Por Ishak Ibrahim para TIMEP
En 2016 la Ley de Construcción de Iglesias de Egipto estableció lo que, a primera vista, era un proceso simplificado para la construcción de iglesias, y también preveía un comité para formalizar las iglesias que habían sido construidas ilegalmente.
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Sin embargo, los cristianos aún enfrentan restricciones tanto oficiales como sociales para construir sus lugares de culto, ya que los funcionarios tardan en emitir permisos —incluso a las iglesias existentes que buscan reconocimiento—, sumado a que las agencias de seguridad no pudieron proteger las iglesias y las propiedades coptas y la violencia de los vecinos logró mantener a las iglesias fuera de las áreas en disputa.
El 30 de abril, la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (CEULRI) publicó su informe anual sobre la libertad religiosa en todo el mundo. Egipto fue designado país de ‘Nivel 2’, como lo había sido en el informe anterior, donde la comisión destacó el problema de la construcción y seguridad de las iglesias. “Ni estas aprobaciones [de solicitudes de iglesias], ni las instalaciones adicionales que solicitaron registrarse, ni la presencia de iglesias preexistentes abordan las políticas desiguales del país con respecto a los lugares de culto”. De manera similar, en su informe anual sobre libertad religiosa en 2018, el Departamento de Estado de EEUU comentó que “los activistas por la libertad religiosa y los derechos humanos dijeron que los funcionarios del gobierno a veces no extendieron las garantías procesales o los derechos del debido proceso a los miembros de religiones minoritarias, incluso cerrando iglesias en violación de la Ley de Construcción de Iglesias de 2016”. Si bien los informes cubrieron principalmente eventos y disposiciones en 2018, los problemas son de larga data y continuaron hasta 2019. Solo en mayo de 2019, se cerraron tres iglesias en Egipto después de que turbas protestaran y cantaran contra la presencia de iglesias y cristianos en sus comunidades. Es más, los funcionarios locales cerraron las tres iglesias.
Por otra parte, existen muchos pueblos rurales —cientos, según algunas estimaciones— sin ninguna iglesia, especialmente en el Alto Egipto, al sur de El Cairo. En una entrevista, el obispo Macarios de Menia y Abu Qarqas dijo que su diócesis tenía unas 150 aldeas y barrios que necesitaban una iglesia u otro edificio religioso. Los coptos pueden necesitar viajar a un pueblo cercano con una iglesia —aunque esa iglesia puede no ser lo suficientemente grande para albergarlos —, y ha habido casos en los que los aldeanos musulmanes no permitieron que los cristianos de fuera de la ciudad asistan a los servicios religiosos allí.
En algunos casos, el Estado cerró iglesias que habían sido abiertas previamente, y las agencias de seguridad afirman que existen amenazas a la población cristiana o hacia la paz comunal. Después de la aprobación de la Ley de Construcción de Iglesias, las iglesias que se habían estado reuniendo en casas intentaron construir sus propios edificios, pero los vecinos musulmanes se opusieron a las características arquitectónicas obvias de una iglesia: campanarios, cúpulas, cruces y similares. A pesar de la aprobación legal e incluso de los fallos judiciales a su favor, las autoridades locales bloquearon la construcción, renovación y restauración de iglesias.
Iglesias sin adoradores y adoradores sin iglesias
El Boletín Oficial —el repositorio de leyes y decretos del gobierno egipcio— no publicó ninguna decisión oficial sobre la construcción de nuevas iglesias en Egipto, como lo confirmaron varios clérigos cristianos en discusiones privadas. Esto, a pesar del hecho de que varios representantes legales de la Iglesia ortodoxa copta solicitaron el establecimiento de iglesias en áreas donde viven cristianos y no existen iglesias. En teoría, estas solicitudes deberían simplemente requerir la aprobación del gobernador correspondiente después del cumplimiento del resto de las condiciones y aprobaciones necesarias. En cambio, las autoridades generalmente ignoran las solicitudes de licencia, negándose a rechazarlas o aprobarlas, a pesar de la obligación de la ley de 2016 de que los gobernadores respondan en un plazo de cuatro meses y expliquen los motivos en caso de negativa (artículo 5).
Este problema fue expresado por los sacerdotes de la diócesis de Samalut en el norte de la provincia de Menia en una carta oficial dirigida al ministro del Interior el 10 de enero de 2019. Los sacerdotes afirman que sufren en la práctica de sus ritos religiosos, tienen varias iglesias cerradas desde 2006 y se acercaron a las autoridades pertinentes en Menia. Todavía están esperando una respuesta a sus súplicas al gobierno local y a las autoridades de El Cairo.
Las instituciones estatales otorgaron aprobaciones para construir iglesias en nuevas ciudades luego de la asignación de terrenos por parte del Ministerio de Vivienda. El presidente, Abdel Fattah El Sisi, dio instrucciones a los funcionarios para que proporcionen terrenos para el establecimiento de una iglesia en las nuevas ciudades, incluida la Catedral de la Natividad en la nueva capital administrativa. A pesar de la importancia de asignar terrenos para iglesias en las nuevas ciudades, sigue siendo un paso muy limitado y es más bien un movimiento de relaciones públicas. Las instituciones estatales no protegen el derecho de los ciudadanos a establecer lugares de culto cerca de sus lugares de residencia, mientras que las iglesias brotan en las ciudades vacías y planificadas en el desierto. La mayoría de los cristianos, al igual que los musulmanes rurales, pertenecen a las clases media y baja, y no tienen los medios financieros para poseer unidades residenciales en la capital administrativa y otras ciudades nuevas. Las iglesias en las ciudades planificadas están relucientes pero en gran parte vacías, esperando delegaciones de gobiernos extranjeros y grupos de derechos humanos.
Iglesias que cierran
Desde la aprobación de la ley en 2016, la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales documentó unos 32 casos de violencia sectaria asociados con la práctica de ritos religiosos cristianos. Algunos de estos cerraron iglesias existentes, algunos ocurrieron cuando las iglesias informales intentaron registrarse y otros bloquearon la construcción de nuevas iglesias. Estos incidentes ocurrieron en nueve gobernaciones, concentrados en Menia, Beni Suef y Suhag. De esos 32 incidentes, 26 resultaron en el cierre de iglesias en las que se rezaba, 22 de ellas de manera permanente, aunque cuatro reabrieron. Dos iglesias detuvieron la construcción y no reanudaron sus actividades, otras dos se mudaron, y en solo dos de los 32 casos las iglesias continuaron como de costumbre.
El jeque de Al Azhar habló en varias ocasiones sobre las protecciones del islam para que cristianos y judíos construyan lugares de culto. La sección de derecho religioso del Ministerio de Justicia, Dar Al Ifta, incluso emitió fetuas que establecen que no existe ningún texto legal que prohíba la construcción de lugares de culto en los países musulmanes. Pero el talante salafista imperante juega un rol en el creciente rechazo a la existencia de iglesias en algunos pueblos y hacia la negativa de formalizarlas. Un imán que trabaja en Kom Lotfy, cerca de la ciudad de Samalut en Menia, argumentó en el periódico Al Ahram en 2016, después de un incidente en el que se quemaron las casas de los coptos, que la violencia estaba justificada porque no había una iglesia en el pueblo desde al menos la década de 1980.
Algunas personas rechazan la existencia de la iglesia por razones culturales y sociales, y temen cambiar la jerarquía de influencia en las comunidades rurales. Algunos ven que el cristiano no es igual al musulmán. Mientras que las Iglesias copta ortodoxa, copta católica y protestante incrementaron su desarrollo, cultura, y servicios recreativos, algunos lugareños temen la creciente prominencia de la iglesia. Si bien los organismos estatales hablaron —aunque de manera inconsistente— en apoyo del derecho de los cristianos a construir iglesias y celebrar servicios, los servicios de seguridad no actúan para proteger estos derechos, y los políticos no suelen dar prioridad a estos temas.
Oraciones privadas o culto público
Casi tres años después de la aprobación de la Ley de Construcción de Iglesias, la brecha entre las declaraciones oficiales de que el Estado está interesado en los derechos de ciudadanía y garantiza las libertades religiosas de todos los egipcios y las políticas y prácticas reales sobre el terreno no se cerraron o ni siquiera se redujeron significativamente. Los ciudadanos cristianos todavía enfrentan una evidente obstinación en la práctica de los ritos religiosos y la legalización de las iglesias existentes. La ley no logró resolver ni mejorar el estancamiento de larga data de los coptos.
Además de sus otros defectos, la ley se basa en la falsa suposición de que los ritos religiosos cristianos deben practicarse en una iglesia, que permite combinar una reunión de oración o una celebración religiosa en un espacio público o privado con oraciones y adoración en lugares de culto. Existe una distinción entre la práctica de ritos religiosos —un derecho garantizado a todo ciudadano, como individuo o dentro de un grupo, que puede ser ejercido en cualquier lugar— y la construcción de casas de culto e iglesias, que se regulan por ley. El derecho de individuos y grupos a celebrar y observar ocasiones religiosas no debe restringirse por el hecho de que el lugar de la celebración no sea un lugar de culto. Debe garantizarse la libertad de reunión con fines religiosos, en domicilios o lugares públicos y sin permiso. Aparte de los problemas teóricos, este punto de vista hace que cualquier reunión cristiana en un pueblo sea vulnerable a protestas o ataques con el argumento de que se convertirá en una iglesia.
La continuación de la ley actual aumentará las tensiones sectarias, especialmente después de que el comité para la regularización de iglesias comience a realizar inspecciones para legalizar iglesias no autorizadas. Si Egipto realmente quiere garantizar la libertad religiosa, solo debería regular la construcción de lugares de culto en lo que respecta a los procedimientos generales de construcción, sin una ley especial que regule el derecho a practicar ritos religiosos o, al menos, una ley general que regule la construcción de lugares de culto de todas las religiones. Al mismo tiempo, el Comité de Reconciliación de la Iglesia emitirá una sola decisión aprobando la autorización de todas las solicitudes de la iglesia que se le presenten, independientemente de las condiciones que se cumplan.
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Ishak Ibrahim es investigador, defensor y activista especializado en temas relacionados con la libertad de creencias y las minorías religiosas en la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales. Ibrahim tiene una licenciatura de la facultad de Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo. Trabajó muchos años para organizaciones de derechos humanos, también trabajó como periodista para el periódico Watani.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por TIMEP el 27 de junio de 2019.