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El Interprete Digital

Tan cerca y tan lejos: el aislamiento político y económico del noroeste de Siria

Por Elise Daniaud Oudeh y Hussam al Nahar para TIMEP

Respuesta de la UE al terremoto en Turquía y Siria. [Protección Civil y Ayuda Humanitaria de la UE / Creative Commons]

El siguiente artículo ofrece una visión global de la situación en el noroeste de Siria antes del terremoto, centrándose en el contexto geográfico, los actores sobre el terreno, el aislamiento político preexistente y las luchas económicas que provocan dificultades cotidianas a los habitantes de la región. 

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Los semejantes y mortales terremotos de Kahramanmaras sacudieron el sureste de Turquía y el noroeste de Siria el 6 de febrero de 2023, matando al menos a 41.000 personas en ambos países. Hasta el momento, al menos 5.800 murieron en Siria, la mayoría de ellas residentes en el noroeste, mientras que miles siguen desaparecidas. Incluso antes de que se produjera el terremoto, el noroeste de Siria ya se encontraba en estado de aislamiento, atrapado entre la progresión geográfica del régimen sirio y su aliado ruso, y Turquía, así como entre profundas luchas económicas. Las escasas infraestructuras de las que aún se disponía sufrieron graves daños con los terremotos: edificios y barrios enteros se derrumbaron, las carreteras que conectan Turquía y Siria son casi intransitables, las redes eléctricas y telefónicas se averiaron y los vehículos quedaron destruidos. 

El aislamiento al que se vio sometido el norte de Siria en los últimos años es más sorprendente que nunca, ya que las poblaciones se vieron privadas de toda ayuda humanitaria internacional días después de la catástrofe, a pesar de las activas peticiones de asistencia. La ayuda fue bloqueada o retrasada por todas las partes, sobre todo por el régimen de Assad, pero también por el cierre de los pasos fronterizos, por los que durante días sólo cruzaron de Turquía a Siria cadáveres de sirios fallecidos. 

Contexto geográfico: entender los juegos de poder locales

La actual configuración geográfica del noroeste de Siria tiene sus raíces en la progresiva dislocación del territorio: la guerra trastornó profundamente el paisaje social, político y económico, dejándolo incapaz de recuperarse. La región está dividida en dos partes. La primera es la gobernación de Idlib, que la milicia salafí Hayat Tahrir al Sham (HTS) controla totalmente desde mediados de 2017, lo que llevó al establecimiento del Gobierno de Salvación de Siria. La segunda está formada por la campiña de Alepo, una amplia zona que se extiende desde Afrin hasta Jarabulus y al Bab, bajo el control del Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía. Estas zonas también reciben los nombres de “Escudo del Éufrates”, “Rama de olivo”, “Escudo de la paz” y “Primavera de la paz” (que incluye las localidades de Ras al Ayn y Tell Abyad) tras las operaciones militares conjuntas dirigidas por el ejército turco y las fuerzas de la oposición.

Las carreteras terrestres con la frontera turca desempeñan un rol central en la circulación de personas y mercancías, además de ser pasos que las unen a las zonas controladas por el régimen sirio o a las que están bajo el poder de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Estos puntos de acceso constituyen un instrumento de influencia política y poder económico y fueron objeto de tensiones entre las distintas facciones. Forman parte de la vida cotidiana de las personas que quieren desarrollar un negocio, hacer una visita social a su familia o tramitar operaciones administrativas. Entre todos ellos, el famoso paso de Bab al Hawa fue el último corredor humanitario transfronterizo utilizado por las Naciones Unidas para proporcionar ayuda a casi 4 millones de sirios situados en las zonas fuera del control de Bashar al Assad.

Karam Shaar, economista y académico no residente en el Instituto de Medio Oriente, señala también la presencia de un cruce oficial entre las zonas bajo control del HTS y el ENS situado en el Ghazawiyye / Der Ballout. No existe ningún cruce oficial entre la zona del HTS y los territorios controlados por el régimen. Un paso no oficial situado en Abu Zenden une las zonas del ENS con el régimen. Por último, el ENS y las FDS están conectados en varios puntos, entre ellos en al Bab y al Rai, en la región de Alepo.

La existencia de fronteras y pasos fronterizos cerrados no es más que un síntoma del aislamiento político del norte de Siria, bajo la presión del régimen de Assad, así como de las potencias regionales e internacionales, Rusia y Turquía en particular. De hecho, el correcto funcionamiento del paso fronterizo de Bab al Hawa depende completamente del Consejo de Seguridad de la ONU, presionado por Rusia, que volvió a autorizar su uso durante seis meses sólo en enero de 2023 mediante la Resolución 2672. Al día siguiente del terremoto, el paso se cerró debido a los daños en la carretera, según el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlüt Çavuşoğlu, dejando a los sirios del norte más abandonados que nunca a su suerte. Los equipos de rescate y los residentes tuvieron que buscar por su cuenta posibles supervivientes. El paso se reabrió parcialmente el 8 de febrero para repatriar los cadáveres de las víctimas sirias fallecidas en Turquía, mientras que otros accesos seguían sin abrirse y no llegó ayuda a Siria los primeros días tras el terremoto. 

El 9 de febrero, seis camiones entraron finalmente en Siria, proporcionando “artículos de refugio y kits no alimentarios, incluidas mantas y kits de higiene”, pero ninguna ayuda para apoyar los esfuerzos de rescate de las organizaciones locales. El 12 de febrero, el jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths, tuiteó que “hasta ahora hemos fallado a la población del noroeste de Siria. Con razón se sienten abandonados. Buscan ayuda internacional que no llegó”.

Dos antiguos pasos fronterizos Bab al Salam y al Rai se reabrieron el 13 de febrero por tres meses, y servirán como corredores temporales de ayuda. La ONU no tomó esta decisión hasta obtener la aprobación del Consejo de Seguridad y de Bashar al Assad. Se trata de “una medida cínica que llegó demasiado tarde”, afirma Raed Al Saleh, jefe de los Cascos Blancos. Un primer convoy de la ONU cruzó al noroeste de Siria por Bab al Salam el 14 de febrero.

Impacto en la población local 

Wael Alwan, investigador del Centro Jusoor de Estudios y Desarrollo, subraya que la circulación de civiles dentro de las zonas de oposición del HTS y el ENS hasta la catástrofe de Kahramanmaras podía describirse como “relativamente fácil y fluida, pero no podía considerarse segura: solían producirse inspecciones constantes para impedir que nadie transfiriera mercancías y petróleo entre ellas”, ya que las milicias querían mantener el control total de las operaciones comerciales y los movimientos de mercancías. En la gobernación de Idlib, los habitantes podían utilizar entre los pueblos una empresa de transporte público llamada al Zajel. En otras zonas, la gente tenía que utilizar coches o furgonetas matriculadas.

En caso de necesidad o deseo de viajar fuera de estas zonas, los lugareños se veían obligados a adoptar caminos ilegales y peligrosos, salvo en algunos casos especiales. Según Alwan, se habían producido recientemente desplazamientos desde zonas controladas por el régimen a zonas controladas por el HTS o por facciones del ENS: hasta 600 personas utilizan diariamente los pasos fronterizos, huyendo de las extremas dificultades de las zonas gubernamentales, así como del servicio militar obligatorio. Estos movimientos estaban supervisados por acuerdos entre el HTS y las fuerzas de la Cuarta División de Maher al Assad, que estuvo llevando a cabo actividades de economía de guerra, como el comercio de chatarra, el saqueo de propiedades privadas/públicas, domina las rutas de contrabando y las operaciones de trata de personas. Un solo cruce cuesta aproximadamente 6.000 dólares.

Según explicó el activista Osama Al Mousa, los sirios sólo podían entrar legalmente en Turquía en los tres casos concretos siguientes. El primero era obtener una tarjeta de comerciante, que permitiría entrar legalmente en territorio turco durante periodos cortos para transportar mercancías permitidas, pero no al revés. El proceso puede costar hasta 3.000 dólares. La segunda era acompañar a un menor de 10 años a recibir tratamiento médico en un hospital turco. La tercera opción era tener un pasaporte válido y un visado para entrar en un tercer país. Como estas situaciones son extremadamente raras, es más habitual ver a personas que obtienen un visado para peregrinar a Arabia Saudí, con la ayuda del Comité Supremo del Hayy de acuerdo con el Ministerio del Hayy de Arabia Saudí.

Estas normas tan estrictas, asociadas a las dificultades socioeconómicas a las que se enfrentan a diario los habitantes, provocaron la muerte de 470 sirios que intentaban escapar a través de la frontera turca entre enero y octubre de 2020. En enero de 2021, la cifra alcanzó los 480. Más tarde, la Comisión de la Unión Europea aprobó un nuevo paquete financiero para apoyar a los refugiados, así como para mejorar el control fronterizo en Turquía.

Aislamiento político

Como la región no está bajo el control del régimen sirio, los residentes del noroeste de Siria no participaron en las elecciones presidenciales de mayo de 2021, que condujeron a la reelección de Bashar al Assad por cuarta vez con un resultado superior al 95%. Lo mismo ocurrió en las elecciones locales celebradas por el régimen en septiembre de 2022.

En la provincia de Idlib, el Gobierno de Salvación sirio estableció en febrero de 2019 un consejo consultivo de la Shura compuesto por 107 miembros encargados de nombrar a un Primer Ministro. Como subraya Haid Haid, Senior Consulting Associate Fellow de Chatham House, el grupo pretendía “aumentar su legitimidad y popularidad consultando a las comunidades locales y fomentando su participación a través de elecciones locales”.

Sin embargo, el proceso participativo fue limitado, ya que sólo se seleccionó a un pequeño número de representantes de las comunidades locales. La milicia salafí HTS también es acusada regularmente de interferir en el trabajo del consejo, como reveló su presidente Bassam Zioni antes de su dimisión en abril de 2020. La elección de Ali Abdulrahman Keda como primer ministro del consejo con una puntuación del 81% frente a oponentes desconocidos fue ampliamente criticada por la oposición, que denunció estos métodos, comparándolos con los del régimen sirio.

Para Jihad Yazigi, experto en asuntos económicos sirios y redactor jefe del Syria Report, el Gobierno de Salvación sirio se está institucionalizando y aumentando su autonomía mediante medidas administrativas. Un buen ejemplo de tal ambición es la creaciónde tarjetas de identificación que necesitarán los residentes para realizar transacciones, acceder a las estructuras socio-médicas y educativas, recibir permisos de trabajo y obtener certificados de matrimonio. Yazigi también señala la creación de “cuasi bancos”, como el banco Sham en 2018, una antigua empresa de transferencia y cambio de dinero utilizada para regular los servicios financieros de Idlib, pero también para facilitar las transacciones de petróleo.

En el resto de la región bajo control del ENS respaldado por Turquía, desde 2017, las campañas de desplazamiento masivo llevadas a cabo por el régimen sirio y Rusia provocaron la llegada de recién llegados de varias regiones, entre ellas el centro y el sur de Siria, que intentaron participar en los consejos locales. Fueron recibidos con recelo y se quedaron sin poder votar en la política local hasta hoy, lo que socava la legitimidad de las estructuras locales. Paralelamente, la progresiva expansión del régimen de Assad, que recuperó el control sobre los territorios vecinos y obligó a las comunidades locales a “reconciliarse”, también afectó a la capacidad de la oposición para gobernar.

La tutela turca impuesta sobre el ENS prohibió a la milicia tomar decisiones independientes sin remitirse a la cúpula de seguridad turca encargada del expediente sirio. Este proceso suprimió la posibilidad de cualquier participación ciudadana en la elección libre de representantes. El nombramiento de cuadros administrativos de alto nivel en los consejos locales se produce en colaboración con las autoridades turcas, con el objetivo de unificar y supervisar la región.

Los habitantes del norte de Siria pagan a diario el precio del desafío de la zona al régimen. Como puso de relieve la reciente catástrofe, el régimen quiere seguir siendo el único centro de poder a cualquier precio, incluso a costa de vidas humanas: toda la ayuda humanitaria debe estar centralizada. Bassam Sabbagh, enviado de Siria ante Naciones Unidas, declaró el día del terremoto, el 6 de febrero, que toda la ayuda debe transitar “desde dentro de Siria”, y añadió que “si alguien quiere ayudar a Siria, puede coordinarse con el gobierno”. 

Comercio y cruces

La guerra y las agendas políticas de los actores locales crearon un nuevo orden socioeconómico en la región. Como la producción agrícola local disminuyó mucho debido a la guerra y a los periodos de sequía y mala gestión del agua, las importaciones desempeñan actualmente un rol central en la supervivencia de la población. El noroeste de Siria obtiene la mayoría de sus diversas necesidades principalmente de Turquía, entre ellas petróleo, harina de trigo y aceites de semillas. 

En 2021, según la base de datos COMTRADE de las Naciones Unidas, las importaciones turcas ascendieron a 2.000 millones de dólares, lo que representa cerca del 40% de las importaciones totales estimadas de Siria. La región también exporta bienes a su vecino turco: El aceite de oliva de Idlib es famoso por su calidad, así como sus especias y cebada. Por último, es una importante zona de tránsito, ya que parte de las importaciones turcas se transfieren a las ciudades controladas por el régimen. 

Sin embargo, muchos suministros esenciales siguen siendo difíciles de encontrar o son demasiado caros para la población, ya que el 90% vive por debajo del umbral de pobreza en el norte de Siria. La región también experimentó inflación: así ocurrió en la primaverade 2022 debido a la escasez de suministros y a la mala producción agrícola, lo que provocó inseguridad alimentaria y mucha menos diversidad en la dieta de la población. Jihad Yazigi insiste en el hecho de que el tránsito de mercancías genera beneficios para los poderes locales a través de las tasas de tránsito retenidas en los pasos fronterizos.

Por ejemplo, a pesar de haber renunciado al mismo proyecto en 2020, la milicia salafí HTS empezó a trabajar en octubre de 2022 en un paso terrestre con territorio en manos del régimen para controlar el contrabando de mercancías y ganar comisiones, lo que provocó enfrentamientos con otras facciones implicadas en el contrabando y también protestas de la población local.

Tras el terremoto, como la red de carreteras está gravemente dañada y los edificios aún podrían derrumbarse, la frágil organización económica de la región se verá aún más gravemente perturbada. Una mayor restricción de la circulación provocará episodios de hambruna, desnutrición y enfermedades, tendrá consecuencias dramáticas en la vida de los habitantes y dará lugar a otros intentos desesperados de abandonar la región. 

Sanciones económicas y acceso a Internet

Desde 2011, Estados Unidos y la UE impusieron sanciones económicas a Siria para “privar al régimen de los recursos que necesita para continuar con la violencia contra los civiles”. En mayo de 2022, la administración Biden decidió autorizar actividades en determinados sectores económicos en algunas zonas no controladas por el régimen de la gobernación de Alepo, incluidos los distritos de Manbij, al Bab, Ayn al Arab, Azaz y Jarabulus. Para Jihad Yazigi, esta decisión no debería tener un gran impacto en los habitantes, pero podría reducir los riesgos para los actores locales que ya participan en actividades económicas en la región, al tiempo que fomenta nuevas actividades regionales modestas: “los comerciantes turcos podrían sentirse autorizados a tomar algunas iniciativas y contar con el apoyo de los bancos nacionales”. Las sanciones siguen siendo las mismas en la gobernación de Idlib.

Las sanciones económicas están afectando a la vida de la población local de muchas maneras concretas. Les impide abrir cuentas bancarias o trabajar en línea, ya que los recursos tecnológicos y los servicios en línea están bloqueados, incluidos Google Workspace, Oracle Java, Google Chrome o Zoom. Como señala Karam Shaar, a pesar de que la conexión a Internet disponible en la gobernación de Idlib es funcional aunque cara, los trabajadores cualificados, como los ingenieros, no pueden canalizar ningún ingreso al país: “los sirios en Turquía tienen dificultades para abrir una cuenta bancaria, por no hablar de los sirios en Siria. Están prácticamente aislados del resto del mundo en términos bancarios”. Los espacios virtuales podrían beneficiar enormemente a la población local, que podría realizar un amplio conjunto de trabajos en línea y abrir pequeños negocios electrónicos.

Curiosamente, los militantes de HTS consiguieron aprovecharse de la situación involucrándose en el comercio de criptomonedas para financiar sus actividades, eludir las sanciones y reclutar expertos. En otoño de 2020, Francia detuvo a 29 personas implicadas en una red de criptodivisas organizada por dos miembros de HTS. Según el presidente del Comité del Consejo de Seguridad de la ONU, el creciente riesgo de uso de criptomonedas por parte de terroristas, que representa “una evolución en las tácticas, […] con formación sobre cómo enviar fondos utilizando ciertos métodos que mejoran la privacidad”, está suscitando preocupación entre los Estados miembros de la ONU desde 2021.

Las sanciones no tienen como objetivo la entrada de ayuda humanitaria en el territorio sirio, a pesar de que el régimen sirio y sus partidarios insisten regularmente en lo contrario. El 10 de febrero, Estados Unidos emitió una exención de seis meses para todas las transacciones relacionadas con la ayuda a Siria. Como explicó el economista sirio Karam Shaar, a pesar de que las sanciones no son el principal impedimento para una respuesta humanitaria eficaz, esta decisión podría facilitar la situación sobre el terreno, ya que se eliminarán las sanciones sectoriales que afectan al sector bancario: los actores humanitarios ya no tendrán que pedir exenciones de las sanciones para introducir dinero en el país. 

Un futuro oscuro y desesperanzador

Antes del terremoto, el futuro del noroeste de Siria ya estaba muy comprometido. Cualquier intento de reactivar económicamente la región sin una solución radical que ponga fin a las operaciones militares y a la competencia de las facciones políticas por el poder no haría mucho por la población civil a largo plazo, especialmente en lo que respecta a sus derechos a obtener documentos oficiales y a viajar libremente. 

Los recientes traumas sufridos por los habitantes repercutirán drásticamente en su calidad de vida en los próximos meses. Mientras el régimen sirio frena y bloquea la ayuda al noroeste por intereses políticos, el HTS bloquea la poca ayuda que llega de las zonas controladas por el gobierno y Occidente no muestra verdadera urgencia en apoyar a la región, se está cruzando otra nueva línea roja en términos de violación de la dignidad humana y del derecho a la asistencia, lo que no augura ninguna mejora para los sirios del norte. 

La aguda crisis en la que se sumió el país en estos últimos 10 días debe constituir una llamada de atención para los Estados y las organizaciones internacionales. También debe significar el fin del consenso duradero e insatisfactorio que caracteriza la situación política de Siria, al tiempo que inicia una transición política drástica, para la que el respeto de los derechos humanos y la dignidad humana se convertirán en el valor fundamental.

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Hussam al-Nahar es periodista sirio y activista de derechos humanos. 

Elise Daniaud Oudeh es investigadora y doctoranda en Política por la Universidad LUISS, Italia. 

N.d.T.: El artículo original fue publicado por TIMEP el 20 de febrero de 2023.