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El Interprete Digital

Deconstruir los estereotipos para acabar con la tóxica relación con el islam

Por Yousra Samir Imran para The New Arab

Marcha de Unidos contra la islamofobia. [Felton Davis/Creative Commons]

Practicar tu fe de una manera que sea fiel a vos mismo, mientras afrontás la islamofobia bajo la mirada atenta de tu comunidad es algo con lo que muchos jóvenes musulmanes en Occidente pueden sentirse identificados hoy en día.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Los políticos, periódicos sensacionalistas y las producciones cinematográficas continúan bombardeándonos con descripciones de los musulmanes como ‘reacios a integrarse’, ‘violentos’, ‘extremistas’, ‘sexistas’ y ‘homofóbicos’. Estas narrativas dañinas fueron construidas e impuestas a los musulmanes por las potencias europeas desde la era de las Cruzadas y se arrastran hasta la actualidad.

El abogado Tawseef Khan, radicado en Manchester, está dedicado a examinar estos discursos y escribió una especie de manifiesto titulado The Muslim Problem (El problema musulmán). Khan obtuvo un doctorado en la Universidad de Liverpool, cuya tesis explora las experiencias de solicitantes de asilo lesbianas, gays y bisexuales en Gran Bretaña. En su obra, Khan deconstruye los estereotipos occidentales sobre los musulmanes al mismo tiempo que aborda los problemas contemporáneos que existen dentro de las misma comunidad musulmana.

Su obra es un intento de facilitar conversaciones honestas entre comunidades sobre los efectos dañinos y duraderos de la islamofobia, así como también sobre los efectos del dogma religioso puritano dentro de la comunidad musulmana, a partir del cual esta termina por comportarse de manera excluyente en lugar de inclusivamente. Khan plantea que estas son las dos fuerzas decisivas a las que se enfrentó a lo largo de su vida.

“La islamofobia realmente se reduce a tres o cuatro estereotipos: que no podemos ni debemos integrarnos, algo que parte de la narrativa de que somos violentos, sexistas, homofóbicos, transfóbicos, y que los hombres musulmanes son un problema”, dijo Khan en conversación con The New Arab. “Estos son los tipos de narrativas que existen desde el principio de las interacciones entre cristianos y musulmanes, así que quería hacer esa conexión entre la islamofobia medieval y la contemporánea, y mostrar lo fácil que es desmantelarla. Estas formas esencialistas de entender cualquier comunidad son dañinas y peligrosas. Yo demuestro cómo es que dañan a las personas y, a la vez, cómo son completamente falsas”, agregó.

Khan fue activista de Derechos Humanos durante varios años antes de decidirse a escribir el libro. Explicó que el catalizador para escribir su obra no fue solo la culminación de eventos personales durante los que experimentó y fue testigo de cómo otros fueron sometidos al racismo islamófobo, sino que también lo fueron sus propias reflexiones sobre la vida, a qué parte del mundo pertenecía y qué tenía para decir. Al dedicar su tiempo libre a escribir en Waterstones, Khan describió cómo el hallazgo y la lectura de un libro en particular le hizo decidir que era ya era hora de escribir El problema musulmán

“De hecho, estaba escribiendo algo más antes de empezar a escribir El problema musulmán“, contó Khan. “Había un libro que vi llamado Letters to a Young Muslim (Cartas a un joven musulmán). Leí el principio y me decepcionó muchísimo. Parecía que lidiaba con ser musulmán completamente a través del prisma del extremismo y el terrorismo, y sentí que la existencia de musulmanes en este momento en particular de nuestra historia es mucho más complicada que eso”, continuó y agregó: “Empecé a quejarme de eso con mi amigo y él dijo ‘bueno, tal vez deberías escribir algo’, entonces comencé a trabajar en una idea que tardó un año en convertirse en una propuesta para el libro que tenemos ahora”.

Además de ser un libro rico en historias, hechos e ilustraciones de figuras prominentes de la comunidad musulmana como Reza Aslan, Amina Wadud y Hussein Kesvani, Khan inicia cada capítulo compartiendo una anécdota de su vida, lo que permite a los lectores conectarse con el autor a nivel personal. Desde sus experiencias al ir a la escuela cuando era un niño musulmán en el Reino Unido hasta ser apartado en un aeropuerto para una búsqueda ‘aleatoria’ cuando era adulto, Khan usa sus experiencias para ilustrar los efectos cotidianos de la islamofobia. Sin embargo, la mayor revelación ocurrió al revisitar su relación con sus padres.

“Empecé a entender por qué tomaban ciertas decisiones sobre cómo me criaban. Por ejemplo, a veces eran muy dogmáticos sobre la religión y ahora me doy cuenta de que estaban preocupados por la violencia racista, por lo que estaban tratando de asegurarse de que yo entendiera bien mi identidad cultural y religiosa. Así que el libro renovó la empatía que siento por ellos”, afirmó.

Desde su lanzamiento en marzo, la obra recibió elogios por sus renovadas y matizadas perspectivas. Pero también hubo críticos, como algunos que afirman que Khan enjuicia a Occidente o un pequeño número de lectores musulmanes que sostienen que es el islam al que somete a juicio.

“Creo que la obra tiene muchos más matices y es más imparcial que lo que las personas dicen al afirmar que es un libro que pone enjuicia a Occidente. En realidad, no se trata de Occidente, se trata de los musulmanes y de cómo podemos navegar por nuestras identidades y relaciones con Dios desde una comprensión de las fuerzas más profundas que existen a nuestro alrededor”, expresó Khan. “Estoy teniendo dos conversaciones en el libro, sobre Occidente y sobre las comunidades islámicas, y creo que esas dos conversaciones tienen que suceder. No tenemos elección. Existen espacios donde los musulmanes pueden criticar a puertas cerradas y existen espacios donde, desafortunadamente, tenemos que tener esas conversaciones públicamente. No existe forma de escribir un libro y que esa obra sólo circule dentro de la comunidad musulmana”, argumentó.

Desde la publicación de su libro, Khan se mantiene ocupado con el lanzamiento de su podcast Muslim (Musulmán). De hecho, este podcast continúa donde termina su obra ya publicada. Se trata de un espacio donde Khan tiene cada semana un invitado diferente con quien comparte, sin condiciones, lo que significa ser musulmán. Con invitados que hablan sobre temas como la comunidad musulmana queer, el cambio climático y el islam, o el feminismo, Khan está brindando un espacio inclusivo que permite la pluralidad de pensamiento y es esta pluralidad la que Khan dice que es parte integral de su práctica islámica.

Facilitar una conversación abierta entre las comunidades es una tarea vital en Occidente en la actualidad, donde la islamofobia no solo se volvió sistemática, sino que los políticos europeos se volvieron indiferentes a sus actitudes racistas. Si su obra llegara a las manos de los políticos occidentales, Khan dice que espera que les haga ver la realidad de lo que es “una relación realmente triste y destructiva” entre Occidente y sus comunidades musulmanas.

Por ello, el autor expresó: “Me gustaría que entendieran la forma en que nos perjudica a nosotros y a la confianza que tenemos para movernos por el mundo. Me gustaría que se sintieran inspirados para poner fin a esta relación tóxica. Creo que existe una mejor manera de ser, que no necesita depender de tener un enemigo y que ese enemigo sea el islam. Y es el trabajo de nuestros líderes electos encontrarla”.

The Muslim Problem (El problema musulmán) es una publicación de Atlantic Books que ya se encuentra disponible. Asimismo, Muslim (Musulmán), actualmente está disponible en Spotify y Apple.

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Yousra Samir Imran es periodista independiente con sede en West Yorkshire, se enfoca en derechos de la mujer, justicia de género, conciencia sobre la discapacidades, salud mental y mujeres musulmanas, y es autora del libro Hijab and Red Lipstick.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 17 de abril de 2021.