Argelia se encuentra en una etapa crítica en el desarrollo de su sector energético. La nación tiene tanto potencial como el incentivo para maximizar sus recursos naturales y convertirse en un líder en energía renovable.
En una entrevista con el diario francés L’Opinion, el Presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, afirmó que “ningún periodista fue arrestado por serlo, solo por quebrantar el orden público”. La reciente ola de arrestos y encarcelamientos de periodistas es una realidad que no se condice con las palabras de Tebboune.
En el mundo árabe en general, el acuerdo provocó reacciones oficiales mixtas que incluyen desde el apoyo, en el caso de Egipto y Jordania, hasta el silencio, la desgana y el rechazo en los casos de Siria, Sudán y Líbano, por ejemplo.
En febrero de 2019, tras el anuncio del entonces presidente Abdelaziz Bouteflika de su intención de postularse por quinto mandato consecutivo, Argelia vio estallar un movimiento de protesta masiva en todo el país. Millones de ciudadanos salieron a las calles para exigir que el presidente declinara su candidatura, lo que finalmente llevó a Bouteflika a renunciar en abril de 2019, después de dos décadas en el cargo.
Los intereses británicos en el Magreb no deben tomarse a la ligera. En 2017, el comercio entre el Reino Unido y el norte de África que comprende a Marruecos, Argelia y Túnez, superó los USD 4.300 millones, mientras que la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) británica en la región excedió los GBP 20 millones.
Las protestas recurrentes de los viernes en Argelia que piden un cambio fundamental, conocidas como Hirak, llevan ya un año. Ni un cambio significativo ni una represión descarada proceden de la administración argelina. Mientras tanto, los manifestantes luchan por encontrar un liderazgo auténtico y convincente.
Argelia se encuentra en una etapa crítica en el desarrollo de su sector energético. La nación tiene tanto potencial como el incentivo para maximizar sus recursos naturales y convertirse en un líder en energía renovable.
En una entrevista con el diario francés L’Opinion, el Presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, afirmó que “ningún periodista fue arrestado por serlo, solo por quebrantar el orden público”. La reciente ola de arrestos y encarcelamientos de periodistas es una realidad que no se condice con las palabras de Tebboune.
En el mundo árabe en general, el acuerdo provocó reacciones oficiales mixtas que incluyen desde el apoyo, en el caso de Egipto y Jordania, hasta el silencio, la desgana y el rechazo en los casos de Siria, Sudán y Líbano, por ejemplo.
En febrero de 2019, tras el anuncio del entonces presidente Abdelaziz Bouteflika de su intención de postularse por quinto mandato consecutivo, Argelia vio estallar un movimiento de protesta masiva en todo el país. Millones de ciudadanos salieron a las calles para exigir que el presidente declinara su candidatura, lo que finalmente llevó a Bouteflika a renunciar en abril de 2019, después de dos décadas en el cargo.
Los intereses británicos en el Magreb no deben tomarse a la ligera. En 2017, el comercio entre el Reino Unido y el norte de África que comprende a Marruecos, Argelia y Túnez, superó los USD 4.300 millones, mientras que la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) británica en la región excedió los GBP 20 millones.
Las protestas recurrentes de los viernes en Argelia que piden un cambio fundamental, conocidas como Hirak, llevan ya un año. Ni un cambio significativo ni una represión descarada proceden de la administración argelina. Mientras tanto, los manifestantes luchan por encontrar un liderazgo auténtico y convincente.
