Por Rasha al Aqeedi para New Lines Magazine
Los estadounidenses deberían dejar de invocar la jurisprudencia islámica para referirse a las leyes estadounidenses reaccionarias y empezar a mirarse en el espejo.
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El borrador con opiniones filtrado desde la Corte Suprema sobre Roe versus Wade creó un trastorno en un discurso político y social estadounidense cada vez más polarizado e intenso. Comprensiblemente, el comentario que prosiguió fue muy emotivo e incorporó una vez más la dosis necesaria de negación estadounidense. Los republicanos eran Talibán, el proyecto de opinión era esencialmente una ley islámica y la tierra de los libres ya no se parecía a sí misma.
Para ser claros, las analogías con los Talibán no son necesariamente racistas o islamofóbicas de ninguna manera. A nivel mundial, la mayoría de los musulmanes en realidad no son admiradores de los Talibán. No los votaron, año tras año, al Congreso ni al Despacho Oval. Sin embargo, estas comparaciones son ejemplos fascinantes del excepcionalismo estadounidense incluso entre los más liberales y perspicaces.
El presentador de Daily Show, Trevor Noah, comentó esto durante su segmento de comedia:
“¿Y no es asombroso, después de todos estos años de la derecha gritando sobre las amenazas de la ley sharía, resulta que sólo estaban celosos?”
Y aquí es donde ahondamos en la retórica problemática. En particular, en el tema del aborto la sharía es mucho más flexible y está dispuesta a analizar el contexto caso por caso antes de una decisión final, y no existen castigos que amenacen a la mujer. La sharía sigue siendo sinónimo de extremismo, a pesar de que los musulmanes explicaron durante más de dos décadas que no es tan simple. La facilidad con la que el islam se convierte en un punto de referencia para todo lo que es inherentemente atrasado cada vez que los conservadores en Estados Unidos infligen otra regresión de las libertades civiles es reveladora, incluso cuando las intenciones no son ‘otroizar’ a los musulmanes.
Cuando las personas de países de mayoría musulmana aprenden sobre los evangélicos y los legisladores conservadores, se hacen otras comparaciones. Por ejemplo, “son como nuestros partidos islamistas”, en el sentido de que una vez que obtienen el poder utilizando principalmente medios democráticos y legales, sus primeros objetivos suelen ser las mujeres y las minorías.
Hace unos años acuñé el nombre ‘Asaeb Ahl Al Hick’ para las milicias nacionalistas blancas, un juego de palabras con la infame y ultrafanática milicia patrocinada por el Estado iraquí Asaeb Ahl Al Haq. La diferencia es que los musulmanes encuentran las similitudes como evidencia de que todas las religiones, creencias e ideologías tienen ideales fundamentales y extremas, y existen seguidores que se esfuerzan por hacer que esos ideales sean una realidad, y un hecho consumado para el resto. Esto es una prueba de que somos mucho más parecidos que nuestras supuestas diferencias. (N.d.T: Asaeb Ahl Al Haq, conocida como la Liga de los Justos, fue un partido político chiita iraquí radical y un grupo paramilitar activo en la insurgencia iraquí y la guerra civil siria).
En Estados Unidos, la retórica es la opuesta. Expresa una total conmoción e incredulidad de que Estados Unidos, en toda su grandeza y gloria, adoptó conceptos anormales que no reflejan el excepcionalismo y la libertad que define a este país. El fundamentalismo estadounidense es justamente eso. No es comparable a ningún otro porque su trayectoria es muy específica, algo solo de América. Durante cinco décadas, lobistas y defensores provida presionaron para anular Roe versus Wade; y no entusiastas de la ley islámica. El sistema político estadounidense permitió que la Corte Suprema se volviera hacia la derecha; y no administraciones con reglas inspiradas por los Talibán.
Existen pocas cosas tan estadounidenses como los puritanos que fundamentalmente construyeron los Estados Unidos. Una comparación justa sería entre ellos y los conservadores de hoy, y eso debería generar mayor preocupación. Después de todo, el juez Samuel Alito invocó al puritano Sir Matthew Hale, no al Mulá Omar, en su borrador de opinión.
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Rasha Al Aqeedi es la editora adjunta de Medio Oriente. Investigadora y analista iraquí con sede en Washington D.C. Su trabajo se centra en los grupos armados no estatales, el islam político y su ciudad natal de Mosul, Irak.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por New Lines Magazine el 9 de mayo de 2022.