Por Afaf Jakmour para Syria Direct
El 11 de julio, las redes sociales se llenaron con la noticia del asesinato de Israa Deeb (17 años) a manos de su padre en la ciudad de Afrin, en el campo al norte de Alepo. Sin embargo, muy pronto este crimen, como muchos otros cometidos contra mujeres sirias, se desvaneció de la memoria social.
El asesinato tuvo lugar el primer día del Eid Al Adha (n.d.t. Celebración del Sacrificio, festividad musulmana), luego de que Israa fuera acusada de mensajearse con un joven. Las fuerzas del Ejército Nacional Sirio (ENS) -respaldadas por Turquía- descubrieron el crimen en un puesto de control en Afrin, mientras el asesino intentaba trasladar el cuerpo de su hija a su lugar de nacimiento en Kafr Amma, la aldea ancestral de la familia de la que fueron desplazados con anterioridad.
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Antes de que Israa fuera asesinada, ella y sus hermanas habían sido víctimas de violencia doméstica durante años, contó Reem (seudónimo), una de sus amigas, a Syria Direct. Su padre las obligó a “dejar la escuela a una temprana edad, aunque sobresalían y él era violento con ellas. Mató las aspiraciones de su hija, quien se destacaba en sus estudios y era conocida por ser tímida”, relató.
Los crímenes contra mujeres y niñas revelan una crisis social, pero también ponen de manifiesto las deficiencias de la ley siria. Los delitos cometidos con el pretexto de proteger el ‘honor’ están “legitimados en la ley, ya que el asesino solo es castigado con prisión por un período discrecional definido por el juez”, explicó Hiba Ezzideen Al Haji, directora Ejecutiva de Equidad y Empoderamiento, una organización con sede en Gaziantep que defiende los derechos de las mujeres en el noroeste del país.
Además de eso, los cambios a la ley siria en los últimos años que aumentaron las penas para los perpetradores de delitos cometidos bajo el pretexto del ‘honor’ no se aplican en las áreas controladas por la oposición a Bashar Al Assad.
‘Circunstancias mitigantes’
La historia de Israa se hizo conocida el mes pasado, pero las historias de muchas otras mujeres y niñas fueron sepultadas por el silencio. Esto “alienta más de estos delitos, porque permanecer en silencio sobre un crimen les demuestra a los perpetradores que pueden escapar del castigo”, indicó la abogada Huda Sarjawi a Syria Direct.
Además del silencio que rodea los delitos contra las mujeres, lo que revela un problema social profundamente arraigado, el Código Penal Sirio anterior a 2009 permitía a los asesinos aprovechar una “exención de pena” en el artículo 548. El mismo establecía que “el que atrapa a su cónyuge, o uno de sus ascendientes o descendientes o su hermana cometiendo adulterio o actos sexuales ilegítimos con otra persona y sin querer mata o hiere a uno o a ambos, goza de exención de pena”.
Por el mismo artículo, emitido por el Decreto Legislativo N° 148 (1949), el autor del homicidio o daños se beneficia de una “reducción de la pena” si “sorprende a su cónyuge o a uno de sus ascendientes, descendientes o hermana en situación sospechosa con otro”.
Un cambio de 2009 al artículo 548 eliminó la exención de condena, pero se mantuvo la reducción de la condena, con la condición de que “la pena no sea inferior a dos años de prisión por el asesinato”.
El artículo 548 fue abolido por completo en marzo de 2020 y los asesinos en tales casos ahora son remitidos al poder judicial por el delito de homicidio doloso. Sin embargo, los perpetradores aún pueden beneficiarse del art. 192, que se refiere a la posibilidad de reducir la pena “si el juez determina que el móvil fue honorable”. En ese caso, el asesino puede ser sentenciado a “prisión simple”, en lugar de “prisión con trabajos forzados”.
Aunque el poder judicial en áreas controladas por la oposición siria usa el código penal del régimen, no acepta sus enmiendas recientes “porque no tiene legitimidad para elaborar o enmendar leyes”, apuntó la abogada Sarjawi. Sobre esa base, “todavía se aplican penas reducidas contra los autores de delitos (cometidos) bajo el pretexto del honor”, explicó.
Si bien es posible que las soluciones legales no eliminen tales delitos, la ley tiene un papel que desempeñar, según Haji. “Los delitos motivados por el honor disminuyeron en países de asilo” como Turquía, de acuerdo con cifras de la organización Equity and Empowerment (Igualdad y Empoderamiento). “Turquía es un país con leyes disuasorias, y esto apunta al papel del texto en la protección de las mujeres”, agregó.
Los números no reflejan la realidad
A principios de julio, coincidiendo con el asesinato de Israa Al Deeb, se produjeron 15 crímenes contra mujeres en varios países árabes en el transcurso de una sola semana, según los incidentes rastreados por Sharika Walakem, una plataforma de medios feministas con una red en la región de Medio Oriente y el Norte de África.
El mismo mes, Maha (seudónimo), de 25 años, fue asesinada en un suburbio de Damasco por su hermano, miembro de las fuerzas armadas del régimen sirio. No se informó de su muerte, pero circuló la noticia entre amigos cercanos y parientes de que “desapareció después de regresar a Siria”, señaló Iman (seudónimo), uno de sus parientes.
Maha había sido golpeada y abusada por su esposo y “buscó refugio con una familia con la que estaba en contacto fuera del país”, contó Iman. Pero, cuando la madre de ella descubrió dónde estaba, “le aseguró su seguridad si regresaba, mientras que por otro lado acordaba con su hermano castigarla”, agregó. Cuando Maha regresó, su hermano la mató.
Maha había “pedido el divorcio de su esposo porque era violento con ella, pero su madre lo rechazó y trató de convencerla de que continuara con su matrimonio”, explicó Iman. Syria Direct no pudo verificar de forma independiente los detalles de este incidente con fuentes autónomas ni medios locales.
A diferencia de la historia de Maha, la de Ayat Al Rifai, una madre de 19 años, se publicó en las redes sociales a principios de enero de 2022. Según los informes, fue asesinada por su esposo Ghiath Al Hamawi, miembro de Guardia Republicana Siria, un grupo militar de élite.
Al Rifai fue abusada por su esposo y familia. El día que murió su suegro la había golpeado dos veces antes de que su marido la asesinara a golpes.
La Red Siria para los Derechos Humanos (SNHR por sus siglas en inglés) documentó “el asesinato de al menos seis mujeres bajo el pretexto de un crimen de honor en Siria en 2022”, en comparación con “la muerte de 21 mujeres, incluidas niñas, en 2021”, expresó Nour Al Khatib, responsable de documentar la violencia de género en SNHR.
Pero estas cifras solo refieren a casos documentados y son los menos. “A menudo, la familia y comunidad circundante intentan no publicitar los delitos bajo el pretexto del honor, (sino) oscurecerlos para preservar la reputación, proteger al perpetrador o presentar el delito como uno de circunstancias desconocidas o muerte natural”.
Aunque la violencia contra las mujeres no es un fenómeno reciente, “la propagación de las redes sociales y las mujeres siendo extorsionadas, amenazadas y atrapadas contribuye a ello, así como la anarquía, proliferación de armas y el estado de guerra en el país”, subrayó Haji.
“No se puede decir que ciertas áreas de control estén registrando más violencia doméstica que otras. Todas las partes de Siria tienen casos de abuso y asesinato de mujeres”, ya que ellas viven “bajo un sistema dictatorial, junto con la autoridad religiosa y social”, agregó.
“Las costumbres son más fuertes que la ley”
La violencia doméstica y el asesinato de mujeres son una prioridad de análisis para organizaciones sirias, sostuvo Haji. Éstas trabajan para implementar la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre mujeres, paz y seguridad, que se considera un compromiso político no negociable para la Secretaría General.
La capacidad de las organizaciones sirias para monitorear y responder a la violencia contra las mujeres tropieza con varios obstáculos, entre ellos que “cada organización opera dentro de un marco local estrecho”, indicó Haji. Pero más grave que eso es la propia sociedad. Por eso, Equidad y Empoderamiento pretende “jugar un papel de concientización en la reducción de estos crímenes” a través de proyectos de “concientización jurídica para hombres y mujeres, así como sesiones de diálogo sobre diversos temas, incluidos los asesinatos bajo el pretexto del honor”, explicó.
Su organización centra sus programas en “leyes y costumbres”, señalando que estas últimas son más fuertes que la ley en el noroeste de Siria. Por esa razón, “nuestro objetivo es escuchar las opiniones de la sociedad y corregir conceptos erróneos”, añadió.
Pero este enfoque por sí solo no es suficiente para prevenir la violencia doméstica, especialmente dada “la falta de organismos de derechos humanos capaces de responder rápidamente y proteger a las mujeres que están bajo amenaza”, expresó Sarjawi. La única opción legal es que “una mujer acuda a la justicia en busca de protección, pero en este caso, podría enfrentar presiones de su familia y quienes la rodean”, apuntó.
“Hay un vacío de seguridad cuando se trata de delitos contra las mujeres. Las autoridades de facto tienen sus propias comisarías y juzgados, pero no protegen a las mujeres”, dijo Sarjawi. Ante esta realidad jurídica y social, “muchas no acuden a estos cuerpos si son amenazadas, por temor a la explotación y al estigma social”, señaló.
Si bien existen centros de protección de mujeres administrados por organizaciones que operan en el noroeste de Siria, su función se limita a la de un ‘mediador’, cuando las mujeres acuden a ellos. Varios de ellos median “entre la mujer y la parte que la amenaza, puede ser un padre o un hermano, y al mismo tiempo ella recurre a los líderes comunitarios para que el asunto no llegue a su muerte”, explicó. Siria, “carece de medidas serias como fortalecer el papel de los centros de protección y mejorar el sistema legal-judicial”, concluyó.
Este informe fue publicado originalmente en árabe y traducido al inglés por Mateo Nelson.
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Afaf Jakmour es una periodista siria.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct el 11 de agosto de 2022.