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El Interprete Digital

El miedo al feminismo llevó a Loujain Al Hathloul ante un tribunal saudí

Por Yousra Samir Imran para The New Arab

Marcha por el día de la mujer. [Jeanne Menjoulet/Creative Commons]

El mundo aguardó con gran expectativa el juicio de la activista por los derechos de las mujeres saudíes, Loujain Al Hathloul, a finales de noviembre luego de haber sido encarcelada. Activistas, escritores y actores de Hollywood, incluidos Sean Penn y Mia Farrow, anticiparon la noticia de que Loujain y otras militantes feministas encarceladas —Nassima Al Sadah, Samar Badawi, Nouf Abdulaziz y Miyaa Al Zahrani— serían liberadas después de más de dos años de prisión, tras su detención a mediados de 2018.

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Sus ‘delitos’ fueron promover los derechos de la mujer, hacer campañas para que las mujeres puedan conducir y exigir el fin del sistema de tutela, además de hablar con agencias de prensa extranjeras y grupos internacionales de derechos humanos.

Un día después, el mundo se sorprendió al enterarse de que no sólo Loujain no fue liberada, sino que su caso se remitía al Tribunal Penal Especializado, el mismo tribunal donde se juzga a los sospechosos de terrorismo.

Loujain y las otras activistas informaron que fueron sometidas a tortura, electrocución, ‘submarino’ (N.d.T.: waterboarding en el original en inglés, método de tortura por ahogamiento) y agresión sexual. Según la familia de Al Hathloul, su detención fue supervisada por Saud Al Qahtani, un exasesor de la corte real implicado en el brutal asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi.

En un comunicado entregado a The New Arab, Amnistía Internacional declaró: “Instamos al gobierno saudí a que libere inmediata e incondicionalmente a todas las defensoras de derechos humanos y retire todos los cargos en su contra. El Reino no puede pretender reformar los derechos de las mujeres e impulsar el progreso y el empoderamiento de las mujeres mientras encarcela y tortura a activistas pacíficas que simplemente reclamaron derechos humanos básicos como el derecho a conducir un automóvil. Son defensoras del cambio, no criminales”.

La mayor pregunta que surgió es por qué el caso de Loujain fue transferido al Tribunal Penal Especializado, conocido en Arabia Saudita por juzgar cargos de ‘terrorismo’.

La escritora y defensora de los derechos de las mujeres, Reem Sulaiman – quien vive en Holanda después de que Saud Al Qahtani la amenazara de muerte-, dijo en conversación con The New Arab: “Las autoridades afirman que Loujain y sus colegas se comunicaron con agencias de inteligencia y, por lo tanto, remitieron sus archivos al Tribunal de Terrorismo. Esto confirma la mayor violación de los derechos humanos en el país: cualquier persona con una opinión diferente es juzgada por cargos de terrorismo”.

Lina Al Hathloul, la hermana de Loujain, también desafió las afirmaciones del gobierno saudí. En comunicación con la agencia de noticias AFP, declaró: “Los cargos de Loujain no mencionan ningún contacto con Estados ‘hostiles’; citan explícitamente su contacto con la UE, el Reino Unido y los Países Bajos. ¿Arabia Saudí los considera enemigos? Tampoco mencionan nada sobre información sensible, son todos sobre su activismo”.

La feminista Mona Eltahawy, periodista y autora de Headscarves and Hymens: Why the Middle East Needs a Sexual Revolution (N.d.T.: ‘Pañuelos e hímenes: Por qué el Medio Oriente necesita una revolución sexual’)  habló en exclusiva para The New Arab. Ella afirmó que “es realmente revelador que en su última aparición ante la corte, Loujain Al Hathloul fuera remitida al Tribunal de Seguridad. Nos dice muy claramente que el régimen saudí considera al feminismo como una forma de terrorismo”.

Bethany Al Haidari es experta en Legislación de Derechos Humanos con enfoque en Arabia Saudí. Es además cofundadora de SaudiJustice.org, una ONG que ofrece apoyo a las mujeres que viven en el Reino. Le explicó a The New Arab por qué las feministas son vistas como una amenaza: “Arabia Saudí es una monarquía teocrática absoluta, donde sólo los ‘hijos’ del Rey tienen la oportunidad de subir al trono. Sólo los hombres pueden ser jueces que presiden una sala de audiencias. Sólo los hombres pueden tomar decisiones legales en los hogares, y hasta ahora sólo los hombres fueron ministros y ocupan altos cargos en la toma de decisiones. El feminismo exige la igualdad para todas las personas sin importar el género o la religión, lo cual es un desafío fundamental para la estructura central de todos los aspectos del sistema político y legal saudí”.

El gobierno saudí señaló los desarrollos recientes en el país como evidencia de que está atravesando un período de modernización: en los últimos dos años el Reino abrió sus puertas a los turistas y artistas musicales de renombre internacional como Pitbull y Jennifer Lopez actuaron allí. A su vez, albergó eventos deportivos masivos como el combate de boxeo entre los campeones mundiales Anthony Joshua y Andy Ruiz Jr.

En 2019, Yasmin Al Maimani se convirtió en la primera mujer piloto saudí de un vuelo comercial. La embajadora actual de Arabia Saudí en Estados Unidos es una mujer: la Princesa Reema Bint Bandar Al Saud.

Pero los observadores dicen que esto es algo que los gobernantes del Golfo suelen hacer: gestos simbólicos, como nombrar mujeres para roles diplomáticos y ministeriales e incorporar formas occidentales de entretenimiento, una fachada que oculta un oscuro historial de derechos humanos. Eltahawy lo llama una ‘cortina’.

Al Haidari cree que el país realizó cambios nominales en lo que respecta a los derechos de las mujeres. “Arabia Saudí hizo los cambios mínimos necesarios para obtener beneficios económicos, sin hacer cambios sustanciales para abordar el patriarcado extremo en el núcleo del sistema, por lo que el status quo permanece. Según la ley, las mujeres son consideradas menos que los hombres. Esto es especialmente cierto para las extranjeras no musulmanas procedentes de países en desarrollo de Asia y África”, explicó.

Al levantar la prohibición de que las mujeres conduzcan en el mismo período en el que fueron arrestadas las activistas que por décadas reclamaron ese derecho, muchos observadores creen que el Reino estaba demostrando que el activismo no se tolera en Arabia Saudí, y que las libertades son concedidas al pueblo por un gobierno generoso.

Los gobernantes quisieron dejar en claro que el activismo no funciona, “que fue su decisión la que puso fin a la prohibición de conducir” dijo Eltahawy. Y agregó: “Sin embargo, no fue así. Fueron décadas de activismo de estas mujeres increíblemente valientes que en los años ‘90 fueron arrestadas por organizar una protesta para exigir el derecho a conducir. Y siguieron luchando por eso hasta 2018, y finalmente lo lograron gracias a Loujain y a estas otras activistas de los derechos de las mujeres”.

Escritores y comentaristas de todo el mundo especulan si el gobierno saudí cederá ante la presión internacional para liberar a Loujain y a las otras activistas ahora que Biden asumirá la presidencia en los Estados Unidos. No obstante, el Ministro de Relaciones Exteriores, el Príncipe Faisal bin Farhan, sugirió otra cosa: “No miramos la presión internacional sobre estos temas de una forma u otra. Estos son asuntos internos de nuestra seguridad nacional y los trataremos de manera apropiada, a través de nuestro sistema judicial”.

El 7 de diciembre de 2020, la Unión Europea anunció que adoptará un régimen global de sanciones por derechos humanos. Por medio de este, impondrá sanciones contra individuos y actores estatales y no estatales responsables o involucrados en abusos contra los derechos humanos.

Para Lina Al Hathloul y las activistas de derechos humanos en todo el mundo, podría haber esperanza de que a través de este nuevo marco, los perpetradores de abusos contra las mujeres activistas en Arabia Saudí finalmente rindan cuentas.

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Yousra Samir Imran es una escritora y autora egipcia británica residente en Yorkshire, y autora del libro ‘Hijab y Labial Rojo’.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 9 de diciembre de 2020.