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El Interprete Digital

El feminismo sirio a una década de revolución

Por Alaa Nassar para Syria Direct

Mujeres sirias. [EU Civil Protection and Humanitarian Aid/Creative Commons]

Razan Zaitouneh, Samirah Al Khalil, May Skaf, Fadwa Suleiman. Estos son los nombres de mujeres que se convirtieron, junto con muchas otras mujeres sirias, en figuras y símbolos definitorios de la revolución siria.

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La revolución siria se desencadenó en 2011, como respuesta a la brutal represión del régimen de Asad a las manifestaciones pacíficas. Las contribuciones de las mujeres a la revolución durante la última década, como activistas, periodistas, maestras, médicas, enfermeras de campo e incluso combatientes, “no surgieron de la nada”, según Yasmin Sharbaji, activista de derechos humanos y coordinadora del movimiento Familias por la Libertad en el Líbano. Más bien, se produjo después de años en los que el régimen de Asad impuso una “tiranía política” y “detuvo a mujeres educadas”.

Antes de la revolución, existía la “tiranía social (encarnada por) las costumbres y tradiciones que enmarcan el trabajo de la mujer como el cuidado de su marido y de sus hijos”, añadió Sharbaji, y la “tiranía religiosa, que es la falsa comprensión de la religión como la tutela del hombre sobre la mujer, aunque la golpee; y la tiranía económica, representada por (negarle el derecho) a trabajar fuera de casa y obtener un ingreso independiente”.

 “Muchas mujeres pagaron con su vida su fe en la revolución. Otras fueron detenidas y sus derechos fueron violados, después de que rompieron tabúes en la sociedad, cruzando líneas rojas con su valentía y entusiasmo por el cambio ”, dijo Alia Ahmad, investigadora y capacitadora en derechos de las mujeres que actualmente vive en Alemania. Eso llevó a “la formación de una especie de sociedad paralela, que puede ser pequeña, pero que planteó un desafío para la sociedad patriarcal que se apoderó de muchos aspectos de la vida de las mujeres”, agregó.

Sin embargo, la presencia y el papel de las mujeres durante la última década también reflejan el curso de la revolución: la militarización, el surgimiento de áreas separadas controladas por diferentes actores internacionales, regionales y locales, así como el surgimiento de grupos extremistas como el Ejército de Irak y el Levante (EIIL) y Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Todo esto ensombreció al movimiento feminista sirio, que quedó sujeto a las autoridades de facto que controlan las distintas áreas de influencia.

Fragmentación y crisis de prioridades 

El movimiento feminista sirio, en territorios fuera del control de Damasco, “hasta ahora no logró cristalizar su identidad y visión para tratar diferentes temas desde una perspectiva feminista”, dijo Alia Ahmad. Además, “adolece de fragmentación, más allá de las contradicciones y la brecha entre eslóganes y propuestas teóricas, por un lado, y la práctica, por otro”, añadió.

“Hemos llegado a ver colectivos feministas cerrados, en la vida real y en la virtual, que lanzan eslóganes rutilantes pero que, en sus comportamientos e interacciones, se mezclan con las mentalidades patriarcales excluyentes que rechazan la diferencia”, explicó Alia Ahmad y agregó: “Esto a veces lleva a las mujeres que se acercan a estos cuerpos feministas o que tratan con sus representantes, a rechazar el pensamiento feminista y sus proposiciones, y a verlo como una reivindicación sin fundamento: sólo un trabajo, una forma de ganarse la vida.” 

Del mismo modo, si bien Sharbaji considera “prometedora” la aparición de organizaciones feministas, en general “carecen de coordinación”. “A menudo vemos varias organizaciones feministas en la misma área proponiendo los mismos proyectos para empoderar a las mujeres”, dijo, “en lugar de acordar entre ellas implementar varios proyectos que conduzcan al empoderamiento de las mujeres en diferentes campos”. 

También existe el problema de las “agendas de financiación”, según Ilham Muhammad (seudónimo), una activista de Idlib que pidió que no se revelara su identidad. Los donantes “no entienden lo que necesitamos las mujeres y la marginación que sufrimos desde hace décadas”, explicó. “Las necesidades básicas de vida de muchas mujeres no están aseguradas, así que ¿cómo podemos empoderarnos con sus derechos mientras no aseguramos el menor de nuestros derechos: el derecho a vivir?”

El problema de la financiación no se limita al interior de Siria y se extiende a países de asilo como el Líbano. Allí, “los organismos de financiación a menudo imponen talleres sobre las consecuencias del matrimonio infantil”, dijo Sharbaji, “y en este caso, una mujer siria dice: ¿Cómo no puedo casar a mi hija si no puedo mantenerla?”

Diferentes entornos, diferentes derechos 

Como si los obstáculos históricos no fueran suficientes, el control de las mujeres por parte de las organizaciones extremistas en algunas regiones, la última de las cuales es Idlib, provocó “un retroceso de los logros de las mujeres” en esas áreas, dijo Sharbaji. Ilham Muhammad se hizo eco del sentimiento. A pesar del “papel activo” del pensamiento feminista y sus instituciones después de la revolución “para reclutar y empoderar a las mujeres”, dijo Muhammad, sigue siendo “un empoderamiento modesto debido a varias razones, incluido el control de HTS en el noroeste de Siria”. Además, están los problemas de “la financiación, la mentalidad y las prácticas patriarcales que aún prevalecen en la sociedad”. 

A lo largo de la revolución siria, surgieron muchas organizaciones feministas para empoderar a las mujeres en el noroeste de Siria. Entre ellas está la organización A Glimpse of Hope (Un atisbo de Esperanza), activa en la ciudad de Idlib desde 2015, el Colectivo de Mujeres Sirias en las ciudades rurales de Idlib de Al Bab y Azaz desde 2017, la Asociación de Mujeres del Norte de Siria en Jabal a-Zawiya desde 2017, el El centro Women Now (Mujeres ahora) en Maarat a-Numan que abrió en 2014, y el equipo de voluntarias de Sama. 

Las áreas del noreste de Siria controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) supuestamente presentan un modelo diferente al del noroeste, especialmente las áreas controladas por HTS. Las mujeres de la región de mayoría kurda disfrutan de un ámbito de participación relativamente amplio en las instituciones de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES). Desde su fundación en noviembre de 2013, la AANES implementó un sistema de co-presidencia, mediante el cual las mujeres ocupan al menos el 50 por ciento de todos los consejos e instituciones oficiales y comunitarios. Estas instituciones también incluyen consejos, comités de mujeres y legislaciones destinada a proteger a la mujer. 

Sin embargo, esto no se refleja necesariamente en otras esferas de la vida. “La ley todavía no es suficiente, tanto en términos de su contenido como de su implementación”, dijo a Syria Direct, Ghandi Safar, director del Centro Eridu para la Sociedad Civil y la Democracia de la ciudad de Qamishli, en el noreste de Siria . “Muchas mujeres tienen miedo de recurrir a los tribunales”, subrayó.

Por el contrario, la mujer siria pudo “desarrollarse mejor y lograr mayores logros” en los países europeos, según Sharbaji, porque “se sacudió el polvo del patriarcado que adopta el principio de que los hombres tienen derecho a lo que las mujeres no tienen. Pudieron conocer sus derechos y deberes y hacerse valer. Se convirtieron en  personas activas en su entorno, gestionando sus deberes como madre y padre al mismo tiempo”. 

Las organizaciones feministas activas en los países de asilo incluyen Together to Make Decision, (Juntas para tomar las decisiones) que comenzó a trabajar en Turquía en 2016, el Movimiento Político de Mujeres Sirias, fundado en París en 2017, el Movimiento de Mujeres Sirias, establecido en Suecia en 2013 y la Liga de Mujeres Sirias en Turquía, fundada en 2015.

Trabajo político feminista

A finales de 2019, once meses después de ser nombrada miembro del Consejo Local de Idlib del Gobierno de Salvación de HTS, Amina Al Ahmad renunció a su puesto en la Oficina de la Mujer del Consejo. “La representación de las mujeres está disminuyendo dentro de los consejos locales controlados por HTS, debido al comportamiento  autoritario de los hombres sobre las mujeres, incluso al expresar opiniones”, dijo Ahmad a Syria Direct. Eso, a su vez, se remonta a “las políticas militares y a la mentalidad tradicional en contra de que las mujeres asuman cualquier cargo político o administrativo”, concluyó.

Muna Muhammad, ex miembro del Consejo Local de la ciudad de Raqqa de la AANES, se vio obligada a “dejar el trabajo y quedarse en casa”, dijo, a causa de su tribu. Aunque la AANES concedió a las mujeres del noreste de Siria “derechos con los que no soñábamos en la época de EIIL”, dijo, el tribalismo “restringe el trabajo de las mujeres en su conjunto, no sólo en la política”. 

En cuanto a la presencia política de las mujeres en las instituciones que supuestamente representan la revolución, todavía “sigue un enfoque limitado, bajo el pretexto de la falta de capacidades”, dijo Sharbaji. “A pesar de la presencia de muchas mujeres políticas que pueden asumir el mando, los hombres no quieren que entren en la arena política para no luchar por los derechos de las mujeres”, enfatizó. 

Esta realidad se extiende también a los partidos políticos, según Amina Al Ahmad. “La representación de las mujeres en los partidos y organismos políticos formados después de la revolución es insuficiente”. Las razones de eso son “el dominio del pensamiento patriarcal y la banalización de las capacidades de las mujeres en posiciones que no se ajustan al estereotipo. Para muchos hombres es desagradable tener mujeres como pares en puestos de toma de decisiones”. afirmó.

¿Qué depara el futuro? 

Además de la representación de las mujeres en las instituciones de la AANES y los cambios legislativos relacionados con las mujeres en el noreste de Siria, muchas de las instituciones feministas establecidas allí también  “jugaron un papel en la preparación de algunas mujeres para ingresar al mercado laboral, especialmente porque muchas de ellas perdieron a sus sostén de familia”, comentó Muhammad. Estas instituciones, cree, lograron “un gran avance dentro de las capacidades disponibles”y añadió que “al darse cuenta de su autosuficiencia material, su percepción se expande para pensar en sí mismas y empoderarse en otros campos científicos y culturales, como aprender idiomas y usar computadoras, y luego capacitar a otros”. 

Aún así, el número de beneficiarias de los programas de empoderamiento “es insignificante en comparación con el gran número de mujeres que necesitan trabajo, mientras que todavía sufrimos de la visión masculina de que el trabajo de las mujeres es una tontería”. “Conocí mujeres que perdieron a su sostén de familia que trabajan fuera y dentro de casa con una energía que ningún hombre podría soportar. Desafortunadamente, todavía nos gobiernan costumbres repugnantes”, sentenció Muhammad.

El movimiento feminista tiene “un rostro hermoso pero su activismo sigue sin estar claro”, dijo Sharbaji. Si bien señala que hay hombres que salieron durante la revolución para apoyar los derechos de las mujeres, “todavía son pocos” y “muchos todavía creen que la voz de una mujer es awrah (N.d.T: término usado en el Islam para identificar aquellas partes del cuerpo humano que no deben ser expuestas en público) y que debería estar encerrada, no por miedo a que algo le suceda, sino por miedo de ella”. 

Por otro lado, según Alia Ahmad, “las representantes, activistas y organizaciones feministas, aún no lograron alcanzar al grupo objetivo sobre el terreno”. “Las discusiones feministas generalmente se limitan a las plataformas de medios y están lejos de los intereses y perspectivas de la mayoría de la comunidad y no tienen una popularidad notable”, expresó. 

No obstante, “el movimiento feminista sirio está dando sus primeros pasos y es injusto comenzar a evaluar sus logros a partir de ahora. Los obstáculos son muchos. Las mujeres ahora están aprendiendo a organizarse, barajar sus cartas y trabajar juntas en circunstancias complejas y desafiantes. Buscan desarrollar una visión feminista general que incluya identidades feministas múltiples y fragmentadas”,concluyó Ahmad.

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Alaa Nassar se vio obligada a huir de Damasco con su familia debido a la presión del régimen sirio en 2013. Era estudiante de Lengua y Literatura Árabe en la Universidad de Damasco. 

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct  el 4 de marzo de 2021.