Por Robin M. Mills para MEI The Middle East Institute
Este artículo es parte de una serie que se basa en las conclusiones de un taller de alto nivel sobre la diversificación económica y la transición energética al margen del Foro anual de Paz y Seguridad en el Medio Oriente (FAPSMO) de la Universidad Americana del Kurdistán, llevado a cabo en noviembre de 2022.
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En el viaje de Dubai a Erbil en avión y a Dohuk por carretera, para el Foro FAPSMO, los desafíos energéticos, ambientales y económicos de Iraq y la región del Kurdistán están escritos en el paisaje. Las antorchas de gas alrededor de Basora, Kirkuk y Dohuk marcan el sitio de los principales campos petroleros. Aprovechar productivamente ese gas natural es el primer paso hacia una economía nacional más limpia y diversificada.
Los participantes en la discusión del Foro FAPSMO sobre energía incluyeron estudiantes de la Universidad Americana de Kurdistán en Dohuk y en otros lugares de la Región de Kurdistán de Irak (RKI), y del resto del país. Estaban muy interesados en el rol del petróleo y el gas en su economía nacional, las implicaciones para el futuro de Irak y la “maldición de los recursos”.
Sin revisar la extensa literatura sobre la “maldición de los recursos” o también llamada paradoja de la abundancia, su realidad y manifestaciones, es innegable que Iraq muestra varios signos clásicos asociados con una alta dependencia a las exportaciones de petróleo. El petróleo constituye el 99% de las exportaciones de Irak. El sector gubernamental está saturado de personal, a menudo en roles improductivos y basados en el patronazgo; la corrupción, la búsqueda de rentas y la asignación étnica y partidista de puestos políticos y de servicio civil son endémicas. Apenas existe un sector privado verdaderamente independiente.
Las actividades no petroleras, como la agricultura y la industria, están desatendidas. Al mismo tiempo, sectores que están bien financiados y son efectivos en algunos países petroleros, como la electricidad, la educación pública y la atención médica, también están en pesimo estado. El primer ministro del Kurdistán, Masrour Barzani, entrevistado en el Foro FAPSMO por Karen Young, investigadora principal del Centro de Política Energética Global de Columbia, reconoció estos problemas: “Iraq y la región de Kurdistán no deberían depender solo del petróleo y el gas”. Señaló la diversificación en la agricultura, el turismo y otros sectores. La RKI ya atrae un nivel razonable de turismo del resto de Irak y de Irán.
Iraq enfrenta otros problemas que no son causados por su dependencia del petróleo, pero que su gobierno ineficiente lucha por resolver: el legado de conflicto violento y la insurgencia, la falta de un monopolio estatal sobre los grupos paramilitares, la injerencia e intervención de sus vecinos (principalmente Irán, pero también Turquía), la escasez de agua y la degradación de la tierra.
La RKI está en muchos sentidos mejor que el resto de Iraq, con mejor infraestructura y mayor seguridad y protección. Sin embargo, muestra muchos de estos síntomas en el microcosmos. Sufre de varios otros problemas más allá de los de Irak en su conjunto. No tiene moneda propia y no puede emitir deuda soberana. Como entidad sin salida al mar, depende de vecinos problemáticos (la Siria devastada por la guerra, Irán sancionado, el Iraq federal y Turquía) para las importaciones y exportaciones.
La legalidad de su propio sector energético y exportaciones han sido tema de debate y disputa desde la ratificación de la constitución de 2005. En febrero de 2022, el Supremo Tribunal Federal, en un fallo ampliamente visto como politizado, declaró que la ley de propiedad de petróleo y gas del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) de 2007 era inconstitucional. Además de las propias ventas de petróleo del GRK, que están bajo presión legal de Bagdad, depende de las transferencias del presupuesto federal, que a menudo se retrasa o no existe por completo, son de tamaño impredecible y están sujetas a disputas políticas. Tiene 1,3 millones de empleados públicos de una población de alrededor de unos 6,3 millones. Acumuló deudas cotizadas de diversas maneras entre 17-31 mil millones (USD dolares), a empleados públicos con salarios impagos, comerciantes y productores de petróleo, compañías eléctricas, bancos iraquíes y otros.
El Sr. Barzani comentó que el GRK estaba reuniendo un equipo para ir a Bagdad a “resolver todos los asuntos pendientes” con el nuevo gobierno federal formado en octubre. Se quejó de las “acciones ilegales” tomadas por este gobierno y dijo que deberían trabajar juntos para redactar una nueva ley nacional de hidrocarburos, que ha sido un punto álgido desde un borrador en mayo de 2007, seguido de dos borradores más en 2011, de los cuales ninguno fue aprobados alguna vez.
La RKI también está afectada por una división cada vez más profunda y amarga entre los dos partidos principales, el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) con sede en Erbil en el norte, al que pertenece Barzani y que domina el gobierno y el sector petrolero, y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) en Sulaymaniyah, en el sur de la RKI. La mayoría de los principales campos de gas de RKI están ubicados en áreas controladas por UPK. Aunque los dos partidos han ejercido un duopolio bastante constructivo sobre el GRK desde 2003 y trabajaron juntos para promover los intereses kurdos en las autoridades federales de Bagdad, su relación se ha deteriorado a medida que la UPK ha ido perdiendo poder e influencia. Las elecciones regionales previstas para octubre de 2022 se han retrasado un año, y los activistas y observadores se quejan del empeoramiento de la situación de la democracia y de los medios independientes.
El tema de la diversificación es difícil pero urgente, dadas las cada vez más estrictas políticas climáticas globales, los avances en tecnologías no fósiles y la vida útil limitada de los recursos petroleros de RKI.
Iraq en su conjunto tiene una relación de reservas de petróleo a producción de casi 100 años, y podría realizar nuevos descubrimientos sustanciales con exploración adicional. Será uno de los principales productores de petróleo del mundo hasta mediados de siglo y más allá, cuando se supone que el mundo se acercará a cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para cumplir con sus objetivos climáticos.
Pero dentro de este, la RKI produce unos 400.000-450.000 barriles diarios de petróleo, es decir, una décima parte del total nacional. Sus campos son más pequeños y geológicamente más desafiantes que los del sur de Irak y casi no ha habido nuevos descubrimientos en los últimos años. Por lo tanto, enfrenta de manera mucho más inminente el desafío de diversificar su economía, sus exportaciones y los ingresos del presupuesto del gobierno.
El uso productivo del gas natural es un primer paso esencial en esa diversificación. Puede sonar paradójico, dado que muchos países dependientes de los hidrocarburos agrupan los combustibles fósiles y buscan avanzar hacia las energías renovables, el hidrógeno y otros nuevos sistemas energéticos. Pero Iraq se encuentra en la etapa en que se encontraban sus vecinos del Golfo en la década de 1970; es decir, tiene que caminar antes de poder correr.
Iraq produce alrededor de 3 mil millones de pies cúbicos por día de gas asociado, el gas disuelto en el petróleo que burbujea cuando el petróleo sale a la superficie. Sólo alrededor de la mitad de este se captura y se usa de manera productiva, principalmente para la generación de electricidad. El resto se quema, dañando la salud de las comunidades vecinas con la contaminación del aire y liberando los gases de efecto invernadero, dióxido de carbono y metano. Sin embargo, al mismo tiempo, Irak sufre déficits de energía crónicos y escasez de gas que lo obligan a quemar petróleo para obtener energía –lo que reduce sus ingresos por exportaciones– y a comprar gas caro y poco confiable de su vecino Irán. La demanda máxima de energía en el Iraq “federal” (no KRI) se estima en más de 34 gigavatios (GW), pero el país lucha por generar al menos 20 (GW), y gran parte desaparece en una planta anticuada.
Sólo la RKI produce cantidades significativas de gas no asociado, es decir, gas extraído independientemente del petróleo. El campo Khor Mor, en el sur de la región, proporciona gas a las centrales eléctricas y actualmente se está ampliando. Otros campos importantes aún no se han desarrollado. La RKI no sufre tanto por combustión de gases como el Iraq federal, pero varios campos petroleros aún no están conectados a las instalaciones de procesamiento y los oleoductos. En enero de 2022, la empresa de equipos eléctricos Aggreko anunció la finalización de un proyecto para utilizar gas quemado del campo Sarqala, en el sur de Kurdistán, para generar 165 megavatios (MW) de electricidad.
La prioridad de RKI es garantizar una generación de energía confiable y luego el suministro de gas a la industria. Se está construyendo un gasoducto desde Erbil a Dohuk que llevaría gas de Khor Mor a una planta de energía subutilizada allí, que depende del costoso diesel. Sin embargo, una serie de ataques con cohetes contra Khor Mor, probablemente de grupos vinculados a Irán con la intención de presionar a los kurdos durante el período de formación del gobierno en Bagdad, y la disputa PDK-UPK, retrasaron el proyecto.
El avance del sector gasífero de la región también sufrió largos retrasos en la aprobación de los desarrollos de campo, decisiones regulatorias aparentemente arbitrarias del Ministerio de Recursos Naturales, largas esperas para el pago a las compañías petroleras internacionales, la falta de infraestructura para recolectar gas asociado y disputas legales con empresas, como el consorcio Pearl Petroleum (que opera Khor Mor) y Genel Energy (que tenía los contratos de los grandes yacimientos de gas de Miran y Bina Bawi). Estos campos contienen gas “agrio”, es decir, gas con un alto contenido de sulfuro de hidrógeno tóxico y corrosivo. El GRK necesitaría asegurar un socio grande y técnicamente calificado para desempeñar el papel previsto de procesar y vender dichos recursos de gas. Y por el momento, la región no tiene un mercado de gas sistemático, desde el cual las empresas puedan comprar y vender con precios y condiciones transparentes.
Después de satisfacer la demanda interna, el desarrollo de Khor Mor y otros campos podría dar al RKI un excedente de gas a mediados o finales de la década de 2020. Esto la convierte en una de las pocas regiones adyacentes a Europa que podría suministrar cantidades adicionales significativas de gas por gasoducto, ayudando a reemplazar los suministros rusos (Argelia, Libia, el Mediterráneo Oriental y Azerbaiyán son los otros, pero todos enfrentan varias limitaciones cuando se trata de política o disponibilidad de recursos).
El gas del KRI podría ir al Iraq federal, lo que ayudaría a aliviar su déficit crónico de gas y energía y su dependencia de Irán; podría alimentar las centrales eléctricas infrautilizadas de la región y así facilitar las ventas de electricidad al Iraq federal; o podría ir a Turquía y, a través de la red de oleoductos de Turquía, al sureste de Europa e Italia. Una vez que se complete la conexión Khor Mor-Erbil-Dohuk, solo quedan unos 70 kilómetros más hasta la frontera turca y una corta distancia más allá hasta la red de gas turca. Son factibles exportaciones de alrededor de 5 mil millones de metros cúbicos (mmc) por año para 2030 y, en última instancia, alrededor de 15 mil mmc anuales. Esta sería una contribución útil, si no enorme, en comparación con los 155 mil mmc suministrado por Rusia a Europa el año pasado.
Al precio actual del crudo, el GRK gana alrededor de 10-12 mil millones (USD dólares) por año de las exportaciones de petróleo. Podría generar alrededor de 2-4 mil millones anuales de las exportaciones de gas a gran escala, después del costo de las tarifas de los oleoductos para llegar a los mercados en Turquía y más allá, un complemento útil para el petróleo, pero no transformador.
Sin embargo, el gas sería importante más allá del impacto financiero inmediato. Crearía un flujo de ingresos de larga duración para ayudar a reemplazar una disminución, eventual y quizás inminente, en la producción de petróleo. El uso doméstico del gas fortalecería la economía local, ofreciendo oportunidades en áreas como la refinación de petróleo, el cemento, la cerámica, el vidrio, el procesamiento de alimentos y otras industrias locales. Una electricidad más confiable y limpia ahorraría fondos gubernamentales y privados gastados en diésel, y mejoraría las condiciones comerciales y de vida. El suministro de electricidad no es solo una cuestión de gas: La RKI tiene potencial para rehabilitar sus represas hidroeléctricas e instalar más energía solar. Y convertirse en un importante proveedor de gas para Turquía y Europa aumentaría la importancia geopolítica de KRI.
Dadas las batallas legales y un caso de arbitraje en curso entre Bagdad y Turquía sobre el uso del oleoducto Irak-Turquía, es casi seguro que las exportaciones de gas requerirán acuerdos tanto de Erbil-Bagdad como de Erbil-Sulaymaniyah. Esas son disputas políticas muy espinosas. La mediación externa de EEUU y la UE probablemente sea esencial. Ambos gobiernos tienen barreras políticas internas para financiar proyectos de combustibles fósiles, pero deben reconocer las circunstancias únicas y la importancia estratégica del sector de energía y gas iraquí-kurdo.
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Robin M. Mills es director ejecutivo de Qamar Energy y autor de El mito de la crisis del petróleo.
NdT: El artículo original fue publicado por The Middle East Institute el 20 de enero de 2023.