimos los principales acontecimientos, los actores clave, el papel de las potencias regionales y los intentos de la ONU hasta ahora para llegar a un acuerdo político. Abróchate el cinturón: ¡allá vamos!

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El levantamiento de 2011

El conflicto actual en Yemen tiene sus raíces en el levantamiento popular de 2011, que se inspiró en los movimientos de protesta de la Primavera Árabe en otros países de la región de Oriente Medio y Norte de África y derrocó al entonces Presidente Ali Abdullah Saleh. Tras meses de intentar aferrarse al poder, Saleh firmó en noviembre de 2011, un acuerdo de transición con la mediación del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en el que aceptó transferir el poder al entonces Vicepresidente, Abd Rabbu Mansour Hadi, y dejar su cargo a cambio de inmunidad judicial.

¿Quién era Ali Abdullah Saleh?

Ali Abdullah Saleh se convirtió en Presidente de la República Árabe de Yemen (Yemen del Norte) en 1978 y pasó a ser presidente de Yemen tras la unificación de Yemen del Norte y del Sur en 1990. Saleh se mantuvo en el poder gracias a su astuta gestión de los distintos grupos tribales y demográficos del país. Enfrentó a los grupos tribales entre sí y utilizó estratégicamente la presencia de grupos terroristas como Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP, por su sigla en inglés) para obtener dinero y apoyo político de las potencias extranjeras, incluido Estados Unidos. Saleh comparó en una ocasión el hecho de gobernar Yemen con “bailar sobre las cabezas de las serpientes”.

Se alineó estratégicamente con los hutíes en 2014 —después de haber sostenido cuatro guerras contra ellos durante su presidencia—, pero fue asesinado por el grupo en diciembre de 2017 cuando parecía cambiar de bando una vez más, buscando el diálogo con Arabia Saudí y los EAU.

‘Dancing on the Heads of Snakes’: Yemen after Ali Abdullah Saleh – Pink Jinn (N.d.T.: ‘Bailando sobre las cabezas de las serpientes’: Yemen después de Ali Abdullah Saleh)

Ali Abdullah Saleh obituary, 2017, Brian Whitaker, The Guardian  (N.d.T.: Obituario de  Ali Abdullah Saleh)

Diálogo Nacional, 2011-2014

Tras el traspaso de poder en febrero de 2012, se inició en Yemen una Conferencia de Diálogo Nacional (CDN) que debía servir de foro para resolver las divisiones políticas del país y sentar las bases de una nueva Constitución. Según la iniciativa del CCG, el proceso debía durar dos años, tras los cuales los yemeníes elegirían un nuevo gobierno.

La CND resolvió dividir Yemen en seis regiones federales, pero adoleció de falta de inclusividad y no se abordaron las reivindicaciones de grupos clave, como los hutíes en el norte y el Movimiento del Sur (Al Hirak) en el sur. Finalizados los dos años, estaba claro que la CDN no había logrado el cambio significativo que los yemeníes, enfrentados a la pobreza y a los crecientes problemas de seguridad, realmente buscaban.

National Dialogue Conference – Office of the Special Envoy of the Secretary General for Yemen (N.d.T.: Conferencia de Diálogo Nacional – Oficina del Enviado Especial del Secretario General para Yemen)

Yemen’s National Dialogue, 2014 Charles Schmitz, Middle East Institute  (N.d.T.: Diálogo nacional de Yemen)

Toma de Saná por los hutíes, 2014

Detrás de escena, Ali Abdullah Saleh y sus aliados en su partido político, el Congreso General del Pueblo (CGP), establecieron una alianza con los hutíes en un intento de recuperar el control del país. Esto culminó en septiembre de 2014, cuando los hutíes dieron un golpe de Estado en Saná y tomaron el control de las instituciones gubernamentales.

El gobierno de Hadi huyó de Saná a la ciudad sureña de Adén, que se convirtió en la capital de facto del gobierno reconocido internacionalmente —aunque muchos oficiales pasaron gran parte de estos años intentando gobernar las zonas bajo su control desde oficinas en Riad y otros lugares de la región.

¿Quiénes son los hutíes?

Ansar Allah (Partisanos de Dios) es un movimiento político armado que se originó en la década de 1990 en Sa’ada, al noroeste de Yemen. También se le conoce como el movimiento hutí, en honor a su fundador, Hussein Baddreddin Al Houthi. Los hutíes —y muchos otros yemeníes— adhieren a la escuela zaydí del Islam, que es técnicamente una rama del chiismo, pero que tiene poco en común con las escuelas chiítas dominantes en países como Irak e Irán.

Los hutíes libraron seis guerras contra el gobierno de Ali Abdullah Saleh entre 2004 y 2011 en Sa’ada y las provincias circundantes. Pedían el fin del gobierno republicano y la reinstalación del Imamato Zaydi, que había gobernado Yemen durante siglos hasta 1962. En ocasiones, Saleh utilizó la insurgencia para debilitar a sus propios aliados políticos, entre ellos el General de División, Ali Mohsen Al Ahmar, responsable del esfuerzo bélico.

The Houthis: From the Sa’ada Wars to the Saudi-Led Intervention, 2020, Maysa Shuja Al Deen, The Sana’a Center for Strategic Studies  (N.d.T.: Los hutíes: De las guerras de Sa’ada a la intervención dirigida por Arabia Saudí)

 Video: Yemen: Pulling the Strings, 2016, Al Jazeera World (N.d.T.: Video: Yemen: Tirando de la cuerda)

Operación Tormenta Decisiva, 2015

En marzo de 2015, Arabia Saudí lideró una coalición de nueve países en una intervención militar en Yemen denominada Operación Tormenta Decisiva. Su objetivo era expulsar a los hutíes de Saná y devolver el control de las instituciones de Yemen al gobierno del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi, reconocido internacionalmente. En la operación participaron aviones de combate y fuerzas terrestres de Egipto, Marruecos, Jordania, Sudán, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Baréin y Academi —antes Blackwater.

La intervención consistió en ataques aéreos contra las posiciones de los hutíes, un bloqueo naval y el despliegue de fuerzas terrestres en algunas partes del país. Marcó el inicio de una sangrienta guerra civil que ha matado a miles de civiles yemeníes y ha creado el peor desastre humanitario del mundo. La legalidad de la intervención liderada por Arabia Saudí es discutida y tanto la coalición como los hutíes fueron acusados de violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.

La ONU y la Resolución 2216

El enviado de la ONU para Yemen, Jalal Benomar, dimitió en abril de 2015 y señaló su incapacidad para poner fin a los combates y dirigir el país con éxito a través de la transición política posterior a 2011. En febrero de 2018, Martin Griffiths fue nombrado enviado especial para el país.

En abril de 2015, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 2216, que:

  • Reafirmó su apoyo a la legitimidad del Presidente Hadi.
  • Reafirmó su apoyo a los esfuerzos dirigidos por el CCG para la transición política.
  • Condenó en los términos más enérgicos las acciones de los hutíes.
  • Exigió que los hutíes retiraran sus fuerzas de todas las zonas de las que se habían apoderado, incluida Saná, y que dejaran de actuar dentro de la autoridad del gobierno.
  • Impuso un embargo de armas a los hutíes.

Tras el estallido del conflicto y la adopción de la SCR 2216, el Enviado Especial intervino en cuatro rondas de consultas entre las partes en Ginebra (junio de 2015), Biel (diciembre de 2015), Kuwait (abril a agosto de 2016) y Estocolmo (diciembre de 2018).

En diciembre de 2018, durante las consultas en Estocolmo, las partes lograron un consenso sobre una serie de cuestiones clave, incluido un acuerdo sobre la ciudad y el puerto de Hodeidah, un punto de entrada clave para la ayuda alimentaria y humanitaria que había sido bloqueado por la coalición liderada por Arabia Saudí. Sin embargo, en los años transcurridos el conflicto continúa, la violencia se extendió a nuevas zonas y la crisis humanitaria es hoy peor que nunca.

Conflictos dentro de un conflicto

Una de las causas de la aparente imposibilidad de abordar el conflicto de Yemen es que hay varias facciones implicadas, aparte de los hutíes y la coalición, cada una de las cuales tiene sus propias reivindicaciones y objetivos, y muchas de las cuales se vieron reforzadas por la inestabilidad y la violencia constantes en el territorio.

Entre ellos se encuentra el Consejo de Transición del Sur, una organización nacida del Movimiento del Sur que reclama la secesión del sur, que a su vez lucha con el gobierno de Hadi por el control del sur. Para complicar aún más las cosas, los saudíes y los emiratíes —los dos miembros más importantes de la coalición— apoyaron en ocasiones, a grupos que luchan entre sí sobre el terreno. Por ejemplo, los EAU sostuvieron al STC y a las milicias y grupos armados antigubernamentales en el sur.

Grupos islamistas, entre ellos Al Qaeda en la Península Arábiga, también se vieron envalentonados por los disturbios y en ocasiones ocuparon zonas estratégicas clave en el sur de Yemen, como la ciudad portuaria de Al Mukalla, en Hadhramaut. El llamado Estado Islámico también aprovechó los disturbios en Yemen y estableció una presencia limitada.

387 Days of Power: How Al Qaeda Seized, Held and Ultimately Lost a Yemeni City, 2021, The Sana’a Center for Strategic Studies  (N.d.T.: 387 días de poder: cómo Al Qaeda tomó, mantuvo y finalmente perdió una ciudad de Yemen)

¿Qué es el Movimiento del Sur?

Las historias del norte y del sur de Yemen son fundamentalmente diferentes. Mientras que el norte había albergado un sistema de Imamato Zaydi antes de la Revolución Republicana de 1962, gran parte del sur había sido gobernado por los británicos y posteriormente se convirtió en un Estado socialista llamado República Democrática Popular de Yemen (RDPY).

El término “Movimiento del Sur” —conocido localmente como Al Hirak— se utiliza para referirse al movimiento de oposición regional organizado localmente en el sur de Yemen. Al Hirak surgió durante el gobierno de Ali Abdullah Saleh como resultado del proceso de unificación profundamente defectuoso de 1990, que favoreció a las tribus del norte de Yemen, y de la posterior guerra civil de 1994. Desde entonces, los sureños reclaman una mayor representación en el gobierno y el fin de la explotación del sur por parte de las tribus del norte, y algunos llegaron a pedir la secesión y un Estado sureño independiente.

Yemen on the Brink: The Political Challenges of Yemen’s Southern Movement, 2010, Stephen Day, Carnegie Endowment for International Peace (N.d.T.: Yemen al borde: Los desafíos políticos del Movimiento del Sur de Yemen)

El Acuerdo de Riad, 2019

En noviembre de 2019, el gobierno de Hadi y el STC firmaron un acuerdo con la mediación de Arabia Saudí en el que se pedía la formación de un nuevo gobierno de 24 miembros con sede en Adén, compuesto por igual número de ministros del norte y del sur, y la integración de las fuerzas afiliadas al STC en las estructuras militares y de seguridad nacionales. También estipulaba que el STC se incluyera en las delegaciones del gobierno en las futuras conversaciones dirigidas por la ONU con los hutíes, sobre un acuerdo político para poner fin a la guerra. El acuerdo se consideró un intento saudí de evitar la fragmentación de la alianza antihutí, y muchos esperaban que sirviera de puente para un acuerdo político a nivel nacional.

Sin embargo, en abril de 2020, ante la escalada de tensiones con el gobierno de Hadi y el aparente fracaso en la aplicación del Acuerdo de Riad, el STC anunció que había tomado el control administrativo de la ciudad de Adén y de otras partes del sur. En junio de 2020, el STC dio un aparente golpe de estado en la isla yemení de Socotra —patrimonio de la humanidad de la UNESCO que había permanecido, en gran medida, aislada de los combates— haciéndose con el control de las instituciones gubernamentales de la isla.

Desafíos pendientes para la gestión del conflicto

A medida que avanzan los combates, Yemen se hunde cada vez más en una catástrofe humanitaria, y la pandemia de COVID-19 empeora aún más la situación. Según la ONU, 24,1 millones de personas necesitan actualmente ayuda humanitaria, de los cuales 14,3 millones se encuentran en situación aguda y 3,65 millones fueron desplazados.

En los últimos años creció el debate sobre la utilidad de los intentos de la ONU por alcanzar un acuerdo, que hasta ahora se centraron en las negociaciones entre sólo dos partes: los hutíes y la coalición liderada por Arabia Saudí. Incluso, si la ONU lograra un acuerdo entre las dos partes, sin abarcar a otros grupos como el CCT, dicho acuerdo sería probablemente considerado ilegítimo a los ojos de muchos en Yemen. Sin embargo, a Griffiths le resultaría muy difícil incorporar al STC al proceso sin incluir a otros grupos y voces, lo que podría desestabilizar lo conseguido hasta ahora.

Mientras tanto, la SCR 2216 sigue representando un punto de fricción, ya que exige a los hutíes que renuncien a todos los logros estratégicos que consiguieron. Por ello, los hutíes se mostraron escépticos ante los esfuerzos de la ONU por alcanzar un acuerdo y las múltiples rondas de conversaciones no dieron resultados. Mientras tanto, están ampliando su presencia en zonas – antes relativamente estables – como Marib.

Además, la reciente decisión de la administración saliente de Trump de designar a los hutíes como grupo terrorista, amenaza con desbaratar por completo los esfuerzos de la ONU, al tiempo que interrumpe la ayuda vital que llega al país y desestabiliza aún más la economía.

The U.S. Should Reverse Its Huthi Terror Designation, 2021, International Crisis Group (N.d.T.: Estados Unidos debería revertir su designación terrorista de los hutíes)

Por su parte, Arabia Saudí esperaba una victoria rápida y decisiva. El estancamiento – por no hablar de las acusaciones contra el Reino de abusos de los derechos humanos y crímenes de guerra – se convirtió en un costoso atolladero político para Riad. El régimen debe ahora equilibrar la necesidad de poner fin a la guerra con la necesidad de presentarla como una victoria en política exterior – o al menos como un fracaso – a nivel interno.

Otro de los retos a los que se enfrentan la ONU y quienes buscan el fin del conflicto, es el hecho de que existen incentivos económicos en juego para que continúe. Una compleja trama de redes de patrocinio en la que participan grupos armados, elementos criminales y gobiernos extranjeros sostiene una lucrativa economía de guerra surgida en el transcurso de los últimos cinco años y que será difícil de desmantelar.

La competencia por la delegación entre las potencias regionales en zonas de importancia estratégica, como la gobernación más oriental de Al Mahra —que limita con Arabia Saudí y Omán—, también está complicando la situación. Estas tensiones aumentan los intereses de los vecinos de Yemen y el riesgo de que zonas anteriormente pacíficas se vean arrastradas al conflicto.

Lectura adicional sobre Yemen

10 libros que te ayudarán a entender Yemen

Centro de Estudios Estratégicos de Sana’a – Publicaciones

Grupo Internacional de Crisis: Archivos de países – Yemen

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N.d.T.: El artículo original fue publicado por Pink Jinn Institute el 19 de enero de 2021.