Saltar al contenido

El Interprete Digital

La evasión de las sanciones iraníes y el comercio de petróleo en el Golfo

Por Brett Sudetic y Omid Shokri para Middle East Institute

Máquina petrolera [Dynamosquito– Creative Commons]

Las sanciones tuvieron un impacto devastador en la producción y las exportaciones petroleras de Irán, impidiendo inversiones muy necesarias en los envejecidos campos del país y prohibiéndole exportar legalmente a clientes globales. Sin embargo, siguiendo una variedad de tácticas de evasión, Teherán logró eludir las sanciones y mantener un nivel constante, aunque mucho más bajo, de ventas de crudo.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

El complejo mercado petrolero regional del Golfo facilitó estas tácticas, proporcionando el entorno perfecto para el comercio de esta materia, pese a ser considerada ilícita por Estados Unidos. Irán explotó hábilmente las abarrotadas rutas marítimas del Golfo y los laberintos de instalaciones de producción y centros comerciales para ocultar sus productos, lo que le permite llegar a compradores en China, Siria, Venezuela y otros lugares.

Hasta que se levanten las sanciones petroleras como parte de un acuerdo diplomático sobre el programa nuclear iraní, es probable que el país continúe explotando este comercio ilícito para generar miles de millones de dólares en ingresos gubernamentales.

Tácticas de evasión

En mayo de 2018, la administración Trump se retiró del Acuerdo Nuclear del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) e implementó una campaña de “máxima presión” que incluyó sanciones aplastantes para los sectores energéticos, transporte, seguros y banca. 

La campaña tenía como objetivo reducir a cero las exportaciones petroleras iraníes. Se acercó bastante a este fin: cayeron casi 90% de 2,3 millones de barriles por día (bpd) a principios de 2018 a apenas 260.000 bpd en octubre de 2019. Irán, sin embargo, tenía otras opciones para llevar su petróleo al mercado.

Tres décadas de sanciones y embargos desde la Revolución Islámica de 1979, Irán dominó el arte del contrabando y la evasión de sanciones. Desde que Estados Unidos prohibió por primera vez las importaciones de crudo iraní tras la crisis de rehenes en su Embajada en Teherán (1979), el gobierno desarrolló una variedad de tácticas para garantizar que su producción llegue a compradores internacionales. 

Pese a su variedad, estas acciones de evasión, se dividen en cuatro categorías. En primer lugar, almacenar petróleo en grandes buques tanque en el mar mientras se identifican compradores potenciales dispuestos a este tipo de negocio. En segundo lugar, cambiar los nombres de los navíos y los códigos de identificación para ocultar el origen de estos. En tercer lugar, hacer que se vuelvan ‘invisibles’ desconectando cualquier sistema de registro automático. Finalmente, buscan trasladar petróleo en secreto a través de transferencias de barco ilícito a un barco lícito. Sin embargo, la clave del éxito de estas tácticas radica en el complejo panorama de la industria petrolera del Golfo.

El comercio regional de petróleo

El Golfo Pérsico es el epicentro del comercio mundial petrolero. Los ocho países que lo rodean poseen en conjunto cerca del 50% de las reservas mundiales, y más del 20% del consumo pasa por el estratégico cuello de botella que representa el Estrecho de Ormuz. Irak y los Emiratos Árabes Unidos sirven como nodos clave en la compleja industria regional y en la red de infraestructura, entidades corporativas, buques petroleros y otros elementos que facilitaron la evasión de sanciones iraníes.

El proceso de contrabando de petróleo de Irán a menudo comienza en el río Shatt Al Arab que lo separa de Irak, un área que fue testigo de conflicto durante la brutal guerra de ocho años entre Teherán y Bagdad. Las imágenes satelitales muestran la complejidad de la región productora en el sur de Irak —vecina de Irán—, la cual, es el motor de la venta internacional de 2,6 millones de bdp de crudo local.

Redes de refinerías, tanques de almacenamiento, sitios de producción y terminales de exportación cubren el sureste iraquí y el suroeste iraní a lo largo del río que separa a los dos países. Decenas de cargueros, pequeñas embarcaciones, barcos de pesca y grandes petroleros están amarrados en estas aguas esperando nuevos cargamentos de crudo iraquí e iraní o simplemente de paso. Irán capitalizó este área compleja y pobremente regulada para impulsar su petróleo a los mercados internacionales de forma encubierta.

Según funcionarios del gobierno de Estados Unidos, Irán está explotando la vía fluvial y región costera alrededor de la península de Al Faw en Irak. Su objetivo es la realización de transferencias de barco a barco y mezclar cargamentos de crudo iraní con cargas a granel de otros países. Mediante la mezcla, el gobierno puede ocultar el origen, lo que hace mucho más difícil para las compañías navieras y las autoridades iraquíes detectar la presencia de petróleo de su vecino.

Los conocimientos de embarque falsificados, la gobernanza estatal deficiente y la corrupción endémica en los puertos iraquíes, así como la profunda red de fuerzas proxy y aliados de Irán en Bagdad, ayudan a facilitar estas tácticas. Esto la convierte en una operación lucrativa y de menor riesgo que Irán utiliza cada vez más para enviar su aceite a compradores dispuestos.

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), un importante centro comercial mundial para materias primas como el petróleo y otros productos refinados, y un punto de transbordo para gran parte de la región, también proporcionan un terreno fértil para ocultar aún más el origen del material y llegar a los mercados mundiales. Los EAU fueron durante mucho tiempo un punto focal de la actividad financiera y comercial ilícita global, incluidas las prácticas de evasión de sanciones. Asi, los criminales utilizan al país como base para la realización de este tipo de actividades. 

Cada día, cientos de petroleros y otros buques de carga atraviesan las costas de Emiratos, esperando nuevos cargamentos, repostando o descargando productos en uno de sus varios puertos. En el este del país, el puerto de Fujairah alberga la terminal petrolera más grande de Medio Oriente, y brinda apoyo de mantenimiento y carga de combustible a miles de barcos cada año, por ende, tanta actividad, hace difícil rastrear el petróleo iraní.

La explotación de los Emiratos Árabes Unidos por parte de Irán para exportar su producción atrajo la atención de las autoridades estadounidenses. En febrero, después de recibir un aviso de los propietarios griegos del barco, el gobierno estadounidense se apoderó del Achilleas, un petrolero que transportaba alrededor de 2 millones de crudo. Según los informes, el crudo se descargó de otro barco cerca de Fujairah (EAU), y los funcionarios alegaron que Irán disfrazó la carga para que pareciera que procedía de Irak.

En un giro interesante, el gobernante de Fujairah, el Jeque Hamad Bin Mohammed Al Sharqi, reclamó el petróleo incautado, afirmando que su compañía, Fujairah International Oil and Gas Corporation, lo compró legalmente a proveedores iraquíes. Si bien el verdadero origen del crudo sigue siendo un misterio, el caso puso en primer plano la naturaleza turbia y entrelazada del comercio en la región y las oportunidades que Irán tiene para evitar las sanciones.

El botín en números

Las prácticas de evasión de sanciones iraníes llamaron la atención de autoridades internacionales y estadounidenses. En mayo de 2020, el Departamento del Tesoro publicó un documento de 35 páginas que brinda orientación para “abordar el envío ilícito y las prácticas de evasión”, que incluye siete recomendaciones para la industria.

Además del Achilleas, las autoridades estadounidenses incautaron otros barcos que, según afirman, transfirieron petróleo iraní a Venezuela. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, los indicios sugieren que las tácticas de evasión por Teherán lo ayudaron a continuar con éxito, e incluso aumentar, las exportaciones en el mercado gris.

Si bien Irán envía parte de su petróleo a Siria, Venezuela, Irak y otros países de la región; hay una carga significativa que se dirige a compradores en China. De hecho, la motivación de Beijing para comprar el petróleo sancionado iraní, probablemente, tenga tanto que ver con una necesidad económica como con su objetivo geopolítico de socavar las sanciones y el dominio de Estados Unidos.

Kpler, una firma de inteligencia de datos de materias primas, estimó que las exportaciones iraníes alcanzarían cerca de 900.000 bpd en marzo, más del doble que los 406.000 bpd de febrero. Con un fuerte descuento en las ventas internacionales de petróleo ilegales de alto riesgo de Irán, los compradores en China están adquiriendo tanto de los que los petroleros están “obstruyendo” los puertos de país.

Sin embargo, identificar el verdadero origen del petróleo es difícil, ya que a menudo se importa “indirectamente”. Es decir, pasando primero por centros de transbordo en los Emiratos Árabes Unidos, Malasia y Omán, o simplemente re-etiquetando como carga de ‘Medio Oriente’. Si bien es difícil determinar cuánto gana Irán con estas ventas, algunos estiman los ingresos totales para el país en alrededor de USD 5.000 millones en 2020, mejor que nada, pero, no obstante, una disminución significativa en relación a los USD 53.000 millones del año 2017.

Panorama

En última instancia, un regreso al JCPOA y el levantamiento de las sanciones unilaterales de EEUU, abrirían el comercio mundial del petróleo iraní para que exporte legalmente, lo que haría innecesarias las tácticas de evasión. Pero a medida que continúan las negociaciones entre los dos países en Viena, las perspectivas siguen sin estar claras.

El 1 de mayo, el negociador principal de Irán, Abbas Araqchi, pareció sugerir que las negociaciones avanzaban. Asimismo insinuó que la eliminación de las sanciones a los sectores energéticos, seguros, banca y transporte de Irán serían parte de cualquier acuerdo firmado, “basado en los acuerdos alcanzados hasta ahora —en proceso de negociaciones—”. 

Un funcionario estadounidense —anónimo— declaró el 6 de mayo que se podrían llegar a un acuerdo en “las próximas semanas”, pero que “en última instancia se trata de una decisión política que debe tomarse en Irán”. Sin embargo, hasta que se llegue a un acuerdo, Teherán, sin duda, continuará aprovechando las tácticas de evasión de sanciones y utilizará a sus vecinos para llevar su crudo a clientes sedientos de esta materia prima.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital].

Brett Sudetic es Consultor en Seguridad Nacional para Gulf State Analytics, una firma de análisis de riesgo geopolítico focalizada en Medio Oriente y el Norte de África.

Omid Shokri es Doctor en la Universidad George Mason, Investigador visitante en la Escuela de Política y Gobierno. Es Analista en Gulf State Analytics. Es autor del libro “US Energy Diplomacy in the Caspian Sea Basin: Changing Trends Since 2001”.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Middle East Institute el 11 de mayo de 2021.