Por Diana Galeeva para Arab News
Irán convocó esta semana al enviado de Ucrania en Teherán después de que el asesor del presidente Volodymyr Zelensky comentara el atentado contra una fábrica militar en Isfahan. Según Nournews, que está asociado con el Consejo de Seguridad Nacional de Irán, la medida se produjo después de que Mykhailo Podolyak tuiteara: “Noche explosiva en Irán: producción de drones y misiles, refinerías de petróleo. (Ucrania) lo advirtió”. Sin embargo, según The Wall Street Journal, era Israel quien estaba detrás del ataque. Sea cual sea la verdadera intención del tuit y quién llevó a cabo el ataque, el papel de Irán en la guerra de Ucrania se hace cada vez más visible.
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Irán reconoció la independencia de Ucrania el 25 de diciembre de 1991, y las relaciones diplomáticas oficiales se establecieron el 22 de enero de 1992. Antes del conflicto de Ucrania, las relaciones eran sólidas, pero Irán también desarrolló fuertes relaciones militares y de seguridad con Rusia, especialmente a través de su alineamiento con Siria. Irán se abstuvo de apoyar u oponerse públicamente a la anexión de Crimea en 2014.
Una prueba del esmero de Irán en mantener las relaciones puede verse tras la catástrofe del vuelo 752 de Ukraine International Airlines. En 2020, el ejército iraní derribó accidentalmente el vuelo civil de pasajeros y ambas partes acordaron una investigación exhaustiva; es evidente que, en ese momento, Teherán valoraba las relaciones con Kiev.
Al principio de la guerra de Ucrania, la postura de Irán fue notablemente cauta. La República Islámica no reconoció la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Además, en la sesión de emergencia de la Asamblea General de la ONU del pasado marzo, Irán se abstuvo de votar una resolución que condenaba la invasión rusa de Ucrania e instaba al retiro inmediato de sus tropas. Teherán trató de mantener la neutralidad oficial. No obstante, los dirigentes iraníes dieron muestras de apoyo ーo al menos de empatíaー con la postura rusa, al afirmar el líder supremo Ali Jamenei que: “Si Rusia no hubiese enviado tropas a Ucrania, se habría enfrentado más tarde a un ataque de la OTAN”.
Sin embargo, a medida que se desarrollaba la dinámica de la guerra de Ucrania, junto con la acuciante necesidad de Rusia de superar las sanciones occidentales, la situación “hizo de Irán y Rusia aliados en el aislamiento económico”, tal como lo expresaron Alam Saleh y Zakiyeh Yazdanshenas en un informe para el Atlantic Council en agosto.
A finales de 2022, en una revisión exhaustiva de la creciente interdependencia entre Irán y Rusia, Abdolrasool Divsallar, para TRENDS Research and Advisory, identificó varios nuevos motores de su colaboración. Más allá de la urgencia de Moscú debido a las sanciones occidentales, otro factor fue “la defensa de la seguridad del régimen”, ya que ambos países “se enfrentaron a inestabilidades internas sin precedentes” en 2022, en el caso de Rusia con las protestas contra la guerra y, en el de Irán, las protestas contra el régimen lideradas por mujeres tras la muerte bajo custodia de Mahsa Amini.
El informe de Divsallar también argumenta correctamente que el factor estadounidense se convirtió en una preocupación menor, mientras que la desconfianza histórica se desplazó a la simpatía estratégica. Sobre todo, Rusia e Irán se reposicionaron y pasaron de ser estados competidores en materia de energía a ser participantes mutuos en los esfuerzos de diplomacia energética. Todos estos factores contribuyeron a que Irán se acerque cada vez más al Kremlin. Directa o indirectamente, parece plausible que Irán entre en la guerra de Ucrania, sobre todo teniendo en cuenta las alianzas militares existentes en Siria.
En agosto, se conoció la noticia de la posible compra de drones iraníes por parte de Moscú y, en septiembre, fuentes ucranianas anunciaron que habían derribado un dron Shahed 136 de fabricación iraní, utilizado por los rusos en la región nororiental de Járkiv. Ese mismo mes, Kiev retiró la acreditación al embajador iraní en Ucrania, basándose en el suministro de armas de Irán a Rusia.
Dramatizando esta dinámica entre Irán y Ucrania, John Hardie y Behnam Ben Taleblu argumentaron en un artículo de octubre para la revista Foreign Policy, titulado “Irán está ahora en guerra con Ucrania”, que: “Por primera vez, Irán está implicado en una gran guerra en el continente europeo. Asesores militares iraníes, muy probablemente miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, están sobre el terreno de la Ucrania ocupada… para ayudar a Rusia a hacer llover mortíferos drones kamikazes iraníes sobre ciudades e infraestructuras civiles ucranianas”.
La política iraní de “mirar hacia Oriente” se manifestó en la decisión de la República Islámica de orientarse hacia las potencias y la cultura orientales. El autoposicionamiento de Ucrania como defensora de los valores occidentales parece marcar la identidad y el rumbo de ambos países en direcciones opuestas. Además, Teherán se benefició, en cierto modo, de las sanciones rusas, ya que ahora cuenta con un socio dispuesto a negociar con él para mitigar el impacto económico de las sanciones. Por ejemplo, en diciembre, ambos países acordaron desarrollar una nueva ruta comercial desde el extremo oriental de Europa hasta el océano Índico. Estos intereses económicos y diplomáticos contraponen los objetivos estratégicos nacionales de Irán a los de Ucrania.
La presidencia de Ebrahim Raisi se caracteriza por centrarse en garantizar los intereses nacionales de Irán. Posiblemente, nuevas provocaciones o incidentes militares no lleven a una ruptura de los lazos diplomáticos con Kiev, pero una colaboración cada vez mayor en materia de seguridad y militar con Rusia hará menos probable que Ucrania esté dispuesta a continuar con las comunicaciones. Esto es un indicador de la creciente complejidad de la guerra y de su posible escalada. Además, la siempre polémica posición de Irán en la región está destinada a acumular más complejidades. Sus objetivos estratégicos y militares a nivel local pueden verse condicionados por los acontecimientos de Ucrania, junto con su participación en Siria y otros puntos de crisis regionales. Esto puede influir en su forma de ver y responder a los acontecimientos en los próximos meses, y quizás años.
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La Dra. Diana Galeeva es antigua visitante académica del St. Antony’s College de la Universidad de Oxford (2019-2022). Es autora de dos libros: “Qatar: The Practice of Rented Power” (Routledge, 2022) y “Russia and the GCC: The Case of Tatarstan’s Paradiplomacy” (I.B. Tauris/Bloomsbury, 2023). También es coeditora de la colección “Post-Brexit Europe and UK: Policy Challenges Towards Iran and the GCC States” (Palgrave Macmillan, 2021)
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Arab news el 2 de febrero de 2022.