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El Interprete Digital

Mosul: una ciudad herida tratando de sanar

Por Sylvain Mercadier para The New Arab

Residencia de Saddam Hussein en Mosul. [Levi Clancy/Creative Commons]

Mohammed Salama, un estudiante universitario, nos guía por las calles de los barrios viejos de Mosul Occidental. A pesar de sus esfuerzos por permanecer impasible, apenas puede ocultar su tristeza. “No estuve acá en más de un año. No puedo soportar la visión de las ruinas. El olor a muerte y la mayoría de los escombros ya no están, pero ver la destrucción de nuestra ciudad es difícil de soportar para mí”, admitió.

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Un viernes por la tarde, las calles de la Ciudad Vieja están casi vacías. Algunos transeúntes, emergen sólo para desaparecer rápidamente en la esquina de un callejón. En las intersecciones hay más policías que autos.

Escombros y destrucción

Llegamos a un espacio abierto donde alguna vez hubo edificios con departamentos, toda la zona se convirtió en polvo por los ataques aéreos. Por otro lado, se erigió una estatua el año pasado. Representa a un hombre poniendo escombros en una carretilla.

“Es un monumento para celebrar a aquellos que limpiaron la ciudad después de la guerra. La limpieza después del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL, o DAESH por su sigla en árabe) era una actividad muy peligrosa. El EIIS dejó miles de trampas cazabobos por toda la ciudad, en los lugares más maquiavélicos, a veces debajo de juguetes o cadáveres. Creo que más personas murieron, y todavía siguen muriendo, por las trampas cazabobos que del combate real”, explicó Mohammed.

Mientras seguimos caminando, los niños jugando en los escombros paran a saludarnos intrigados ante la vista de nuestras cámaras. Se detienen para una foto y se ríen mientras miran el resultado, ajenos por un minuto a la visión de desolación a su alrededor. Más adelante en la calle, se encuentran los restos de la Gran Mezquita de Al Nuri.

El santuario ahora está completamente cercado por una misión de la UNESCO involucrada en un proceso de reconstrucción de post guerra. Los últimos restos de al hadbah —el jorobado—, el legendario minarete inclinado de la mezquita, se encuentran cuidadosamente envueltos por una lona. Es incierto si se restaurará a su antigua emblemática gloria.

UNESCO erigió grandes carteleras para publicitar su proyecto de renovación, incluso lanzó una competencia arquitectónica internacional de diseños conceptuales el pasado noviembre con el fin de reconstruir la mezquita del siglo XII. La mayoría de las personas que hablaron con The New Arab no eran conscientes, o, a veces, incluso críticas, de que se estuviera dando tanta importancia a una mezquita, mientras que la infraestructura de la ciudad se encuentra en ruinas tres años después del final de la batalla para recuperar la ciudad del EIIS.

A principios de 2018, Kuwait organizó una conferencia internacional que tuvo como objetivo recaudar USD 100.000 millones para reconstruir ciudades iraquíes, pero se quedó corto por dos tercios. Nadie, parecía, estaba interesado en ayudar a Mosul a pasar la página de la destrucción.

“No hay más gobierno aquí. No hay salarios, no hay servicios”, enumeró a Marwan Taher Youssef con sus dedos. Residente de Mosul Occidental, Youssef nos habló en medio de una rotonda junto a policías. “Perdí a dos miembros de mi familia, mi casa, todo. Ahora estamos solos”, agregó.

Después de descender la casi vacía calle Farouq, pasamos una iglesia latina dañada por las batallas, construida por sacerdotes dominicanos a finales del siglo XIX. Aunque seriamente dañada por luchas en la puerta de la Ciudad Vieja, la iglesia sigue orgullosamente en pie. No obstante, detrás de las altas paredes, el gran daño es aún notable. Lo mismo se puede decir de la mayoría de los edificios.

Más allá de las calles principales, que fueron despejadas de escombros, escenas de destrucción y caos son comunes. Casas antiguas permanecen destruidas desde que fueron bombardeadas por aviones de la coalición internacional o drones. Muchas familias regresaron o incluso se quedaron en estos hogares insalubres debido a la falta de otras opciones.

El recorrido del Mukhtar

En un patio hay dos hamacas, pero las cadenas están atadas como para evitar que los niños los disfruten. Dos residentes locales nos saludan allí. Uno es Abu Fahed, el Mukhtar (N.d.T.: elegido en idioma árabe) de la zona. Tiene la responsabilidad de escuchar las quejas de los residentes del barrio y hacer un seguimiento de las autoridades locales y las fuerzas de seguridad.

Abu Fahed es símbolo de la rica pero triste historia de Mosul. Nadie parece más orgulloso que él de la herencia de la ciudad mientras se explaya sobre la diversidad de Mosul. “Este barrio era judío, ¿sabías?”, dijo mientras caminábamos a través de callejones vacíos. “Estas arcadas albergaban tiendas judías, en su mayoría de artesanos, joyeros. Esto fue en realidad un vecindario mixto. Dejame mostrarte lo que queda de la herencia musulmana en esta parte”, agregó, antes de liderar el camino.

“Aquí vivían los Khadouris, aquí el abuelo de Rothschild tenía una casa”, explicó, destacando anécdotas históricas en los callejones vacíos del barrio de Kalakshi. Doblando en una esquina, abrió luego la cerradura de una gran puerta de hierro. “Esta es la mezquita de Al Rubaiya. Mirá los tallados. EIIL lo destruyó todo con cinceles. Los consideraron poco ortodoxos, aunque sea una mezquita sunita”, añadió.

En el interior, la destrucción es perturbadora. Los aviones de la coalición bombardearon las casas adyacentes a la mezquita, que dañaron el edificio del siglo XVIII. Una majestuosa cúpula se encuentra en ruinas junto a un patio destruido. Los edificios del lado son una pila de escombros. La lámpara de araña de la mezquita yace en el centro de la plaza junto con suciedad, basura y pilas de piedras.

Dentro de la mezquita, que fue parcialmente limpiada, todavía están presentes folletos de propaganda de EIIL. “Esta mezquita es más antigua que la Gran Mezquita de Al Nuri, pero fue reconstruida en 1776 d.C. Mirá las piedras de la cúpula, son piedras de Karbala. Esta mezquita es un símbolo de la apertura de Mosul al mundo. Pero estos terroristas destruyeron todo lo que consideraban idolatría. Es una pena”, cuenta Abu Fahed.

El contraste de Mosul Oriental

Luego nos dirigimos a la parte oriental de Mosul. El contraste es asombroso, casi como si estuviéramos en una ciudad diferente. El lado oriental del Tigris sufrió mucha menos destrucción, permitiendo a sus habitantes mantener una vida relativamente normal. Las calles están más habitadas, las tiendas tienen más que ofrecer, y la infraestructura de la ciudad se mantuvo. En el Souq Al Nabi Yunis, el mercado más grande de la ciudad, cientos de negocios están completamente equipados con productos.

Mosul Oriental pudo adaptarse rápidamente e incluso se benefició del desplazamiento de miles de habitantes de Mosul Occidental. Aun así, más allá de la relativa prosperidad, la pobreza permanece. Los mendigos son una visión común y hay niños que ofrecen bolsas de plástico a los transeúntes para ganarse algunos dinares (N.d.T.: moneda iraquí) y ayudar a sus familias.

Décadas antes de la destrucción de Mosul, un gran éxodo rural había traído a decenas de miles de pueblerinos a la vibrante ciudad en busca de una vida mejor. Para la mayoría de ellos, Mosul se convirtió en un lugar donde terminaron viviendo en la miseria. No tenían acceso a la educación y eran marginados por una ciudad que no sabía qué hacer con ellos. Luego vinieron los extremistas.

El EIIL aprovechó la desesperación y desorientación en que cayó la empobrecida comunidad sunita tras décadas de guerra, sanciones y el desmantelamiento de las instituciones estatales. “Muchos sunitas vieron en EIIL una manera de revivir la fuerza de su comunidad, pero estaban equivocados. Pensaron que reviviría el sentimiento de empoderamiento que tenían en los tiempos de Saddam, pero estaban errados, y nuestra ciudad está aquí para demostrarlo”, contó Mohammed Salama a The New Arab.

Al igual que el resto de su familia, se mudó desde la parte Occidental hacia Oriental de Mosul y a una cómoda casa. “Nuestra casa en Occidente era más grande, pero fue dañada y no hay más agua, electricidad, nada. Gracias a Dios, nadie en nuestra familia murió. Somos unos de los muy pocos que pueden decir eso”, confesó.

¿Qué será de Mosul y sus habitantes? Eso depende por completo de sus representantes. Para la mayoría, la corrupción continúa siendo una preocupación importante, con muchos burlándose abiertamente de las élites políticas que dirigen el país como ‘ladrones’.

Para Mohammed, como la mayoría de los jóvenes en Irak, el sueño es mudarse al extranjero. Quiere viajar a Italia y terminar sus estudios en la literatura. “Mi libro favorito es Infierno de Dante [Alighieri], de la Divina Comedia. Con el paso del tiempo, comencé a apreciarlo enormemente”, comentó, observando pensativamente.

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Sylvain Mercadier es Magíster en Ciencias Políticas del Mundo Árabe por la Universidad Saint Joseph de Beirut, periodista independiente y cofundadora del portal The Red Line.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 21 de enero de 2021.