Saltar al contenido

El Interprete Digital

Transiciones a una baja emisión de carbono en Túnez

Por Achref Chibani para TIMEP

Parque eólico en el pueblo de Sidi Daoud, Túnez [Banco Mundial/ Creative Commons]

Durante los últimos meses, Túnez se ha visto obligado a enfrentar la vulnerabilidad inherente de su sector energético debido al impacto externo del mercado mundial de energía. En 2021, el sector energético representó el 32,2% del déficit comercial total del país. En 2022, se espera que la proporción de divisas gastadas en exportaciones de energía aumente aún más, con un aumento de USD 1 en el precio del barril de hidrocarburos que le costará al gobierno unos TND 140 millones (USD 48 millones). Para tratar de contrarrestar esto y sus efectos sobre la inflación, en abril de 2022, el gobierno elevó los precios del combustible en cerca de un 5% por tercera vez este año, ejerciendo una presión creciente sobre los bolsillos de los tunecinos comunes y corrientes en un momento en que los precios de los alimentos y la electricidad también están en alza.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

En este contexto de la “casi completa [dependencia] de Túnez en los combustibles fósiles para satisfacer sus necesidades energéticas internas”, este artículo examina la transición energética de baja emisión del país y su potencial para diversificar el consumo de combustibles fósiles y ofrecer una solución sostenible y de bajo costo a las necesidades energéticas.

La transición a un sistema de baja emisión de carbono se refiere a la transformación de un modelo regente de energía basado en combustibles fósiles hacia fuentes de energía renovables, como la solar, eólica, mareomotriz y baterías de iones de litio. Esto exige una adaptación de los sistemas de energía (producción, transporte, almacenamiento y consumo), así como una comprensión del sentido común de la energía y su uso. Este no será necesariamente un proceso fluido o lineal, ya que muchas de las comunidades vulnerables de la región necesitarán protección social y asistencia directa. Dicho de otra forma, una transición energética también implicará una transición social, económica y política.

La transición energética de Túnez

En 2009, las autoridades tunecinas publicaron el primer Plan Solar de Túnez, una hoja de ruta para la transición energética y la ampliación de la capacidad de energía renovable del país. El plan resolvió que el 30% de la electricidad del país será producida a partir de energías renovables para 2030; en comparación, Argelia estableció la meta del 27% para 2030, Libia del 10% para 2025 y Marruecos del 52% para 2030.

Sin embargo, el Instituto para la Gobernanza de los Recursos Naturales señaló en un informe de 2020 que los funcionarios del gobierno expresaron su preocupación pues puede que el objetivo del 30% no se pueda alcanzar dentro de ese plazo, citando los efectos que la pandemia tuvo en los proyectos renovables. En 2021, la Agencia Internacional de Energía Renovable, en colaboración con funcionarios del gobierno tunecino, elaboró ​​un reporte que enumera una serie de acciones que ayudarían a Túnez a aumentar su capacidad de energía renovable. Se incluye, entre otros, simplificar los procedimientos de contratación para el desarrollo de la red eléctrica, establecer una autoridad de energía eléctrica independiente e involucrar a los bancos locales en el desarrollo de la energía renovable.

Marruecos, ¿modelo o competidor?

En los últimos años, Marruecos ha sido elogiado por la eliminación gradual del uso de combustibles fósiles y su éxito en la atracción de inversiones para producir energía solar. El gobierno del país implementa un enfoque de “todo el gobierno” que, entre otras acciones, vincula la inversión en infraestructura, un marco regulatorio claro para los inversores extranjeros y la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles. Marruecos es tanto un posible modelo para la transición energética de Túnez como un competidor del norte de África con potencial para disuadir inversores fuera de Túnez y atraerlos. Sus vínculos más desarrollados con empresas europeas y países africanos lo hacen particularmente atractivo para los inversores extranjeros.

Marruecos, por lo tanto, enseña cómo la voluntad política y el pensamiento colaborativo entre los ministerios gubernamentales y los actores públicos y privados —tanto a nivel nacional como internacional— pueden facilitar una transición energética exitosa. En Túnez, es crucial que el gobierno cree las condiciones para que crezcan tales vínculos y relaciones. Para dar solo un ejemplo específico del contexto tunecino, el diálogo debe incluir al Sindicato General de Trabajadores de Túnez, que se viene resistiendo a los proyectos solares con el argumento de que representan una amenaza para el sustento de los trabajadores de la Compañía Tunecina de Electricidad y Gas, la cual representa. Claramente, hay señales de que las empresas tunecinas ahora buscan trasladar sus operaciones a Marruecos para aprovechar su relativa estabilidad económica y política en comparación con Túnez.

El sistema energético nacional de Túnez y la inversión internacional

Los países que vienen invirtiendo en tecnologías energéticas de bajas emisiones en carbono a nivel nacional, como Marruecos, ahora buscan exportar esas tecnologías y conocimientos a países como Túnez, que están detrás de la curva de transición. Esta tendencia estructurará el poder político y económico en la región en el corto y mediano plazo.

En marzo de 2022, el gobierno tunecino anunció la aprobación de proyectos de energía solar en el sur del país (Tataouine, Tozeur, Sidi Bouzid, Kairouan y Gafsa), diseñados para atender las necesidades energéticas internas de Túnez. El estado adjudicó contratos a varios grupos, como la empresa noruega Scatec Solar, la empresa franco-marroquí Nareva y un consorcio entre la empresa china TBEA Xinjiang New Energy y la emiratí Amea Power. Se espera que estos proyectos permitan una reducción del 6% en las importaciones de gas natural. Además, el gobierno espera que estos proyectos creen 200 empleos directos y 2000 indirectos en algunas de las gobernaciones más marginadas del país.

El consorcio eléctrico TBEA-Amea representa una tendencia creciente en las concesiones de energías renovables. Los contratistas chinos ven cada vez más a MENA como un sitio para la participación ecológica y, por tanto, se involucran en importantes proyectos solares en Marruecos, Egipto, Arabia Saudita y Omán. Otra señal de las ambiciones de China en el sector la encabeza un grupo liderado por la empresa estatal de energía China Three Gorges Corporation, la cual está comprando Alcazar Energy Partners, un desarrollador de energía solar y eólica con sede en Dubái. En la propia región MENA, Amea Power había firmado previamente un acuerdo de compra de energía con la Compañía de Transmisión de Electricidad de Egipto y tiene otros proyectos en construcción en Jordania. Mientras tanto, Nareva es una subsidiaria del grupo Al Mada, que en gran parte es propiedad de la familia real marroquí; esto demuestra el deseo del estado marroquí de exportar su experiencia energética y desarrollar proyectos panafricanos de energía verde.

Tanto los acuerdos de Nareva como los de TBEA-Amea demuestran la inversión Sur-Sur y los vínculos económicos que están comenzando a dar forma a las transiciones energéticas en el Sur Global.

Transiciones energéticas y la importancia de lo local

Si bien los proyectos nacionales son fuentes importantes de energía limpia que reducirán notablemente la dependencia de Túnez de las importaciones de gas y petróleo, estos deben contar con esquemas energéticos locales y formas de empoderamiento de la comunidad. La política de energía baja en carbono centrada en la comunidad ayuda a garantizar que una transición energética sea justa y equitativa, beneficiando a aquellos que son más vulnerables al cambio climático.

Hay un número creciente de organizaciones que trabajan en el sector de las energías renovables en Túnez que pueden desempeñar un papel crítico para ayudar a la transición del sector. Estos incluyen tanto ONG internacionales como asociaciones nacionales, por ejemplo la Nueva Generación para el Desarrollo y el Medio Ambiente en Tataouine, la Asociación Tunecina Hora del Planeta y la Sociedad de Energía de Túnez.

En conjunto con la política energética nacional de Túnez, hay signos alentadores de que el país promoverá la generación de energía local. En 2015, la Ley 2015-12 estableció un marco regulatorio e institucional para la promoción de la inversión en proyectos independientes de energía renovable y proyectos locales de autogeneración. La ley abre la puerta a proyectos locales destinados al autoconsumo de energías renovables, la venta de energía a la Compañía Tunecina de Electricidad y Gas, o la exportación de energía. Hay señales alentadoras de que esta legislación está comenzando a dar sus frutos, con el lanzamiento de un plan piloto en Tozeur para instalar 4000 paneles fotovoltaicos en hogares con bajo consumo de energía. El objetivo del proyecto es ayudar a 800.000 hogares tunecinos a ahorrar hasta TND 41 millones (USD 13,51 millones).

Los tunecinos conectan la falta de oportunidades económicas y de desarrollo en las regiones del sur con el monopolio del sector energético del país y la falta de diversidad en los recursos energéticos. Los ciudadanos han tratado de presionar al gobierno para que administre estos recursos de manera más equitativa, alivie la pobreza y cree una economía sostenible. Por ejemplo, en los últimos años, se han presentado protestas en las islas de Kerkennah y la gobernación de Tataouine contra la marginación regional y la explotación de los recursos naturales del país por parte de empresas multinacionales.

A pesar de las prácticas de extracción explotativa de recursos de la industria en la gobernación sureña de Tataouine, muchos jóvenes aspiran a trabajar en compañías petroleras multinacionales que operan en el desierto, atraídos por los buenos salarios y la seguridad del empleo. Sin embargo, los estudios indican que las reservas de petróleo en la región parecieran agotarse. Pocas empresas han invertido en la extracción de combustibles fósiles en los últimos años, el gobierno ha descontinuado las licencias de investigación y las empresas se han orientado hacia las energías alternativas, el gas natural y los biocombustibles. Tataouine, que disfruta de unos 300 días de sol al año, está bien situada para convertirse en un centro de energías renovables, siempre que se ofrezcan incentivos y facilidades a los inversores, especialmente a los propietarios de pequeñas y medianas empresas, para aprovechar los recursos naturales de la región. En lugar de reproducir las formas de expropiación y extracción de recursos que definieron la industria del petróleo en la región, la transición hacia las bajas emisiones de carbono debe tener un enfoque local, convirtiendo a Tataouine en una ciudad modelo con bajas emisiones de carbono donde las nuevas tecnologías beneficien a las comunidades locales a través de fuentes de energía confiables, empleos y desarrollo.

Las políticas necesarias para avanzar

El contexto energético nacional tunecino está marcado por un aumento de la demanda energética y una fuerte dependencia de fuentes de energía externas. La transición a las energías renovables aún enfrenta numerosos obstáculos, incluidos los altos costos de inversión inicial en comparación con las fuentes de energía convencionales, la falta de experiencia y de know-how, y poca información confiable sobre los recursos de energía renovable disponibles y sus posibles beneficios económicos. Cuatro políticas, si se aplican, podrían aumentar la probabilidad de que Túnez alcance su objetivo de transición energética del 30% para 2030 y hacerlo de una manera que beneficie a la población, en particular a los residentes del sur marginado:

  • Fortalecer aún más el marco legislativo de Túnez para las energías renovables, con vínculos claros entre operadores, contratistas, proveedores de energía y agencias gubernamentales.
  • Establecer socios comerciales multinacionales de energía renovable tanto en el África subsahariana como en el Medio Oriente para que Túnez pueda convertirse en un centro clave de energía renovable en el Mediterráneo.
  • Combinar la inversión en energía renovable con la creación de empleo en el sur y el interior marginalizado de Túnez para garantizar que la transferencia de energía del país también ofrezca dignidad económica y social a los tunecinos. Para garantizar la creación generalizada de puestos de trabajo, esto debe ocurrir en una serie de niveles, incluido el establecimiento de nuevos títulos de ingeniería en energía verde, brindando oportunidades para el entrenamiento y la formación profesional, y orientando el compromiso constitucional de Túnez con la discriminación positiva del desarrollo económico en sus regiones marginadas hacia el desarrollo de energía verde.
  • Promover proyectos que estén enfocados localmente y suministren energía renovable asequible a los hogares. Para fomentar tales proyectos, el gobierno podría subsidiar préstamos para pequeñas empresas que operan en regiones marginadas y simplificar los procesos para acceder a tales préstamos.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital].

Achref Chibani es un Nonresident Fellow de TIMEP, quien se enfoca en el estudio del cambio climático en el Medio Oriente y el Norte de África.

N.d.T.: El artículo original, el cual fue publicado por TIMEP el 10 de junio de 2022.