Por Ferhat Polat para Al Bawaba
Si bien el proceso de reconciliación sumó una sensación de optimismo, aún quedan varios desafíos legales y de seguridad que enfrentar, a pocos meses de que se realicen las elecciones propuestas para diciembre. Después de una década de conflicto, inseguridad y fragmentación política, Libia podría estar mirando hacia un futuro más estable y a una paz sostenible.
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Libia logró avances significativos para abordar el caos y la violencia que surgieron con los levantamientos árabes en 2011. En octubre de 2020, las dos partes en conflicto firmaron un acuerdo oficial de alto al fuego, que en líneas generales se mantiene hasta la actualidad, que propició un proceso de reconciliación diseñado para culminar en elecciones el próximo diciembre.
A pesar de las medidas adoptadas en los últimos meses, existen algunas consideraciones principales para el gobierno interino: expulsar a los combatientes y mercenarios extranjeros, redactar una nueva constitución y posiblemente celebrar elecciones antes de fin de año.
El 23 de junio, Alemania y la ONU organizaron un proceso evaluativo en la Conferencia de Paz de Berlín sobre Libia, de enero de 2020, para discutir el progreso y los desafíos actuales, buscando construir un futuro estable y pacífico. En la conferencia se renovaron las promesas de celebrar elecciones en diciembre para sustituir al gobierno interino de Trípoli dirigido por el Primer Ministro Abdel Hamid Dabaiba. La declaración final pedía la salida total de los combatientes extranjeros sin demora y que todas las partes se abstuvieran de realizar actividades que agraven el conflicto, incluida la financiación de instalaciones militares o el reclutamiento de combatientes y mercenarios extranjeros. Aunque muchos libios están ansiosos por acudir a las urnas, la celebración de elecciones libres y fiables requiere de un entorno político y de seguridad propicio, en el que toda la población pueda participar y comprometerse en el proceso político y apoyar las vías de la transición democrática.
El desafío clave: Mercenarios
En particular, la presencia de mercenarios sigue siendo un importante desafío para la seguridad e impide el avance hacia la celebración de elecciones nacionales en diciembre. El vacío de poder que se produjo tras la muerte de Moammar Gaddafi permitió a varios grupos de milicias y mercenarios afianzarse en Libia. El inestable entorno de seguridad, se destaca sobre todo en el este del país, donde, según fue reportado, miles de fuerzas irregulares y mercenarios se encuentran asentados y moviéndose libremente. Ya que estos no forman parte de ninguna organización gubernamental, existe el riesgo de que reanuden el conflicto. Desde la perspectiva de Turquía, algunos países que asistieron a la conferencia de Berlín, no distinguieron entre las fuerzas turcas en el terreno y los mercenarios y combatientes extranjeros que operan principalmente bajo las órdenes del señor de la guerra, Khalifa Haftar.
Puesto que las fuerzas turcas están allí por invitación oficial del gobierno de Libia reconocido internacionalmente y respaldado por las Naciones Unidas, su presencia no puede considerarse de la misma manera que la de los combatientes extranjeros en el país. Desde el acuerdo militar de noviembre de 2019, firmado entre Turquía y Libia, Ankara ayudó a reestructurar el ejército, las fuerzas policiales libias y está involucrada en el proceso de construcción institucional del país. Las fuerzas turcas también están colaborando para prevenir posibles ataques del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus sigla en inglés) de Haftar.
El nuevo gobierno de Libia, reconocido internacionalmente, ofreció garantías de que los acuerdos entre Libia y Turquía están en vigor. El Primer Ministro del Gobierno de Unidad Nacional (GNU, por su sigla en inglés), Abdul Hamid Dbeibeh, afirmó que estos acuerdos corresponden plenamente a los intereses de Libia. Algunos países, incluidos Rusia y los Emiratos Árabes Unidos, incluso se negaron a reconocer su presencia en Libia. De hecho, afirman que no están involucrados en el conflicto libio, a pesar de que los informes de la ONU dicen lo contrario.
Sin embargo, el Grupo Wagner, una empresa militar privada vinculada al Kremlin, se encuentra operando en Libia desde septiembre de 2019. Además, un informe de la ONU declaró que los Emiratos Árabes Unidos desempeñaron un papel importante en el traslado de cientos de combatientes de la región sudanesa de Darfur a Libia, para reforzar el LNA de Haftar.
Celebración de elecciones
Las facciones rivales de Libia acordaron el llamado a elecciones para el día 24 de diciembre de 2021. Sin embargo, quedan enormes desafíos para unir al país y prepararse para los comicios. En este sentido, tras la conferencia de Berlín, los miembros del Foro de Diálogo Político Libio (LPDF, por su sigla en inglés) se reunieron recientemente en Suiza para despejar el camino y lograr que las elecciones nacionales se celebren a tiempo. La Alta Comisión Nacional Electoral (HNEC, por su sigla en inglés) dio a los partidos rivales, el plazo límite de julio de 2021 para acordar los fundamentos constitucionales de las votaciones para evitar un retraso en las elecciones de diciembre. Aunque los participantes de la conferencia de Berlín expresaron su apoyo a los comicios, los delegados libios recientemente no lograron ponerse de acuerdo sobre un marco legal para celebrar las votaciones presidenciales y parlamentarias.
Por ejemplo, existen desacuerdos sobre si celebrar un referéndum sobre el proyecto de constitución antes de las elecciones o aprobar una ley temporal y posponer cuestiones constitucionales más amplias. Además, se deben abordar preguntas sobre la elegibilidad de los candidatos, como por ejemplo sí pueden tener varias ciudadanías. Recientemente, el Presidente del Alto Consejo de Estado de Libia (HCS, por su sigla en inglés), Khalid Al Mishri, declaró que Haftar carece de los requisitos legales previos para candidatearse en las boletas electorales. Según un artículo del proyecto de constitución, quienes tengan doble nacionalidad no pueden ser candidatos a la presidencia.
A su vez, los medios de comunicación informaron que algunos de los delegados del LPDF presentaron una propuesta donde exigían que no se impongan condiciones a los candidatos presidenciales con respecto a la ciudadanía múltiple o al rango militar. Esta demanda fue vista como un intento de crear las condiciones para que Haftar fuera un candidato potencial. Sin embargo, muchos representantes del LPDF rechazaron la propuesta, ya que se considera que Haftar no es apto para postularse debido a su ciudadanía estadounidense y a su rango militar. Por su parte, Mishri declaró que Haftar envió a su hijo a Ginebra, específicamente para presionar a ciertos miembros del LPDF, en pos de que impongan el la celebración de elecciones sin una constitución.
En respuesta, Haftar amenazó con una guerra si las elecciones no se realizan en diciembre y expresó que sus fuerzas estarán listas para comenzar otra ofensiva en Trípoli. No obstante, el actual proceso de reconciliación y el patrocinio de la ONU, contribuyeron a aumentar el optimismo sobre el regreso a la estabilidad. Dado que el pueblo libio está exhausto después de diez años de guerra, ocupación, agitación y caos, la comunidad internacional debe tomar medidas más concretas para proporcionar un entorno seguro que asegure la celebración de los comicios y satisfacer las aspiraciones de la sociedad libia de un futuro más próspero.
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Ferhat Polat es investigador adjunto en el TRT World Research Center. Doctor en Estudios del Norte de África en el Instituto de Estudios Árabes e Islámicos en Exeter enfocado en la Política Exterior Turca.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Al Bawaba el 13 de julio de 2021.