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El Interprete Digital

Crímenes del Ejército Islámico y la responsabilidad de los Talibanes

Por Redacción para Strategic Council on Foreign Relations

Combatientes del Talibán se entregan a las fuerzas de seguridad afganas. [Aslan Media/ Creative Commons]

El Dr. Mojtaba Norouzi, analista especializado en asuntos afganos, en entrevista con el sitio web del Strategic Council on Foreign Relations, subrayó que el fenómeno que está operando en Afganistán bajo el nombre de EIIL tiene, sin duda, serias diferencias con el EIIL de Shamat (Siria, Líbano, Jordania y parte de Palestina) en cuanto a la estructura y el contenido y no en la actuación. Señaló que la conexión de este EIIL con el de Shamat, es sólo en el aprovechamiento de esa marca y a veces algunas conexiones son a través del apoyo financiero árabe.

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Principales diferencias entre el EIIL en Afganistán y el de Shamat

Decir que el número de fuerzas extranjeras e internacionales de EIIL que se publica en las estadísticas de Afganistán, incluso las de mayor ratio, no son comparables con el tamaño de la fuerza del EIIL, la estructura y la diversidad nacional en Shamat y añadió: “Es uno de los grupos extremistas que tiene serias diferencias con los fenómenos como Al Qaeda y el Al Qaedaismo.

“Las fuerzas del EIIL en Afganistán que intentan utilizar esa marca son una serie de fuerzas extremistas islámicas de Asia Central, especialmente de Uzbekistán, que aprovecharon el vacío en Afganistán en los años 80 y especialmente en los 90 para arremeter contra los Estados de Asia Central. El grupo esta presente en Afganistán desde entonces, y su presencia continúa con diversos altibajos en el centro de Afganistán y en Pakistán, especialmente en las zonas orientales, donde se define bajo la influencia de la red Haqqani en la provincia de Nangarhar” explicó el analista de asuntos afganos.

“Tras la formación del EIIL, este grupo trató de utilizar esta marca para reconstruirse y revivir con la ayuda del poder y la influencia de la red Haqqani, que siempre fue el vínculo entre las corrientes árabes y el espacio de los grupos extremistas dentro de Afganistán. Además, una serie de fuerzas que habían desertado de los talibanes, en palabras del pueblo afgano, ‘arriaron la bandera blanca e izaron la bandera negra’ y se autodenominaron EIIL”, continuó Norouzi.

A su vez subrayó que, “debido a varias razones, el espacio vital y las operaciones del EIIL en Afganistán fueron muy limitadas durante los últimos años, citando la existencia de un rival llamado ‘el talibán’, la falta de ingresos sostenibles, la falta de disposición de tierras y de geografía y el vacío de poder en ese país como las principales razones de dicha restricción”.

El EIIL en Afganistán, un fenómeno de escasa importancia

Tras afirmar que el fenómeno del EIIL en Afganistán es un fenómeno infravalorado, Norouzi subrayó la necesidad de prestar atención a la complejidad de los crímenes contra la humanidad en Afganistán: un país que lleva cuatro décadas inmerso en la guerra y el conflicto, lo que proporciona oportunidades biológicas a diversos grupos opuestos al orden y a grupos que explotan la inseguridad. Hay que incluir en esos grupos a la mafia de la droga, a las corrientes de bandidos de barrio, al grueso de los talibanes y a muchos pequeños comandantes locales que tratan de encontrar un lugar para vivir y ganar poder para sí mismos. A esos grupos hay que añadir los arraigados conflictos étnicos, personales e ideológicos, así como la normalización de las condiciones para el uso de la violencia para superar y ganar esos conflictos.

Según el experto en asuntos de Afganistán, algunos grupos culpan al EIIL de sus crímenes y, por supuesto, este movimiento lo acepta porque busca desarrollar su vida y sobrevivir en la opinión pública.

En cuanto a la posibilidad de diálogo entre los talibanes pro-diálogo y el EIIL con el objetivo de detener la violencia en Afganistán, Norouzi destacó la necesidad de entender la naturaleza de los talibanes en el país, y expresó: “En la identidad talibán y en el diálogo identitario que se basa en ella y que se funciona hoy en día de acuerdo con la misma, hay que tener en cuenta tres características específicas”.

Los talibanes no están dispuestos a compartir el poder

Norouzi describió las aspiraciones de los talibanes al poder y a la gobernanza, así como la lectura que hacen del Islam, como dos rasgos de la identidad de los talibanes y destacó: “Básicamente, no creen en el reparto del poder y, al mismo tiempo, pretenden aplicar todo lo que se basa en el Islam, que obedece a su interpretación, que por supuesto, no es aceptada por el pueblo afgano; una interpretación que no da cabida a otras religiones y a fenómenos nuevos en la opinión pública, como la participación social de las mujeres, los medios de comunicación y la libertad de expresión”.

Por otro lado agregó: “Lo más importante es que este islam y la lectura del islam son completamente diferentes de la lectura hanafí, que está arraigada en la estructura de identidad de la sociedad afgana y se acerca al sufismo, la tolerancia y la aceptación mutua. Influido por las enseñanzas de las escuelas religiosas dirigidas por Arabia Saudí en Pakistán en la década de 1980, el movimiento se alejó de los principios hanafíes y se acercó al wahabismo; de hecho, estamos asistiendo a una especie de ‘Hanafismo Wahabí’.

Para finalizar, describió la tercera característica de identidad de los talibanes como la xenofobia y el lema de la ocupación de Afganistán por fuerzas extranjeras y dijo: “Utilizaron la debilidad del gobierno y la de las fuerzas estadounidenses en la prestación de servicios gubernamentales, seguridad y todas las cosas que corresponden a la función de un gobierno y le dijeron a la gente que los culpables de todos esos fenómenos eran los occidentales y que se encargarían de ellos”.

El conflicto del EIIL con los talibanes se disparó

“Por supuesto, su primera afirmación es correcta, pero la segunda, es decir, la confrontación con los occidentales, es una violación; porque básicamente, su tema es el poder, y para conseguirlo, negocian con cualquier potencia extranjera que les dé legitimidad”, continuó Norouzi.

Asimismo, subrayó que “el conflicto entre el EIIL y los talibanes no es una lucha entre lo correcto y lo falso, sino que se trata de poder”, y recordó: “Los talibanes no aceptan ningún poder rival en su esfera de influencia en la geografía de Afganistán, y si hay un conflicto con el EIIL, ¡tiene su origen en una lucha por el poder y no en la defensa del pueblo! Por lo tanto, no se puede esperar que los talibanes impidan los crímenes del EIIL. De hecho, los talibanes están directa o indirectamente involucrados en todos esos crímenes, y si afirman que el pueblo afgano quiere vivir en paz, deben detener esas dos acciones”.

Norouzi hizo referencia a la expansión de la violencia, y añadió: “El tipo de violencia que envuelve a la sociedad afgana es el alto nivel de violencia desnuda contra el pueblo, que, con algunas excepciones, no pudimos ver en las guerras de los años 80 y en ninguna de las guerras civiles. Los talibanes fueron los promotores de un mayor nivel de violencia en la sociedad afgana y deben responder. Si están en la arena política, dejan de matar, de ser violentos y de hacer la guerra, y se someten al voto del pueblo, se reducirá la posibilidad de que otras corrientes ejerzan esa violencia”.

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N.d.T: El artículo original fue publicado por SCFR el 30 de mayo de 2021.