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El Interprete Digital

Una nación turca: ideología otomana y diversidad de pensamiento

Por Usman Butt para The New Arab

 Mezquita Sultan Ahmed, Estambul, Turquía. [Alvaro/Creative Commons]   

Competing Ideologies in the Late Ottoman Empire and Early Turkish Republic: Selected Writings of Islamist, Turkist, and Westernist Intellectuals (Ideologías enfrentadas en el último Imperio Otomano y la primera República Turca: Escritos seleccionados de intelectuales islamistas, turcos y occidentales) de Ahmet Seyhun, ofrece a los lectores angloparlantes el acceso a pensadores clave que formaron la columna vertebral de los reformistas otomanos y los primeros republicanos turcos. 

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

El islamismo, el liberalismo, el nacionalismo, el positivismo y el cosmopolitismo son sólo algunos de los temas que atraviesa el libro, que Seyhun espera que capture la diversidad de pensamiento que tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX.

Como alguien que desconfía del nacionalismo, la selección de ensayos de Ziya Gokalp (1876- 1924) me resultó sumamente ilustrativa y merecedora de un examen más profundo.

Gokalp, que hoy es recordado como el padre del nacionalismo turco, desempeñó un papel fundamental como educador y político en la creación de la República.

Sociólogo de formación, desglosó la idea de la nación turca en tres corrientes distintas: el turquismo, el islam y la occidentalización, que, según él, aunque son diferentes entre sí, se complementan mutuamente y son necesarias.

En su ensayo sobre las costumbres y el formalismo, sostiene: “Los ingleses son una nación sin reglas. Sin embargo, tienen una tradición muy fuerte que evolucionó continuamente a lo largo de la historia. El factor que causó el progreso de la nación inglesa es su apego a sus tradiciones”.

Y lo contrapone a Turquía: “Si se estudia la historia del pueblo turco, se verá claramente que consistió en etapas de aislamiento entre sí. No hubo continuidad en nuestra tradición histórica”.

“Nuestras instituciones son como los tesoros de los Estados construidos en la conquista, que se llenan de repente con el botín saqueado, pero que luego se vacían muy pronto porque no se fundamentan en una economía nacional”.

“En lugar de transformar nuestras instituciones, que se desarrollaron y evolucionaron a través de la historia, a las costumbres existentes, optamos por desecharlas y tomar prestadas instituciones extranjeras de diferentes países. Adoptamos estas instituciones sin que se entienda su evolución histórica”.

Para mí, este pasaje capta la preocupación que hay en el núcleo de su proyecto: si Turquía quiere convertirse en un Estado moderno con éxito, tendrá que identificar sus tradiciones, formar instituciones a partir de ellas o seguir cayendo en la decadencia.

Argumenta que el nacionalismo es un vehículo importante para ello, ya que el siglo XX es la era del nacionalismo, los intentos de crear una base de igualdad entre los diversos grupos étnicos y religiosos bajo un cosmopolitismo internacionalizado, condenaron al Estado otomano.

Pero al tratar de dilucidar lo que debe ser una nación turca, muestra un considerable escepticismo hacia la idea de ‘raza’, de la que afirma que “esa teoría está completamente socavada y refutada, gracias a los estudios científicos de los antropólogos”.

En particular, considera que la idea de que el color de la piel se corresponde con las características sociales era pseudocientífica y tenía poca utilidad para pensar en la ‘turquedad’. Lo que realmente se percibe en sus ensayos es la lucha por decir exactamente lo que significa ser turco.

En el otro extremo del espectro, algunos pensaban que lo que Turquía y el mundo musulmán en general necesitaban no era el nacionalismo, sino el Islam. Said Halim Pasha (1865- 1921) declaró que “El sistema social islámico se basa en la igualdad y la libertad en el sentido más natural y genuino del término (…). Se considera liberal declarar que los seres humanos nacen con ciertos derechos naturales, incluida la libertad. Yo diría que no hay nada más erróneo y más antiliberal que tal afirmación”.

A la vez que instaba a los musulmanes a volver a las enseñanzas del profeta, también invitaba a utilizar las enseñanzas proféticas para desarrollar la visión social y científica y a subvertir la autoridad de los eruditos musulmanes que intentaron relegar estos campos a la investigación.

Pasha considera que Occidente no es digno de ser emulado, ya que sus modelos son inestables. Aunque el cambio es necesario, debe estar subordinado a una ética moral más elevada, que, según él, proporciona el Islam.

Lo que todos los ensayos y autores tienen en común es que, a pesar de su diversidad ideológica, nunca se cuestiona realmente el declive general del mundo otomano y musulmán. Todos tienen marcos y prescripciones diferentes, pero de una manera curiosa, todos comparten esta noción y es interesante ver cómo cada escuela se enfrenta a ella.

Estos debates serán, por supuesto, de interés para cualquiera que quiera tener una mejor apreciación de las ideas que flotaban durante este período, directamente de los propios pensadores, pero también podría ser de gran interés para aquellos que tratan de entender la actual república turca.

Muchos de los debates actuales tienen eco en los más antiguos, y Ahmet Seyhun los expone maravillosamente de forma muy amena y legible.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Usman Butt es un investigador de contenidos televisivos, cineasta y escritor afincado en Londres. Usman estudió Relaciones Internacionales y Lengua Árabe en la Universidad de Westminster y realizó un máster en Estudios Palestinos en la Universidad de Exeter.

N.d.T: El artículo original fue publicado por The New Arab el 3 de marzo de 2021.