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El Interprete Digital

Un “espejismo azul”: la presidencia de Biden y la economía iraní

Por Amin Mohseni Cheraghlou para Middle East Institute

La visitante (Griselda Ramirez) sostiene moneda iraní recién adquirida. [Adam Jones/Creative Commons]

Este artículo es parte de la serie del MEI sobre la transición de Biden.

¿Qué significa una presidencia de Biden para la economía iraní? La respuesta corta es: no mucho. Si bien el público iraní considera que su elección es una buena noticia para el país, estos sentimientos son fugaces y pronto se desvanecerán. La razón es simple: incluso si Joe Biden decide volver a relacionares con Irán o entrar en el acuerdo nuclear de 2015 en su primer día en el cargo, su presidencia no cambiará la paralizante realidad que enfrenta la economía iraní.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Realidad 1

Al carecer de un mercado de bonos que funcione adecuadamente, los déficits presupuestarios de Irán casi siempre se monetizan pidiendo préstamos al banco central, lo que equivale a “imprimir dinero” y aumentar la oferta monetaria. Dadas las sanciones a la industria petrolera, la pandemia y los bajos precios de crudo a nivel mundial, el país se enfrentó a algunos de sus mayores déficits presupuestarios en décadas. 

En este contexto, la oferta monetaria está aumentando de manera constante en los últimos dos años, lo que se cristalizó en tasas inflacionarias por encima del 50%. El rial iraní perdió la mitad de su valor frente a las principales monedas sólo en los últimos seis meses.

No hay razón obvia por la que una presidencia de Biden revertiría esta tendencia. Incluso, si las sanciones a la industria petrolera se levantan el 20 de enero de 2021, cuando el nuevo mandatario asuma el cargo, Irán tardará algún tiempo en reincorporase de manera significativa al mercado mundial petrolero.

Esto se debe a que sus clientes tradicionales ya acuden a otros proveedores, y estos contratos suelen ser de largo plazo. Además, el momento no es bueno. El mercado está experimentando, actualmente, un exceso de oferta y una demanda deprimida debido a la pandemia y las consecuencias económicas.

Por lo tanto, se puede esperar que continúe la monetización a gran escala del déficit presupuestario, las tasas de inflación de dos dígitos y la depresión en curso del rial iraní, independientemente de quien esté en la Casa Blanca.

Aunque la reciente introducción de operaciones de mercado abierto es un paso positivo en la desaceleración de este círculo vicioso, el naciente mercado de bonos iraní tardará mucho en profundizarse hasta el punto en el que pueda financiar los déficits públicos de manera eficaz.

Realidad 2

Relacionado con lo anterior, la pandemia redujo la demanda y los precios del petróleo. La mayoría de los analistas en la materia, predicen que este fenómeno llegó para quedarse en el futuro previsible. Además, la continua disminución de la demanda de crudo y el crecimiento de las energías renovables tampoco ayudan a las perspectivas del sector (ver cuadro 1).

Tabla 1. Consumo de energía por fuente/recurso

200020102019
Petróleo38.5%33.6%33.1%
Gas Natural23.7%23.8%24.2%
Carbón24.7%29.6%27.0%
Energía nuclear6.6%5.2%4.3%
Energías renovables6.5%7.8%11.4%

Fuente: Estadísticas de BP 2001, 2011 y 2020

La introducción del petróleo iraní en el mercado, sólo hará bajar los precios aún más, reduciendo los ingresos de todos los países exportadores, incluido el mismo, así como de las compañías internacionales. 

Por lo tanto, la eliminación de las sanciones y la perspectiva de que el petróleo iraní vuelva al mercado mundial probablemente resultará en pérdidas considerables para la industria energética de EEUU. Un resultado que el presidente Biden querría evitar en medio de una de las peores crisis económicas desde el siglo pasado.

Realidad 3 

Es probable que el limitado espacio fiscal de la República Islámica para hacer frente a la pandemia, provocada por la desaceleración económica y un aumento de las tasas de desempleo y pobreza, pesen mucho sobre la economía del país durante mucho tiempo.

Los costos económicos asociados con la pandemia en términos de enfermedades y vidas perdidas son enormes, y no se espera que la mayoría de los empleos y negocios que desaparecieron regresen.

La economía de Irán ya estaba sufriendo tasas de desempleo superiores al 30%, incluso antes del inicio del Covid-19, y para el final de la pandemia, se espera que su PBI se haya contraído en al menos un 15-20%, poniendo a la economía en una situación de crisis.

No está claro como una presidencia de Biden alteraría esta perspectiva. Es cierto que con el nuevo presidente en la Casa Blanca, Irán podría tener una mayor probabilidad de obtener acceso a los fondos de ayuda pandémica establecidos por el FMI, el Banco Mundial y la ONU. Sin embargo, es muy poco y demasiado tarde.

Irán estuvo solo en su lucha contra el COVID-19 durante nueve meses, y la segunda ola del virus ya está arrasando en todo el país. En este punto, no está claro cuán efectivos serían estos fondos de ayuda relativamente pequeños para contener la pandemia y aliviar el dolor económico del país.

Realidad 4

Si bien las sanciones y el colapso de las exportaciones de petróleo se consideran los principales culpables de la actual crisis económica del país, la corrupción desenfrenada y las políticas económicas fuera de lugar en las últimas décadas desempeñaron un papel mucho más importante y persistente en llevar a la economía de Irán al borde del colapso.

La monetización continua de los déficits presupuestarios, la mala gestión del tipo de cambio, la fijación de precios, los subsidios energéticos masivos e injustos, una burocracia ineficiente y paralizante, un entorno empresarial difícil y la protección de industrias nacionales deficitarias como la fabricación de automóviles, son solo algunos ejemplos del mal manejo económico por parte de gobierno en las últimas décadas.

La última política económica irresponsable del gobierno se entrometió en la Bolsa de Valores de Teherán durante el verano, causando una volatilidad significativa en los mercados de capitales iraní.

Una presidencia de Biden tampoco va a cambiar esta realidad. En pocas palabras, sin reformas de política económica importantes y completas, la economía iraní seguirá sufriendo, independientemente de que existan sanciones o no.

Dadas estas realidades, es poco probable que la economía iraní se beneficie mucho con la presidencia de Biden. Si bien el rial inicialmente subió alrededor de un 20% cuando se anunció la victoria del demócrata, desde entonces perdió la mitad de esas ganancias.

Al igual que “el espejismo rojo” de una victoria temprana de Trump, basada en resultados incompletos, se desvaneció unos días después de las elecciones estadounidenses, el “espejismo azul” de una economía iraní resurgente bajo la presidencia de Biden, también se desvanecerá en cuestión de meses, si no antes.

En el mejor de los casos, el Presidente Biden puede decidir no imponer sanciones económicas o financieras a Irán. Al final del día, la responsabilidad de abordar la crisis del país recae sobre los hombros de los funcionarios iraníes y son ellos quienes tienen la clave para resolver la mayoría de los problemas económicos.

 [Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Amin Mohseni-Cheraghlou es Profesor Asistente en el Departamento de Ciencias Económicas en la Universidad Americana en Washington.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Middle East Institute el 12 de noviembre de 2020.