Al igual que la crisis económica, los brotes de enfermedades afectan a mujeres y hombres de manera diferente, y las pandemias agravan las desigualdades sociales y de género existentes. Los efectos de género del COVID-19 en las mujeres se debaten en difrentes términos: pérdida de empleo, ingresos y movilidad, aumento de las demandas sobre el trabajo doméstico de las mujeres y la carga de tiempo para los niños que educan en casa y el cuidado de los enfermos y los ancianos, la violencia doméstica crece a medida que aumentan las órdenes del aislamiento, expulsiones de refugiadas o migrantes y vulnerabilidad al virus en sectores feminizados como la salud, la escolarización, la industria alimentaria y otros sectores de primera línea o esenciales. Estos impactos se extienden a la región de Medio Oriente y África del Norte (MENA), pero dicha región tiene varias características distintivas.