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El Interprete Digital

Rateb Shabo: “La política desaparece en medio de la violencia”

Por Edición Syria Untold

Imagen de Rateb Shabo. [Aportada por Syria Untold]

Syria Untold recientemente habló con el disidente político Rateb Shabo, conocido desde la década de 1980 como una figura dentro de la izquierda siria. Habló del exilio, el estado de los políticos sirios  de izquierda y los largos años que pasó en prisión.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Su último libro, reseñado aquí por Joseph Daher para Syria Untold, fue publicado en 2020 y sigue la historia del ahora desaparecido Partido Comunista Laborista de Siria. Siendo él mismo un ex miembro, Shabo fue arrestado en 1983 por su involucramiento en el partido. Él era un joven estudiante de medicina en ese entonces, nacido en una familia alauita de la costa siria. Shabo pasó los siguientes 16 años como prisionero político, incluso en la famosa Prisión de Tadmur en el desierto del este de Siria.

Shabo ahora vive en el exilio con su familia en Lille, Francia, donde trabaja como escritor. Uno de sus libros recientes, What is Behind These Walls (Qué hay detrás de estos muros), documenta sus años en la prisión siria.

“El exilio es más fácil para aquellos que experimentaron la prisión”, comenta Shabo sobre la vida lejos de Siria. Aún así, dice, el maqam (n.d.t.: sistema de modos melódicos usado en la música árabe tradicional), o ritmo, de la vida fuera de casa es difícil de soportar. Es “pesado, triste y doloroso”.

“Es un maqam sirio”, agrega.

Hitos en la vida de Shabo:

EPÍGRAFE DE FOTO 1: 1981: Me mudé de Lattakia a Damasco para estudiar en la Universidad de Damasco. Buscaba tocar el cielo. [Aportada por Syria Untold]

Las personas que están familiarizadas con su escritura, encarcelamiento y exilio a menudo saben poco más que eso sobre usted. ¿Puede hablar un poco sobre su vida en Francia desde que salió de Siria?

— Rateb Shabo: En los últimos siete años, mis días tomaron un ritmo constante, interrumpido solo por emergencias y un poco de viaje. Los latidos de ese ritmo son un vaso de café, luego un paseo por el parque público. Después trabajo en mi modesta oficina en casa, que mi familia llama la ‘ermita’. Luego de eso, doy un paseo nocturno. Encima de este ritmo constante, la melodía a menudo cambia, pero el maqam, que es pesado, triste y doloroso, no lo hace. Es un maqam sirio.

Camino en un jardín público, que el municipio atiende como si fuera el jardín de la casa de alguien. Tiene canteros de flores, una cancha de petanca, espacios verdes, álamos, sicomoros y otros tipos de árboles de los que no sé los nombres. Hay árboles muy altos que bordean los senderos, recortados en formas geométricas. Esto me duele y me enoja — ¿por qué no podemos ser así? ¿Por qué crean toda esta belleza en sus países mientras en nuestros países siembran solo miedo y corrupción?

Me encanta leer poesía y novelas, pero principalmente leo libros de no ficción estos días, textos de referencia y estudios que me ayudan a escribir. Por supuesto, también leo noticias sobre Siria y el mundo.

Tengo poco contacto con mis amigos, pero los extraño mucho, especialmente a mis amigos de la cárcel. A finales de 2019, pensé en reunirme con todos mis amigos de la prisión para pasar unos días juntos. Encontré una casa y me puse en contacto con algunos de ellos, pero la pandemia de Covid-19 puso un alto a la reunión.

Pasó 16 años en varias cárceles sirias y escribió sobre esta experiencia en su libro What is Behind These Walls. ¿Puede hablar sobre cómo su familia manejó su encarcelamiento, especialmente viniendo de la costa siria, un área que a menudo se considera la columna vertebral del apoyo al régimen?

Cuando fui arrestado en 1983, la polarización política no era tan intensa como lo fue después de 2011. El público en general en ese momento no veía a los oponentes políticos del régimen de Assad como ‘traidores’ o ‘agentes’. Era una imagen muy diferente.

La postura de mi familia hacia mi oposición al régimen no fue negativa. Más bien, apreciaron mi posición y la de otros (excepto los islamistas, por supuesto) contra un régimen de coerción, corrupción y discriminación, ninguna de las cuales les fue jamás oculta. Al mismo tiempo, la mayor parte de mi familia seguía convencida de que este enfrentamiento mío fracasaría, que las únicas personas que pagarían el precio seríamos mis familiares y yo.

En ese momento, el modus operandi de la mayoría de la gente era ignorar mi encarcelamiento. Mi madre siempre apreció mucho a cualquier persona que rompiera esa fachada y le preguntara, aunque fuera solo una pregunta, sobre cómo estaba aguantando en la cárcel. Por mi parte, al igual que mis compañeros de prisión, me alegraba cada vez que me enteraba por mis visitantes que alguien de afuera había preguntado por mí. Este fue el caso de todos nosotros. Nos habían arrojado como basura sin valor, acumulando el polvo del olvido. Esto llevó a algunos de nosotros a perder la fe en la sociedad, ya que fue cómplice del crimen de nuestro encarcelamiento. En general, la sociedad había muerto. Hubo una humillante aceptación de la derrota ante la autoridad. No es de extrañar que uno de los primeros gritos de la revolución siria en 2011 fuera ‘¡El pueblo sirio no será humillado!’.

Para que una familia continúe su vida, debe acostumbrarse a la ausencia del preso. La madre es la menos preparada para esto. En medio de tanto silencio, mi madre seguía colocando mi foto en los santuarios para recordarme, incluso después de que mi padre se cansara de sus constantes quejas.

Después de 2011, hubo un cambio profundo en la secta alauita. Ya no se aceptaba a los disidentes, ni siquiera dentro de sus propias familias. Esto incluso se aplicó a familias que tenían una larga historia de oposición al régimen. Pagaron altos precios por las posturas políticas de sus hijos.

— Usted publicó un libro el año pasado que narra la historia del Partido Comunista  Laborista de Siria. El libro llenó un vacío serio de escritura sobre el tema. Como ex miembro destacado del partido (y corríjame en esto si nos equivocamos), ¿puede hablarnos de por qué rara vez publicó sus escritos sobre sí mismo? ¿Por qué se limitó a publicaciones secretas a las que solo unos pocos investigadores diligentes tienen acceso? ¿Por qué esperó tanto para escribir un libro como este?

Yo no era un líder en ningún nivel del Partido Comunista Laborista. Cuando el jefe de la rama de Seguridad Política en Damasco me interrogó como parte de una campaña de arresto [en 1983] contra 14 estudiantes de la Universidad de Damasco, me clasificó como el ‘oficial de organización estudiantil en la Universidad de Damasco’ para parecer valioso para sus superiores. De esa manera, podía afirmar que había detenido a ‘grandes líderes’, en lugar de solo a estudiantes que no eran políticamente activos, algunos de los cuales ni siquiera habían oído hablar del partido antes. Debido a esta clasificación, pasé el doble de tiempo en la cárcel que mis colegas.

Puedo decir que me enamoró más la experiencia que el partido en sí. Lo que me atrajo del partido fue su oposición al régimen, su lucha, sus altas palabras frente al poder, su contacto con esos jóvenes activos y trabajadores que creían en una idea y se mantenían fieles a ella hasta la muerte. Todo esto me atrajo más que la corrección de las ideas, sus políticas y su análisis político. No tenía sistema inmunológico contra lo que este partido decía. De hecho, este es un peligro juvenil que es difícil de tratar y es quizás la base de la fuerza de las organizaciones islamistas yihadistas.

EPÍGRAFE DE FOTO 2: Con mi madre frente a nuestra casa, otoño de 1978. [Aportada por Syria Untold]

Naturalmente, el partido ‘escribe’ su historia a través de sus actividades, escritos y posturas políticas. El Partido Comunista Laborista fue bastante activo y prolífico en comparación con otros partidos de oposición. Sus actividades eran secretas, pero no es correcto decir que sus publicaciones eran secretas. Por el contrario, al igual que otros partidos de oposición que enfrentaron una severa y continua represión, buscó dar a conocer sus publicaciones y difundirlas al mayor número de personas posible. Dicho esto, las capacidades limitadas del partido y la falta de interés popular obstaculizaron su alcance.

Un partido no puede escribir su propia historia. Y si lo hace, escribe desde un lugar de propaganda y se jacta de que ciertos eventos prueban la corrección de su postura política. La única historia en la que se puede confiar en cualquier partido es la que está escrita desde fuera del partido, libre de prejuicios y creencias partidistas.

Sí, llegué tarde a escribir la historia del Partido Comunista Laborista. Esto es extraño realmente, ya que muchos antiguos miembros se convirtieron en escritores e investigadores. Pensarías que escribir la historia del partido sería una prioridad. Sin duda, hay testimonios útiles y capaces, como el de Wael Sawah, y fantásticos artículos de análisis, como los de Ali al Kurdi, ambos líderes del partido. Esto sin mencionar los numerosos, aunque todavía inaccesibles o subjetivos, escritos sobre el partido.

Estoy feliz de ser el primero en escribir la historia del partido, algo que requirió mucha investigación y tiempo. Obtener el archivo del partido fue en sí mismo un desafío, ya que se perdió en las campañas de arrestos. Para obtener un archivo más completo del partido, tuve que visitar el Instituto Internacional de Historia Social (IIHS) en Amsterdam.

En cualquier caso, escribí la historia del partido desde la perspectiva de un investigador y no como un ‘hijo del partido’. Y sé que hay más de un escritor trabajando para registrar esta rica historia.

Hoy, la izquierda siria se enfrenta a una marcada polarización. ¿Qué es hoy la izquierda siria, en todo caso? ¿Por qué hay un esfuerzo de algunos por monopolizar la izquierda? ¿Y la izquierda siria todavía tiene un lugar en el panorama actual?

En términos muy generales, la izquierda siria puede definirse como las fuerzas no islamistas que actúan fuera del partido gobernante. Esta izquierda se polarizó después de 1970 porque nunca tuvo el poder suficiente para ser independiente. Está jugando tanto con el régimen como con los islamistas. Puedo decir que el intento más notable de la izquierda por lograr una independencia real de ambos extremos de la sociedad siria (la autoridad y los islamistas), independientemente de la corrección o incorrección de su postura política, fue el del Partido Comunista Laborista, que fue destrozada por sucesivas oleadas de represión.

La izquierda siria siempre vivió en un entorno violento, que es una característica permanente de la esfera política en nuestras sociedades. La política desaparece en medio de la violencia. Desaparece y se transforma en subordinación, y quien sea que rechace la subordinación termina aplastado a no ser que tenga la fuerza para aplastar o al menos defenderse de los demás. La izquierda siria nunca tuvo esta fuerza. Lo mismo aplica a la derecha (los islamistas), pero estos últimos tuvieron la preparación y la capacidad para poseer el poder y enfrentar la violencia del régimen, además de cooptar a algunos de la izquierda.

A lo largo de su historia, la izquierda siria estuvo en una posición subordinada y no tuvo mucho poder.

De hecho, es imposible hablar de una ‘izquierda siria’ hoy. Podemos hablar de grupos dispersos que son débiles en relación con la sociedad siria y que pueden servir, a la luz de la situación actual, como un mero frente hacia el exterior en busca de apoyo.

Hay transformaciones, interrogantes y nuevos casos que dejan nuestra comprensión tanto de la izquierda como de la derecha a su suerte. La única constante en lo que podemos llamar ‘la izquierda’ es un sesgo hacia la idea de justicia e igualdad. El elemento distintivo en la definición de la izquierda hoy es la dimensión global de la igualdad, o ‘internacionalismo’ — no en el sentido de alineación soviética, sino en el sentido de unidad y resistencia a la tendencia nacionalista de mente cerrada que surgió en los países ricos. para justificar su falta de solidaridad con los países pobres. Esta misma tendencia también aparece en los países pobres para justificar la tiranía.

El nuevo aspecto que surgió en el escenario internacional tras el colapso del Bloque del Este fue la desaparición de la falsa polarización entre Oriente y Occidente, o entre comunismo y capitalismo, y la exposición de las limitaciones de las democracias nacionales. Podemos ver estas limitaciones claramente en temas globales como la crisis climática y la pandemia de Covid-19, los cuales revelaron el alcance del egoísmo ‘nacional’ y la necesidad de igualdad a nivel global.

— Usted pasó la mayor parte de dos décadas en prisión, y ahora vivió en el exilio durante los últimos años. ¿Cómo ve el exilio, a la luz de su experiencia como ex detenido? ¿Ve el exilio como su propia forma de encarcelamiento?

La palabra ‘exilio’ estuvo asociada en nuestras mentes con casos individuales, que a menudo afectan a personas influyentes que no son arrestadas ni asesinadas por las autoridades. Estas autoridades, no obstante, quieren deshacerse de su influencia interna desterrándolos del país. Este significado de exilio no se aplica a los sirios. Escapamos de matanzas, secuestros y arrestos. Hubo un éxodo masivo de zonas que enfrentaron bombardeos, o de aquellas que estaban esperando ese mismo destino. La gente se fue en busca de protección contra la muerte, dondequiera que estuviera, y como sea que pudiera llegar allí. Podemos llamar a este refugio, pero oculta el hecho de que tal exilio aleja a los exiliados de la justicia.

Los cambios masivos en el campo de las comunicaciones modificaron la naturaleza represiva del exilio. Se hizo posible que alguien sea activo e influyente en su sociedad desde el extranjero. La distancia del propio país ya no es suficiente para ‘exiliar’ la influencia de una persona que tiene la capacidad de influir.

A la luz de las malas condiciones en las que viven los sirios en Siria, el exilio se convirtió en un privilegio.

Dado el estado general de exilio que Siria está presenciando — millones de sirios buscaron refugio en el extranjero, millones más fueron desplazados internamente y millones viven por debajo de la línea de pobreza en beneficio de un grupo reducido de sirios — es más exacto decir en cambio que la propia Siria fue exiliada. Todos los sirios se hicieron extraños a su tierra natal. O, quizás, el propio exilio se convirtió en su patria.

En cuanto a la comparación entre exilio y encarcelamiento, el encarcelamiento es mucho más difícil. En prisión, no solo estás privado de tu libertad, sino que también estás a merced del guardia. Sos directamente dependiente de él para tu existencia biológica, para tu comida y agua. Estás bajo su vigilancia, sus estados de ánimo, sus castigos. No sentís estabilidad en tu dignidad ni en tu seguridad. En el exilio, estás privado de tu entorno espacial y social (esta privación también se logra en la cárcel) pero estás libre de tu carcelero. Te sentís seguro, sentís que tu dignidad está más protegida. El exilio es más fácil para los que experimentaron la cárcel.

Amigos y colegas hablan sobre Rateb Shabo

Hassiba Abdel Rahman: escritora siria y colega de Rateb

Conocí a Rateb en Damasco, en el invierno de 1981, el año en que ingresó a la facultad de medicina. Él era un hombre joven. Podías notar inmediatamente su inteligencia, su rápido ingenio y su capacidad para organizar sus pensamientos y opiniones. También tenía un lado sarcástico. Mi amistad con nuestros colegas y con los familiares de Rateb, como Jamal Saeed y Bahjat Shabo, me ayudaron a volverme rápidamente amiga de Rateb. Pero luego me vi obligada a esconderme e irme de mi casa. A esto siguió el arresto de Rateb y su traslado a la prisión de Adra. Me llegaban noticias de él sólo esporádicamente, cuando empezó a escribir con un grupo de compañeros de prisión. Sus escritos eran sacados de contrabando de la prisión y publicados en la revista al Tariq (una revista comunista libanesa). Estos fueron sus primeros pasos hacia el periodismo, aunque con seudónimo y junto a un grupo de otros escritores.

Rateb Shabo es uno de los nombres que se mantuvo sólido y conservó su valor y moral a pesar de su largo encarcelamiento y su traslado entre Adra y Tadmur. No renunció a su eventual liberación y libertad. Después de ser liberado de la Prisión de Tadmur y haberse mudado de regreso a Lattakia, rara vez nos veíamos, ya que yo vivía en Damasco.

Cuando me volví a encontrar con él después de algún tiempo, le pregunté: “¿Por qué no escribís para el diario? Tenés un bolígrafo e ideas — ¿quién más tiene estos dos dones?” Él respondió que estaba muy ocupado. A pesar de su demora en ingresar al campo, rápidamente se convirtió en un nombre renombrado y brillante.

Khawla Dunia: poeta siria y colega de Rateb

Julio de 1992: el verano estaba en todo su esplendor y el minibús que se dirigía al campo de al Wafideen y la Prisión de Adra estaba repleto de rostros familiares de las familias de los presos y sus hijos. Nos sentamos en un pequeño banco lateral para dejar espacio a los pasajeros mayores, mientras que los pasillos y los espacios debajo de los asientos estaban abarrotados de bolsas raídas. Era uno de los lunes reservados para las visitas y me había escabullido para visitar a unos amigos.

Ese mes está atrapado en mi cabeza como ese recuerdo. Esos ojos todavía me miran desde dos puertas de distancia, llenos del mismo entusiasmo, mientras yo los miro con la misma curiosidad y anhelo. Los muros tenían alrededor de metro y medio de altura, construidos gradualmente en forma de habitaciones cuadradas, portones metálicos rematados que llegaban hasta el techo. El cableado de las puertas fue desapareciendo poco a poco a medida que los presos entraban al pasillo para ocupar sus lugares en las esquinas de estas habitaciones, para recibir a los visitantes.

Conocía a la mayoría de ellos por su nombre, nombres que podríamos resumir en una palabra: los ‘chicos’. Eran mis parientes, mis amigos y compañeros de celda que una vez nos unieron cuando pasamos un tiempo en los sótanos de una de las ramas de seguridad. Y luego estaba el rostro terco del joven alto y delgado; todo lo que tenía que decir era que era de las montañas costeras. Ese era Rateb, con su risa, su humor mordaz que su condena en prisión (para entonces ya había sido casi una década) no podía disminuir.

Ese día, las historias que había escuchado de colegas que habían sido liberados de la cárcel se convirtieron en humanos, ojos, risas, charlas. Y Rateb se convirtió en ese amigo del horóscopo de cáncer, que respondió a mis felicitaciones de cumpleaños enviándome el regalo de un arito hecho de una cuenta, escrita con el mensaje ‘con una oreja’ ¡había que estar atento a su sarcasmo y estar siempre preparado para él!

En los años siguientes, y durante mis excepcionales visitas a la Prisión de Adra (que era un hotel de cinco estrellas en comparación con Tadmur, Saydnaya y las ramas de seguridad), los ‘chicos’ estaban siempre preparados con listas de libros que querían de nosotros. Estaban listos para las visitas de amigos y veladas con colegas y familiares. Allí estaba la sonrisa de Umm Fadi, que no puedo olvidar, mientras se preparaba para visitar la Cárcel de Adra con todo el amor que podía reunir por su hijo y sus amigos.

Luego vino el desastre. Como medida disciplinaria, fueron trasladados, todos ellos, a la Cárcel de Tadmur durante muchos años. Rateb siguió decidido, y durante muchos años todo lo que escuchamos de ellos fueron historias lejanas sobre el polvo del desierto y la crueldad que experimentaron.

Diciembre de 2000: el invierno fue agradable este año y Lattakia dio la bienvenida a muchos seres queridos. Volvieron a casa después de largas ausencias, sus cuerpos delgados hasta el punto de partirse en dos, sus rostros, pálidos. Y sin embargo sus ojos aún irradiaban inteligencia y determinación. Algo se rompió en la atmósfera de la ciudad y eclipsó la alegría llena de lágrimas, las historias que habían estado imbuidas de secretos ocultos por años.

Personalmente, no me atreví a hacer ninguna pregunta. Les bastó con decir lo que habían pasado, lo que les hizo llegar a ese nivel de palidez. La única alegría fue que finalmente habían escapado del matadero.

Todo lo que sé de Rateb son pequeños destellos de memoria: regresó a la universidad, se recibió de médico, abrió una clínica, se casó con una hermosa y amable mujer, tuvo hijos, nos contó historias de mujeres que buscaban la belleza en las cirugías plásticas que él realizaba. Se retiró de la escritura durante años para trabajar y restablecer su vida, para recuperar todo lo que se perdió.

Luego salió de Siria y volvió a lo que amaba y en lo que era bueno. Ahí estaba su pasión por la investigación, por seguir la actualidad y escribir con un afilado bolígrafo. Suscitó  controversia y debate, observando todo lo que estaba sucediendo. Sigue siendo ese terco y mordaz joven.

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N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Untold el 17 de septiembre de 2021.