Saltar al contenido

El Interprete Digital

Palestina y patriarcado: el doble despertar de la nueva novela de Susan Abulhawa

Por Bill V. Mullen para Mondoweiss

Mujeres palestinas con chicos en Jerusalén. [Daniel Maleck Lewy / Creative Commons]

Susan Abulhawa presenta en su novela a una líder revolucionaria, quien es una antigua trabajadora sexual y cuya conciencia revolucionaria no surge del cañón de un arma sino dentro de un infierno de sexismo colonial, patriarcado, homofobia y violencia masculina. El libro explora la historia palestina posterior a la Nakba como una lucha continua para que las mujeres -y en menor medida los palestinos queer- ocupen y hagan su lugar en la historia.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Las luchas de liberación nacional arrojan galerías de héroes masculinos que a menudo entendemos como su personificación: Ho Chi Minh, Che Guevara, Patrice Lumumba. Para el observador distante, esto es cierto en la lucha de liberación palestina, donde, con la notable excepción de Leila Khalid, el rostro de la resistencia suele llevar pantalones.

Susan Abulhawa subvierte estos lugares comunes en su nueva y excepcional novela Against the Loveless World (Contra el Mundo Sin Amor). La heroína revolucionaria palestina de la novela de Abulhawa es a la vez una mujer y una antigua trabajadora sexual cuya conciencia revolucionaria no surge del cañón de un arma sino dentro de un infierno de sexismo colonial, patriarcado, homofobia y violencia masculina. El libro explora la historia palestina posterior a la Nakba como una lucha continua para que las mujeres -y en menor medida los palestinos queer- ocupen y hagan su lugar en la historia revolucionaria.

La novela de Abulhawa tiene como telón de fondo acontecimientos cruciales de la Palestina contemporánea: la Nakba de 1948, la invasión de Kuwait por Saddam Hussein en 1990, los Acuerdos de Oslo de 1993 y la primera y segunda Intifadas. Sin embargo, Abulhawa sitúa estratégicamente la Historia con mayúsculas en un segundo plano para destacar la esfera íntima y de género del despertar revolucionario de Nahr.

Este despertar comienza con su padre. Separado de su familia por la guerra israelí de 1967, se relaciona con varias mujeres a las que no conoce y nombra a Nahr como una de ellas. Desplazada y desposeída en Kuwait, Nahr acaba siendo bailarina y trabajadora sexual para mantenerse con vida y conseguir dinero para que su hermano, Jehad, vaya a la universidad. La noche en que Hussein invade Kuwait, es agredida sexualmente en su trabajo por un grupo de hombres.

Sin embargo, Um Buraq, la mujer que recluta a Nahr para el trabajo sexual, también se convierte en su protectora, proveedora y tutora política. Se conocen después del matrimonio abusivo de Nahr con Mhammad Jalal AbuJamal, una figura rebelde legendaria que inicialmente pone estrellas en los ojos de Nahr. Um Buraq, ella misma abandonada, ama a Nahr, pero le dice que nunca confíe en los hombres. “Hasta que conocí a Um Buraq, nunca se me había ocurrido que el patriarcado fuera otra cosa que el orden natural de la vida. Ella fue la primera mujer que conocí que realmente odiaba a los hombres. Lo decía abiertamente y sin disculparse. La encontré persuasiva”, piensa.

Nahr se mueve rápidamente a reinterpretar los acontecimientos de su vida. Ella llega a odiar a Mhammad y a los hombres que han abusado de ella y la han explotado. Ella denuncia el matrimonio. Ella comienza a reconsiderar las vidas de su madre y su abuela como supervivientes de dos historias opresivas: como mujeres y como palestinas.

La nueva conciencia política de Nahr se pone a prueba cuando conoce a Bilal, antiguo líder del Partido Comunista Palestino, luchador por la libertad y hermano de Mhammad. De él obtiene información sorprendente sobre Mhammad que complica su ira y le hace sentir un segundo nivel de traición política.

Aquí Abulhawa desarrolla un tema introducido al principio de la novela: que la energía y el talento de Nahr para la danza -lo que ella llama ‘caos’- pueden convertirse en una herramienta de liberación política. Convence a Bilal de que pruebe tácticas poco ortodoxas para pillar por sorpresa a los ocupantes israelíes. Lo consiguen. Finalmente, Nahr, Bilal y otros miembros de la célula son detenidos. Nahr es llevada a una prisión israelí, llamada ‘El Cubo’, desde donde cuenta la historia que leemos.

Esta descripción de la convincente narración de Abulhawa apenas toca las resistentes ideas que se entrecruzan en la novela sobre la vida de las mujeres y la vida de los palestinos después de la Nakba. 

Al hacer que Nahr narre su historia desde la cárcel, Abulhawa da voz simbólica a los miles de palestinos detenidos como presos políticos en la diáspora (es significativo que Bilal lleve el apellido de Mumia Abu-Jamal, el preso afroamericano actualmente condenado a muerte en Pensilvania). En manos de Abulhawa, la celda de aislamiento que mata el alma de Nahr se transforma en un espacio de imaginación crítica y resistencia literaria.

El tema de la escritura como resistencia también se manifiesta como parte del despertar político de Nahr. Cuando aprende a leer, Bilal le presenta los escritos de James Baldwin. De hecho, la novela de Abulhawa toma su título del libro de Baldwin de 1963 The Fire Next Time (La Próxima Vez el Fuego), su manifiesto en el que pide la destrucción del racismo en Estados Unidos y una especie de amor político negro ‘contra el mundo sin amor’. Esta línea del libro también resuena con el propio despertar político de Nahr y se convierte en una especie de mantra para la novela: “Estar comprometido es estar en peligro”. 

Pero la contribución más importante de la novela puede ser su representación radical, y valiente, de la vida de las mujeres palestinas. La historia de Nahr pretende que veamos en los innumerables espacios de la diáspora palestina el significado de vidas que de otro modo podrían desaparecer. Es un homenaje a los cientos y miles de mujeres ‘sin rostro’ que lucharon contra los sionistas en la Nakba, portaron armas y socorro durante la primera y la segunda intifada, y que a menudo acaban en prisión. El grupo de apoyo a los presos y derechos humanos Addameer calcula que 10.000 mujeres palestinas han sido encarceladas desde la guerra de 1967.

De hecho, la recuperación y el despertar político de Nahr se deben tanto a su red de apoyo matrilineal como a su educación política formal. Al final del proceso de despertar político de Nahr, ella es tan mentora política del revolucionario Bilal como él de ella. Es este proceso recíproco y dialéctico el que constituye su propio amor contra un mundo sin amor.

El libro de Abulhawa es una poderosa contribución feminista a la escritura palestina. Su libro nos dice que la lucha por la liberación sexual, la descolonización del poder patriarcal, no está separada de la lucha por la liberación nacional, sino que la integra.  Ha dado a los lectores de la escritura palestina un nuevo y hermoso horizonte en el que imaginar la libertad.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Bill V. Mullen es profesor de inglés y estudios estadounidenses en la Universidad de Purdue. Sus especializaciones son Literatura y Estudios Estadounidenses, Estudios Afroamericanos, Estudios Culturales, Estudios de la Clase Obrera, Teoría Crítica de la Raza y Teoría Marxista.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Mondowiess el 24 de agosto de 2020.