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El Interprete Digital

Por qué Occidente es cómplice de la última crisis migratoria

Por Murad Hassan y Kamyar Saber para 1001 Iraquí Thoughts

Población kurda migrando desde Siria a Turquía. [EU Civil Protection and Humanitarian Aid/OpenVerse]

La más reciente y masiva migración de kurdos iraquíes no es impulsada por el hambre y la pobreza, sino por la injusticia social y la falta de libertad dentro de la región del Kurdistán de Irak. Esta terrible situación se ve agravada por la inestabilidad económica y las políticas hostiles promulgadas por los clanes gobernantes Barzani y Talabani. La mayoría de los que se encuentran actualmente varados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, como también los que se encuentran en campamentos en Francia y otros países europeos gozaban de una buena situación financiera antes de migrar. Como tal, es engañoso caracterizar a estas personas como migrantes económicos. Dado el estado actual de la región, seguramente las migraciones masivas continuarán en la medida que grandes oleadas de migrantes exploren otras rutas.

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Por un lado, el territorio controlado por Barzani, especialmente la capital regional de Erbil, es una prisión para activistas políticos y de derechos humanos (DDHH). Después de la conformación del nuevo Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) en 2019, se intensificaron las medidas represivas contra disidentes y periodistas. Los periodistas kurdos fueron encarcelados y condenados durante varios años por criticar las políticas gubernamentales. Por otro lado, las zonas controladas por Talabani, centradas alrededor de Solimania, siguen preocupadas por la caída de un golpe de estado ejecutado contra un primo de la familia, Lahur Jangi, el 8 de julio de 2021. El golpe de Estado de julio fue presuntamente realizado conjuntamente por organismos de inteligencia locales y regionales. Esto militarizó aún más a Solimania, lo que aumentó la incertidumbre y la inestabilidad.

En el Kurdistán iraquí, el concepto de un gobierno representativo fue reemplazado por uno de carácter oligárquico basado en lazos familiares. No existe un sistema democrático que funcione adecuadamente. Por el contrario, la autoridad se dispersa a través de miles de militantes dirigidos por el partido, incluidos muchos que no están registrados. Estas milicias son parte integral de la enérgica preservación de los intereses de los Barzani y los Talabani, las actuales familias gobernantes. Las prácticas comunes incluyen la manipulación electoral y del voto mediante la injerencia ilegal en el proceso electoral, como el aumento de la proporción de votos de los candidatos favorecidos y la disminución de los de los candidatos rivales. Además, estos partidos gobernantes se han coordinado estrechamente con los servicios de inteligencia regionales e internacionales, lo que ha permitido históricamente, que las agendas de los países extranjeros se desarrollen en el Kurdistán iraquí. Es en este contexto que estas dos familias gobernantes siguen ejerciendo un poder ilimitado mediante la supresión activa de la democracia, la libertad de expresión y abrumadores niveles de injusticia. Sin embargo, Estados Unidos (EEUU) y Europa permanecen en silencio a pesar de las críticas pronunciadas por grupos parlamentarios e independientes de oposición, así como de ONGs internacionales y locales.

Aunque existe un parlamento regional encargado de legislar, este sistema tiene poderes de ejecución mínimos. Por un lado, los dos partidos principales operan abiertamente al margen de las legislaciones y leyes creadas por el Parlamento. Conceptos como el estado de derecho o el escrutinio parlamentario no se reconocen, ni se obedecen. Desde 1996, los Barzani no han permitido ninguna manifestación pública significativa contra las familias gobernantes o sus políticas, dentro de sus territorios. Han sometido a numerosos intelectuales, periodistas, autores y activistas a intimidación, secuestro, encarcelamiento y tortura como Sardasht Osman, el Dr. Hoshyar, Sherwan Sherwany entre otros.

Además, la actual élite gobernante del GRK estuvo involucrada en uno de los robos de petróleo más ventajosos e imposibles de rastrear en la historia de Medio Oriente. La mayor parte de los ingresos petroleros es repartida entre los familiares de los Barzani y los Talabani, junto con las empresas extranjeras. Esto es de público  conocimiento, y refleja la facilidad con la que muestran y ejercen su arbitrario poder. Recientemente, Rewas Faiaq, quien ocupa el cargo de Presidenta del Parlamento del GRK, anunció que no estaba al tanto de hacia dónde se dirigían 550 millones de un total de 900 millones de dólares provenientes de ingresos mensuales de petróleo. La misma admitió que sólo estaba al tanto de un total de 350 millones de dólares que entrarían en la cuenta bancaria del gobierno; su declaración pasó inadvertida por temor a represalias del Estado.

Para engañar al público y a los observadores internacionales en torno a esta reciente migración masiva y las protestas estudiantiles, los funcionarios del GRK, especialmente el Partido Democrático del Kurdistán (PDK) liderado por Barzani, han acusado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PTK) de “tráfico intencional de personas” hacia la frontera europea. La declaración fue diseñada deliberadamente para desviar la responsabilidad del PDK y apelar a la agenda de los países regionales que se oponen al surgimiento del PTK. Además, el GRK también está acusando al Gobierno Federal de Irak de retener presupuestos y participaciones en los ingresos del GRK que supuestamente contribuyeron a la presión financiera. Una vez más, esta declaración se basa en afirmaciones infundadas y tiene por objeto despertar el nacionalismo kurdo respaldado por Barzani contra los árabes, en particular los musulmanes chiítas, y el Gobierno Federal iraquí.

El PDK y la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) liderada por Talabani no solo están explotando los recursos naturales del Kurdistán, sino también los del resto de Irak. Sólo en las exportaciones de petróleo los dos partidos gobernantes se embolsan unos 550 millones de dólares al mes, así como ingresos internos, aduaneros y de gas natural que suman cientos de millones de dólares. El PDK y la UPK no devuelven los ingresos recaudados al Gobierno Federal iraquí como deberían hacerlo legalmente. En cambio, reciben otros 200.000 millones de dinares iraquíes mensuales del gobierno igualmente corrupto del Primer Ministro Mustafa Al Kadhimi a expensas de quienes viven en el centro-sur de Irak. Al Kadhimi hace la vista gorda a todas las injusticias financieras experimentadas bajo su gobierno para mantener su alianza estratégica con el PDK y las milicias del UPK.

No cabe duda de que la Unión Europea (UE), EEUU, la Organización de las Naciones Unidas y el Gobierno de Irak son muy conscientes de los hechos mencionados. Sin embargo, todos se abstienen activamente de reconocer la profunda corrupción del PDK y la UPK. El sistema que existe hoy en día se basa en el empobrecimiento deliberado de los kurdos iraquíes frente a la supresión de la democracia. La administración estadounidense no sólo hace la vista gorda ante la miríada de injusticias, sino que también proporciona un amplio apoyo político a las dos familias gobernantes Barzani y Talabani. Hay varias razones geopolíticas para esto, a saber, el objetivo final estadounidense de aislar a Irán de la región. Debemos preguntarnos: ¿Por qué los iraquíes deben pagar el precio desproporcionado por la implementación de esta agenda? ¿Durante cuánto tiempo puede EEUU mantener la ilusión de promover la democracia y los valores de los DDHH por un lado, al tiempo que apoyan a las fuerzas de la milicia que reprime a su propio pueblo por el otro?

A través de las redes sociales, ha habido un cambio negativo en la opinión pública de la región del Kurdistán hacia EEUU y la UE, quienes ahora son vistos como cómplices en apoyar a políticos corruptos de la región. No atender las quejas sólo contribuirá a una mayor inestabilidad. Es importante que EEUU y los países europeos, que han estado invirtiendo en la región del Kurdistán e impulsando reformas, se distancien de la élite gobernante y se comprometan con el pueblo. Las relaciones con la gente, especialmente con los jóvenes, son esenciales para cambios encaminados hacia la democracia, el desarrollo económico y la paz sostenible. La participación electoral debe ser vista como un indicador para los países occidentales, de que la abrumadora mayoría de los kurdos iraquíes rechazan el sistema político en el Kurdistán. Eventualmente los cambios llegarán a la región, ya sea pacíficamente o por la fuerza.

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Murad Hassan es ex representante del Movimiento del Cambio en Australia y observador político de la política kurda.

Kamyar Saber es un escritor y observador kurdo, actualmente vive en Australia.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por 1001 iraqui thoughts el 29 de noviembre de 2021.