Por Malak Elkashif para Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP)
Cada 20 de noviembre, las personas transgénero de todo el mundo lanzan campañas que difunden información sobre los crímenes de odio contra las víctimas transgénero y brindan estadísticas sobre el número de personas transgénero que fueron asesinadas o se suicidaron debido a sus identidades transgénero. Se realizan marchas antitransfóbicas a la luz de las velas para revivir sus historias y denunciar sus asesinatos en un intento de llevarles la justicia de la que fueron privadas.
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¿Solo nos matan con balas?
Las historias más crueles y evidentes en las que se asesina a una persona transgénero quedan siempre grabadas en nuestras mentes. Las historias en las que se conocen dos partes: el asesino y el asesinado, el autor y la víctima. Sin embargo, ¿qué pasa cuando todo un sistema se confabula para matar a una víctima?
Los medios egipcios promocionan que Egipto tiene estándares médicos, legales y sociales relativamente buenos para las personas transgénero en comparación con otros países de la región, especialmente señalando la cantidad de personas transgénero que revelaron sus identidades de género en los últimos años. Egipto pretende tener un sistema de procedimientos médicos que otorga a las personas transgénero el derecho a obtener informes médicos y aprobaciones sindicales, someterse a cirugías correctivas y obtener documentos de identidad nacionales con sus nuevas identidades.
Yo empecé los procedimientos de corrección de género hace casi siete años y aún no los terminé. Como mujer transgénero egipcia, puedo dejar en claro que no tenemos las protecciones que los medios afirman que tenemos. Muy por el contrario, estamos expuestas a ataques comunitarios y violencia a diario. Además, con un vacío legislativo en cuanto a los derechos civiles de las personas transgénero, no podemos demandar a nadie que cometa delitos contra nosotros. En cambio, podemos ser detenidas bajo los artículos contra el libertinaje de la ley N 10 de 1961, que se utiliza para castigar a hombres homosexuales y mujeres transgénero. Un informe emitido por la Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales en 2017 titulado ‘La trampa’, detalla que 232 hombres homosexuales y mujeres transgénero fueron detenidos entre la segunda mitad de 2014 y 2017.
En cuanto a las aprobaciones médicas, el comité sindical a cargo de las cirugías de reasignación de género, conocido como el El Comité de ‘Corrección de Género’, está compuesto por muchos médicos de diversas especialidades con un erudito religioso de al Azhar entre ellos, una institución necesaria para que el Sindicato Médico se aferrarse a la autoridad religiosa. Durante los últimos meses de 2018, los hospitales públicos dejaron de emitir referencias para personas transgénero al sindicato, y con la ausencia de un erudito religioso en el comité de 2013 a 2019, dejó de funcionar por completo y dejó de dar aprobaciones a personas transgénero. Como resultado, nos pusieron en una lista de espera durante años y años, deteniendo por completo nuestras vidas. Mientras tanto, tuvimos que recurrir a médicos privados y aceptamos someternos a cirugías de corrección de género en secreto sin otras alternativas, sin recursos en caso de error médico o mala praxis.
‘Ahmad Fares’, conocido como ‘Ezz’, murió el 28 de agosto, una semana después de someterse a una cirugía de corrección de género realizada por un médico privado. Ashraf Al Sebaie. Ezz, como cualquier persona transgénero en Egipto, sabía que no podía obtener un informe médico gubernamental. También era consciente de que no obtendría la aprobación del Sindicato Médico, que incluso después de reanudar su trabajo en 2019 dio aprobaciones a las personas intersexuales y se las negó a las personas transgénero. En consecuencia, Ezz decidió someterse a una cirugía de corrección de género en un hospital privado para poder comenzar su vida, trabajar y alquilar una casa como cualquier persona transgénero abandonada por su familia. Trabajó en empleos ocasionales proporcionados por sus amigos, pero enfrentó obstáculos sociales, incluidos robos y violencia física en su lugar de trabajo. Después de moverse entre trabajos exigentes, Ezz finalmente reunió suficiente dinero para someterse a la operación.
Luego de someterse a su primera cirugía de corrección de género, Ezz se vio obligado a abandonar el hospital después de solo un día, debido al temor del médico de que un comité de inspección pasara por el hospital y descubriera que había realizado la cirugía en un hombre transgénero sin la aprobación del sindicato. A pesar de la riesgosa cirugía y su precaria condición de salud, Ezz se vio obligado a dejar el hospital. Debido a su incapacidad para trabajar y la ausencia de oportunidades laborales para las personas transgénero en Egipto, Ezz se movía entre las casas de sus amigos. A los pocos días de haber sido intervenido quirúrgicamente, todos se sorprendieron con la noticia de su muerte por complicaciones físicas y hemorragia interna.
La noticia de su muerte se compartió ampliamente en las plataformas de redes sociales y fue cubierta por muchos sitios web de noticias que mencionaban el nombre del médico y el hospital privado en el que se realizó la cirugía. Sin embargo, el Sindicato Médico Egipcio no tomó ninguna medida contra este médico a pesar de que este, debido a su intransigencia y aplazamiento burocrático, representa una de las principales razones por las que Ezz se sometió a esta cirugía a manos de un médico privado que carecía de la capacidad para realizar este tipo de operación. Más aún, las autoridades competentes no investigaron su asesinato indirecto de la misma manera que investigan casos fabricados contra mujeres trans acusadas de ‘libertinaje’. Nadie movió un dedo y el caso fue rápidamente olvidado, ¡y también lo fue Ezz! Por eso, les recordamos hoy a Ezz, su sufrimiento y su caso, que es el caso de todas las personas transgénero en Egipto; sin embargo, es solo él quien pagó el alto precio de sacarlo a la luz.
Los crímenes de odio directos son narrados, y seguimos hablando de ellos a medida que pasan los años para recordar a los perpetradores y a las víctimas por igual para darles a cada uno el estatus que se merece, para que la víctima sea glorificada y el perpetrador sea estigmatizado. Fue cuando continuamos hablando de estos crímenes que el mundo conoció las historias de hombres y mujeres transgénero que fueron baleados, asesinados y agredidos por ser ellos mismos. Pero también relataremos cuidadosamente las historias de aquellos a quienes todo el sistema atacó y contra quienes conspiró para matar con su intransigencia, rechazo, burocracia e imposición de dificultades en su trabajo, educación y derechos legales, para poder lograr la justicia y proteger a los demás de convertirse en otras tragedias que se suman a la historia de las personas transgénero en la región. Recordamos a Suzy, la transgénero libanesa que fue asesinada por un sistema que le impedía trabajar. También recordaremos a Ezz, quien fue asesinado por todo un sistema que apunta a las personas transgénero en todos los niveles. Igualmente recordaremos a todos los que fueron asesinados por la burocracia y la intransigencia como llamas que avivamos frente a todos los sistemas opresores.
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Malak ElKashif es una feminista transgénero egipcia, defensora de los derechos humanos y activista por los derechos LGBTIQ+.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP) el 18 de enero de 2022.