Por Mahmoud Fazeli para Strategic Council of Foreign Relations
Turquía realizó importantes avances en la industria militar, y es conocida en el mundo no sólo en la producción de armas ligeras y pesadas, vehículos, barcos y aviones militares, sino que también tiene una destacada actividad en el diseño y desarrollo de misiles, sistemas electrónicos y de control.
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Turquía, que pretende ser autosuficiente en equipamiento militar, invirtió 35.000 millones de dólares en la industria de la defensa a lo largo de cuatro años. En esta etapa, Turquía se convirtió en una potencia militar invirtiendo fuertemente en los elementos de su poder férreo, además de ampliar su poder moderado. Se convirtió en un país militarmente influyente con inversiones en la industria de la defensa realizando estudios eficaces en el campo del desarrollo y la investigación. Se posicionó como uno de los países más importantes del mundo, especialmente en el campo de los drones de reconocimiento y los drones armados, después de Estados Unidos. Mientras que en los primeros años del siglo XXI Ankara abastecía alrededor del 80% de sus demandas de material militar mediante importaciones, afirma que esa proporción descendió al 20% en la actualidad. Ahora uno de los principales exportadores del mundo en el ámbito de la industria de defensa.
Turquía lleva una década desarrollando aviones no tripulados a nivel nacional. Al principio, Ankara compró drones estadounidenses e israelíes. Pero como está implicado habitualmente con los kurdos del Partido de los trabajadores de Kurdistán (PKK) en el sur del país y el uso de drones es muy importante para ellos, desarrolló drones dentro del país para satisfacer sus demandas. Turquía necesitaba dos categorías de drones. En la primera, un pequeño dron de reconocimiento que puede ser lanzado y recuperado a mano, porque los expertos y asesores turcos, durante su visita a Israel se dieron cuenta del uso eficaz de esos drones ya que pueden ser utilizados fácilmente por un soldado en el campo de batalla. El segundo grupo eran los drones de alto vuelo para patrullar las fronteras del sur del país.
El país diseñó varios tipos de drones modernos (UAV) que pesan desde unos pocos kilogramos hasta cinco toneladas. Turquía es el séptimo país, después de Estados Unidos, Rusia, China, Israel, Pakistán e Irán, que diseña de forma independiente un dron ofensivo y lo utiliza en la guerra. Los principales clientes de las armas turcas son Turkmenistán, Omán y Qatar.
El vehículo aéreo no tripulado Bayraktar TB2, con sus características eficaces, letales y rentables, convirtió a Turquía en uno de los países líderes en tecnología de vehículos aéreos no tripulados, y su estrategia de vehículos aéreos no tripulados cambió el equilibrio del poder militar en Medio Oriente a favor de Ankara. El ejército turco utiliza esos drones en el campo de batalla de forma más radical, densa y en una flota más grande. En Siria, por ejemplo, la flota turca de drones se convirtió en una importante fuerza aérea. A su vez, utilizaron en Libia y fueron un éxito militar para Turquía. La influencia de los drones turcos armados y desarmados en Libia y Azerbaiyán, y la victoria de ambos países, abrió la puerta al comercio con las empresas turcas. En este sentido, Libia y Azerbaiyán recurrieron a empresas turcas para firmar contratos de proyectos de infraestructuras, energía y contratación por un valor total de 20.000 millones de dólares. Erdogan inclinó la balanza de poder en la guerra civil de Libia a favor del gobierno de Siraj, al considerar que es el resultado del uso de drones fabricados por Turquía.
Ankara comenzó a fabricar vehículos aéreos no tripulados después de que Estados Unidos y sus aliados se negaron a enviar aviones avanzados y armas ofensivas a Turquía. Indignado por sus aliados de la OTAN, el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lanzó un amplio plan para acelerar el desarrollo de la industria nacional de defensa.
Recientemente, Erdogan se refirió a una solicitud de drones de Arabia Saudí a Turquía en una conferencia de prensa conjunta con el presidente del Consejo Presidencial de Bosnia, y dijo que Riad había hecho una solicitud de compra de drones a Turquía. Erdogan llegó a afirmar que el país es uno de los tres o cuatro primeros países del mundo en la fabricación de drones, y que Turquía se convirtió en un país que satisface sus demandas y las necesidades de sus aliados en el ámbito del equipamiento terrestre y marítimo. “Estamos construyendo 6 submarinos avanzados y a partir de 2022 entregaremos un submarino cada año”, dijo el Presidente turco.
Turquía es uno de los 10 países del mundo que diseña y construye sus buques de guerra. El país tiene más de 700 proyectos de defensa, mientras que en 2002 sólo tenía 62. Ser fuerte militar, económica y diplomáticamente es una necesidad y no una elección. Turquía tiene que alcanzar el máximo nivel de disuasión, y esto es necesario para garantizar la seguridad nacional y defender a sus aliados.
Según Ismail Demir, jefe de la Oficina Presidencial de Industrias de Defensa de Turquía —que fue sancionada por Estados Unidos—, los principales proyectos de la industria de defensa turca continuarán. Los vehículos aéreos no tripulados capaces de lanzar misiles aire-aire están en camino, y los aviones de guerra turcos saldrán del hangar en 2023. Además de los drones actuales, están en camino drones más grandes capaces de transportar munición más pesada y capaces de lanzar misiles aire-aire.
Erdogan informa de que Turquía tuvo una serie de gestos para reabrir las relaciones con Arabia Saudí y sus aliados, tras años de tensión.
La cooperación entre la empresa turca Vestel y la Compañía de Industrias de Defensa saudí, Compañía de Electrónica Avanzada, (AEC, por sus sigla en inglés) en el ámbito de la venta de VANT ‘Karail’ y componentes electrónicos a Arabia Saudí está en marcha desde 2017. Según un informe publicado en la revista turca de defensa, Defense Turk, está previsto que la empresa saudí Intra Defense Technologies inicie la producción y el mantenimiento de los drones ‘Karail’ en Arabia Saudí a finales de 2021, con una inversión de 200 millones de dólares. Desde que la administración del presidente estadounidense Biden prohibió a Arabia Saudí el uso de armas estadounidenses en Yemen y Libia, los funcionarios saudíes recurrieron a Turquía para satisfacer sus necesidades de drones.
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N.d.T.: El artículo original fue publicado por SCFR el 31 de marzo de 2021.