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El Interprete Digital

La crisis de Rusia y Afganistán

Por Mahmoud Fazeli para Strategic Council on Foreign Relations

Bandera de Afganistán durante la entrega de Lashkar Gah a las fuerzas afganas. [Defence Images/Creative Commons]

Rusia cree que la presencia de 20 años de los Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) en Afganistán terminó en desgracia, y no sólo la considera una derrota, sino también una catástrofe. Los antiguos problemas, como el terrorismo, el tráfico de drogas y el bajo nivel de vida de la población, no sólo siguen sin resolverse, sino que incluso se intensificaron. Las fuerzas extranjeras no lograron establecer un sistema político estable después de su retirada. Con los talibanes llegando al poder, el sistema político cambiará de nuevo.

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La escalada de la desfavorable situación socioeconómica de Afganistán tras el cese de la asistencia financiera y técnica por parte de los trabajadores humanitarios, en su mayoría occidentales, es motivo de preocupación para Rusia. Afganistán se encuentra al borde del colapso económico, y esta cuestión es una alarma de la inestabilidad y la verdadera crisis humanitaria que allí se vive y que está afectando al mundo. Se desconoce la reanudación de actividades de las instituciones gubernamentales y los bancos. El aumento de los precios de los productos básicos, los alimentos y el combustible en Kabul y otras ciudades importantes ha provocado descontento con las políticas de los talibanes, por lo que Moscú está considerando la posibilidad de enviar ayuda humanitaria rusa a Kabul, y espera la participación de los donantes financieros, como de los países que están ayudando a mejorar la economía de ese país.

Rusia afirma seguir apoyando el establecimiento de Afganistán como país independiente y económicamente bien organizado. La confusa retirada de los países occidentales de aquel territorio puede tener un impacto negativo en el bienestar de todo el país. Los países occidentales han decidido las formas de su presencia y aplicación de sus propios asuntos en Afganistán, lejos de la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque nunca han presentado un informe a este consejo y a la comunidad internacional. La responsabilidad principal de esta acción, así como el “legado” que han dejado al movimiento talibán, recae en ellos. Moscú pide a la comunidad internacional que adopte medidas eficaces para prevenir una crisis humanitaria en Afganistán. Así mismo, Rusia considera que los representantes del movimiento talibán están tomando medidas para establecer un nuevo sistema político en ese país, y Moscú apoya la formación temprana de un gobierno de coalición inclusivo con la participación de todos los grupos étnicos afganos y fuerzas políticas, incluidas las minorías nacionales.

A Rusia le preocupa que terroristas y extremistas puedan infiltrarse en países de la región y Asia central bajo la apariencia de solicitantes de asilo. La posibilidad de que elementos terroristas y extremistas se infiltren en los vecinos de Afganistán, especialmente en Asia central, es un motivo de gran preocupación. Pueden infiltrarse bajo la apariencia de consignas humanitarias y pedir ayuda para los refugiados, etc. En los últimos días, después de un rumor de que la OTAN está tratando de persuadir a los vecinos de Afganistán a que abran sus fronteras para aceptar a los migrantes, Moscú ha reaccionado a la cuestión de si la OTAN efectivamente tiene un plan para abrir las fronteras afganas con los países vecinos, puesto que Europa sufrirá por esta cuestión.

Rusia, que critica las políticas de Estados Unidos y Occidente, cree que estos, a pesar de su apresurado retiro de tropas de Afganistán, siguen siendo los principales responsables de lo que está sucediendo en aquel país. Según Moscú, los países occidentales han estado llevando a cabo acciones desenfrenadas allí durante 20 años, mientras tenían que seguir las órdenes del Consejo de Seguridad. Están, en todos los sentidos, “endeudados” con Afganistán. El mundo fue testigo de lo que la OTAN, liderada por Estados Unidos, ha hecho allí y qué logros se obtuvieron como resultado de sus acciones.

Desde el punto de vista de Moscú, la comunidad internacional, y en primer lugar los trabajadores humanitarios provenientes de Occidente en Afganistán, deben proporcionar asistencia eficaz al pueblo de ese país a fin de reducir o detener completamente el flujo de migrantes. Moscú considera que el trato de la situación real fue negligente y descuidada, y esto se debe en parte a la ineficiencia de los servicios de inteligencia estadounidenses, británicos y otros de la OTAN, que no han recogido y analizado adecuada y deliberadamente la información.

Moscú cree que hay algunos estadounidenses que se han beneficiado de esta guerra por lo tanto no se preocupan por lo que el mundo piensa de Estados Unidos. Para este grupo de personas, la guerra de 20 años se ha convertido en una mina de oro. Estados Unidos ha gastado más de 1 billón de dólares del dinero de los contribuyentes directamente en la guerra. Si se tienen en cuenta los costes indirectos, esta cifra se duplicaría. Por ejemplo, en el caso del ejército estadounidense, a través del cual circularon miles de millones de dólares del ejército afgano. Sólo unos 90.000.000 de dólares fueron gastados en la capacitación del personal, de los que los contratistas privados obtuvieron enormes beneficios.

Durante la presencia militar estadounidense, el número de ataques terroristas en Afganistán aumentó exponencialmente. Al Qaeda, EIIL, el Movimiento Islámico del Turquestán Oriental y otros grupos terroristas que ven en Afganistán una base para transferir sus operaciones a Asia Central, Xinjiang en China, el norte de Irán y la India, evalúan la situación en Afganistán según sea apropiada para ellos. En lugar de luchar contra el tráfico de drogas durante las dos décadas de gestión político-militar en territorio afgano, los Estados Unidos implementaron un plan para establecer un laboratorio mundial de drogas, lo que resultó en un aumento de 40 veces la producción en aquel territorio.

Rusia, por conducto del Consejo de Seguridad, organismos ejecutivos de seguridad, servicios especiales y organismos militares, intensificó sus contactos con los gobiernos más cercanos a Afganistán, principalmente con Tayikistán y Uzbekistán, así como con China, Irán,  India y Pakistán. Moscú explotó activamente el potencial de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y de la Organización de Cooperación de Shanghai.

Moscú se centra principalmente en los esfuerzos políticos y diplomáticos en Afganistán, junto con sus socios, busca formas de fomentar el diálogo entre afganos y resolver los problemas de manera pacífica en ese país. Además concede gran importancia al rol de coordinador de las Naciones Unidas en los esfuerzos internacionales para resolver la crisis afgana. Incluso se dice que Islamabad y Moscú han establecido una cooperación respecto a Afganistán en el marco del “4+1” y que estas conversaciones se han realizado a través de servicios especiales.

El presidente ruso Putin considera imposible ‘’imponer nada desde el exterior’’ al futuro político del Afganistán dominado por los talibanes. Según él, durante veinte años, los soldados estadounidenses estuvieron presentes en esa tierra y trataron de “civilizar” a la gente que vive allí, establecer sus normas y estándares de vida, cuyo resultado fue una catástrofe. Hasta ahora, Rusia adoptó una postura relativamente conciliadora y pacífica con los talibanes, llamando a un “diálogo nacional” para formar un gobierno, sin embargo Moscú sigue considerando a los talibanes como un grupo terrorista. Aunque Rusia estuvo en conversaciones con ellos durante años, no tiene la intención de reconocer a los talibanes en la actualidad.

Vladimir Jabarov, Primer Vicepresidente del Comité Internacional del Consejo de la Federación, considera explícitamente que la composición del nuevo gobierno afgano es preocupante y fundamentalista. Rusia reconoce que sus contactos se realizan a través de su embajada en Kabul, considera que esos contactos son necesarios para la seguridad de los diplomáticos además de otras cuestiones técnicas, y no ha programado nuevas conversaciones en este momento. Como muchos otros países, está monitoreando los esfuerzos del gobierno afgano para establecer un nuevo sistema político en el país. Rusia ha pedido un gobierno de coalición inclusivo con todas las fuerzas políticas y étnicas en Afganistán, y se espera que el reconocimiento formal del nuevo gobierno tenga lugar después de que se complete el proceso.

Después de anunciar que los talibanes habían enviado invitaciones a Irán, Rusia, Qatar, Pakistán, China y Turquía para asistir a la toma de posesión de los miembros del gobierno talibán —que posteriormente fue cancelada— Rusia dijo que no se había tomado ninguna decisión para reconocer a los talibanes. Pero está siguiendo de cerca los acontecimientos y tratando de entender cuán coherentes son las promesas de los talibanes respecto a sus acciones futuras. Es importante para Rusia cómo será el sistema de gobierno talibán, tanto en el sistema de conjunto como las personas que ocuparán cargos en él. Las pruebas demuestran que Moscú ha establecido relaciones de trabajo con los talibanes a través de la embajada rusa en Kabul, pero no tiene planes de negociar con el nuevo gobierno.

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Mahmoud Fazeli es analista de asuntos internacionales.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por SCFR el 19 de septiembre de 2021.