Por Nada Arafat para Mada Masr
La invasión rusa en Ucrania está causando grandes fluctuaciones en los mercados globales e implicaciones económicas de gran alcance, incluyendo el impacto directo a la seguridad alimentaria en Egipto. Desde antes del estallido de la guerra, el gabinete del gobierno ha venido manteniendo reuniones de emergencia para discutir cómo manejar las consecuencias del conflicto.
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Las declaraciones públicas del gobierno se han centrado en determinadas importaciones, en especial el trigo. El Cairo es particularmente vulnerable al precio de este producto básico como el mayor importador del mundo del mismo. Sin embargo, el gobierno habla poco de otro cultivo crucial: el maíz.
“El maíz es la piedra angular de la producción de fuentes de proteínas en Egipto, incluyendo la avicultura, carne roja, huevos y productos lácteos. Si nos falta maíz en el mercado, será un desastre”, dijo Hesham Suleiman, un importador de granos, a Mada Masr.
Rusia y Ucrania producen alrededor de una quinta parte de la producción mundial de maíz y, por ende, la guerra está teniendo un efecto directo en los precios en el mercado mundial. En Egipto, el impacto fue inmediato. El precio del maíz amarillo aumentó de EGP 5.600 por tonelada a fines de febrero a EGP 7.000 el 1 de marzo.
La semana pasada, el Ministerio de Industria y Comercio prohibió la exportación de maíz, durum [trigo duro] y aceites de todo tipo, pocos días después del anuncio de una prohibición similar para las exportaciones de harina, pasta, frijoles, lentejas y trigo. La decisión se tomó para asegurar la disponibilidad de productos básicos en el mercado local previo al Ramadán, periodo durante el cual las tasas de consumo de alimentos aumentan significativamente, dijo la ministro de Comercio e Industria, Nevine Gamea, en un comunicado.
A diferencia del trigo, el maíz no está subvencionado en Egipto. El gobierno ni importa maíz directamente ni mantiene un abastecimiento estratégico como lo hace con el trigo. En cambio, todo el mercado del maíz está a cargo del sector privado. Incluso las fábricas estatales que producen forraje para animales obtienen su suministro de maíz del sector privado, según varias fuentes que hablaron con Mada Masr.
“El gobierno solía importar maíz cuando mezclaba trigo con 20% de harina de maíz para producir pan subsidiado. Tan pronto como comenzó a producir pan con 100% trigo, el gobierno dejó de participar en las importaciones de maíz”, dice Suleiman.
Las importaciones de maíz vienen aumentado constantemente durante las últimas tres décadas, pasando de 4,3 millones de toneladas en 2014 a 10 millones de toneladas el año pasado y a un costo de más de USD 2 mil millones. La producción local representa solo alrededor de una cuarta parte del consumo en 2020.
Ucrania —el sexto mayor productor de maíz del mundo— se encuentra entre los tres principales exportadores de Egipto, junto con Brasil y Argentina, según datos del organismo de cuarentena agrícola egipcio, y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
La importancia de Ucrania como fuente de suministro de maíz de Egipto puede ser explicada por varios factores, por ejemplo, su ubicación en el Mar Negro, lo que no solo permite que los envíos lleguen a Egipto en menos de una semana sino que reduce los costos de transporte. Además, el maíz ucraniano es de calidad media, esto se traduce en la mejor relación calidad-precio en comparación con otros productores de maíz de la región, como Bulgaria, cuya producción de maíz es de menor calidad, y Rumania, cuyo producto es más caro por ser de mejor calidad. Mientras tanto, Egipto no permite la importación de maíz ruso porque contiene ambrosía, una planta que tiene prohibida la entrada al país por la autoridad de cuarentena, según varios importadores que hablaron con Mada Masr.
Los precios del maíz han aumentado desde principios de año como consecuencia del aumento global de precios de los alimentos, alcanzando los USD 231 por tonelada justo antes de la invasión rusa en Ucrania, un aumento del 22 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. Después de la invasión, los precios del maíz aumentaron hasta USD 294 por tonelada, cifra que se espera que continúe creciendo en la medida que se prolongue el conflicto, y como resultado de un bajo rendimiento de las cosechas esperado en Argentina y Brasil debido a las leves precipitaciones.
En promedio, Egipto importa 800.000 toneladas de maíz por mes. Al precio actual, los importadores de maíz en Egipto necesitarán USD 600 millones adicionales para satisfacer las necesidades de importación de todo el año.
Varios importadores y otras fuentes del sector industrial le dijeron a Mada Masr que si el gobierno no interviene para regular el mercado local, cualquier escasez de maíz o aumento en los precios conduciría a una situación desastrosa, especialmente ahora que se acerca el mes de Ramadán y el consumo de carne y productos lácteos se espera aumenten. “En menos de un mes, un huevo costará más que EGP 3”, dice Suleiman.
Sin embargo, los funcionarios del gobierno descartaron el tema llamándolo una exageración. Abbas Al Shennawy, jefe del departamento de servicios y monitoreo del Ministerio de Agricultura, le dijo a Mada Masr que no se espera una “crisis” en el mercado del maíz, solo “pequeños inconvenientes”.
De manera similar, Abdel Aziz Al Sayed, miembro del comité de productos básicos del gabinete, le dijo a Mada Masr que la situación es segura y que Egipto tiene una reserva estratégica de maíz que puede aprovisionar este grano por seis meses. Sayed afirmó que la información sobre la reserva estratégica estaba contenida en los informes enviados por varios ministerios a su comité durante las recientes reuniones del gabinete de emergencia. Negándose a proporcionarle a Mada Masr una copia de estos informes, Sayed indicó que la reserva estratégica es resultado del “brillante liderazgo” del país, que pidió al gobierno hace tres meses que almacenara cultivos estratégicos.
Suleiman controvierte los comentarios de Sayed sobre la existencia de una reserva estratégica de maíz, diciendo que esta declaración desafía la lógica. “¿Quién reunió estas reservas estratégicas? ¿De dónde recogían las cosechas?”, se pregunta. “Solo el sector privado importa maíz. ¿Dónde lo guardarían? Los graneros tienen una capacidad de tres millones y medio de toneladas y, supuestamente, ahora están llenos de trigo. Entonces, ¿dónde se almacenan esas 5 millones de toneladas de maíz?”
Según datos recopilados por Mada Masr de diferentes fuentes gubernamentales y del sector privado, Egipto importó un total de 1,7 millones de toneladas de maíz entre enero y febrero, lo que está en línea con el promedio mensual de casi 800.000 toneladas. La información recopilada contiene las listas de barcos transportadores de granos que atracaron en puertos egipcios durante los últimos dos meses, pero no incluye las cifras adicionales que corroborarían lo que Sayed afirmó con respecto al “liderazgo brillante” que adquirió reservas adicionales de maíz.
Según varios importadores y dueños de fábricas, las forrajeras estatales consumen 800.000 toneladas de maíz por mes, es decir, cualquier disminución en las importaciones tendrá ramificaciones. A la luz de los recientes aumentos de precios y las perturbaciones más amplias del mercado como resultado de la guerra y la ausencia de regulación gubernamental, Suleiman espera que los importadores dejen de firmar acuerdos de importación de maíz en el próximo período y, en cambio, que estos almacenen el suministro que tienen actualmente. “¿Por qué un comerciante se arriesgaría y compraría maíz a un precio alto cuando podría almacenar lo que realmente tiene? Así garantizara una mayor ganancia cuando venda”, dice.
Esta misma práctica se observó a principios de este mes en el mercado del arroz, cuando el precio del arroz de grano ancho aumentó de EGP 6.000 a EGP 6.500 y el del arroz de grano fino de EGP 5.300 a EGP 6.300. Egipto es, en gran medida, autosuficiente en la producción de arroz, según la agencia estatal de estadísticas, y produce alrededor del 80 % del consumo local. Según varias fuentes que hablaron previamente con Mada Masr, el aumento de precios se produjo como resultado de que los comerciantes decidieron almacenar sus suministros para aprovechar el aumento global de los precios de cereales. Esto aconteció al mismo tiempo que el gobierno inste a las autoridades correspondientes a “vigilar de cerca los mercados y evitar la manipulación de precios o el abuso de las circunstancias para lograr ganancias personales”, según un comunicado del Gabinete.
Con el cese de los envíos de maíz ucranianos es muy probable que Egipto tenga que compensar las pérdidas comprando de otras fuentes, como Argentina, Brasil y Estados Unidos, países de donde El Cairo ya importa cantidades más pequeñas, pero a un costo más alto y tiempos de transporte más prolongados.
Esa decisión conducirá a un aumento en los precios de los productos animales en el mercado, según Nader Noureddin, quien enseña tierra y agua en la Universidad de El Cairo.
Un caso ilustrativo es la avicultura en donde el 74 por ciento de esta industria depende de forrajes cuyos componentes se importan del exterior. El forraje para aves se compone de un 70% de maíz amarillo y un 19% de soja. “Si tenemos escasez de maíz amarillo, la industria avícola en Egipto puede colapsar”, enfatizó Hussein Abu Saddam, líder del Sindicato de Agricultores, a Mada Masr.
Para hacer frente a la crisis, según el agricultor Mohamed Al Gawhary, el Ministerio de Agricultura debería apuntar a disminuir las cargas de importación apoyando y alentando a los agricultores a expandir el cultivo de maíz a través de acuerdos de agricultura por contrato u ofreciendo líneas de crédito para el cultivo antes del inicio de la temporada de siembra, en mediados de marzo
Mientras tanto, Sherif Fayyad, profesor de Economía Agrícola, señala que la ausencia de un marco específico y claro para la comercialización de cultivos lleva a que los agricultores cultiven de una forma aleatoria y no planificada. Fayyad agrega que el Ministerio de Agricultura no ha presentado un mapa claro para la adquisición de maíz que incluya el anuncio de precios y la coordinación entre diferentes cooperativas agrícolas, lo que desalienta a los agricultores a cultivar el cultivo estratégico.
La agricultura por contrato es un mecanismo que garantiza a los agricultores un precio predeterminado por los cultivos antes de que comience la temporada de siembra. Shennawy, jefe de servicios y monitoreo del Ministerio de Agricultura, le dijo a Mada Masr que no hay planes para implementar la agricultura por contrato para el maíz, pero dice que el ministerio “ha estado trabajando durante años para aumentar [su] cultivo”.
De hecho, la agricultura por contrato parece ser una expectativa lejana. En la edición del Boletín Oficial del 3 de marzo, el Ministerio de Agricultura publicó una decisión emitida el año pasado por el ministro para organizar el trabajo de un centro de agricultura por contrato, que fue establecido por decreto ejecutivo hace siete años.
Incluso después de ser finalmente publicada en el Boletín Oficial, la decisión no llevará al centro a tomar la iniciativa en la solución de crisis en cultivos estratégicos como el maíz. Los términos de la decisión se limitan a delinear el papel del centro en el registro de acuerdos de agricultura por contrato, si las partes involucradas deciden hacerlo, además de resolver disputas y otras tareas burocráticas. Inclusive esa función administrativa, probablemente, tardará años en entrar en vigor, ya que requiere que se emitan los estatutos del proyecto de ley.
“Hay algunos cultivos que el estado no debería abandonar”, dice Gawhary. “Cultivos de seguridad alimentaria nacional, como el trigo, el arroz y el maíz”.
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Nada Arafat es una periodista y recurrente contribuidora de Mada Masr, su campo de especialidad es la seguridad alimentaria en Egipto.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Mada Masr el 15 de marzo de 2022.