El peligroso doble rasero estadounidense sobre la energía nuclear
Por Mitchell Plitnick para Mondoweiss Un potencial componente de la normalización saudí-israelí permitiría a Estados Unidos ayudar a Arabia Saudí a desarrollar un programa nuclear.
Por Mitchell Plitnick para Mondoweiss Un potencial componente de la normalización saudí-israelí permitiría a Estados Unidos ayudar a Arabia Saudí a desarrollar un programa nuclear.
En 2018, la administración Trump trasladó imprudentemente la embajada de EEUU en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, revocando 70 años de política bipartidista estadounidense que anteriormente había reconocido a Jerusalén como un corpus separatum, negándose a reconocer la reclamación de soberanía de cualquier Estado sobre la ciudad y a prejuzgar el estatus de la ciudad antes de la conclusión de las negociaciones israelí-palestinas sobre su estatus permanente.
Entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, Israel construyó y reforzó un único régimen de gobierno para garantizar la supremacía y dominación judeo-israelí sobre el pueblo palestino autóctono, fragmentado política y geográficamente en diferentes categorías en las que tienen menos, pocos o ningún derecho en comparación con los judíos israelíes en función de su estatus (ciudadano de segunda clase, sometido a gobierno militar o refugiado). Esto es apartheid de manual.
Años de tensiones entre Riad y Washington sobre cuestiones geopolíticas clave agriaron una relación antaño férrea.
Los responsables políticos se ven cada vez más presionados para que codifiquen en la legislación una controvertida definición de antisemitismo a la que se oponen ampliamente las organizaciones de derechos civiles y derechos humanos. La definición atrae una oposición generalizada porque su principal objetivo es vigilar y silenciar la expresión política en apoyo de los derechos de los palestinos.
El movimiento del Monte del Templo —también conocido como los Fieles del Monte del Templo— es un movimiento judío mesiánico extremista cuyo objetivo es construir un templo judío dentro del complejo de mezquitas del Noble Santuario —conocido como el Monte del Templo para los judíos—, de 1300 años de antigüedad, en la ocupada Jerusalén Oriental, uno de los lugares sagrados más sensibles del mundo.
Por Mitchell Plitnick para Mondoweiss Un potencial componente de la normalización saudí-israelí permitiría a Estados Unidos ayudar a Arabia Saudí a desarrollar un programa nuclear.
En 2018, la administración Trump trasladó imprudentemente la embajada de EEUU en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, revocando 70 años de política bipartidista estadounidense que anteriormente había reconocido a Jerusalén como un corpus separatum, negándose a reconocer la reclamación de soberanía de cualquier Estado sobre la ciudad y a prejuzgar el estatus de la ciudad antes de la conclusión de las negociaciones israelí-palestinas sobre su estatus permanente.
Entre el mar Mediterráneo y el río Jordán, Israel construyó y reforzó un único régimen de gobierno para garantizar la supremacía y dominación judeo-israelí sobre el pueblo palestino autóctono, fragmentado política y geográficamente en diferentes categorías en las que tienen menos, pocos o ningún derecho en comparación con los judíos israelíes en función de su estatus (ciudadano de segunda clase, sometido a gobierno militar o refugiado). Esto es apartheid de manual.
Años de tensiones entre Riad y Washington sobre cuestiones geopolíticas clave agriaron una relación antaño férrea.
Los responsables políticos se ven cada vez más presionados para que codifiquen en la legislación una controvertida definición de antisemitismo a la que se oponen ampliamente las organizaciones de derechos civiles y derechos humanos. La definición atrae una oposición generalizada porque su principal objetivo es vigilar y silenciar la expresión política en apoyo de los derechos de los palestinos.
El movimiento del Monte del Templo —también conocido como los Fieles del Monte del Templo— es un movimiento judío mesiánico extremista cuyo objetivo es construir un templo judío dentro del complejo de mezquitas del Noble Santuario —conocido como el Monte del Templo para los judíos—, de 1300 años de antigüedad, en la ocupada Jerusalén Oriental, uno de los lugares sagrados más sensibles del mundo.