Por Marwan Asmar para al Bawaba
Desde los Acuerdos de Abraham en los que participaron los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin en septiembre de 2020, más tarde con Sudán y Marruecos, muchos se pronunciaron adivinando qué Estado árabe sería el siguiente en tener una réplica drástica con el Estado judío.
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Arabia Saudí siempre estuvo en la vanguardia del pensamiento y el ‘camino de la paz’, pero eso es pasado, y hoy, se trata de un deseo. Arabia Saudí siempre dijo que normalizaría relaciones, pero sólo lo hará una vez resuelta la cuestión y el problema palestino con los israelíes. En otras palabras, la cuestión de los derechos de los palestinos debe resolverse para que la normalización tenga lugar, las relaciones diplomáticas sustituyan el malestar e Israel se integre en el mundo árabe.
El reto tomó relevancia en el último tiempo debido a las declaraciones hechas por el príncipe heredero saudí Mohamed ben Salman en un diálogo reciente con la revista estadounidense The Atlantic. Expresó, y de forma rotunda, que el Reino ve a Israel como un ‘aliado potencial’ y no como un enemigo, pero antes que eso ocurra, es necesario resolver la cuestión palestina.
Citando directamente, y tal como lo publicó la Agencia de Prensa Saudí, el Príncipe Heredero sostuvo: “No miramos a Israel como un enemigo, lo vemos como un aliado potencial, con muchos intereses que podemos perseguir juntos […] Pero tenemos que resolver algunas cuestiones antes de llegar a eso”.
Aunque muchos israelíes, y me atrevo a decir que también occidentales, dijeron que el lenguaje utilizado por el príncipe heredero acerca de que Israel es un ‘aliado potencial’ es interesante, agradable y representa una nueva etapa de pensamiento, tampoco es razón para exagerarlo, ya que Mohamed ben Salman dejó claro que la cuestión palestina es fundamental en el análisis final; es una piedra angular del conflicto árabe-israelí y de cualquier relación que pueda darse después.
Y esto, al margen de los Acuerdos de Abraham de finales de 2020 ya que estos acuerdos no suponen un medio seguro hacia una paz duradera como caprichosamente entendió su artífice, el ahora ex presidente de EEUU Donald Trump que entonces los basó en sus intereses transaccionales para toda la región de Medio Oriente.
Esencialmente, todos los países firmantes tenían un interés “parcial” en acercarse a Israel, ya sea por la supuesta ambición iraní, la ganancia monetaria y el alivio de la deuda, y/o el frente Polisario y el desierto del Sahara.
Arabia Saudí no tenía entonces, ni tiene ahora, necesidad de pensar de forma transaccional basándose en métodos parroquiales tradicionales. Puesto que es un país gigantesco y no necesita hacer tratos sentenciosos y egoístas con nadie, incluido Israel. Además, Riad se proyecta como líder en el mundo árabe, como nación musulmana y en torno a la cuestión palestina. Estos son los principios centrales de su política exterior y su visión del mundo, independientemente de los deslices, aquí y allá. Verse afectados por la normalización con un Estado al que siempre se consideró enemigo supondría un duro golpe para el rol regional e internacional que se ha forjado.
Sin embargo, se dio paso a algunos guiños o señas. Estamos frente a un mundo cambiante y todo el mundo debería cambiar con él, según parece. Recientemente, Arabia Saudí permitió que los aviones comerciales israelíes sobrevuelen su espacio aéreo, hecho que se produce cada vez más luego de los Acuerdos de Abraham de 2020 para unir las rutas de tráfico aéreo, en constante crecimiento, entre Abu Dabi, Manama y Tel Aviv.
Pero eso no significa que la normalización esté en marcha, al contrario la situación parece lejana, a juzgar por las declaraciones y el claro lenguaje de Riad, aunque Mohamed ben Salman sugiere, en referencia a los EAU y a Bahréin o a cualquier otro, que se trata de su política exterior y que cada quién se complace en hacer lo que quiera, de la forma que le parezca.
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Marwan Asmar es Doctor en Ciencia Política y editor jefe de publicaciones por la sección de artículos en inglés de Al Bawaba. Además de su trabajo periodístico, Asmar es el jefe de publicaciones del proyecto ATHENA en Amán, Jordania.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Al Bawaba el 6 de Marzo 2022.