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El Interprete Digital

Los musulmanes pueden hacer mucho más por el medio ambiente

Por Nidhal Guessoum para Arab News

Portal de la Mezquita Central de Cambridge. [Creative Commons]

Si bien la pandemia está siendo un gran obstáculo para toda la humanidad y de seguro tardará años en superarse por completo, los problemas ambientales están reapareciendo lentamente en un primer plano y, dentro de ellos, el cambio climático representa un problema real y urgente. 

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Existe una serie de factores que están provocando esta toma de conciencia, incluido un mayor conocimiento y acción por parte de las generaciones más jóvenes, así como varios compromisos que ahora están asumiendo los líderes políticos y religiosos de todo el mundo. No obstante, centrémonos en los eruditos y líderes islámicos, y en los musulmanes en general.

En agosto de 2015, unos 40 académicos de estudios islámicos, legisladores y activistas sociales musulmanes se reunieron en Estambul para debatir sobre el cambio climático y otras cuestiones medioambientales relacionadas con el planeta. Al terminar este debate, los responsables emitieron una declaración audaz, bien informada y de amplio alcance que establece objetivos claros sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (que se eliminarán gradualmente para 2050) y las fuentes de energía (cambio completo a fuentes renovables para 2050). 

La declaración recordó a los musulmanes sus responsabilidades y deberes religiosos para salvaguardar el planeta que se nos confió: «¿Qué dirán las generaciones futuras de nosotros, que les dejamos un planeta completamente degradado como nuestro legado? ¿Cómo enfrentaremos a nuestro Señor y Creador?». El documento señaló, de igual forma, una serie de problemas ambientales, ecológicos y socioeconómicos que requieren nuestra atención inmediata y seria. Entre ellos: el cambio climático global y local; la contaminación y el deterioro de la atmósfera, los suelos, los sistemas de agua dulce y los mares; la erosión del suelo, la deforestación/desertificación, y los daños a la salud humana, incluida una serie de enfermedades modernas. Asimismo, presentó una lista de principios morales y de comportamiento islámicos para lograr una real mejora de nuestro planeta y de las comunidades humanas.

Al comentar sobre esta declaración, Hakima El Haite, el entonces Ministro de Medio Ambiente de Marruecos, subrayó el fundamento religioso del llamado y el programa que los líderes emitieron al aseverar: «Es un emotivo llamado para una lucha espiritual contra el cambio climático, que será muy importante para los musulmanes […] Creo que la forma correcta de hacer este tipo de llamado es a través del Corán».

La importancia de la perspectiva islámica fue enfatizada aún más por la jefa de clima de la ONU, Christiana Figueres, quien dijo: «Las enseñanzas del islam, que enfatizan el deber de los humanos como administradores del planeta Tierra y el papel de los profesores como guía escogidos, iluminan los caminos para tomar acciones correctas sobre el cambio climático».

Los eruditos musulmanes también destacaron el gran ejemplo dado por el Profeta Muhammad. Este vivió una vida frugal, libre de excesos, derroches y ostentación, renovó y recicló sus escasas posesiones reparándolas o regalándolas, y prefirió comer alimentos sencillos y saludables.

Sin embargo, en la práctica, los musulmanes pueden hacer mucho más, tanto individual como colectivamente. La conservación del recurso del agua, por ejemplo, es un problema delicado, particularmente en el Golfo. En los actos de la ablución (lavarse antes de las oraciones) estos deben realizarse con mucho más cuidado y de forma ahorrativa. Después de todo, es en sí mismo un acto de adoración, por lo que preservar la Tierra de Dios y los recursos naturales es un principio clave para los musulmanes. Y, con todo, vemos mucho desperdicio de agua.

Otra forma en que los musulmanes pueden ayudar al medio ambiente, esta vez colectivamente, es convirtiendo las mezquitas en ‘ecológicas’. Me refiero a esto literalmente, es decir, ‘mezquitas ecológicas’, no ‘invernaderos’ (que se asocia con calentamiento). Las mezquitas deben diseñarse para conservar energía y agua, y al mismo tiempo alentar a los fieles a actuar de manera más positiva hacia el medio ambiente. Por ejemplo, al la menor cantidad posible de plástico y papel dentro y alrededor de la mezquita. Las mezquitas también deberían usar paneles solares en sus techos, especialmente, porque muchos países islámicos disfrutan de grandes cantidades de radiación solar la mayor parte del año.

La idea de mezquitas ecológicas ya se implementó en varios lugares, desde Indonesia hasta California, pero si se tiene  en cuenta la gran cantidad de mezquitas desperdigadas alrededor de todo el mundo, estas construcciones ecológicas siguen siendo muy escasas.

En términos más generales, tanto los edificios públicos y privados como las áreas residenciales deberían ser más ecológicas en el mundo islámico. Con todas las declaraciones religiosas mencionadas anteriormente, es desconcertante ver tan pocos edificios con vegetación y arbustos en nuestra región, particularmente, en el mundo árabe. En otras partes del mundo ahora es bastante común ver edificios de varios pisos cubiertos de vegetación y techos enteros convertidos en pequeños huertos o sembrados.

Por último, en mi experiencia personal, el mundo musulmán debe concientizar a todos sobre el grave impacto del plástico y la importancia de reducir el consumo de combustibles fósiles, especialmente, en los automóviles (dado que en los países árabes más ricos, el transporte público es prácticamente inexistente).

Tan pronto como superemos la pandemia, o al menos aprendamos a vivir con mayor grado de seguridad con ella, deberemos prestar seria atención al medio ambiente. Los problemas claves que requieren una acción inmediata son: el cambio climático, la escasez/uso excesivo del agua, el uso del plástico y otras contaminaciones, etc. Sin duda, los líderes e instituciones religiosos pueden ayudar considerablemente, particularmente en el mundo árabe-musulmán, donde la población responde mucho más al discurso religioso que al político. Con la proximidad del Ramadán y la visita cada vez mayor hacia las mezquitas, tenemos la oportunidad de combinar la práctica religiosa con el compromiso medioambiental.

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Nidhal Guessoum es Doctor en Física por la Universidad de California, profesor en la Universidad Americana de Sharjah, Emiratos Árabes Unidos, y escribe sobre temas relacionados a la ciencia, la educación, el mundo árabe y el Islam. 

N.d.T.: El artículo original fue publicado por Arab News el 6 de abril de 2021.