Por Timothy Kaldas para Tahrir Institute for Middle East Policy
El programa de préstamos más nuevo del FMI incluye una serie de disposiciones, algunas prometedoras y otras preocupantes. En menos de un año, la libra perdió casi la mitad de su valor frente al dólar estadounidense, cayendo de EGP 16 por dólar en marzo de 2022 a alrededor de EGP 30 por dólar en el momento de escribir este artículo, y aún no se sabe a qué nivel la libra pueda llegar.
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A las 10:30 am del 11 de enero en El Cairo, el costo de un dólar estadounidense superó las 30 libras egipcias (EGP) por primera vez en la historia del país. Para satisfacer las condiciones del último préstamo de Egipto del FMI, el Banco Central de Egipto devaluó agresivamente la libra egipcia, a medida que avanza hacia una flotación total de la libra, en la que la moneda del país ahora aumentará y disminuirá de valor en función de las fuerzas del mercado en lugar de que el banco central fije su valor. En menos de un año, la libra perdio casi la mitad de su valor frente al dólar estadounidense, cayendo de EGP 16 por dólar en marzo de 2022 a alrededor de EGP 30 por dólar en el momento de escribir este artículo, y aún no se sabe a qué nivel la libra pueda llegar.
El nuevo programa del FMI en Egipto, compuesto por un préstamo de USD 3 mil millones del Fondo junto con un financiamiento adicional anticipado de USD 14 mil millones, es un Ave María para tratar de estabilizar la economía de Egipto en medio de la última crisis financiera del país y la escasez de divisas. Un elemento central del programa del FMI es la demanda para que Egipto haga una transición a un tipo de cambio flexible permanente, de ahí la devaluación y los movimientos hacia una flotación total que se están presenciando actualmente.
El programa incluye una serie de disposiciones, algunas prometedoras y otras preocupantes. Incluyen nuevas fuentes de ingresos fiscales, una expansión de la protección social, una reducción de los subsidios a la energía y la “consolidación fiscal” (en otras palabras, la austeridad). También existe el requisito de controlar el gasto en grandes proyectos y garantizar que sean asequibles, así como disposiciones que rijan la venta de activos estatales y la igualdad de condiciones entre el sector público y las empresas privadas.
El programa tiene el ambicioso objetivo de reducir el papel de las empresas estatales –en las que el FMI incluye empresas de propiedad militar– y alentar su reemplazo por un “crecimiento inclusivo liderado por el sector privado”. De hecho, el primer ministro egipcio, Mostafa Madbouly, pidió exactamente eso el año pasado, diciendo que apunta a que la participación de la inversión privada en la economía de Egipto aumente del 30 % al 65 % en los próximos tres años. Sin embargo, cuando uno examina las condiciones del mercado en Egipto y en todo el mundo, queda claro que tal expansión de la inversión privada es claramente poco realista.
Sobre la historia reciente
Para tener una perspectiva de lo difícil que es esto, las encuestas del Índice de Gerentes de Precios (PMI, por sus siglas en inglés) muestran que durante los últimos siete años, la participación privada por fuera del sector de gas y petróleo en Egipto se ha contraído durante 75 de los últimos 84 meses. Las razones de la prolongada contracción del sector privado son numerosas, pero uno de los principales desafíos citados por los gerentes encuestados fue la débil demanda interna.
En los dos años previos al rescate de Egipto por parte del FMI en 2016, la escasez de divisas llevó al banco central del país a imponer controles de capital y restringir el acceso a un suministro cada vez menor de divisas, reservándose para la importación de bienes esenciales, pagos de deuda externa y preservando la vinculación de la libra egipcia al dólar estadounidense.
Durante ese tiempo, surgió un masivo mercado paralelo de divisas fuertes, con su propio tipo de cambio. El mercado paralelo incluso operaba internacionalmente, con trabajadores egipcios expatriados pagando sus riales saudíes o dinares kuwaitíes a comerciantes en los países donde trabajaban, quienes luego tenían socios en Egipto que desembolsaban libras egipcias a familiares en espera a la tasa del mercado negro. En 2015, antes de que se introdujeron nuevas reformas, el gobernador del banco central en ese momento, Hisham Ramez, estimó que hasta el 90 ciento de las remesas de Egipto se estaban perdiendo en el mercado paralelo, eludiendo el sistema bancario oficial del país y privando a los bancos de la liquidez de moneda fuerte que tanto necesitaban. Para tener una perspectiva de la gravedad de este problema, las remesas en los últimos años aportaron más dólares a Egipto que los ingresos combinados del Canal del Suez, la inversión extranjera directa (IED) y el turismo.
A lo largo de 2015 y 2016, las empresas compraron dólares en el mercado negro para financiar sus importaciones. Esto era necesario para los vendedores de bienes importados, así como para muchos fabricantes que requerían insumos importados para sus fábricas. La inflación aumentó, el poder adquisitivo disminuyó y la economía informal creció. Finalmente, cuando se llegó a un acuerdo con el FMI en el otoño de 2016, la libra egipcia fue “flotada” por Tarek Amer, el nuevo gobernador del banco central de Egipto. Sin embargo, pronto quedó claro que la libra no estaba flotando y que solo estaba subrepticiamente vinculada al dólar a su precio recién devaluado, a pesar de las negaciones de Amer. La libra egipcia perdió aproximadamente la mitad de su valor frente al dólar estadounidense en la flotación/devaluación de 2016, lo que contribuyó a un aumento de la inflación que superó el 30% según las estadísticas gubernamentales.
Los consumidores estaban recortando el consumo de carne, pollo e incluso vegetales mientras luchaban por hacer frente al agotador aumento del costo de vida. Las empresas locales sufrieron y lucharon para encontrar compradores con suficientes recursos para venderles. La inflación fue impulsada por la devaluación, un gobierno imprimiendo dinero a un ritmo alarmante y las condiciones del préstamo del FMI, como la imposición de un IVA del 14% en la mayoría de los bienes de consumo y el recorte de una serie de subsidios energéticos en combustible, gas natural, y electricidad. Esto provocó que el precio del transporte, la refrigeración y la fabricación aumentaran aún más. Según los informes, los niveles de inflación y el colapso de la libra sorprendieron a los funcionarios del FMI que no pudieron anticipar un deterioro tan dramático.
Se suponía que estos recortes de subsidios y medidas de austeridad se compensarían con asistencia en efectivo dirigida a los más necesitados. Sin embargo, la infraestructura para esto se estaba erigiendo mientras los picos de inflación estaban en marcha, dejando a decenas de millones de egipcios soportando años de dificultades económicas sin apoyo en efectivo.
Ahora, después de varios años de incumplimiento de sus objetivos, el FMI lanzó su tercer programa de préstamo a Egipto y creen que el sector privado generará crecimiento para Egipto. En las circunstancias actuales, parece difícil entender cómo.
El entorno empresarial actual
Este es el entorno de inversión de Egipto hoy:
La libra egipcia volvió a perder aproximadamente la mitad de su valor frente al dólar en el último año. Sin embargo, a diferencia de 2016, Egipto no recibió una inyección de divisas y los bancos siguen faltos de dólares. Con suerte, esto mejorará cuando haya una flotación completa.
La inflación ya superó el 20% el mes pasado y este es solo el comienzo de un año o más de correcciones de precios a medida que los mercados absorben la última devaluación dramática de la moneda del país. Mientras que en 2016 y 2017 los consumidores redujeron el consumo de carne de res y pollo, reemplazandolos con huevos como fuente de proteínas y grasas, hoy en día los huevos son demasiado caros para muchos, lo que llevó al gobierno a fomentar el consumo de patas de pollo.
El nuevo programa del FMI requiere que 20 millones de egipcios vulnerables reciban transferencias de efectivo para fines de enero, pero hace tres años, cuando las cosas eran mucho menos precarias, ya había 30 millones de egipcios en la pobreza y el Banco Mundial estimó que 60 millones de egipcios estaban cerca o por debajo de la línea de pobreza Hoy en día, los niveles de pobreza son casi con certeza más altos y, a pesar de un modesto aumento en la cobertura de la protección social, es probable que la demanda interna en el próximo año se debilite aún más, ya que decenas de millones de egipcios vulnerables continúan soportando dificultades económicas sin apoyo en efectivo.
En el horizonte, es probable que una recesión global golpee a la industria egipcia que busca clientes globales. Los fabricantes egipcios también dependen en gran medida de los insumos importados, cuyos costos van en aumento, tanto debido a la inflación global como a la débil libra.
Finalmente, para combatir la inflación, el banco central elevó significativamente las tasas de interés mientras que los bancos estatales venden certificados de depósito que ofrecen un 25% de interés a los clientes, en un esfuerzo por aspirar liquidez y debilitar la demanda interna y, con ello, la inflación. Esto hace que el costo de los préstamos para los posibles inversionistas sea exorbitante, todo mientras pueden depositar su dinero de manera segura en el banco y cobrar un interés del 25%. Además, la liquidez que los bancos están quitando a los consumidores es dinero que no estará disponible para comprar bienes de consumo, perjudicando aún más a las empresas locales. Incluso en Occidente estamos viendo que los bancos centrales usan tasas de interés elevadas para deprimir la demanda interna mientras luchan contra la inflación.
¿Cuántas empresas invertirán para comenzar o expandirse en un entorno de mercado tan difícil? ¿Cuáles son las probabilidades de que la tasa de inversión se duplique con creces, como pretende el primer ministro egipcio?
Sin motor de crecimiento
El programa de préstamos más nuevo del FMI finalmente comienza a abordar las principales brechas en los últimos años de su participación en Egipto, tratando de restringir el despilfarro y el soborno al tiempo que especifica los objetivos de protección social. También, incluye una condición esperada desde hace mucho tiempo que requiere que las empresas militares sigan las mismas reglas que el sector privado. No obstante, el FMI parece poco realista sobre el dolor que se avecina, estimando solo un 14% de inflación en el próximo año. De igual forma, es probable que sean poco realistas acerca de la rapidez con la que se puede lograr el crecimiento. No es solo el sector privado el que no crecerá a corto plazo debido a los muchos obstáculos que enfrenta la comunidad empresarial de Egipto.
El programa del FMI también busca debilitar, si no desmantelar, el vehículo de crecimiento ciertamente insostenible de Egipto durante los últimos años: el gasto de estímulo del gobierno impulsado por la deuda. El crecimiento del PIB de Egipto durante los últimos años se vio impulsado por los enormes niveles de gasto público en carreteras, puentes, nuevas ciudades (incluida una nueva capital), proyectos ferroviarios masivos, incluida la línea de monorraíl más larga del mundo, e incluso varios palacios presidenciales.
Ahora que el FMI exige al Estado que reduzca el estímulo innecesario a grandes proyectos y que su capacidad de endeudamiento está muy restringida, el modelo de crecimiento del país corre el riesgo de desacelerarse. Esto dejaría a Egipto sin un motor público o privado de crecimiento económico; todo mientras planea asumir decenas de miles de millones de dólares en nueva deuda. Esto podría tener implicaciones preocupantes para los cálculos del FMI sobre la sostenibilidad de la deuda de Egipto.
No es de extrañar que el nuevo informe del FMI sobre el préstamo de Egipto esté repleto de advertencias de riesgo. Al evaluar la salud de la exposición a la deuda de Egipto, el personal del FMI la describe como “sostenible pero no con alta probabilidad”, y agrega que “los riesgos generales de estrés soberano son altos”. Estos sentimientos no fomentan la confianza de los inversores.
El FMI finalmente comienza a comprometerse seriamente con los importantes problemas de gobernabilidad de Egipto y pide reducir el tamaño del imperio económico militar que ha causado un daño enorme a la economía y el sector privado del país. Dicho esto, incluso si el FMI logra que el gobierno egipcio cumpla con sus nuevos compromisos, el daño causado es sustancial. Los programas económicos anteriores mal diseñados del FMI, junto con la mala práctica económica del régimen que se enriqueció a sí mismo, dejan al país en un estado verdaderamente difícil, mientras que las condiciones del mercado global son excepcionalmente preocupantes.
La recuperación no llegará rápidamente. Egipto tardará años en alcanzar los niveles de crecimiento que necesita. Esperemos que el régimen no se impaciente y le robe al país su potencial una vez más.
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Timothy E. Kaldas, subdirector de TIMEP, investiga las política económica y exterior de Egipto, y las estratégias de supervivencia del régimen.
NdT: El artículo original fue publicado por TIMEP el 12 de enero de 2023.