Nacido y criado en Lydd, la vida de Tamer fue moldeada por la ciudad. En Lydd las tasas de criminalidad son altas y las crueles manos de la violencia y la pobreza tocan a todos los residentes palestinos de una forma u otra. Los barrios palestino-árabes son descuidados por Israel, abandonados para que se las arreglen por sí mismos, y en ese duro ambiente, Tamer encontró consuelo en la música. “Lydd fue la razón por la que estoy enamorado del hip hop. Mientras Lydd se convertía en el mercado de drogas más grande de Medio Oriente, mientras la brutalidad policial y el crimen aumentaban, perdí muchos amigos. Eso me hizo cambiar al hip hop, me llevó a ese lado de la música que no había explorado antes”, dice.