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El Interprete Digital

Demolición de barrios en Ciudad Náser obedece a razones de lucro y no al interés público, aseguran expertos

Por Beesan Kassab para Mada Masr

Ciudad Náser, Cairo [Acik Kembarasufi/ Creative Commons]

La Ciudad Náser, distrito planificado y construido en el este de El Cairo en la década de 1960 durante la era de Gamal Abdel Náser, fue destinada alguna vez a ser la nueva capital de Egipto. Hoy en día, dos de los barrios más grandes y antiguos del distrito se enfrentan a la demolición para dar paso a un nuevo plan de desarrollo del gobierno.

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La decisión original de expropiación de 2020 afirma que el terreno en el que se alzan los dos barrios será incluido en el proyecto de monorriel público que conectará éste área con la nueva capital administrativa. Sin embargo, planes emergentes para el uso del área también establecen la demolición de las casas existentes para dar paso a torres residenciales más altas que permitirían una mayor concentración de población en el vecindario.

Diferente al caso de los barrios informales que el gobierno ha decidido demoler en los últimos años, los barrios sexto y séptimo de la Ciudad Náser se construyeron como áreas de vivienda planificadas por el gobierno hace más de medio siglo. Conocido por residentes de la tercera edad como “los bloques de Abdel Náser”, según Abdullah,* un residente del sexto vecindario que llevó a Mada Masr a recorrer el área, el barrio es recorrido por amplias avenidas iluminadas por la luz solar y bloques de apartamentos uniformes del estilo modernista.

Cada bloque aparenta ser una estructura única con cuatro entradas separadas compuesto por cuatro edificios contiguos. Los edificios tienen un máximo de cinco pisos y se dividen en tres niveles: apartamentos de tres dormitorios, dos dormitorios y un dormitorio. Justo afuera de los bloques de Abdel Náser, las calles son congestionadas y están llenas de torres residenciales construidas en la década de 1990. Se incluyen en las estructuras destinadas a ser demolidas los edificios Sawaysah, llamados así por las personas que fueron desplazadas del Suez después de la guerra de 1967 con Israel y se mudaron allí.

Según los arquitectos e investigadores urbanos que hablaron con Mada Masr, la decisión del gobierno de demoler y reconstruir el área no puede justificarse como interés público y, por el contrario, es un movimiento de las autoridades para sacar el mayor provecho del creciente valor de la tierra.

Los planes del gobierno no son más que un “proceso de renovación urbana —en otras palabras, demoler un edificio para construir uno nuevo”, dice Momen El Husseiny, profesor de ingeniería arquitectónica en la Universidad Americana en El Cairo. “Las demoliciones no están justificadas en términos de riesgos para las estructuras existentes, por ejemplo, o que este es un vecindario no planificado”.

Además, la demolición de los vecindarios sexto y séptimo puede sentar un precedente sobre cómo el gobierno aborda el desarrollo urbano, según Ahmed Zaazaa, arquitecto, diseñador e investigador urbano que se enfoca en las prácticas de vivienda informal. “El riesgo de dar este paso radica en lo siguiente: continuar con la eliminación de esta vasta área de viviendas formales planificadas significa liberar al estado de cualquier disuasión social o legal para llevar a cabo demoliciones en el contexto de la replanificación de El Cairo”, dice Zaazaa.

En una breve solicitud presentada a la Cámara de Representantes a principios de este mes, la parlamentaria Maha Abdel Náser del Partido Socialdemócrata Egipcio exigió el cese de todas las demoliciones en el área y un estudio de alternativas de desarrollo que no impliquen la eliminación de estructuras estables. “Estamos en la etapa de eliminar vecindarios enteros en nombre del desarrollo sin ningún marco estándar acordado”, dijo en el comunicado. “Estas casas tienen propiedad legal y documentada en un vecindario saludable y organizado”.

Los expertos dicen que el valor de la tierra es creciente debido a próximos proyectos de desarrollo y a la expansión urbana, todo a expensas de los residentes.

“Esto es la extracción de ganancias producto del reutilizamiento de la tierra en el área después de que su valor se duplicó como resultado de los cambios en las áreas circundantes”, dice Zaazaa. “Se han inyectado cuantiosas inversiones en proyectos viales circundantes y [el estado] cree que ahora es el momento de sacar beneficios. Deben haberse dado cuenta que capitalizar la tierra del desierto después de que aumenta su valor no es suficiente y que ahora es necesario reutilizar la tierra dentro de la ciudad, ya que puede ser más lucrativo”.

Una serie de importantes proyectos de infraestructura vial y de transporte en la Ciudad Náser y sus alrededores en los últimos años ha remodelado el área. Estos incluyen la línea de monorraíl eléctrico que conectará Ciudad Náser con la nueva capital administrativa; la autopista Mushir Tantawi, que es una ruta importante hacia Nuevo Cairo y, por extensión, la nueva capital; y una lista de nuevos puentes y pasos elevados, el más cercano pensado para navegar por la calle Al-Khalifa Al-Zafer, una vía principal en los vecindarios sexto y séptimo.

“La regla básica que cualquier investigador urbano aprende al comienzo de sus estudios es que la extensión de una carretera duplica el valor de las tierras circundantes”, conjetura Omnia Khalil, investigadora en antropología y urbanismo.

El valor de la tierra también ha aumentado como resultado de los cambios urbanos y demográficos a través de procesos como la gentrificación, en los que residentes de un mayor nivel socioeconómico vienen a vivir en las áreas cercanas, según Husseini.

El plan para demoler los vecindarios sexto y séptimo indigna a los residentes más antiguos, quienes sienten que las autoridades los están tratando como sujetos fungibles. “El gobierno piensa que esta tierra se desperdicia con nosotros ahora que ha aumentado su valor”, dice Abdallah, quien hace eco del sentimiento que los residentes con frecuencia usan para describir los planes.

Esos planes incluyen el reemplazo de los edificios actuales con “torres residenciales  con estacionamientos propios y centros comerciales… además de la construcción de torres administrativas”, según Youm7.

El proyecto del gobierno tomaría ventaja del terreno mientras se elimina un estilo arquitectónico y de planificación que caracteriza las áreas más antiguas de la Ciudad Náser, incluidos los bloques de Abdel Náser. Las estructuras existentes, que generalmente no superan los cinco pisos, serán reemplazadas por torres de gran altura similares a las que comenzaron a aparecer en áreas adyacentes a Ciudad Náser en la década de 1990, según Zaazaa, las cuales apeñuscan más unidades residenciales en un espacio más pequeño. Él dice que este modelo de desarrollo urbano vertical ha llevado a un severo hacinamiento en el distrito.

Estos tipos de cambios urbanos también afectan cómo se desarrollan e interactúan las comunidades vecinales. “La estructura horizontal de los bloques generalmente incluye pequeños edificios que comprenden diez familias, con solo dos apartamentos por piso separados por unos pocos metros”, dice Khalil. “Esto crea un modelo distintivo de relaciones de los vecinos entre los residentes de los bloques de Ciudad Náser y otros vecindarios que presentan este estilo arquitectónico, a diferencia de las torres que se han vuelto omnipresentes en otras partes de la ciudad”.

Un ejemplo de ello son los padres de Abdullah, quienes llegaron al vecindario siendo niños en la década de 1960.

“Llegué aquí en 1966, cuando tenía 11 años”, le dice el padre de Abdullah a Mada Masr mientras se sienta en su apartamento irradiado por el sol. “Recién habían terminado de construir el vecindario. Mi padre presentó una solicitud a la Gobernación de El Cairo y primero obtuvimos un apartamento de una habitación. Luego nos mudamos a un apartamento de dos dormitorios y luego a uno de tres dormitorios. Mudarse era fácil una vez uno podía pagar el alquiler más alto. El barrio todavía estaba vacío y el alquiler se pagaba en cuotas que concluían con la titularidad después de 15 años”.

El sistema de alquiler con opción a compra era el sistema predominante en muchos barrios planificados de El Cairo, según Khalil.

La madre de Abdullah también llegó con su familia al sexto distrito cuando era niña. Tras su matrimonio a finales de la década de 1970, se mudó a un nuevo departamento que su esposo compró en el mismo vecindario. “A finales de los 70, la mayoría de los residentes eran dueños de sus casas y la compra y venta había comenzado”, dice el padre de Abdullah.

La eliminación de los bloques residenciales actuales que componen los barrios sexto y séptimo también reducirá la diversidad de clases en el área, la cual fue protegida por el modelo arquitectónico original, según arquitectos e investigadores urbanos.

“En ese entonces, el nuevo barrio incluía espacios para pequeños chalets destinadas a la clase media alta, un modelo conocido como ‘socialismo de villa’”, dice Husseini, mientras que al mismo tiempo, “los bloques de los barrios sexto y séptimo, fueron asignados a la clase media-baja. Los que estaban en el medio gravitaron hacia los pocos edificios altos permitidos en las calles Youssef Abbas y Tayaran”.

Los planes del gobierno para demoler los viejos bloques y reemplazarlos con torres de gran altura constituyen una “reestructuración de clases” en el área, dice Khalil.

Existe “una clara posibilidad de que las autoridades quieran limpiar el camino del monorriel de la clase media baja por razones políticas relacionadas con la imagen del proyecto”, dice Husseini. “Imaginemos lo que esto significa, desde una perspectiva gubernamental. Cuando alguien mirase a través del vidrio mientras viaja en el monorriel, camino a la nueva capital, que de alguna manera representa la nueva república en sí misma: en lugar de ver las viviendas actuales de clase media baja en los distritos sexto y séptimo, ven un modelo de vivienda urbana que representa a una clase alta”.

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Beesan Kassab es periodista y recurrente contribuidora de Mada Masr, sus áreas de interés son las condiciones económicas y sociales en Egipto.

N.d.T: El artículo original fue publicado en Mada Masr en enero de 2022.