Por Sultan Jalabi para Syria Untold
Entrevistado por Syria Untold, el padre de un detenido sirio explicó: “La detención es cara. Si tienes un preso —en tu familia—, significa que los mismos agentes responsables de tu dolor sacan provecho de tu dinero”.
Ismael Ali, un hombre de 32 años que fue arrestado en Damasco en 2012, dijo que siente ‘una culpa indescriptible’ por el efecto que su encarcelamiento tuvo sobre su familia. Relató que: “Mi familia, que ya era pobre, tuvo que pagar 6.000 USD para asegurar mi liberación de la prisión de Saydnaya. Esto destruyó su sustento y arruinó el futuro de mis dos hermanas menores”.
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Esta investigación se centra en la dimensión económica de las detenciones masivas y las desapariciones forzadas en Siria. Nuestros hallazgos revelan la existencia de un mercado en expansión en torno a estos arrestos. En este mercado, se ofrecen ‘a la venta’ las notificaciones de la condición de preso, los procedimientos y las sentencias judiciales.
Sus compradores son familias desesperadas por encontrar a sus hijos. Sus vendedores ambulantes son intermediarios y abogados que ofrecen información y acceso interno al sistema penitenciario sirio por una bonificación. Y por supuesto, quienes se benefician de este sistema son los funcionarios de las instituciones de seguridad y judiciales del gobierno.
Decenas de miles de personas fueron arrestadas desde el inicio de la revolución siria en 2011. La mayoría lo fueron como resultado de su participación en actividades políticas o civiles.
Para este artículo, Syria Untold investigó 100 casos de detención y llegó a los entrevistados mediante el método de muestreo de bola de nieve. El único criterio para cada caso era que la persona hubiera sido detenida por uno de los servicios de seguridad del régimen o sus fuerzas. En consecuencia, las entrevistas, realizadas en Siria y Turquía, fueron diversas en cuanto a los antecedentes de los detenidos y desaparecidos, los cargos formulados en su contra y los resultados de sus casos.
Los 100 casos examinados en esta investigación se debatieron con los propios detenidos o, en caso que hubieran fallecido, con sus familias. Unas 85 familias informaron que fueron objeto de extorsión financiera o recibieron demandas de pago. De esas familias, 75 terminaron pagando lo que se les pedía. En conjunto, estas familias hicieron 160 pagos a los organismos judiciales y de seguridad sirios. Algunas familias solo hicieron un pago, mientras que otras se vieron obligadas a realizar entre dos y siete pagos.
El valor promedio de los pagos realizados fue de aproximadamente 5.000 USD, mientras que el valor total de todos los pagos realizados fue de casi 800.000 USD. Cabe mencionar una vez más que esta suma comprende solo a 75 familias. Esto significa que cada detenido o desaparecido le costó a su familia más de 10.000 USD en promedio.
La familia que hizo más pagos fue aquella en la que tres hermanos fueron arrestados simultáneamente. Uno de ellos relató a Syria Untold: “Mi familia empezó a pagar para averiguar dónde estábamos detenidos, luego hicieron repetidos intentos para que nos liberaran. Finalmente pagaron para que nos transfirieran a un tribunal. Después de cinco años de detención, nuestra familia vendió lo que quedaba de sus posesiones para comprarnos condenas bajo el cargo de terrorismo, ya que esa era la única forma en que nos dejarían salir”.
Rami —es un seudónimo—, padre de 30 años que fue arrestado en Homs en 2013, dijo que su familia pagó alrededor de 40.000 USD en total durante su detención. Esta suma, aunque asombrosa en el contexto de la pésima situación económica de Siria, no es la mayor encontrada en nuestra investigación.
¿Dónde empieza todo?
Desde el momento en que alguien es arrestado o secuestrado, su familia se convierte en parte del mercado económico del sistema penitenciario sirio de una forma u otra. Al principio, no tendrán idea de si sus familiares y niños fueron detenidos o desaparecidos forzosamente, ya que estos son aislados del mundo exterior. Las agencias de seguridad o militares que realizan los arrestos no informan a las familias de los detenidos sobre su situación.
Salvo por una excepción, ninguna de las 100 familias que relevamos recibió una notificación escrita o verbal del arresto de sus familiares.
Después del arresto, cuando la familia comprende que su pariente no regresará a casa, tienen dos opciones. La primera es pagar a los agentes de los servicios de seguridad, ya sea directa o indirectamente, para obtener información. La segunda es esperar a que otro detenido salga de la cárcel, para que les cuente sobre el paradero y el estado de sus seres queridos.
La mayoría de las veces, las familias recurren a la primera opción, desesperadas por pagar cualquier cantidad de dinero para salvar a sus hijos del infierno de las prisiones del régimen. Esta realidad de la que eran muy conscientes fue revelada al resto del mundo por las ‘fotos de César’ [N.d.T.: nombre con el que se conoce a un archivo fotográfico sobre la situación en las cárceles tomado por un desertor del servicio penitenciario sirio]. Sin embargo, estos pagos no siempre ayudan a los detenidos al final.
En uno de esos casos, Majd Khoulani, un conocido manifestante pacifista de Daraya, un suburbio en el oeste de Damasco, fue arrestado por el régimen en 2011 después de la detención de su hermano mayor, Abd Al Sattar.
Ghafran, hermana de los dos Khoulani, le dijo a Syria Untold: “Cada semana salíamos mi madre y yo en busca de Majd y Abd. Presentamos solicitudes —de información— ante el tribunal militar y el Ministerio del Interior. Pasábamos horas paradas frente a la rama de seguridad con la esperanza de ver a uno de ellos mientras trasladaban a los detenidos. Mi padre era comerciante y estaba dispuesto a pagar millones solo para que pudieran ser trasladados a la prisión civil de Adra para que pudiéramos visitarlos, pero todo esto fue en vano. Todos los abogados y mediadores a los que recurrimos se retiraron del caso una vez que supieron que se trataba de un grupo de activistas pacíficos de Daraya. Muchos de ellos se retiraron solo después de quitarnos dinero”.
Casi un año y medio después de la detención de Majd y Abd, su familia pudo visitarlos en la prisión militar de Saydnaya. Esta instalación fue descrita por Amnistía Internacional como un ‘matadero humano’. Por supuesto, la visita no fue barata. La familia tuvo que pagar una suma enorme para ver a los dos hermanos.
Al mismo tiempo, las fuerzas de seguridad detuvieron a más miembros de la familia. Arrestaron a dos hermanos más, Bilal y Mohammad, una hermana, Amina, su esposo, y el esposo de otra hermana. Esto elevó el número total de detenidos en la familia a siete. Amina, arrestada en marzo de 2011, era otra activista muy conocida que finalmente fue galardonada con el premio internacional Women of Courage del Departamento de Estado de Estados Unidos en 2020.
Ghafran contó que: “Hasta que nos vimos obligados a salir de Siria en 2015, nuestra preocupación constante era buscar y tratar de asegurar la liberación de los detenidos de la familia. No sé la cantidad exacta de dinero que pagamos durante ese período, pero fue enorme. Fue inútil en los casos de Majd, Abd y Mohammad”. La familia pudo finalmente rescatar a Amina junto a su esposo, y a Bilal y el esposo de su hermana en 2015. Los tres hermanos restantes murieron bajo tortura.
Las imágenes de Mohammad aparecieron entre las fotos de César que se filtraron en 2014. Aún así, la familia mantuvo sus esperanzas de que Majd y Abd les fueran devueltos, hasta que recibieron un documento del registro civil en 2018 que decía que ambos habían muerto cinco años antes, en 2013.
Cuando no se respetan los derechos ni las leyes, pagar sobornos es todo lo que se puede hacer. Nuestros datos revelan que alrededor del 42 por ciento de los pagos realizados fueron por familias que intentaban localizar a sus hijos e hijas.
Al mismo tiempo que las familias intentan localizar a sus hijos y asegurar su liberación, esos mismos niños se enfrentan a terribles formas de abuso físico y psicológico diseñadas para empujarlos a confesar cargos prefabricados. La mayoría no aparecen en los tribunales hasta que ya confesaron estos cargos. Es en esta etapa cuando se decide el destino del detenido: si seguirá siendo un alma desaparecida o si se convertirá en un preso en una de las muchas cárceles de Siria.
Quienes tienen la suerte de convertirse en detenidos a menudo llegan al tribunal con confesiones de delitos graves. Esto, a su vez, les obliga a pagar de nuevo una gran suma de dinero. De los 100 casos examinados en esta investigación, 71 terminaron como detenidos, mientras que el resto permanecieron desaparecidos por la fuerza.
La siguiente infografía describe los cargos imputados a los 71 detenidos:
La mayoría de los 71 detenidos llegaron a los tribunales o, al menos, el régimen especificó su paradero. Antes de esto, los detenidos suelen ser trasladados entre diferentes organismos de seguridad por diferentes provincias. Este proceso puede llevar meses o años. En los casos en que los desaparecidos son convertidos en detenidos, fueron trasladados de dos a nueve veces.
En promedio, se producen tres traslados hasta que los detenidos logran ser llevados al tribunal. En general, cada nuevo lugar significaba enfrentar un conjunto diferente de cargos y formas nuevas y creativas de tortura. Para las familias, cada mudanza significaba que se tenía que pagar una nueva ronda de sobornos.
Aún así, en comparación con sus compañeros desaparecidos cuyo destino solo se conoce por las paredes manchadas de sus celdas, quienes llegaron a los tribunales fueron los afortunados. Entrevistado por Syria Untold, Riyad Ali, un ex juez que trabajó en Damasco antes de desertar en 2013, dijo que: “No todos los detenidos tienen sus expedientes enviados a la fiscalía. Hay quienes desaparecen por completo. Los servicios de seguridad son más fuertes que el Ministerio del Interior y el Ministerio de Justicia. Como jueces, por ejemplo, no podemos ingresar a las cárceles de los servicios de seguridad”. Entonces, ¿cuáles son las agencias de seguridad más destacadas que llevan a cabo detenciones?
En primer lugar, las direcciones de Inteligencia Militar y de la Fuerza Aérea desempeñan el papel más importante en las campañas de arresto y desaparición forzada de personas. Según Ali, estas dos agencias están afiliadas a la Dirección General de Inteligencia y están directamente vinculadas con el presidente. Ambas fueron responsables de casi la mitad de los casos de detención que investigamos.
La otra mitad de los casos investigados se distribuyó entre otros servicios de seguridad, como la agencia de Seguridad del Estado y la Seguridad Política. Finalmente, 10 personas de nuestra muestra fueron arrestadas por milicias progubernamentales, como las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN) y otros grupos conocidos en árabe como shabiha. Cabe destacar que la policía no participó en ninguna detención.
¿A quién se le paga? ¿Cómo llegan estos pagos a su destino?
Las familias rara vez se comunican directamente con los funcionarios judiciales o de seguridad corruptos. Más bien, el proceso de pago se ve facilitado por una red de intermediarios denominados localmente como ‘llaves’ —mafateeh en árabe—. Cada juez u oficial tiene una o más ‘llaves’. Son estos intermediarios a los que las familias recurren cuando necesitan ayuda para localizar a sus parientes. A veces, la llave les dirá a las familias a quién enviarán el dinero. Otras veces, las familias tienen que confiar en ellos sin tener forma de confirmar que su pago llegó a los servicios de seguridad o judiciales.
Hay tres tipos de intermediarios que operan en esta red de ‘llaves’. Los primeros son los ‘intermediarios’, civiles con conexiones con funcionarios gubernamentales. Luego están los empleados subalternos en el aparato judicial y de seguridad. Finalmente, hay abogados que ayudan a facilitar estos pagos. De todos los pagos realizados por las familias entrevistadas para esta investigación, el 46% se destinó a intermediarios, el 25% a abogados y aproximadamente una cuarta parte a empleados de los sectores judicial y de seguridad.
El desglose de los pagos ayuda a arrojar luz sobre cuán profundamente arraigada está esta economía carcelaria en todos los sectores sirios. Sin embargo, las realidades sobre el terreno podrían ser incluso más complejas de lo que revelan los números. En ocasiones, la mediación se realiza a través de redes personales y las familias comienzan a buscar parientes y conocidos que tengan relación con funcionarios del sistema.
Esta búsqueda los llevará de un intermediario a otro hasta llegar a alguien que tenga conocimiento del caso de su familiar. Este proceso de derivación es especialmente importante en los casos de presos que son trasladados a distintas provincias. Sin embargo, en algunos casos, los intermediarios pueden llegar a las familias por iniciativa propia y solicitarles dinero.
Un ex detenido que ahora vive en Turquía pero que aún tiene un familiar detenido en Siria, le contó a Syria Untold sobre su experiencia al ser contactado por un intermediario: “Incluso hoy nos contacta alguien cercano al régimen. Nos dice que nuestro pariente está en Saydnaya, que está cerca de la muerte y se necesitan 5.000 USD para ser liberado pero, ¿cómo podemos confiar en esta persona, alguien a quien ni siquiera conocemos?”.
Todo el proceso de realizar pagos en nombre de los detenidos está envuelto en un misterio. Las familias no tienen ninguna garantía de que sus pagos lleguen a los destinatarios previstos, ni tienen ningún recurso si los mediadores deciden defraudarlos.
Mariam Hallak, la madre del médico y activista Ayham Ghazzoul, detenido-desaparecido en Damasco en 2012 y luego torturado hasta la muerte, dijo que un abogado le pidió 13.000 USD para asegurar la liberación de su hijo. El abogado le dijo que después de que ella le enviara el dinero, su hijo estaría en casa en dos horas. Hallak narró que: “Cuando me negué a darle el dinero hasta después de que devolvieran a mi hijo, pospuso el —supuesto— día de liberación de Ayham una y otra vez. Hablaba con confianza y, a veces, le daba el teléfono a una tercera persona que aparentemente era el oficial a cargo del caso de Ayham. Sentí que nos estaba estafando, pero incluso si sólo hubiera un 1% de posibilidades de que estuviera diciendo la verdad, eso fue suficiente para que llegara a un acuerdo con él y comenzara a recolectar dinero de cualquier manera que pudiera”.
La extorsión continuó durante algún tiempo, y el abogado le prometió la liberación inminente de su hijo si le daba más dinero. Después de que el abogado dejó de contactarla, otro mediador intervino con una nueva historia. Hallak soportó este ciclo de esperanza y decepción, sin saber que su hijo había sido asesinado apenas cuatro días después de su detención por la Sección de Inteligencia de la Fuerza Aérea en Damasco.
A pesar de que no existen medios para garantizar que los pagos lleguen realmente a los destinatarios declarados, a veces los pagos logran el efecto deseado. Según las familias encuestadas, el 46% de los pagos dieron como resultado el logro de su propósito, mientras que el resto parecía haberse realizado sin ningún beneficio aparente.
El valor económico del comercio de detenciones
Si los casos de muestra son tomados como representativos de Siria en su conjunto, se pueden utilizar como base para estimar el valor del comercio de detenciones para los funcionarios gubernamentales y la red de intermediarios que trabajan en sus periferias.
En el extremo inferior del espectro, el valor de este mercado podría estimarse en alrededor de 1.000 millones USD. Esto se basa en las listas de detenidos en el período 2011-2019 documentadas por la Red Siria por los Derechos Humanos (SNHR por su sigla en inglés) que aún se encuentran detenidos o cuyo paradero se desconoce. Sin embargo, es importante señalar que estas listas no incluyen a quienes fueron liberados de prisión o asesinados durante la detención, o cuyos nombres no fueron documentados.
Si se incluyen todos los detenidos pasados y actuales — que suman alrededor de un cuarto de millón de personas— el valor total de este comercio alcanza USD 2.000 millones. Esto equivale a más de 2 billones de libras sirias (SYP) al tipo de cambio utilizado cuando este artículo se escribió originalmente en abril de 2020. Es aproximadamente la mitad del valor del presupuesto sirio para 2020. Dicha suma también es más del cuádruple de los salarios totales pagados a los empleados del sector público sirio en 2020.
El siguiente gráfico detalla cómo llegamos al cálculo antes mencionado:
Independientemente de la proporción de sobornos que llegan a su destino previsto en lugar de ser apropiados por intermediarios, la cuestión se convirtió en una redistribución de facto de la riqueza de los bolsillos de opositores al régimen hacia los partidarios de este. Tal redistribución de la riqueza afecta a todo el tejido y la cohesión del aparato de seguridad sirio y las redes políticas y económicas surgidas a su alrededor en los últimos años.
El alcance y el valor de estas redes financieras se vuelven claros cuando se las compara con los salarios de muchos de los funcionarios que participan de ellas. Hoy en día, el salario de un juez sirio no supera los USD 200, mientras que los oficiales del ejército y del aparato de seguridad ganan menos de USD 100 al mes, según el tipo de cambio en el momento de redactar este informe.
¿Y las familias?
Sondos Falfala fue arrestada en una protesta en Latakia a mediados de 2011. Esta mujer de 39 años estaba embarazada de su segundo hijo al momento de su arresto y dio a luz mientras aún estaba detenida. Falfala fue trasladada por varios organismos de seguridad diferentes durante su detención de casi un año. Para liberar a Falfala, su madre pagó alrededor de USD 45.000. Sin embargo, una vez que fue liberada, no recibió la bienvenida que esperaba. En diálogo con Syria Untold, ella relató que: “Mi esposo se negó a verme y rompimos. Dejé la ciudad por miedo a que me arrestaran por segunda vez. No pude ver a mi madre ni a mi padre hasta su muerte. Sin embargo, lo peor fue que mi hija de dos años no me recordaba y fue doloroso tratar de convencerla de que yo era su madre”.
Como parte de la investigación, hablamos con esposas jóvenes que perdieron a sus esposos, padres que esperaban la liberación de sus hijos y hombres y mujeres jóvenes que eran infantes cuando sus padres fueron arrestados.
El impacto psicológico y social de perder a un miembro de la familia no es algo que pueda cuantificarse. Cada persona detenida y desaparecida es una herida abierta para la familia que no se puede curar hasta su regreso. En un caso incluido en esta investigación, un familiar dijo que a pesar de que su hija de cinco años nunca conoció a su padre, arrestado antes de su nacimiento, ella le guarda un caramelo escondido, en caso de que regrese mañana.
Es más fácil estimar el impacto económico de este sistema masivo de arrestos y desapariciones. Cada individuo arrestado deja atrás un rol económico vacante. De los 100 casos investigados, 75 personas estaban casadas y tenían familias que cuidar y mantener. 65 de los casos tenían entre 20 y 40 años, las edades más productivas económicamente. 45 de ellos tenían al menos una educación universitaria, producto de los años de inversión y cuidado de sus familias para criarlos y educarlos.
Además del efecto que la ausencia de un sostén familiar tiene sobre sus seres queridos, el dinero gastado por las familias que intentan sacar a sus familiares de las fauces del sistema penitenciario sirio empujó a la mitad de los casos encuestados a la pobreza extrema. Estas familias gastaron sus ahorros, vendieron propiedades y se endeudaron.
De los 100 casos encuestados, el gobierno puso en libertad a 41. Esto incluye a quienes fueron puestos en libertad bajo fianza y quienes cumplieron algún tiempo de condena. Ningún caso fue considerado inocente. Tres cuartas partes de los liberados dijeron a Syria Untold que salieron de Siria con heridas psicológicas y físicas de su tiempo en prisión. Hay otros 50 casos cuyas familias desconocen el destino de sus parientes detenidos.
Un detenido de 40 años, oriundo de la ciudad de Alepo, pagó USD 20.000 para asegurar su liberación después de seis años preso. Entrevistado por Syria Untold, dijo que: “Para el régimen, este es un oficio que alimenta su seguridad y a sus instituciones judiciales, y no tiene ningún problema con él. Si el régimen libera a 100 personas hoy, mañana podrían arrestar a 200 más y comenzar el ciclo de nuevo”.
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Sultan Jalabi es Magíster en Planificación Económica y Desarrollo Social por la Universidad de Damasco. Actualmente reside en Turquía, donde se desempeña como periodista e investigador académico dentro del Operations & Policy Center, instituto independiente de investigación sirio.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Untold el 13 de abril de 2021.