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El Interprete Digital

Los retos de Irak para 2022

Por Muhammad Al Waeli para 1001 Iraqi Thoughts

Calle Al Mutanabbi, Bagdad, Irak 2022 – [Safa Daneshvar]

Tras meses en los que los partidos políticos impugnaron los resultados de las elecciones, mediante procedimientos formales y protestas, el Tribunal Supremo Federal ratificó finalmente los resultados de las elecciones el 27 de diciembre de 2021. A pesar de que el nuevo Parlamento se reunió el 9 de enero de 2022 y eligió un Presidente y dos diputados, es probable que pasen otros meses antes de que un primer ministro y un gabinete tomen posesión.  Cuanto más tarde en formarse el gobierno, más problemas tendrá Irak, dado que sigue sin liderazgo en este 2022. 

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Mientras los ganadores celebraban su victoria electoral y los perdedores impugnaban su pérdida, la ONU alababa el proceso electoral, y la ratificación de los resultados por parte del Tribunal Supremo Federal parecía una válvula de escape. A la luz de la engorrosa gestión del proceso electoral por parte de la Comisión Electoral Superior de Irak (CEI) y de los numerosos errores cometidos, una orden de recuento manual de todos los resultados habría sido una medida razonable para aplacar todas las dudas sobre los resultados. De hecho, el Tribunal Supremo Federal también pidió al próximo Parlamento que cambie la ley electoral de 2020 y vuelva al recuento manual de los resultados electorales. El tribunal justificó su decisión argumentando que muchos países, incluidos los que cuentan con capacidades tecnológicas más avanzadas, suprimieron los sistemas de recuento electrónico dado que éstos son pirateables y podrían poner en peligro la credibilidad de las elecciones. 

No obstante, el mayor problema de la CEI reside en su mala gestión sistemática del proceso electoral en su conjunto. Por ejemplo, si se observan, las elecciones de 2018, queda claro que los puntos débiles inherentes a los diferentes sistemas del CEI suponen la verdadera amenaza para la credibilidad de las elecciones iraquíes, y no sólo la forma de contar los resultados. A pesar de esta valoración y de los cinco cambios de escaños que se produjeron entre los resultados iniciales anunciados por el CEI y los ratificados por el Tribunal Supremo Federal, esta última entidad optó por no correr el riesgo de un retroceso ordenando un recuento manual completo y, en su lugar, pidió que todos acataran los resultados ratificados. 

El resultado de las elecciones volvió a producir una política fragmentada, lo que hace más dificultoso el ya complicado proceso de formación de gobierno. Como señala el analista político Hamzeh Hadad en su reciente informe que examina la formación de gobierno en Irak desde 2005,  “los resultados de las elecciones determinan el poder de negociación de los partidos políticos y, en última instancia, influyen en cómo se repartirá el pastel del gobierno”. 

La sesión parlamentaria inaugural parece haber dado lugar a dos bandos opuestos, y a un tercero que observa desde la barrera. Un bando está encabezado por Muqtada Al Sadr, la coalición entre Azm y Taqadum —los mayores bloques suníes—y el Partido Democrático del Kurdistán (PDK). El otro bando está representado por el Marco de Coordinación, una coalición entre el Estado de Derecho de Maliki, el Fateh de Ameri y algunos otros grupos menores. Además, la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) y un pequeño número de diputados suníes también pueden considerarse parte del segundo bando. El tercer bando está formado por un número considerable de diputados independientes y el Movimiento Emtidad, uno de los vástagos políticos del Movimiento de Protesta Tishreen que participó en las elecciones de 2021.

Sin embargo, no existe una verdadera coherencia dentro de cada uno de los bandos. Tanto si el Movimiento Sadrista o el Marco de Coordinación designan por separado a un candidato a primer ministro como si se unen para hacerlo, las negociaciones sobre los demás puestos, incluidos los burocráticos, llevarán mucho tiempo. Como señala Hadad en su informe, esta fragmentación dio lugar a la “re-sectarización del sistema electoral y al afianzamiento de la muhasasa (cuota etno-sectaria informal) en un momento en el que el público la ha rechazado enérgicamente”.  Por lo tanto, no existen indicadores de que éste vaya a ser un proceso suave o corto.

La fragmentación repercutirá en el presupuesto federal de 2022, que no se aprobó el año pasado, y muy probablemente quedará en segundo plano hasta que se apruebe un nuevo gobierno. Además, no es de extrañar que la reforma económica no se tome en serio. Según la evaluación de Ali Allawi, Ministro de Finanzas, no estamos ni cerca de tener un presupuesto para 2022.  Si el Parlamento vuelve a fracasar en la aprobación de un presupuesto, el país estará en el mismo barco que en 2020 y 2014, donde el gobierno no puede gastar en ningún proyecto ni ejecutarlo.  De ser así, el rol del gobierno se limitará a la prestación de servicios limitados y al pago de los salarios de los empleados públicos.

Si el futuro político y económico de Irak parece nebuloso, también lo es su seguridad. La presencia de las fuerzas estadounidenses en Irak, y su verdadera naturaleza, va a ser un tema candente que deberá manejar el nuevo gobierno. Mientras que Estados Unidos afirmaba continuamente en el pasado que la misión de su presencia era de adiestramiento y apoyo, hace unas semanas anunció que había terminado su misión de combate, lo que hace que muchos se pregunten ¿qué va a cambiar realmente si no se van a ir las tropas?. Además, ¿por qué necesita Estados Unidos 2.500 soldados para una misión de entrenamiento cuando tenía aproximadamente el mismo número de tropas en Afganistán, una zona de combate activa, poco antes de retirarse de allí el año pasado?. Estas declaraciones y cifras contradictorias y confusas siguen dando muestras de desconfianza y ambigüedad sobre el verdadero propósito de las tropas estadounidenses sobre el terreno y suponen una fuente de inestabilidad, promoviendo que las facciones de la resistencia iraquí ataquen sus bases y convoyes.  Esto, por supuesto, socavará el objetivo de luchar contra los restos del Ejército Islámico y mantener la seguridad de los iraquíes.

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Muhammad Al Waeli es un candidato a doctor en gestión que se centra en el liderazgo, la reforma y las instituciones en Irak

N.d.T.: El artículo original fue publicado por 1001 Iraqi Thoughts el 13 de enero de 2022.