Por Ammar Hamou y Madeline Edwards para Syria Direct
La provincia de Hasakah, de mayoría kurda en Siria, es en su mayor parte un pacifico y escondido rincón del noreste lejos de las líneas del frente. Pero existen signos de un descontento latente en este rincón del país, donde la autoadministración dirigida por los kurdos ejerce su autoridad sobre una población diversa de kurdos, árabes y minorías cristianas etno-religiosas, incluidas asirias y armenias.
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A fines de agosto, la autoadministración anunció la decisión de cerrar más de una docena de escuelas administradas por las iglesias asirias y armenias en el noreste de Siria que aún no habían adoptado el plan de estudios recientemente establecido por la autoridad. Por ello, al menos cien manifestantes asirios y residentes locales pronto tomaron las calles en la ciudad de Qamishli para protestar contra la decisión, argumentando que la aplicación del nuevo plan de estudios era un intento apenas velado de limitar los derechos políticos de su comunidad.
Las autoridades luego dieron marcha atrás en su decisión. No mucho después, Isa Rashid, director de una escuela privada asiria en Qamishli, fue encontrado severamente golpeado fuera de su casa y tuvo que ser hospitalizado. Luego, el 30 de septiembre, el personal de seguridad de etnia asiria asociado con la fuerza policial de la autoadministración irrumpió en la casa de Qamishli del escritor disidente asirio Souleman Yusph y lo arrestó por cargos aún desconocidos.
Los medios locales informaron que los captores del escritor se llevaron su computadora portátil y teléfonos celulares. El escritor de 61 años criticó públicamente tanto a la autoadministración como al Gobierno sirio en Damasco. Yusph habló con Ammar Hamou de Syria Direct pocas horas antes de su arresto. En la conversación lamentó lo que veía como un futuro incierto para los asirios en la provincia de Hasakah, debido a las “restricciones políticas” impuestas por el Gobierno sirio y ahora por la autoadministración que actualmente tiene el control allí.
“Existen muchos interrogantes en torno al futuro de los asirios”, declaró Yusph, reflexionando sobre lo que él ve como una historia de marginación política que empujó a las comunidades cristianas a emigrar del noreste de Siria durante muchos años. Los asirios disfrutaron durante mucho tiempo de libertades religiosas nominales, pero a expensas de la autodeterminación política real, estimó el escritor. “En Siria, siempre hay libertades religiosas unidas a restricciones políticas”, aseguró a Syria Direct el 30 de septiembre, antes de su arresto. Después de su liberación la semana pasada, Yusph agregó: “La situación de los asirios y de los cristianos en general en esta región (de Siria) es una crisis creciente”.
[Editorial del original: Lea aquí el informe principal de Syria Direct sobre el descontento asirio en la provincia de Hasakah].
—La reciente controversia sobre los planes de estudio escolares en territorios controlados por la autoadministración de mayoría kurda causó cierto ruido en los medios de comunicación, pero parece que el problema es mucho más grande que la mera política educativa. ¿Puede hablarnos de la historia reciente relacionada con los derechos políticos y civiles de las minorías cristianas en Qamishli y la provincia de Hasakah y sus alrededores de manera más amplia?
—En Siria, siempre existieron libertades religiosas unidas a restricciones políticas. Los asirios, incluidos los sirios y los caldeos, así como la comunidad más amplia de cristianos sirios, disfrutan de un margen aceptable de libertades religiosas y sociales. Pero al mismo tiempo, se ven privados de sus derechos nacionales y políticos. La constitución de Siria contiene artículos sectarios que restringen los derechos (de las comunidades cristianas) a la ciudadanía plena. Según la constitución, la religión principal del estado es el islam, y la ley islámica es la fuente básica de legislación.
Artículos racistas como estos socavan —desde el principio— la posibilidad de transformar Siria en un estado civil que consagra la igualdad y la justicia para sus ciudadanos.
[Editorial del original: Siria no tiene una religión estatal oficial, de acuerdo con la constitución adoptada en 2012. Sin embargo, la constitución anterior vigente desde 1973 hasta 2012 estipulaba que el Presidente era musulmán y que la legislación se basaba en la jurisprudencia islámica.]
Así que el régimen árabe trata con todos los cristianos sirios sobre la base de que son ‘cristianos árabes’, lo que les niega sus identidades, historias y culturas específicas. Esto es lo que los asirios no aceptarán, es decir tener sus derechos limitados a solo algunos derechos religiosos. No ves que se aprenda el idioma siríaco en ninguna escuela pública de Siria. Por el contrario, la enseñanza de las lenguas siríaca y armenia en las escuelas afiliadas a la iglesia se da en el marco de los ‘derechos religiosos’ que disfrutan los cristianos desde el surgimiento del Estado sirio moderno. Pero estas escuelas enseñan el siríaco y el armenio como lenguas eclesiásticas y no sobre la base de que sea un derecho nacional, cultural y lingüístico otorgado por el Estado sirio a los armenios y asirios.
El idioma asirio no se puede encontrar en ningún programa de televisión o estación de radio estatal, y no existe un reconocimiento constitucional de los asirios como una nación de personas. Asimismo, se cambió los nombres de la mayoría de las aldeas asirias en la región de Jazira en Siria.
[Editorial del original: Un ejemplo de “arabización” de los nombres geográficos locales es el de Malikiyah, una ciudad en el extremo noreste de la provincia de Hasakah. Según un reciente informe de la Confederación Asiria de Europa con sede en Bruselas, el nombre histórico asirio de la ciudad es Dayrik, similar a su nombre kurdo, Derik.]
—Algunos dicen que las políticas de la autoadministración están presionando a las minorías cristianas locales para que abandonen Siria. ¿Sentís que esto es cierto?
—La autoadministración kurda habla de los asirios, armenios y cristianos en general como si estuvieran viviendo en un ‘paraíso kurdo’. Sin embargo, sus acciones socavan esas declaraciones. Los asirios emergieron de la tiranía árabe solo para volver a caer bajo la tiranía kurda (de la autoadministración).
El 22 de abril de 2015, un grupo armado perteneciente a la milicia del partido Unión Democrática Kurda asesinó a Dawoud Jundo, líder de la Guardia Asiria Khabour, y atacó a su asistente Elias Nasser, quien sobrevivió milagrosamente a pesar de estar gravemente herido.
[Editorial del original: La Guardia Khabour es una milicia asiria formada en los primeros años del conflicto sirio que está asociada con el Partido Democrático Asirio, partido vagamente probaazista. La milicia tiene varios puestos de control en áreas y aldeas de mayoría asiria.]
En enero de 2016, las fuerzas de Asayish atacaron de noche los puestos de control y las fortificaciones levantadas por los Sutoro en el distrito central de Qamishli. Fue como si lo que sucedió, y sigue sucediendo, se centrara en las áreas con una población mayoritariamente asiria y cristiana armenia como un ‘castigo’ para los residentes de estas áreas fuera de la autoridad de los kurdos Asayish.
[Editorial del original: Los Sutoro son una fuerza policial asiria subordinada a las fuerzas de seguridad Asayish de la autoadministración en el noreste de Siria y están activos en distritos de mayoría cristiana. Sin embargo, la rama de los Sutoro atacada en un incidente de enero de 2016, según se informa, estaba afiliada al Gobierno sirio, en lugar de pertenecer al propio aparato de seguridad de la autoadministración.]
La sociedad asiria, y los cristianos en general, expresaron su resentimiento por la injerencia de las autoridades de facto, la autoadministración kurda, en la vida y los asuntos de la población. En octubre de 2015, varias iglesias, así como organizaciones (cristianas), partidos políticos, la sociedad civil y comités sociales de la región de Jazira, emitieron un comunicado de protesta general en el que denunciaban las leyes y decisiones de la administración kurda —incluido hacer cumplir el reclutamiento militar obligatorio y promulgar una ley sobre la adquisición de propiedad de los emigrantes e imponer el plan de estudios educativo kurdo.
La declaración advertía sobre las peligrosas consecuencias de estas leyes y decisiones arbitrarias que no se pensaron detenidamente, y lo que causarían como resultado, incluyendo una mayor discordia social. El documento también acusaba a la administración kurda de intentar apoderarse de propiedades cristianas, como inmuebles y tierras de cultivo, con el pretexto de invertirlas en beneficio de la sociedad. Esto está empujando a los cristianos a emigrar de sus áreas históricas, creando una brecha demográfica que amenaza la existencia de asirios y cristianos en Jazira. De ahí que existan muchos interrogantes en torno al futuro de los asirios y cristianos.
—Al mismo tiempo, existen figuras cristianas que trabajan en puestos de alto rango dentro de la autoadministración. ¿Cómo cuadra su papel dados los abusos experimentados por los asirios y otras comunidades cristianas en los territorios de autoadministración?
—El establecimiento de lo que generalmente se llama la autoadministración kurda vino de un solo lado. No nació de algún marco para un proyecto democrático nacional que brinda a la población de la región de Jazira la oportunidad de participar de manera efectiva en la administración local, el desarrollo o la herencia de diversas culturas e idiomas locales (ya sea asirio/siríaco, kurdo, armenio o árabe) que ayuden a enriquecer la región.
La autoadministración es un proyecto nacionalista kurdo en el que los kurdos están trabajando al explotar las condiciones políticas y de seguridad en Siria que se extienden por el país (desde el estallido del conflicto después de 2011). La autoadministración estableció lo que a menudo se llama ‘Kurdistán sirio’, ‘Kurdistán occidental’ o ‘Rojava’: términos que excluyen a los asirios de la misma manera que excluyen a todos los demás sirios.
Los órganos ([administrativos) y los consejos de la administración kurda fueron apoyados por miembros cristianos asirios, pero su presencia es simbólica y decorativa, destinada a embellecer la administración en beneficio de la opinión pública local y externa, y nada más.
—Dado que la región de Jazira en Siria experimentó grandes desplazamientos y migraciones de comunidades cristianas, ¿espera que esas comunidades regresen algún día?
—Las migraciones de cristianos sirio-asirios representan una especie de continuo desangrado de las comunidades. Tuvieron lugar desde el golpe baazista de 1963, y las políticas chovinistas (de los baazistas) contra los asirios y todos aquellos que no son árabes.
Sin duda, el conflicto en curso en Siria solo aumentó las migraciones de comunidades cristianas —junto con otros segmentos de la sociedad— de la región de Jazira. Las autoridades eclesiásticas y nacionales siempre están haciendo llamamientos para que los sirio-asirios y los cristianos se aferran a su tierra y no emigren. Pero la realidad sobre el terreno es mucho más difícil de lo que aquellas autoridades pueden imaginar. Las oportunidades de regresar pueden presentarse en el futuro si Siria vuelve a ser un Estado estable y seguro gobernado por un régimen democrático y civil que respete la justicia y la igualdad para todos sus ciudadanos.
No obstante, esas oportunidades para que las personas que dejaron su tierra y su hogar regresen son actualmente limitadas, sobre todo, porque el conflicto continúa. La dualidad de poder entre el régimen sirio y las autoridades kurdas de facto creó el caos. ¿Cómo se espera que la gente regrese a un país inestable y a un futuro incierto?
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Ammar Hamou es editor en jefe de Syria Direct. Originario de East Ghouta, en las afueras de la capital siria, Hamou estudió periodismo en la Universidad de Damasco.
Madeline Edwards fue editora asistente de Syria Direct. Trabajó con Syria Direct hasta 2019 colaborando anteriormente para el periódico Daily Star en Beirut.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct el 10 de octubre de 2018.