Por Anne Irfan para Institute For Palestine Studies
A principios de 2022, el Estado de Israel se convirtió en el primero del mundo en lanzar una cuarta ronda de vacunas contra el COVID-19. Si bien inicialmente se ofrece solo a personas inmunocomprometidas, mayores de 60 años y trabajadores de la salud, el plan puede eventualmente extenderse a todos aquellas personas con ciudadanía israelí.
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Gran parte de los informes en Occidente reflejan una narrativa generalizada en el Norte Global de que Israel “lideró” la respuesta epidemiológica a la pandemia. Este discurso enfatiza que el gobierno israelí comenzó la aplicación de vacunación antes que la mayoría de los países de altos ingresos, al iniciar la tercera campaña de vacunación en el verano de 2021. Sin embargo, esta campaña se limitó a los ciudadanos israelíes, e incluyó a los colonos que viven ilegalmente en Cisjordania. La fijación en la velocidad del despliegue de Israel oscurece el abandono de alrededor de 5 millones de palestinos que viven en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza.
Según el derecho internacional, Israel es responsable por la provisión de la salud pública en los territorios que ocupa. Según el Cuarto Convenio de Ginebra, esto incluye proporcionar “las medidas profilácticas y preventivas necesarias para combatir la propagación de enfermedades contagiosas y epidemias”. Human Rights Watch y Amnistía Internacional, junto con muchas otras organizaciones de derechos humanos palestinas, israelíes e internacionales, pidieron a las autoridades israelíes que cumplan con sus obligaciones legales de proporcionar vacunas a la población palestina.
Sin embargo, los sucesivos gobiernos israelíes encabezados por Benjamin Netanyahu hasta junio de 2021, y Naftali Bennett a partir de entonces, negaron cualquier responsabilidad por la vacunación de los palestinos al alegar que los términos de los Acuerdos de Oslo imponen la obligación al Ministerio de Salud palestino. De hecho, las Naciones Unidas declararon explícitamente que el derecho internacional reemplaza a Oslo e Israel sigue siendo responsable.
En una entrevista con la BBC a principios de 2021, el por entonces ministro de salud israelí, Yuli Edelstein, negó cualquier responsabilidad. En un fragmento de sonido que luego se compartió ampliamente en las redes sociales, comentó que si Israel es responsable de vacunar a los palestinos, entonces el ministro de salud palestino debería “cuidar de los delfines en el Mediterráneo”. El ministro dijo que los ciudadanos israelíes deben tener prioridad por ser contribuyentes, al tiempo que ignoró las quejas de muchos palestinos cisjordanos trabajan en Israel y los ciudadanos palestinos-israelíes, incluido el miembro de la Knesset Ayman Odeh, quienes fueron ignorados por las campañas de vacunación.
Desde que Edelstein dejó el Ministerio de Salud en junio de 2021, la provisión de vacunas para los palestinos por parte del gobierno israelí fue esporádica en el mejor de los casos e inexistente en el peor. El optimismo tras un acuerdo innovador para compartir vacunas se desvaneció cuando se supo que las vacunas suministradas a la Autoridad Palestina expirarían el mismo mes en que llegaron.
Si bien la campaña de vacunación palestina finalmente comenzó en el verano de 2021, esta se retrasó de forma significativa. A finales de año, cuando el 70 % de los ciudadanos israelíes habían recibido la segunda dosis y el 45 % la tercera, menos de la mitad de los palestinos de Cisjordania y Gaza habían recibido su primera dosis y menos de un tercio había recibido la segunda dosis.
La disriminación israelí respecto del acceso palestino a las vacunas exacerbó el apartheid médico. Como resultado, la pandemia seguió haciendo estragos en los territorios palestions donde los sistemas de salud locales ya estaban seriamente comprometidos debido a factores que incluyen la ocupación militar, el empobrecimiento estructural, la movilidad limitada y, en el caso de Gaza, un bloqueo de quince años junto a una campaña de bombardeos que destruyó hospitales palestinos y mató a médicos palestinos
Desafortunadamente, las tendencias de eficiencia epidemiológica para los ciudadanos israelíes y el abandono de los palestinos parecen destinadas a continuar durante la cuarta ronda de vacunación. Con la tasa de infección de omicron en aumento en Cisjordania y Gaza es probable que los palestinos continúen sufriendo.
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Anne Irfan es una historiadora del Medio Oriente moderno, especializada en la historia de los refugiados palestinos. Es profesora de estudios interdisciplinarios sobre raza, género y poscoloniales en el University College London.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Institute For Palestine Studies el 23 de marzo de 2022.