Por Marwan Asmar para Al Bawaba
¡A los Estados Árabes! Si están preocupados por el nuevo ‘estatus observador’ de Israel en la Unión Africana (UA) obtenido recientemente, no lo estén. Israel ya ha consolidado sus relaciones con 46 países de los 55 miembros de la organización regional panafricana.
[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]
De esta forma, las relaciones de Israel con la UA son una mera formalidad diplomática, a pesar del hecho de que ha estado intentando volver a entrar en la organización tras su creación en 2002, en reemplazo de la Organización de la Unidad Africana, que fue abolida. Fue entonces la presión árabe, debida sobre todo a países como Libia y Argelia, la que persuadió a los africanos para que no permitieran a Israel hacerse un hueco en la nueva organización africana a pesar de su estatus de observador en la anterior.
Pero todo esto es cosa del pasado, ya que Israel está gozando de su nuevo estatus ‘africano’, independientemente de lo ‘tenue’ o simbólico que pueda ser, ya que se unirá a otros 70 Estados y ONG no africanos que ya han sido acreditados con el mismo estatus de observador. Esto incluye a la Autoridad Palestina, que se unió en 2014, Turquía, Serbia, Ucrania y Haití.
El presidente de la Comisión de la UA con sede en Addis Abeba, Moussa Faki Mahamat, ya ha declarado que esto no cambia nada y que la Unión Africana siempre apoyará una solución de dos Estados para poner fin al conflicto palestino-israelí. Pero no se puede evitar sentir una puñalada por la espalda, especialmente por la guerra de 11 días que Israel llevó a cabo en Gaza el pasado mes de mayo y que el propio Mahamat condenó. Ciertamente, Hamás, que se llevó la peor parte del bombardeo israelí, denunció la maniobra como una traición.
Se puede argumentar que la razón por la que la Unión Africana cedió y se persuadió de conceder a Israel un ‘estatus de observador’ fue debido a los acuerdos árabes de normalización con Tel Aviv celebrados en diciembre de 2020 a petición del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump. En un intento de hacer fracasar a los palestinos, convenció a los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos para que establecieran relaciones con Israel. Trump contaba con eludir a los palestinos acudiendo directamente al mundo árabe. Pero esto se vio interrumpido cuando perdió las elecciones presidenciales de Estados Unidos ante Joe Biden.
Esta debe haber sido la encrucijada, la línea divisoria o el punto de inflexión para la Unión Africana, que procedió a ajustar su enfoque. Si los países árabes pueden hacerlo, ¿por qué no los africanos? Este debió ser un comentario que caló hondo en la mente de los líderes y políticos del oscuro continente. Pero hubo un intenso trabajo de lobby y una presión diplomática permanente por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí en los últimos siete meses y los años anteriores para construir una relación sólida con la Unión Africana.
Por otra parte, durante sus días como primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu estableció como uno de sus objetivos de política exterior potenciar las relaciones de Israel con los países africanos. En 2016 visitó cuatro países de África del Este -Uganda, Kenia, Ruanda y Etiopía- con 80 empresarios israelíes para forjar mayores relaciones económicas con África.
Sin embargo, la relación ‘israelí-africana’ está establecida desde mediados de la década de 1950, cuando la ministra de Asuntos Exteriores de Israel, Golda Meir, visitó Kenia en 1963 y estableció la piedra angular de una embajada israelí en Nairobi. Sin embargo, las relaciones de África con el Estado judío se interrumpieron entre 1967 y 1973, cuando Israel ocupó Cisjordania, la Franja de Gaza, los Altos del Golán y el Sinaí.
Se convirtieron en relaciones con altibajos porque Israel nunca dejó de establecer relaciones diplomáticas con diferentes países africanos a través de programas de ayuda y cooperación en muchos sectores de la agricultura, la alta tecnología, la seguridad, los sistemas de defensa y los sistemas de salud. Al estar en una necesidad desesperada de desarrollo, estos países como Etiopía, Burundi, Chad, Uganda, Ruanda y Liberia aceptaron voluntariamente la experiencia y los conocimientos israelíes.
Es en este contexto en el que debe contemplarse el nuevo estatus de observador de Israel. Los diplomáticos y expertos israelíes ya han establecido relaciones informales y ahora están dispuestos a construir en el nivel macro, entre los Estados, a través de una organización de escala continental que tendría peso político y económico y sería un eje regional en un marco de cooperación.
Esto es, además, el hecho de que siempre se ha dicho que el interés de Israel en África ha estado en otra parte dentro de los confines de la política mundial: las Naciones Unidas, y más concretamente, su Asamblea General, donde se han llevado a cabo resoluciones y condenas. Israel nunca ha sido un favorito en esa instancia, debido a su continua ocupación de tierras palestinas y a la dureza impiadosa con que trata a su pueblo.
Sus líderes y políticos siempre han mantenido la opinión de que si se es amable con los africanos, se podrá salirse con la suya en la Asamblea General de la ONU. Hasta ahora éste nunca ha sido el caso de los países africanos, incluso aquellos que establecieron relaciones con Israel siempre han apoyado la causa palestina, al menos en lo que se refiere al voto en bloque en las Naciones Unidas y ninguna cantidad de persuasión puede cambiar esto. Y no es probable que esto cambie en el futuro.
Si bien es cierto que, al tener Israel el estatus de observador en las conferencias de la UA, es probable que tenga más margen de ‘audiencia’, es decir, una plataforma. Es probable que su influencia siga siendo limitada en cuanto a lo que puede hacer o, al menos, esto es lo que algunos países árabes esperan que ocurra.
[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]
Marwan Asmar es Doctor en Ciencias Políticas y se desempeña como Redactor en Jefe de Al Bawaba, en donde publica artículos de noticias en inglés relacionados con la región MENA. Tiene una larga experiencia en periodismo y trabaja en Jordania y el Golfo desde 1993.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Al Bawaba el 27 de julio de 2021.