Por Alicia Medina para Syria Direct
Beirut – En el año en que se cumple una década del levantamiento sirio devenido en conflicto, los esfuerzos regionales de normalización con Damasco cobraron fuerza mientras una espiral económica descendente empujó al 90% de los sirios a la pobreza. Al mismo tiempo, con el Presidente Bashar Al Asad controlando alrededor del 70% del territorio del país, los dos estancamientos en el noreste y el noroeste parecen haberse asentado en una estabilidad frágil.
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El noreste
En 2021, la retórica amenazante del Presidente turco sobre una posible intervención en el noreste de Siria, controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) lideradas por los kurdos, fue tan constante como las rupturas del alto el fuego. “Con estos ataques ojo por ojo las cosas pueden salir mal”, pero Turquía es consciente de que no hay una “solución militar” en el noreste, explicó Heiko Wimmen, director de proyectos de Siria en la organización no gubernamental International Crisis Group (N.d.T.: Grupo Internacional de Crisis). “No esperaría que Turquía quiera expandir la zona que ocupa en el noreste. Un movimiento como este requerirá una conversación difícil con los rusos”, agregó.
“Rusia trazó una línea roja sobre la que no aceptará ninguna otra intervención turca, y para que Turquía haga algo necesita la luz verde rusa”, expresó Charles Lister, director del programa de Siria en Middle East Institute en Washington DC. Debido a los intereses regionales compartidos —como el proyecto de gasoducto Turkstream y el sistema de misiles S-400— Moscú y Ankara están “constantemente en equilibrio entre sí en Siria, y desde la perspectiva de ambos, esa dinámica es mucho más importante de mantener que el deterioro de la relación”, agregó Lister.
Otro baile complicado es el de las FDS. Su “socio preferido” es Estados Unidos (EEUU), y la administración del Presidente Biden insistió en que no retirarán sus tropas del noreste, explicó Lister. A pesar de su preferencia, las FDS mantuvieron la puerta abierta a Moscú y Damasco, incluso cuando “el trato que Rusia puso sobre la mesa es una rendición de todo lo que las FDS ganaron en los últimos seis años”, señaló Lister. “Damasco no está listo para darle nada a las autoridades kurdas, en términos de autonomía”, dijo Wimmen.
En 2022, Lister espera que las FDS alienten a EEUU a impulsar un acuerdo político con el régimen para avanzar en la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). “Este es un reconocimiento de que las FDS piensan que el conflicto en general llegó a un punto muerto, y ahora es el momento de impulsar la diplomacia”, comentó. Wimmen pronosticó que “el statu quo prevalecerá” por ahora, pero a la larga, la posición kurda podría verse como precaria. “Es plausible pensar que Damasco esperará y un día los estadounidenses se irán; puede tomar cinco o diez años, pero Damasco seguirá aquí, es un juego de espera”, concluyó.
El noroeste
A pesar de las constantes violaciones durante 2021, el alto el fuego parece mantenerse en el noroeste, controlado por las fuerzas de oposición y el grupo fundamentalista islámico Hayat Tahrir Al Sham (THS). “Aunque el alto el fuego se viola casi a diario, esa situación se adapta a casi todo el mundo mucho mejor que cualquiera de las otras alternativas. Lo más probable es que este statu quo desordenado continúe”, dijo Lister.
La alternativa —un ataque con todas las letras por parte de Damasco en la zona— parece poco probable. “Turquía amplió continuamente su presencia. La probabilidad de que esto conduzca a una confrontación directa entre las tropas turcas y sirias es bastante alta, y los rusos no están interesados en eso”, señaló Wimmen.
Un ataque masivo se traduciría en miles de personas buscando seguridad en territorio turco. Una “línea roja claramente marcada” para Ankara es que “el noroeste permanezca estable, es decir, que no haya amenaza de que los refugiados crucen la frontera”, explicó Lister.
Una operación de Damasco también podría llevar a los combatientes yihadistas que actualmente se encuentran en el noroeste, muchos de los cuales provienen de países de la ex Unión Soviética, a expandirse, creando un escenario de pesadilla para Rusia. “Mientras tengas a estos tipos encajonados en Idlib, no te darán problemas”, explicó Wimmen.
Hayat Tahrir Al Sham, el grupo que controla Idlib, “ajusta constantemente los tornillos a otros grupos que pueden llevar a cabo ataques por cuenta propia. HTS parece no estar interesado en ningún tipo de escalada”, añadió Wimmen. Además, la “disposición de HTS para considerar la apertura de cruces comerciales no oficiales con el régimen indica el interés del grupo en consolidar el statu quo existente para disuadir cualquier escalada militar”, explicó Lister.
HTS, un grupo designado como terrorista por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, viene tratando de ‘cambiar de sello’ tras romper vínculos con el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) y Al Qaeda hace años. Sin embargo, “en Estados Unidos se está debatiendo la posibilidad de reanudar una cantidad limitada de ayuda a la estabilización en el noroeste, en zonas en las que no se está produciendo interferencia, intimidación o infiltración de HTS”, añadió.
El expediente EIIL
En 2021, 267 ataques de EIIL en el norte de Siria causaron 183 muertes, marcando una disminución de los 572 ataques y 299 muertes en 2020, según cifras del Centro de Información de Rojava.
A pesar de esta tendencia, Lister expresó su preocupación por “la probabilidad de que EIIL haya utilizado los últimos doce meses en Siria para reconstruir silenciosamente sus redes financieras y logísticas” a una etapa en la que “puedan realizar ataques más sofisticados”.
Desde la derrota territorial de EIIL en Baghouz en 2019, alrededor de 10.000 presuntos miembros del grupo permanecen en prisiones en el este de Siria. “Los mecanismos judiciales internos de las FDS son cada vez mejor vistos por los miembros de la coalición contra EIIL”, señaló Lister. Aún así, no prevé “ningún progreso real” para el destino de estos reclusos en 2022.
El futuro de las 60.000 familias miembros de EIIL en el campamento de Al Hol, en el noreste de Siria, quedó en el limbo en medio de un resurgimiento del grupo dentro del campamento, que resultó en más de 95 asesinatos en 2021. “Pasamos el punto de no retorno. Las inseguridades en el campamento de Al Hol no tienen precedentes; la situación continúa empeorando en términos de condiciones humanitarias, y ningún nivel de ayuda por sí sola va a resolver esto”, dijo Sara Kayyali, investigadora sobre Siria de la organización no gubernamental Human Rights Watch.
En 2021, la repatriación de niños y mujeres cobró cierta fuerza. No obstante, Kayyali instó a que estos “retornos parciales ad hoc” se conviertan en un “plan integral” para repatriar y juzgar a estas personas. “La repatriación realmente debe ocurrir a una escala mucho mayor y más rápida, pero no soy muy optimista”, dijo Basma Alloush, miembro no residente de Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP), con sede en Washington.
Lister señaló la “especulación sólida” de que este año “las FDS comenzaron a demorarse, poniendo barreras burocráticas adicionales en el camino de los gobiernos que abiertamente quieren traer de vuelta a sus ciudadanos” porque si un gran número de occidentales son repatriados, “los motivos para la inversión occidental continua en el noreste comenzará a disminuir” y “perderán influencia política”.
¿La muerte del mecanismo transfronterizo?
Dado que el 60% de la población de Siria padece inseguridad alimentaria y 13,4 millones necesitan asistencia humanitaria, el suministro de ayuda es ahora más que crítico. El pasado mes de julio se renovó por seis meses el uso del paso de Bab al Hawa, en el noroeste, para entregar la ayuda a Siria. Aunque se espera que la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se renueve en enero de 2022, las perspectivas parecen sombrías para la votación de julio de este año.
“Rusia intentará desacreditar el mecanismo, si no vetarlo por completo”, predijo Alloush. “Va a ser cada vez más difícil mantener Bab al Hawa, ya que el gobierno sirio, las agencias de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se están moviendo activamente hacia las líneas cruzadas”, explicó Kayyali. El método alternativo transfronterizo parece complicado dado el historial de Damasco de desviar la ayuda y armarla contra áreas no controladas por el gobierno.
“Si hay alguna interrupción en el mecanismo transfronterizo, las vidas de más de tres millones de personas estarán en riesgo”, comentó Alloush. “Si se cierra la ayuda transfronteriza, HTS dependería por completo de la línea cruzada, y ese es el desencadenante que podría catalizar una escalada notoria”, advirtió Lister.
El impulso para la normalización
Los esfuerzos de normalización con el régimen de Asad se intensificaron en 2021: Jordania reabrió por completo el cruce fronterizo de Jaber y reanudó los vuelos a Damasco; el Ministro de Relaciones Exteriores de Emiratos Árabes Unidos (EAU) visitó Damasco para discutir asociaciones comerciales; e Interpol —cuyo presidente es ahora un general emiratí—, reintegró a Siria a su red de intercambio de información.
Kayyali advirtió que Siria “podrá utilizar el sistema de la Interpol para emitir órdenes de arresto con motivaciones políticas” y “abusar” del sistema de notificación roja como lo hicieron anteriormente países como China. “Los Estados deben tomar cualquier solicitud dada por Siria con cautela porque la vida de las personas podría estar en riesgo”, dijo Nessma Bashi, miembro legal del Centro de Justicia y Responsabilidad de Siria (SJAC por su sigla en inglés).
Los ojos están puestos en la cumbre de la Liga Árabe que se celebrará en Argelia en marzo de 2022 para un posible regreso de Damasco. Wimmen se mostró escéptico sobre la idea de que las potencias árabes “jueguen limpio con Damasco para sacarlo del ala iraní”, ya que “el régimen sirio les debe su supervivencia”.
Reduciendo el ‘bombo mediático’ en los esfuerzos de normalización, el analista económico Karam Shaar dijo que “EAU y Jordania están tratando de normalizar las relaciones, pero no a cualquier costo; les gustaría ver pasos serios del lado de Asad, y no creo que él les dé ninguna concesión significativa”.
La ‘reconstrucción’
En septiembre de 2021, el Ministro de Industria sirio hizo un llamado a los inversores para que rehabiliten las fábricas destruidas. Este llamado “destaca la profundidad de la desesperación del gobierno y apunta a la tendencia de privatizar el sector público de manera similar a la era del Presidente Yeltsin en Rusia, donde los oligarcas se comían todo por precios bajos; esto ya está sucediendo en Siria”, explicó Shaar.
Kayyali desestimó la llamada como un “truco publicitario”, pero agregó que para entender “cómo ocurre la reconstrucción en Siria”, uno debe observar cómo se desarrolla el acuerdo de EAU para construir una central eléctrica en 2022.
Wimmen duda de que los inversores estén dispuestos a destinar “la enorme suma de dinero que se necesitaría para reconstruir la infraestructura de Siria” y correr el riesgo de verse afectados por las Sanciones César de EEUU.
Regresos peligrosos
En 2021, Dinamarca, al considerar que Damasco y sus alrededores son territorios seguros para el retorno, revocó docenas de permisos de residencia de refugiados sirios. Esta medida contrarresta los hallazgos de la Comisión de Investigación sobre tortura en detención, muertes bajo custodia y desapariciones forzadas en 2021. Este año, la Red Siria para los Derechos Humanos documentó 1116 ejecuciones extrajudiciales de civiles y 1748 arrestos arbitrarios, y Human Rights Watch documentó casos de detención arbitraria, tortura y ejecuciones extrajudiciales entre los refugiados sirios que regresaron del Líbano y Jordania.
Además de las preocupaciones de seguridad, otro obstáculo práctico para el retorno son las violaciones de los derechos de Vivienda, Tierra y Propiedad. Desde 2011, hubo “docenas de leyes y decretos emitidos por el régimen que hacen que el despojo sea muy fácil, particularmente para las personas que se consideran opositores”, explicó Reem Salahi, miembro no residente de Atlantic Council.
La vía de la rendición de cuentas
En 2021 el Juicio de Coblenza emitió el primer veredicto contra los delitos de lesa humanidad del régimen sirio. El ex agente del servicio secreto sirio Eyad A. fue condenado a cuatro años y medio de prisión. El otro acusado, Anwar R., está acusado de supervisar la tortura de 4.000 presos y se espera su veredicto en 2022.
Eyad A. no es un ‘pez gordo’, pero para Kayyali su veredicto es una señal “para cada engranaje de la máquina, de que su papel, por más pequeño que sea, tendrá que rendir cuentas”. Para Bashi, esta condena puede disuadir a los “testigos internos”. Algunos de los testigos en los que el SJAC “había estado trabajando durante años estaban a punto de presentarse, pero se echaron atrás luego de la condena a Eyad”.
Esto abre un debate sobre qué tipo de rendición de cuentas prevén los sirios. “¿Queremos ir solo por los principales funcionarios o estamos tratando de ser inclusivos e ir por todos los que están involucrados en delitos?” preguntó Bashi.
El ejemplo de Coblenza es “una muy buena motivación para que los países europeos impulsen los casos de jurisdicción universal”, dijo Kayyali. “Alemania, Holanda y Suecia hicieron un buen trabajo investigando, no solo a los perpetradores del gobierno sirio, sino también a miembros de EIIL”, comentó Bashi.
EEUU no permite que los tribunales ejerzan la jurisdicción universal, pero en 2021 se trataron varios casos relacionados con Siria dada la nacionalidad estadounidense de las víctimas. Por ejemplo, Elshafee Elsheikh y Alexanda Kotey, conocidos como Los Beatles de EIIL (N.d.T.: en referencia a la popular banda de rock inglesa The Beatles), fueron juzgados por el asesinato de cuatro rehenes estadounidenses. Kotey fue condenado a cadena perpetua, mientras que el veredicto de Elsheik se espera para principios de 2022.
En 2022 también se espera una decisión del Tribunal Internacional de Justicia para abrir, o no, una investigación sobre el gobierno sirio por graves violaciones a los derechos humanos en virtud de la Convención contra la Tortura, como lo solicitaron los Países Bajos y Canadá.
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Alicia Medina es periodista con sede en el Líbano para Syria Direct y Magíster en Medios de Comunicación, Periodismo y Globalización por la Universidad de Swansea, del programa Erasmus Mundus.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct el 27 de septiembre de 2021.