Por Malak Altaeb para TIMEP
El olvidado sector agrícola de Libia se ha ido reduciendo a lo largo de los años, haciéndose más vulnerable a los numerosos desafíos que enfrenta. El impacto del cambio climático se siente a través de sequías, temperaturas altas, y tormentas de polvo y arena cada vez más frecuentes, impactando directamente al sector. Las políticas insuficientes y el prolongado conflicto dejan al país aún más expuesto a esas condiciones climáticas. Además, debido a estos factores, el sector agrícola brinda una minúscula estabilidad económica para sus trabajadores, haciendo que muchos busquen otras fuentes estables de ingresos. La sombría realidad del sector agrícola requiere grandes esfuerzos para revivirlo nuevamente, y algunas innovaciones que están viendo la luz en el sector podrían tener un gran potencial para ayudar a lograrlo.
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Como resultado directo de este descuidado sector, Libia importa alrededor del 75% de sus productos alimentarios, incluido el trigo, el aceite de maíz y la leche, ocupando el puesto 90 entre 226 países en importaciones totales. En 2018, los cereales fueron el principal producto agrícola importado en términos de valor, superando una inversión de alrededor de 204 millones de dólares. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estimó que 1,3 millones de personas, de casi una población total de 7 millones, necesitan asistencia alimentaria en Libia. Con el aumento de la inflación debido a la guerra en curso entre Rusia y Ucrania, que hace que los productos importados sean más caros, la seguridad alimentaria se ha convertido en una preocupación urgente y, en consecuencia, se debe hacer más para apoyar la agricultura del país.
Inexistencia de una estrategia clara para el sector agrícola
El sector jugaba un papel más importante en la economía: su contribución al PIB era del 26% en 1954, pero en 2008 —últimos datos disponibles— fue solo del 1,8%. Esta cifra indica claramente la falta de una visión y una estrategia claras para el sector, a pesar de los ambiciosos proyectos del régimen anterior, como la implementación del Proyecto del Gran Río Hecho por el Hombre (GMMRP, por sus siglas en inglés), que oficialmente se dispuso para hacer el desierto verde. En realidad, sin embargo, el 95% de Libia es un desierto y menos del 2% de su tierra tiene suficiente lluvia para habilitar la agricultura. Es probable que este porcentaje disminuya aún más debido a la progresiva expansión urbana en la costa norte del país, y se verá amplificado por el creciente impacto del cambio climático en la tierra y el suelo con el aumento de las temperaturas y la sequía.
Los conflictos y el frecuente cierre de carreteras también provocan una drástica disminución de la actividad agrícola. Agricultores y propietarios de fincas vieron sus propiedades afectadas, a veces destruidas, en 2014, 2017 y 2019, debido al conflicto armado. Además, según entrevistas con actores clave en Trípoli en 2020, existieron cierres frecuentes de carreteras entre ciudades, especialmente las ciudades de Gemayl, Ajilat y Zuwara, ubicadas al oeste de Trípoli –todas áreas que son mercados importantes para los agricultores.
Además, no existen asociaciones agrícolas activas ni programas gubernamentales que apoyen a los agricultores. Como resultado, los agricultores no reciben orientación sobre los productos apropiados para cultivar, ni apoyo financiero para cultivar productos sostenibles, ya que las condiciones climáticas severas y las bajas tasas de lluvia a lo largo de los años han afectado en gran medida la disponibilidad de agua para los cultivos, lo que resulta en una producción limitada.
Con el creciente abandono y la falta de apoyo del ministerio de agricultura y las autoridades en general, las tierras cultivadas y las áreas verdes, principalmente ubicadas en la llanura de Jafara en el oeste y la región de Jabal Al Akhdar, conocida como la “montaña verde”, en el este, se convirtió en blanco de otros proyectos de inversión. Estos incluyeron convertir granjas en áreas residenciales o talar árboles para fabricar carbón vegetal, lo que eventualmente conducirá a la erosión de lo que queda de las zonas verdes.
Organizaciones internacionales, incluida la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), han brindado apoyo a los municipios y lideran proyectos en diferentes áreas de Libia para apoyar las actividades agrícolas afectadas tanto por el cambio climático como por la inestabilidad política y el conflicto.
El PMA trabaja en programas de alimentación escolar desde 2019, que tienen como objetivo proporcionar comidas nutritivas a los estudiantes de escuelas públicas y sensibilizar a los estudiantes sobre nutrición, salud y el sector agrícola, en coordinación con el Ministerio de Educación. En 2017, Libia firmó un acuerdo de USD 3,5 millones con la FAO para fortalecer sus capacidades nacionales técnicas y funcionales en agricultura.
A pesar de los esfuerzos realizados por las entidades internacionales, esta asistencia podría considerarse cortoplacista, dada la inestabilidad general del país y la falta de una estrategia de seguridad alimentaria clara y bien definida por parte de las autoridades para complementar cualquier proyecto e iniciativa. La brecha entre los esfuerzos de las entidades internacionales para apoyar la agricultura y la negligencia de las autoridades locales continúa ampliándose con la ausencia de programas de monitoreo estables que aseguren el desarrollo del sector.
Las innovaciones pueden ser la solución
Aún así, en los últimos años han surgido proyectos de emprendimiento agrícola liderados por personas ya involucradas y con experiencia en el sector. Existe cierta esperanza de que estas iniciativas, que incorporan negocios con actividades agrícolas, puedan crear oportunidades de empleo a nivel local y ayudar a aliviar algunas de las preocupaciones de seguridad alimentaria, de ser aplicadas a mayor escala. Es importante tener en cuenta que los agronegocios involucran la agricultura y las actividades comerciales relacionadas con la agricultura, las cuales no solo se enfocan en la productividad de la cadena de suministro, sino que se extienden a proyectos innovadores que fortalecen el sector agrícola para preservar la producción local.
Un ejemplo que ha mostrado cierto éxito a pesar de las condiciones expuestas es el Green Paradise Libia, un proyecto fundado en 2020 y que le apostó a la producción de productos locales mediante la agricultura hidropónica. A fines de 2021, este proyecto, y en cooperación con el PMA, brindó supervisión y capacitación sobre su tecnología con el fin de llevarla hacia la región sur del país. Esta iniciativa ha alentado a personas de diferentes partes de Libia a utilizar la tecnología en regiones agrícolas activas y difundirla por todo el país.
Existen numerosos desafíos para tales emprendimientos agrícolas. El mayor, principalmente debido a la inestabilidad política y económica del país, es la falta de financiación externa para proyectos en Libia, mientras que existen muchos programas de financiación y oportunidades para proyectos relacionados en otros países de la región MENA. Además, solicitar financiación en forma de préstamos bancarios puede llevar mucho tiempo, lo que deja muchos proyectos parados o pospuestos hasta nuevo aviso.
Existe una demanda apremiante para centrarse en la agricultura en Libia detallando la situación del campo, como cuantificar las actividades agrícolas y los agronegocios existentes en el país, y actualizar todos los datos relacionados con el asunto, incluso antes de abordar los esquemas de toma de decisiones gubernamentales estancados.
Entre las soluciones para revivir el sector agrícola estaría explorar numerosos tipos de modelos de agronegocios. Hay muchas opciones, como la agricultura hidropónica que crea condiciones de crecimiento específicas utilizando avances tecnológicos como el aprendizaje automático y los sistemas de software, o la agricultura vertical, que es el proceso agrícola en el que los cultivos se siembran uno encima del otro, en lugar de la forma horizontal tradicional. Tales técnicas tienen un alto potencial de proporcionar una producción anual constante, a diferencia de la agricultura tradicional que sólo suministra productos estacionales según las condiciones climáticas. El uso de tecnologías e innovaciones similares tiene un alto potencial para enfrentar los desafíos impuestos por el cambio climático, y más países se verán obligados a invertir en estas soluciones a largo plazo para adaptarse a los impactos del cambio climático.
El impacto directo del cambio climático en la viabilidad de la agricultura y la seguridad alimentaria indica que el desarrollo de negocios agrícolas es una solución para el debilitado sector agrícola libio. Las innovaciones disponibles en el país, aunque sean de escala relativamente pequeña, son ejemplos del potencial que podrían traer si se invirtieran e implementaran correctamente. Sin embargo, para hacerlo, es fundamental fomentar la comunicación entre el sector público y el privado, incluidos los principales inversores locales que pueden romper el status quo de la agricultura en Libia.
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Malek Altaeb es una Non-Resident Fellow en TIMEP y su investigación se centra en la seguridad alimentaria en el norte de África.
N.d.T.: El artículo original, el cual fue publicado por TIMEP el 02 de septiembre de 2022.