Por Lyse Mauvais para Syria Direct
A principios de junio, los medios de comunicación pro-régimen anunciaron que 900 estudiantes de secundaria viajaron este año desde la región controlada por la oposición, en el noroeste de Siria, a las zonas controladas por el régimen para realizar los exámenes de bachillerato con el fin de recibir un certificado que marca la finalización de la educación secundaria. Es probable que la cifra esté inflada, pero revela la situación en la que se encuentran los estudiantes que viven en las zonas controladas por la oposición.
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Desde los certificados de estudios primarios hasta los diplomas universitarios, los estudiantes tienen dificultades para obtener títulos reconocidos fuera de las zonas controladas por la oposición, lo que lleva a algunos a recurrir a las instituciones del régimen. Sin embargo, el sector de la educación en el noroeste de Siria se está desarrollando rápidamente, como demuestra la polémica apertura de varias facultades turcas en los últimos años.
Un sistema educativo fragmentado
El sistema educativo sirio se fragmentó a lo largo del conflicto. Fuera de las zonas controladas por el régimen se implementaron nuevos programas educativos, como la enseñanza de la lengua kurda o cursos sobre la historia de la revolución. Sólo en el noreste de Siria, controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos, se aplican tres planes de estudios diferentes.
Esto tiene importantes implicancias, ya que los títulos expedidos en el sistema educativo de la oposición no son reconocidos por el gobierno sirio, lo que bloquea el acceso de los estudiantes a las universidades y a los puestos de trabajo en las zonas controladas por el régimen.
Cada año, unos cientos de estudiantes de secundaria viajan a las zonas controladas por el régimen para presentarse a los exámenes de éste. “La razón que les empuja a ir es la falta de confianza en el futuro de las zonas controladas por la oposición”, dijo a Syria Direct Ahmad al Gharbi (seudónimo), director de una escuela en la provincia de Idlib. A los estudiantes y a las familias que viven en el último enclave en manos de la oposición, cada vez más reducido, les preocupa quedarse con diplomas sin valor en caso de que el régimen retome la zona.
Esta estrategia de adaptación no está exenta de polémica y a menudo se enfrenta a la oposición de los activistas y las autoridades locales. En 2020, el grupo armado islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), la fuerza dominante en la provincia de Idlib, supuestamente bloqueó el paso de algunos estudiantes a las zonas controladas por el régimen, confiscando las tarjetas de examen de las alumnas.
“No puedo pasar el examen del régimen por muchas razones, la primera de ellas es mi creencia política. Para derribar la legitimidad del régimen, me niego a reconocer el sistema”, explicó a Syria Direct Younes Ahmad, estudiante de la Universidad de Alepo Libre fundada por la oposición en 2016. Pero la preocupación por la seguridad también es un factor: “Si viajara a las zonas del régimen, me detendrían enseguida”, añadió Ahmad.
El viaje conlleva muchos riesgos y son pocos los estudiantes que deciden presentarse a los exámenes del régimen; los que lo hacen suelen tener familiares en las zonas controladas por el régimen y están suficientemente convencidos de que no son buscados por los servicios de seguridad. Hasta cierto punto, el viaje es más fácil para las mujeres, que tienen menos probabilidades de figurar en una lista de búsqueda. Sin embargo, pueden verse desanimadas a emprender el viaje por el miedo a ser acosadas.
El panorama de la enseñanza superior
Asimismo, no se reconocen los títulos otorgados por las universidades de las zonas controladas por la oposición.
Dos universidades dominan el panorama de la enseñanza superior: la Universidad de Alepo Libre, situada en la zona rural del norte de Alepo y bajo el control del Gobierno Provisional Sirio (GPS), respaldado por Turquía, y la Universidad de Idlib, gestionada por el Gobierno de Salvación Sirio (GSS), afiliado al HTS. Esto se suma a un pequeño número de universidades privadas sirias sólo acreditadas por las autoridades de la oposición.
La mayoría de los estudiantes están matriculados en la Universidad de Idlib, que en 2019 contaba con 15.000 de los 23.000 estudiantes universitarios de las zonas controladas por la oposición y el HTS.
Thara Al Ali (seudónimo), estudiante universitaria y activista por los medios de comunicación que vive en la provincia de Idlib, eligió la Universidad de Idlib porque era la más cercana a su casa. “Como mujer, trato de evitar ir a distancias lejanas y viajar allí puede ser peligroso”, dijo a Syria Direct, destacando también las complicaciones logísticas a las que se enfrenta como madre de niños pequeños.
“Pensé que en mi último año me trasladaría a la Universidad de Alepo porque está reconocida en Turquía”, añadió Ali. Las instituciones del norte de Alepo suelen estar mejor reconocidas internacionalmente que sus homólogas de Idlib, cuyo Gobierno de Salvación está estrechamente afiliado a la organización designada como terrorista HTS.
Por otra parte, el GPS del norte de Alepo se beneficia de una estrecha relación con Turquía, que favorece el auge de las empresas y servicios turcos en el noroeste de Siria, criticado por algunos como una política de anexión económica y cultural de la región.
La creciente influencia de las universidades turcas
Cada año, un pequeño número de estudiantes se beneficia de becas en Turquía. Los que no obtienen una beca y no pueden permitirse la educación en ese país tienen la opción de entrar en uno de los varios anexos universitarios abiertos por las universidades turcas en el último año en el norte de Alepo.
“Las universidades turcas están destinadas sobre todo a los turcomanos sirios —una minoría siria de origen turco—. Su comunidad es pequeña, pero muchos turcomanos hablan turco y entran fácilmente en las universidades turcas”, señaló Gharbi. “Están muy apoyados por los turcos, a nivel educativo, militar y financiero”.
En febrero, Turquía anunció la apertura de una facultad de medicina afiliada a la Universidad de Ciencias de la Salud de Estambul en la ciudad de al Rai, una localidad de población predominantemente turcomana situada en el noreste de la provincia de Alepo. En 2019, la Universidad de Gaziantep abrió tres facultades en Afrin, Azaz y al Bab, en el norte de la provincia de Alepo.
Desarrollar la educación en estas zonas es una forma de hacerlas más atractivas y podría apoyar los esfuerzos de Turquía por reubicar a los refugiados sirios de vuelta a Siria. Pero esta política fue recibida con reacciones encontradas, ya que algunos temen la creciente invasión económica y cultural de Turquía en el norte de Siria.
En última instancia, los estudiantes universitarios de las zonas controladas por la oposición pueden alegrarse de un número cada vez mayor de opciones de educación superior, incluida la posibilidad de obtener diplomas reconocidos fuera de Siria. “Hay mucha gente que quiere estudiar en las universidades turcas porque así se asegura un mejor futuro académico”, señaló Ahmad y agregó que esto “no necesariamente da a la gente una mejor oportunidad de emigrar a Turquía después de sus estudios”.
“El sector de la educación en las zonas controladas por la oposición está experimentando un gran desarrollo, mientras que en las zonas del régimen, las cosas retroceden”, añadió Gharbi. “Esta es otra razón por la que los estudiantes están menos interesados en volver (al régimen). Muchos prefieren quedarse en las zonas de la oposición porque creen que hay más oportunidades”, concluyó.
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Lyse Mauvais nació en Francia pero se crió en varios países africanos. Estudió Ciencia Política y Conflictos entre París y Londres, antes de trasladarse a Jordania para estudiar árabe. Vive en Ammán desde septiembre de 2019.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct el 12 de julio de 2021.