Por Hadeel Abu Ktaish para Institute for Palestine Studies
La inmigración palestina a Brasil continuó a principios del siglo XX a medida que se deterioraron las condiciones económicas bajo el Imperio Otomano. El impetuoso control británico sobre Palestina y las ambiciones sionistas perjudicaron materialmente a los palestinos, lo que provocó que muchos, en su mayoría procedentes de Palestina central, buscarán oportunidades económicas en Brasil.
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A menudo recordados por Lula da Silva, el actual presidente de Brasil, que también ocupó el cargo durante dos mandatos entre 2003 y 2010, los palestinos y sus aliados son conscientes desde hace tiempo del atractivo transnacional de la causa.
Los aficionados que ondeaban con entusiasmo banderas palestinas en la Copa Mundial de la FIFA 2022 fueron sólo un ejemplo de la conciencia y la unidad nacionales que despierta la lucha. Los esfuerzos palestinos en sincronía con la izquierda brasileña y su integración como comunidad hoy en día son fundamentales para entender cómo y por qué la lucha por Palestina ha ganado un punto de apoyo en el país más grande y rico de América Latina.
La génesis de la diáspora palestina en Brasil
Los orígenes de los palestinos de Brasil se remontan a hace más de un siglo, cuando el último monarca de Brasil, el Emperador Don Pedro II, empezó a integrar Brasil como un crisol de razas y fomentó la inmigración árabe al país a finales del siglo XIX.
La mayoría de los primeros inmigrantes palestinos se asentaron en el Nordeste de Brasil, en Salvador y Pernambuco. En una época en que Brasil estaba escasamente poblado, el emperador trató de crear una nueva identidad para Brasil acogiendo a varias comunidades de inmigrantes. Incluso se reunió con el clero cristiano de Belén y les animó a enviar enviados a Brasil para recaudar fondos para sus iglesias en Palestina.
La inmigración palestina a Brasil continuó a principios del siglo XX, a medida que se deterioraron las condiciones económicas bajo el Imperio Otomano. El impetuoso control británico sobre Palestina y las ambiciones sionistas perjudicaron materialmente a los palestinos, lo que hizo que muchos, la mayoría procedentes de Palestina central, buscarán oportunidades económicas en Brasil.
La Nakba de 1948 y la Naksa de 1967 crearon cientos de miles de exiliados palestinos. Oleadas de refugiados de Ramala, Belén y Jerusalén buscaron reasentamiento en Brasil, dado el éxito de muchos árabes que habían emigrado a América Latina para dedicarse al comercio.
Movilización política y alcance transnacional
La presencia palestina en Brasil contribuyó en gran medida a la buena acogida de la causa palestina en una América Latina más amplia. La participación palestina en la política y la sociedad civil de la región contribuyó directamente a la adopción de la causa por parte de la izquierda, especialmente en Brasil.
Al detallar el motivo de la convergencia política brasileño-palestina, Rasem Bisharat explica que “el pueblo palestino era considerado un ejemplo vivo de la agresión imperialista contra la humanidad […] la causa palestina era una punta de lanza frente a esa agresión”.
Haciéndose eco hoy de esta noción, el vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal), Sayid Marcos Tenório, afirma que Brasil “se convirtió en un fuerte aliado de Palestina en su lucha por la liberación, (…) en [las] Naciones Unidas y en los foros internacionales”.
Según Bisharat, la elección de Suhail Sayegh, primer dirigente de la Federação Palestina do Brasil (FEPAL), y otros árabes para el consejo municipal de São Paulo en 1982 fue un momento decisivo para la presencia política palestina en Brasil. Los grupos palestinos y árabes de Brasil fomentaron vínculos duraderos con el Partido dos Trabalhadores (Partido de los Trabajadores-PT), el actual partido gobernante. Sayegh y dirigentes árabes se reunieron con Lula durante su candidatura al gobierno del estado de São Paulo.
FEPAL fomentó las relaciones entre el PT dirigido por Lula y diversos grupos de la sociedad civil brasileña-palestina en las décadas siguientes. Estas alianzas “defendían las causas de unos y otros”; por ejemplo, los movimientos sociales brasileños de izquierda se movilizaron en masa para condenar la invasión israelí del Líbano en 1982 y la posterior limpieza étnica de Sabra y Shatila. Estos grupos fueron testigos y comprendieron la naturaleza imperialista de los conflictos que afligen a Medio Oriente; sabían que la lucha palestina era una lucha por la justicia.
La relación de la comunidad palestina con la izquierda brasileña se consolidó en la década de 1980, un período también conocido como la “década perdida” de América Latina, cuando la región se enfrentó al declive económico. Con la proliferación de ideas socialistas y marxistas en todo el continente en los años anteriores, los grupos revolucionarios palestinos, como el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), intensificaron su base popular a medida que los movimientos dirigidos por los trabajadores florecían en Brasil.
Fue en 1981 cuando, según Ali Khatib, segundo al mando de la oficina de la OLP en Brasilia en aquella época, se estableció oficialmente la relación política entre la sociedad civil palestina y la brasileña. Especialmente en su reunión con el PT en São Bernardo do Campo, en São Paulo, entonces bastión del PT. La invasión israelí del Líbano en junio del año siguiente y la posterior desaparición de la dictadura militar brasileña (1965-85) transformaron la relación en una fructífera asociación.
La comunidad palestina de Brasil comenzó efectivamente a liderar la diáspora en el continente con la fundación de la Confederação Palestina Latino Americana e do Caribe (COPLAC) en 1984. De hecho, el mayor sindicato de Brasil, y el quinto del mundo, fundado en 1983 por un grupo de organizadores sindicales (entre ellos Lula da Silva), la Central Única dos Trabalhadores (CUT), se reunió con la OLP en 1986. La CUT consideró este encuentro “una prueba de los vínculos entre los trabajadores brasileños y los trabajadores palestinos en el exilio y en los Territorios Palestinos Ocupados”.
Siendo el país más influyente y grande del continente, tanto en términos geográficos como de población, Brasil ha liderado notablemente la izquierda latinoamericana desde que el PT fundó el Foro de São Paulo a principios de los años noventa. La izquierda brasileña proporcionó efectivamente a los palestinos, que dirigían centros comunitarios, federaciones y asociaciones, una palanca.
En la primera visita de un jefe de Estado brasileño a Palestina, los defensores brasileños de la causa palestina apoyaron firmemente la visita del Presidente Lula da Silva a Cisjordania en 2010. Tras la visita de Lula, Brasil se convirtió en el primer país del continente en reconocer un Estado palestino a lo largo de las fronteras anteriores a 1967, que incluye Jerusalén Este, el 1 de diciembre de 2010. Esta decisión tuvo un efecto dominó diplomático, y muchos países sudamericanos siguieron su ejemplo. En un período de cinco años, entre 2008 y 2013, todos los países latinoamericanos -excluidos Colombia, Panamá y México, reconocieron a Palestina como Estado soberano.
Los palestinos de Brasil también lograron impulsar boicots contra el régimen israelí. En una importante iniciativa de boicot, desinversión y sanciones (BDS), las protestas populares palestinas presionaron al estado brasileño de Rio Grande do Sul para que cancelara un importante acuerdo de colaboración con Elbit Systems Aerospace and Defense. Sindicalistas de la CUT, grupos de mujeres y estudiantes y partidos políticos bloquearon el acuerdo. Tarson Nuñéz, coordinador de relaciones internacionales de Rio Grande do Sul, describió al gobierno del estado como uno que “considera las demandas de los movimientos sociales una voz importante que necesita ser escuchada”.
La vida brasileño-palestina hoy
En la actualidad, existen más de 70.000 personas de origen palestino en los 26 estados de Brasil. Constituyen alrededor del 14% del casi medio millón de latinoamericanos de ascendencia palestina. Los palestinos de América Latina constituyen la mayor diáspora fuera del mundo árabe.
Eman Abu Sidu, corresponsal de Medio Oriente Monitor en Brasil, escribe que los palestinos en Brasil son un ejemplo de un grupo que “se integró con éxito en la cultura de acogida”. Señala que, a pesar de que tiene muchas palabras árabes, los árabes y los refugiados palestinos recién llegados tienen dificultades para aprender portugués, pero escribe que “la aceptación de la diferencia, la tolerancia y el respeto por los demás por encima de las distinciones de raza o credo son valores brasileños fundamentales, que han permitido a los palestinos mezclarse con la sociedad en general”. Señala que “cada vez es más difícil identificar a los ciudadanos brasileños de ascendencia palestina” en el crisol contemporáneo de Brasil.
Ejemplo de sumood, o solidez, los palestinos de Brasil son una comunidad vibrante, que busca constantemente el equilibrio entre la integración en la vida brasileña y el mantenimiento de la conexión con su lengua, su cultura y su tierra en Palestina.
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Hadeel Abu Ktaish es Junior Fellow en el Center for International Policy, donde su trabajo se centra en el control de armamentos, la no proliferación nuclear y el fin del militarismo estadounidense dentro y fuera del país. Su conocimiento del Medio Oriente se ve enriquecido por su herencia palestina y su vida tanto en Estados Unidos como en Jordania.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute for Palestine Studies el 6 de febrero de 2023.