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El Interprete Digital

‘Mejor que Berlín’ de Faraj Suleiman y Majd Kayyal: La ciudad palestina, la canción y la gentrificación colonial de los colonos.

Por Hashem Abu Shama para Jadaliyya

Ventanal en la ciudad de Haifa. [Pierre Janineh/Creative Commons]

El cantante palestino, Faraj Suleiman, lanzó un álbum en colaboración con el novelista y compositor Majd Kayyal. Titulado ‘Mejor que Berlín’, el álbum fue inicialmente transmitido en vivo en Facebook y luego lanzado en varias plataformas, incluidas Soundcloud y Spotify. Sus canciones lidian con los problemas que subyacen a las realidades palestinas en la Haifa contemporánea. Cubre una amplia gama de temas, desde el amor, la migración, la ciudad, la gentrificación, el matrimonio, hasta el ‘monstruo’ que continuamente reproduce la ciudad. El álbum incluye once canciones, y aunque la gran mayoría de las canciones son cantadas por Suleiman, hay dos canciones, ‘No más melodías’ y ‘Sin gusto’, que introducen a otros personajes y artistas, incluidos Shaden Qanboura, Sama Wakim, Wael Wakim y Henri Andraous.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Este álbum fue producido en medio de la pandemia mundial. El proceso fue particularmente desafiante, ya que la banda de Suleiman tiene su sede en París. “Trabajé con mi banda a través de Zoom, lo que fue un desafío”, contó. La grabación, mezcla y masterización tuvo lugar en París, y él se unió a la banda vía zoom.

El álbum es un experimento tanto para Kayyal como para Suleiman. Kayyal es un periodista y novelista, que comenzó a escribir canciones en 2017. Ambos colaboraron previamente con el artista palestino Raneen Hanna en un álbum para niños titulado ‘Mi corazón es un bosque’, así como en una canción del aclamado álbum anterior de Suleiman El segundo verso’. Sin embargo,  este álbum intenta utilizar nuevos medios, llegar a nuevas audiencias y sacar a la superficie las fricciones entre lo estético y lo político. En una entrevista, Kayyal expresó que la “novela se diferencia de la canción en que la última tiene un particular énfasis en la accesibilidad y la concisión, mientras que la primera te ofrece más espacio para la complejidad y el matiz”. Aunque trabajó en texto durante su carrera en el teatro, Suleiman es un músico principalmente instrumental; este álbum es su segunda incursión en los álbumes vocales. Actuó en el Festival de Jazz de Londres y en el prestigioso Festival de Jazz de Montreux. Después de cantar su famoso Issa Jay (Ahora estás aquí), los fans lo animaron a producir su primer álbum completamente vocal.

Reminiscencia y cinismo

Por momentos, el álbum suena como el recuerdo de un personaje que recientemente se mudó a Berlín. En otros, examina Haifa a través de una lente crítica e incluso cínica. Intenta abordar las realidades contradictorias de los palestinos que viven en Haifa, una ciudad que emergió en las últimas dos décadas como un centro cultural urbano de facto para los palestinos que viven dentro de la llamada ‘Línea Verde’ (la línea acordada en el Acuerdo de Armisticio de 1949). [1]

En la canción Himno a la gentrificación, Suleiman se pregunta:

“¿Pero qué puedo hacer frente a esta poderosa bestia

desgarrando el corazón de la ciudad?

¿Quién dijo que las calles seguirán siendo las mismas?

¿Quién dijo que todavía se puede pasear por la ciudad?

¿Quién dijo que los barrios siguen siendo nuestro juego inocente?

¿Quién nos robó la naturaleza y nos pidió que preserváramos el medio ambiente?”

En estas letras, Suleiman y Kayyal critican las realidades diarias de la emergente clase media urbana palestina en Haifa y su relación con el aparato del Estado de los colonos. Describen una poderosa bestia que continúa destrozando la ciudad, redefiniendo sus calles y horizontes, y reduciendo las posibilidades de vida dentro de ella. Se trata de un proceso de gentrificación, que puede definirse como la reestructuración sistemática de un barrio mediante la inversión inmobiliaria (capital) y el cambio demográfico racializado, de género y clasista (políticas estatales de gestión del control). 

El cambio demográfico significa el desplazamiento de los residentes anteriores para que nuevos residentes con mayores ingresos y diferentes posibilidades económicas puedan ingresar. Este proceso siempre tiene un carácter de género, siempre es racializado y siempre de naturaleza capitalista, ya que pretende suplantar una forma de vida por otra. La gentrificación ocurre globalmente, pero eso no significa que sea igual en todos lados: depende de condiciones históricas, los alineamientos contemporáneos de poder en un lugar específico y las respuestas de las comunidades afectadas. 

En Haifa, por ejemplo, la gentrificación es el resultado de la íntima alianza entre la capital israelí y la municipalidad israelí de Haifa bajo una plétora de proyectos, incluido ‘Space 21’ (Espacio 21) y los proyectos del centro de la ciudad que buscan remodelar el tejido urbano del centro de Haifa. Otras áreas de Haifa, incluido Wadi Salib, también están amenazadas, ya que las empresas de desarrollo israelíes se apresuran a comprarlo y transformarlo en una ‘aldea de artistas’. Estos proyectos no solo sirven al capital israelí, sino también al proyecto colonial de colonos israelíes, que todavía intenta erradicar y enterrar la ciudad palestina. En este contexto particular de la Palestina histórica, el colonialismo de los colonos y el capital chocan en su siempre mutante amor por la expansión.

Como centro urbano, Haifa experimentó importantes transformaciones desde principios del siglo XX. En 1909, un palestino que caminaba por las calles de Haifa habría notado con ansiedad el primer asentamiento judío de Herzeliya, propiedad de judíos tanto asquenazis como sefaradíes, [2] alzándose en la ladera de la montaña. En la década de 1920, y tras el establecimiento del mandato colonial británico en Palestina, comenzaron a emerger otros barrios judíos europeos. Primero, estaba Hadar HaCarmel, luego Bat Galim, luego el Alto Carmel. Estos desarrollos urbanos no solo constituyeron barrios físicos separados bajo el Mandato, sino también estilos arquitectónicos separados, sistemas de vecindad y electorales, cambio de nombre de calles y un implacable intento de crear un sector económico independiente para los colonos judíos europeos.

Fundamentalmente, estos desarrollos fueron también el producto material de una relación íntima, aunque conflictiva, entre el mandato colonial y el para-Estado colonial de los colonos. Esta relación alcanza su articulación más elocuente en la demolición de la Ciudad Vieja de Haifa a manos del recién establecido Estado israelí entre mayo y julio de 1949 con una orden emitida por su primer Primer Ministro y Ministro de Defensa, David Ben Gurion. [3] Los planes para la demolición fueron diseñados gradualmente por el Mandato británico — el primer plan fue emitido por el urbanista británico Patrick Geddes en 1920, [4] después se realizó un estudio detallado para la demolición de áreas en Haifa en 1936 y luego otro en 1938. En 1947, se introdujo un plan que pedía una demolición completa para “limpiar los barrios marginales [léase espacio palestino], junto con una reconstrucción que ‘permitiría a los propietarios desarrollar sus propiedades en líneas actualizadas’”. [5]

Es importante notar aquí el lenguaje colonial: el espacio palestino estaba sucio, tenía que ser quirúrgicamente excavado y reemplazado con diseño y planificación ‘actualizados’ (es decir, coloniales). Los británicos no pudieron ejecutar estos planes, ya que la compensación para los habitantes palestinos resultó ser costosa. Es sólo después del establecimiento del Estado de colonos israelí que la demolición total de la Ciudad Vieja de Haifa será posible. En palabras de Uriel Sharon, el colono Jefe de la Unidad de Desarrollo Municipal en ese momento, en un concurso abierto de 1951 para ‘diseñar el centro de Haifa’: “Solo con la evacuación de los árabes de Haifa después de que la ciudad fuera conquistada fue posible una solución radical”. [6] El mandato colonial, que se preocupaba por la gestión y las políticas, diseñó y planeó; el aparato colonial de los colonos, cuya lógica de eliminación es específica y única, invadió el espacio palestino, evacuó la presencia palestina y demolió por completo el tejido urbano.

Lo palestino, lo árabe y lo urbano

“¿Quién puso el zoco en un centro comercial?

¿Quién nos desalojó de las casas

las dividió, luego nos alquiló estudios más pequeños que los ataúdes?

¿Quién vino de Tel Aviv?

Quiero decir, ¿quién vino de Polonia?

¿Quién construyó torres de cristal y destruyó nuestro balcón?”

-Faraj Suleiman, ‘Himno a la gentrificación’

Desde entonces, Haifa atravesó un constante proceso de transformación que definió y redefinió el día a día de sus habitantes a lo largo de jerarquías basadas en la raza, el género y la clase de los colonos que tienen el espacio y el cuerpo palestinos como los principales ‘Otros’. El más reciente es el esquema de gentrificación al que se refieren Suleiman y Kayyal. Es un proceso que trasladó a al souq (el zoco) a un centro comercial, desalojó a los palestinos nuevamente, los dividió y definió su presencia a través del lente de la propiedad privada — estudios que son más pequeños que ataúdes.

El espacio de los colonos que se impone continuamente sobre el espacio palestino, sin embargo, no puede conceptualizarse como homogéneo. Estas jerarquías alcanzan al judío árabe y negro, cuyo lugar dentro del Estado racial de los colonos sigue siendo cuestionado. Considere, por ejemplo, la historia de Wadi Salib, que es un barrio históricamente palestino ubicado en el corazón del centro de Haifa, en la ladera inferior del Monte Carmel. Es adyacente a Hadar HaCarmel, uno de los primeros barrios judíos de Haifa con el que a menudo se yuxtapone Wadi Salib. Era un barrio céntrico antes de la expulsión forzosa de sus habitantes palestinos en 1948. Poco después, el Estado colono reformuló las regulaciones “que habían sido diseñadas en 1939 por los británicos para condiciones de guerra como las Regulaciones de Emergencia sobre la Propiedad de los Ausentes de 1949, creando un Custodio de la Propiedad de los Ausentes similar al Custodio Británico de la Propiedad Enemiga”. [7] Estas estructuras legales hicieron posible redefinir los parámetros de propiedad y tenencia de la tierra de acuerdo con las jerarquías raciales de los colonos. Los hogares de los refugiados palestinos en Wadi Salib fueron designados como ‘propiedad de ausentes’ en virtud del Reglamento de 1949. 

El académico israelí Yfaat Weiss sostiene que el “término legal propiedad de ausentes perpetuaba [a los ocupantes anteriores] y preservaba su presencia. La propiedad de los inquilinos anteriores permanecía ‘abandonada’ incluso después de haber sido ocupada por nuevos residentes”. [8] Sin embargo, en realidad, esta designación legal perpetuaba la ausencia de los ocupantes anteriores, más que su presencia; la designación no era para preservar, sino para volver legalmente posible remodelar este tejido urbano y las identidades políticas y socioculturales englobadas en él. ‘Abandonado’ connota nociones de reliquias del pasado dejadas voluntariamente por sus ocupantes y, al hacerlo, oculta más de lo que revela. Hasta el día de hoy, las propiedades en Wadi Salib están designadas como propiedades ausentes.

Después de este proceso de legalización del robo, Wadi Salib se convirtió en el barrio donde vivían los colonos judíos del norte de África, la mayoría de los cuales eran marroquíes. No es una coincidencia que los judíos árabes fueran colocados allí. Un proceso similar tuvo lugar en Jaffa, donde el ‘árabe’ fue puesto en el lugar del palestino. Binyamin Halfon, jefe del Departamento de Asuntos Judíos  en Medio Oriente de la Agencia Judía, visitó Wadi Salib en 1948 y notó los ‘rumores’ que se extendían entre los judíos árabes. Algunos de estos ‘rumores’ eran que “‘El lugar y la calidad de la vivienda se encontraron indignos de absorber inmigrantes de Europa… y por eso se los asignaron a ustedes’, o ‘Después de todo, piensan que en cualquier caso están acostumbrados a tales condiciones del mellah [gueto] de Marruecos’”. [9] Estos residentes judíos árabes no vivían en propiedades compradas en el mercado, sino en otras asignadas por el Estado después del saqueo masivo de propiedades palestinas. No obstante, fueron racializados como propietarios naturales de estos lugares, ya que se presumía que provenían de condiciones de vida similares de ‘mellah’ en Marruecos. 

Los códigos raciales del Estado israelí crearon una tipología urbana que empujó a los palestinos, tanto cristianos como musulmanes, a Wadi Nisnas bajo control militar; colocó a los colonos judíos árabes en su ‘lugar natural’ dentro de las propiedades palestinas; y naturalizó la presencia privilegiada de judíos europeos en barrios recién establecidos, como Hadar HaCarmel. Para los colonos judíos árabes, esto resultó en condiciones de vida insufribles que eventualmente causaron los disturbios/eventos de Wadi Salib de 1959, cuando los residentes judíos árabes de Wadi Salib protestaron contra las desigualdades raciales estructurales dentro de la ciudad. Las luchas de los judíos árabes dentro del marco del Estado de colonos se centraron en una mayor inclusión dentro del aparato de ciudadanía, ya que legalmente tenían derecho a una ciudadanía. Eventualmente, después de los disturbios, los residentes árabes judíos de Wadi Salib fueron evacuados a otros barrios de Haifa.

La ciudad gentrificada, la colonia de colonos y las artes

“¿Todavía jode la policía a la juventud árabe?

¿Todavía nos come la rabia?

¿Todavía peleamos con los rusos?

….

Escuché que el vecindario se expandió

Trajeron a muchos etíopes

Y vos te mudaste con tu pareja a la Colonia de Alemania”

– Faraj Suleiman, ‘Preguntas en mi cabeza’

Esta historia es importante para entender plenamente el valor del trabajo de Suleiman y Kayyal y los espacios sobre los que cantan. En Haifa los proyectos de gentrificación son específicos, en tanto ocurren en el contexto de una Nakba continua (al Nakba Al Mustamerra) que continúa desplazando, expulsando y disciplinando los cuerpos y espacios palestinos. Los artistas capturan esto hermosamente en su pregunta: ‘¿Quién vino de Tel Aviv?’ Luego, preguntan rápidamente: ‘Quiero decir, ¿quién vino de Polonia?’ El cambio demográfico en el contexto de Haifa, quieren decirnos, no connota una reubicación socioeconómica de una ciudad a otra; también es una continuidad de un proyecto colonial de colonos israelíes que se basa en el desplazamiento del cuerpo palestino, la remodelación del espacio palestino y la imposición de una realidad colonial de colonos y cuerpos de colonos en su lugar. El monstruo aquí son las maquinarias capitalistas de colonos israelíes, ya que tanto el capital como la colonia de colonos se entrecruzan íntimamente en su ansia de expansión, fronteras y cooptación de espacios de oposición.

Kayyal señaló que este monstruo capitalista “es capaz de cooptar tu oposición a ella y usarla como materia prima para reproducirse. Esto es lo que sucedió en Haifa en los años recientes”. En muchas versiones académicas y periodísticas, Haifa fue descrita como una capital cultural de facto para los palestinos que viven en Israel. La aparición de lugares y espacios culturales, incluidos el bar y galería Fattoush, el bar Kabareet, el teatro al Khashabi, el teatro Al Maidan y Al-Rai, fue notable y atrajo a jóvenes palestinos de pueblos palestinos dentro de la llamada Línea Verde. Esta escena cultural produjo una amplia gama de importantes producciones culturales, incluyendo obras de teatro, poemas, canciones, espectáculos de danza contemporánea, novelas y comedia. Se encuentra en fuerte yuxtaposición con los intentos neoliberales y simbólicos de la municipalidad israelí de Haifa de cooptar la presencia palestina a través de las categorías apolíticas de ‘cultura árabe’, ‘comida árabe’, ‘el Levante’, como es el caso del Festival de Comida Árabe y el Festival Fiesta de las Fiestas, organizadas por la municipalidad. Esta es parcialmente la razón por la que la escena cultural palestina en Haifa es a menudo retratada a través de la lente de la ‘resistencia cultural’, ya que se resiste a esta cooptación directa e intenta boicotear — en la medida de lo posible — las estructuras de financiación del Estado colono.

Kayyal definió la resistencia cultural como “la presunción de que el trabajo cultural es una estrategia suficiente para la liberación de cualquier cosa; que esta es una comprensión simplificada que nos ayuda a escapar de la responsabilidad política y social del artista a través de los léxicos de la ‘creatividad’”.

Esto es especialmente importante de notar y enfatizar a la luz de los planes israelíes de gentrificación en Haifa. La gentrificación como estrategia a menudo despliega ‘estrategias culturales’ que intentan neutralizar, comercializar y mercantilizar ‘lo cultural’, como los festivales aludidos anteriormente. Wadi Salib, que fue evacuado en 1959, sigue en pie hoy, pero es sistemáticamente vendido a agencias inmobiliarias que planean reconstruir el barrio como ‘un pueblo de artistas’. 

El centro de Haifa fue testigo de una ola de gentrificación que remodeló su demografía y rediseñó sus espacios palestinos. No es de extrañar, entonces, que el cantante pregunte sobre el vecindario ampliado, los etíopes (en referencia a los colonos judíos etíopes negros) que fueron mudados. Algunos de los lugares culturales palestinos mencionados anteriormente fueron comprados como propiedades privadas al Estado colono y participan en este esquema de gentrificación. Como sostuvo Kayyal, “participamos en la gentrificación bajo las banderas de ‘cultura’, ‘vida nocturna’ y ‘entretenimiento’. En realidad, prácticamente, compramos lugares que históricamente pertenecieron a refugiados palestinos a compañías israelíes que robaron estos lugares y los convirtieron en propiedades privadas. Luego, nos mudamos para reabrir una ‘escena cultural’ a través de ellos”. Kayyal se refiere a la propiedad privada no como una categoría neutral, sino como una parte integral de cómo funciona el Estado de los colonos. 

La relación aquí entre el Estado de los colonos, la propiedad privada, la ciudad y las artes es compleja, de múltiples capas, y digna de un examen más detenido.

Mejor que Berlín

“Berlín duele un poco

Es hermosa y está llena de gente

Pero extraño a Um Sabri y sobre todo te extraño a vos

Decime qué noticias cuentan

Dame los chismes que tenés.”

– Faraj Suleiman, ‘Preguntas en mi cabeza’

¿Por qué Berlín en el título del álbum entonces? Suleiman señaló que “es una metáfora, se puede reemplazar con Londres, París o cualquier otra ciudad. Pero elegimos Berlín porque es una ciudad joven que a menudo atrae a la juventud palestina de Haifa. Además, si querés conectarlo con el mundo árabe, Berlín es un lugar de refugio para muchos jóvenes árabes y se convirtió en un centro en ese sentido. Es una metáfora, y lo que hace que la metáfora se sostenga es su habilidad para tener múltiples significados”. En sus intentos de gentrificación, Haifa también fue descrita por algunos como “la Berlín de Israel”. [10]

Viajar en el mundo actual está estrictamente definido por las jerarquías de pasaportes, acceso al dinero, acceso a la educación y formación en idiomas. Tengo la sensación, entonces, de que la posibilidad de viajar a Berlín es emblemática de la emergente clase media palestina en Haifa, que emergió en las últimas dos décadas a partir de patrones de migración rural-urbana con propósitos de educación, trabajo y mejoramiento en los ‘niveles de vida’, así como en las realidades políticas de protesta y activismo. Esta naciente clase media comenzó a emerger después del fin del control militar israelí sobre Haifa en 1966, pero se intensificó en las últimas dos décadas, luego de la transformación del sistema económico israelí en un orden neoliberal en la década de 1980. [11] Durante este mismo período, una generación de estudiantes palestinos que llegó a Haifa recibió su formación artística y académica en universidades israelíes o en el extranjero.

No es necesario decir que el surgimiento de una clase media no es meramente un fenómeno económico, en tanto también connota transformaciones en la forma de vida. Las instituciones y categorías que definen la vida cotidiana, como el matrimonio, la educación, el entretenimiento y la cultura, se remodelan de acuerdo con esta posición socioeconómica. 

Otra canción del álbum, ‘Eliminación del matrimonio’, comenta sobre esta emergencia de la clase media. En ella, Suleiman le pregunta a una mujer: “Una pregunta: ¿qué querés de tu marido? Sé que tiene dinero. Van a Milán juntos y él lleva a los niños al Safari”. La lista continúa describiendo lo que parece una vida rígida de clase media que gira en torno a la noción de género de la ‘familia nuclear feliz’. Sobre esto, Kayyal y Suleiman señalan que esta canción trata sobre “la movilidad de clase de una mujer que nació, como muchos de nosotros, en los barrios retirados ​​de Haifa. Luego, creció en medio de esta ‘vida cultural’”. En otra canción, ‘Preguntas en mi cabeza’, Suleiman le canta a su expareja: “Escuché que te mudaste con tu pareja; que ahora vivís en la colonia alemana”. Como barrio urbano, la colonia de Alemania es el centro de esta reciente escena cultural palestina, y la pareja mudándose allí significa esta movilidad de clase espacial y discursiva.

Kayyal continúa: “Esta canción trata sobre la movilidad de clase para una mujer que, como muchos de nosotros, proviene de los barrios retirados de Haifa. Luego, cuando crecimos, estábamos en medio de esta escena cultural; nos sentamos en cafés y hablamos de teatro. Pero venimos de Halissa [un barrio de Haifa] y de los pueblos. Ésta es la contradicción. Vivís en dos lugares. Vivís en esta supuesta escena cultural urbana con todas sus luces. Pero también estás del otro lado. Ésta es la contradicción que ocurre cuando dejás tu barrio y te mudás a la Colonia Alemana. Esta es una forma de movilidad de clase que ocurre en el corazón de Haifa”. En ‘Eliminación del matrimonio’, critican esta idea lineal de progreso del ‘matrimonio tradicional’ al matrimonio de ‘clase media’, aparentemente de mente abierta. Aunque diferente en contenido, el matrimonio en ambas iteraciones es estrictamente definido de acuerdo con categorías sociales que trabajan para disciplinar a las personas.

Lo estético y lo político

El año pasado visité Haifa y me quedé allí por un tiempo. Caminé por la ‘ciudad paralela de Haifa’, como el dramaturgo palestino Bashar Murkus la llamó una vez. Esta Haifa paralela existe a pesar del orden colonial de los colonos, pero también debido a él. Wadi Salib, en particular, dejó un gran impacto en cómo vi la ciudad. Las presencias fantasmales de sus refugiados todavía acechan a la ciudad colonial de los colonos, así como a la presencia palestina contemporánea dentro de ella. Me sentí atraído por el álbum de Suleiman y Kayyal porque plantea todas estas preguntas, entre muchas otras; porque articula esta alienación existencial de estar dentro y trabajar en contra. Suavemente saca a la superficie las contradicciones que impregnan el contexto mismo que permitió que este álbum emergiera: la ciudad palestina de Haifa. Las letras incluyen cinismo y crítica e intentan lidiar con el pasado como aquello que todavía informa y estructura el presente. En la mayoría de las canciones, la música retrata la triste y contradictoria realidad de Haifa y trabaja para enunciar y remodelar el significado de la letra.

Este álbum desafía la perspectiva que frecuentemente separa la producción cultural palestina de las categorías de propiedad, tierra, mercancía y capital que la limitan y delimitan. Lírica y musicalmente, el álbum empuja los límites de lo que vemos en nuestras ciudades palestinas, lo que contamos sobre nuestras ciudades a diferentes audiencias y las contradicciones que estamos dispuestos a admitir y superar. Como sostiene Kayyal, “un campo cultural verdaderamente emancipador siempre está ligado a las realidades políticas y socioeconómicas”. Al decir esto, no quiere decir que lo cultural deba meramente servir a los propósitos de lo ideológico. Más bien debería, como hace el álbum, apuntar a hacer palpables las realidades contradictorias que definen nuestra vida cotidiana. Lo que Kayyal describe aquí no es una función ideológica para el campo cultural, sino, como demuestra el álbum, un examen riguroso de las contradicciones y categorías que definen la vida diaria de la que el campo cultural continuamente toma prestado. Lo cultural aquí también puede servir para elaborar nuestras formas de vivir dentro y contra estas categorías, y extraer de ellas los vocabularios, imágenes, metáforas y visiones capaces de producir —aunque sea imaginativamente, al principio— una realidad diferente.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Hashem Abu Shama es Doctorando en Geografía Humana en la Universidad de Oxford.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Jadaliyya el 8 de enero de 2021.

Referencias

[1] For more, see Yara Sa’di (2018), “Haifa’s Utopia and the Taming of Palestinian Bodies”. Jadaliyya. http://www.alqaws.org/مقالات/يوتوبيا-اختلاف-حيفا-ومحاولة-ترويض-الجسد-الفلسطيني?category_id=0. Important to note here that I refuse to use the signifiers of difference in relation to the settler state (1948 Palestinians, 1967 refugees, within and outside the Green Line, Occupied Territories) as they tend to perpetuate settler geographies of fragmentation of the Palestinian political polity.

[2] Kolodney, Ziva, and Rachel Kallus. 2008. “From Colonial to National Landscape: Producing Haifa’s Cityscape.” Planning Perspectives 23 (3): 323–348. https://doi.org/10.1080/02665430802102815.

[3] See Khalidi, Walid. 1988. “Plan Dalet: Master Plan for the Conquest of Palestine.” Journal of Palestine Studies 18 (1): 4–33. https://doi.org/10.2307/2537591. See also Khalidi, Walid. 2008. “The Fall of Haifa Revisited.” Journal of Palestine Studies 37 (3): 30–58.

[4] For more on Patrick Geddes, see the National Library of Scotland, “Patrick Geddes 1854-1932”.   https://www.nls.uk/learning-zone/politics-and-society/patrick-geddes

[5] See Kolodney & Kallus (208), p.337.

[6] Kolodney & Kallus (2008), p.339.

[7] Home, Robert. 2003. “An ‘Irreversible Conquest’? Colonial and Postcolonial Land Law in Israel/Palestine.” Social & Legal Studies 12 (3): 291–310, p.295.

[8] Weiss, Yfaat. 2011. A Confiscated Memory: Wadi Salib and Haifa’s Lost Heritage [Electronic Resource]. New York, NY: Columbia University Press, p.29.

[9] Halfon as quoted in Ibid, p.11.

[10] See Haaretz, The Fall of Haifa: The city Supposed to Be the Berlin of Israel. https://www.haaretz.com/israel-news/.premium.MAGAZINE-the-fall-of-haifa-the-city-supposed-to-be-the-berlin-of-israel-1.8229329

[11] Hanieh, Adam. 2003. “From State-Led Growth to Globalization: The Evolution of Israeli Capitalism.” Journal of Palestine Studies 32 (4): 5–21. https://doi.org/10.1525/jps.2003.32.4.5.