Por Li Chem Slim para Middle East Institute
Junio fue un mes ajetreado para los intercambios económicos entre Singapur y Emiratos Árabes Unidos (EAU). El Grupo IB (Group-IB en inglés) —una empresa de ciberseguridad con sede en Singapur que trabaja con Interpol y Europol— abrió su Centro de Investigación e Inteligencia en Medio Oriente y África en Dubái. Su objetivo es aumentar la resiliencia de las empresas de la región a niveles más altos de delitos cibernéticos, los cuales crecieron en valor y volumen en los últimos años.
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En paralelo, Global Foundries, el cuarto fabricante de semiconductores más grande del mundo —propiedad de la Compañía de Inversiones Mubadala de Abu Dabi—, anunció una inversión de USD 4.000 millones para expandir la capacidad en un tercio de su planta en Singapur —adquirida en 2010—. Esta respuesta a la escasez de los chips a nivel mundial representa la primera expansión de la empresa en los últimos años.
Estas dos inversiones son particularmente dignas de mención porque se oponen al patrón de larga data del comercio y las inversiones impulsadas por los hidrocarburos. Antes de considerar si son un presagio de lo que vendrá, conviene hacer un breve repaso del estado actual de los lazos económicos.
Hidrocarburos
Los países del Golfo Arábigo, los seis integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) e Irak, suministran alrededor de un tercio de las importaciones de crudo de Singapur (Figura 1). La mayor parte se reexporta al resto de Asia o se vende como combustible marino, como corresponde al estatus de Singapur como el puerto de abastecimiento de crudo más grande del mundo y un importante centro comercial. El suministro fiable y rentable del Golfo es, por tanto, intrínseco a la prosperidad de Singapur.
Figura N°1: Importaciones de petróleo de Singapur, provenientes de la región del Golfo, excluido Irán.
Fuente: www.resourcetrade.earth, Chatham House.
Aunque la participación de la región en las importaciones petroleras de Singapur cayó casi de 50% en 2000 al 30% en 2019, esto no es un reflejo de la inseguridad en el Golfo. Más bien, se debe al surgimiento de proveedores nuevos y relativamente rentables en los Estados Unidos y África Occidental, felices de suplir la disminución del suministro saudita a la ciudad-Estado.
Las importaciones petroleras de Arabia Saudita cayeron significativamente en las últimas dos décadas porque el Reino privilegió las ventas a China, el mayor importador del mundo. Al mismo tiempo, las compras por parte de Singapur a Emiratos Árabes Unidos crecieron, y este último reemplazó a Riad como el principal proveedor desde 2011.
Qatar, y en menor medida, Omán, están desempeñando un papel cada vez más importante en la seguridad energética nacional de Singapur, donde el gas es el combustible preferido para la generación de energía. Son los únicos dos estados del Golfo que son exportadores netos de gas; Qatar también tiene la ventaja de ser el productor de GNL (Gas Natural Licuado) de menor costo del mundo.
En comparación, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos se centran en lograr la autosuficiencia de gas doméstico para los requisitos industriales. Es probable que los exportadores de GNL se beneficien del vencimiento inminente de algunos de los contratos de Singapur con Indonesia y Malasia, lo que dará como resultado que el GNL represente la mitad de las importaciones de Singapur para 2025, frente al 30% actual.
Un ejemplo del fenómeno mencionado en el párrafo anterior es el acuerdo de Pavilion Energy con Qatar Petroleum para entregar hasta 1,8 millones de toneladas de GNL por año a Singapur entre 2022 y 2023.
Comercio e Inversión
Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita son los socios comerciales más importantes de Singapur en el Golfo, representando el 2,1% y 1,2% respectivamente, del volumen de negocios en 2019 (Figura 2). El sólido comercio de Singapur con EAU es testimonio del mayor grado de diversificación no petrolera de Abu Dabi, de la voluntad de estos últimos de participar en relación con otros Estados del Golfo y de su interés en cooperar como puntos de referencia para el desarrollo y la innovación.
Los comités conjuntos de alto nivel entre Singapur y Omán —creados en 2004—, Qatar (2006) y Emiratos Árabes Unidos (2014), se reúnen anualmente para proporcionar a los respectivos Ministerios de Relaciones Exteriores una supervisión más directa y sistemática de las relaciones bilaterales, en lugar de dejarlas en manos privadas. Se propusieron comités similares con Arabia Saudita y Kuwait, pero no se inauguraron al momento.
Figura 2: Volumen comercial de Singapur con sus tres principales socios del Golfo
Fuente: Dirección de Estadísticas Comerciales, Fondo Monetario Internacional
Empresas de Singapur como Rotary Engineering y Trescorp avanzaron con trabajos de ingeniería, adquisiciones y contratos para construir tanques de almacenamiento petrolero en Fujairah y Jebel Ali (Emiratos Árabes Unidos), Jubail (Arabia Saudita) y Duqm (Omán).
Las empresas líderes de la ciudad-estado también invirtieron en el Golfo (Figura 3), por ejemplo, se destacan los casos de N-KOM en Keppel (Qatar), SembCorp en la planta independiente de agua y electricidad Wilayat Mirbat (Omán), SATS con Oman Air y los servicios inmobiliarios de CapitaLand en Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
En cuanto a los estados del Golfo, sus inversiones en Singapur incluyen terminales de almacenamiento petrolero (por ENOC de Dubái), fabricación de resinas para plásticos (SABIC de Arabia Saudita) y bienes raíces (la compra de la Autoridad de Inversiones de Qatar de Asia Square Tower en Marina Bay por USD 2.500 millones).
Figura 3: Inversiones Extranjeras Directas de Singapur en países seleccionados del Golfo
Fuente: fDi Intelligence, Financial Times
Nuevas Tendencias
Las decisiones de inversión de IB-Group y Global Foundries son, por lo tanto, distintas de los patrones anteriores de interacciones económicas Singapur-Golfo, reforzando una tendencia creciente de alejamiento de los hidrocarburos que surgió en la década de 2010.
Por ejemplo, Crimson Logic, una empresa vinculada al gobierno de Singapur trabajó con todos los estados del Golfo Árabe, con la excepción de Irak. Se buscó automatizar e integrar los sistemas de administración de aduanas, así como para diseñar e implementar plataformas de gobierno electrónico para servir al sistema judicial, funciones de identidad y empleo durante la década de 2010.
En mayo de 2021, Abu Dhabi Ship Building recibió un contrato de mil millones de dólares para construir cuatro patrulleras para la marina de los EAU, con ST Marine de Singapur proporcionando servicios de diseño de barcos. La empresa singapurense construyó anteriormente embarcaciones navales para la marina de Omán entre 2014 y 2016.
Mientras que Enterprise Singapore y la Oficina de Inversiones de Abu Dabi también están colaborando para aplicar soluciones innovadoras para desarrollar una ciudad inteligente en la gran urbe emiratí.
En cuanto a los estados del Golfo, los datos de fDi Intelligence indican que los Emiratos Árabes Unidos y Qatar han sido más activos con respecto al aumento de las inversiones basadas en servicios, incluida la banca, los seguros, los viajes y el comercio minorista, en Singapur durante la última década. Por ejemplo, First Abu Dhabi Bank y Qatar Reinsurance Company operan sucursales en Singapur; y en diciembre de 2020, Gulf Marketing Group, con sede en Dubái, adquirió el minorista de deportes líder Royal Sporting House.
Es probable que continúe el crecimiento del comercio y la inversión en el sector de servicios, especialmente para los Estados del Golfo que se diversifican lejos de los hidrocarburos. Sin embargo, esto no implica que la energía pierda importancia en las relaciones entre Singapur y el Golfo. La sostenibilidad de Singapur como un centro petrolero de primer nivel y su ambición de ser un centro regional de GNL dependen de los suministros de hidrocarburos del Golfo.
Además, es probable que el objetivo de la ciudad-estado de reducir a la mitad las emisiones máximas de efecto invernadero en 2030 para 2050 requiera la importación de hidrógeno verde (o hidrógeno formado por fuentes de energía renovables) para descarbonizar las redes eléctricas y el transporte marítimo. Esto se debe a que las limitaciones de espacio y clima limitan la absorción a gran escala de energía solar y eólica; Singapur también carece de formaciones geológicas para almacenar el carbono capturado de sus refinerías e industrias.
En este sentido, un estudio reciente identificó el enorme proyecto de 25 GW de Omán como uno de los cinco principales proyectos de hidrógeno verde en las fases iniciales o de demostración que serían los más adecuados para Singapur para 2050. Según su consorcio de patrocinadores internacionales, la planta de Omán será cinco veces el tamaño del proyecto de hidrógeno verde previamente anunciado por Arabia Saudita.
Ningún otro estado del Golfo llegó a la lista; Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos están más centrados, al menos por ahora, en aumentar la producción de hidrógeno azul —hidrógeno derivado del gas natural, después de lo cual se captura y almacena el dióxido de carbono resultante—. En cualquier caso, es probable que el comercio del hidrógeno y las inversiones relacionadas abran una nueva dimensión prometedora en el compromiso económico Singapur-Golfo.
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Li-Chem Sim es profesora Asistente en la Universidad de Khalifa, Emiratos Árabes Unidos e Integrante No Residente del Programa de Economía y Energía del Middle East Institute. Tiene un Doctorado en Política de Oxford y es especialista en economía política y energía del Golfo. Su último libro es “Low Carbon Energy in MENA” (Palgrave, 2021).
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Middle East Institute el 7 de julio de 2021.