Por Farzad Bonesh para Al Bawaba.
Oportunidades políticas y geopolíticas para la cooperación
Aunque, tras la Segunda Guerra Mundial, desafíos como el apoyo de China al Frente de Liberación de Dhofar, las relaciones de Riad con Taiwán, la negativa en el voto de Arabia Saudí para la cesión de Taiwán a la República Popular China en la Organización de Naciones Unidas (ONU), entre otras cuestiones, llevaron a un estancamiento de las relaciones Pekín-Riad. Finalmente, las relaciones diplomáticas entre Riad y Pekín se establecieron formalmente en julio de 1990.
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De hecho, Arabia Saudí fue el último país de la región en ampliar sus relaciones diplomáticas con Pekín. Pero el curso de las relaciones bilaterales, llevó a Pekín y Riad a firmar un compromiso de asociación estratégica integral en 2016 y a promoverlo posteriormente.
Después de la década de 1980, la política de China dirigida a Medio Oriente cambió con la adopción de una política de reforma y apertura al mundo, y de desarrollo pacífico sin conquista. Mientras tanto, la política china hacia los países árabes cambió hacia una gran cooperación con los mismos.
Los intereses de Pekín en el Golfo Pérsico y Medio Oriente también aumentaron considerablemente en la medida que incrementó la necesidad de energía extranjera por parte de China. Los encuentros bilaterales entre los líderes y funcionarios de ambos países en la última década, como la presencia del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín en 2022, han ido en aumento.
Aunque Pekín dice que no está tratando de desafiar la hegemonía estadounidense para reemplazar a Estados Unidos (EEUU) en Medio Oriente, China puede utilizar la agitación en las relaciones entre EEUU y Arabia Saudí para buscar oportunidades en favor de aumentar su poder y convertirse en un hegemón global. De hecho, Arabia Saudí podría también ser un facilitador y una puerta de entrada al creciente papel de China en la región.
La administración Biden, por su parte, se ha comprometido a cambiar la dirección de la política estadounidense en Medio Oriente. Disposiciones tales como la restricción a China, el viraje hacia Asia Oriental o la reducción de la posición de Medio Oriente con EEUU han llevado a China a prestar más atención a las relaciones con Arabia Saudí. En contraste, las relaciones chino-iraníes preocupan a los saudíes. Por lo que, Riad ha desarrollado sus relaciones (al igual que sus vecinos) con China.
Además, la polarización del sistema internacional, la frecuencia de las crisis y el papel del Consejo de Seguridad de la ONU en las cuestiones de Medio Oriente, la necesidad de una nueva estrategia para depender menos de EEUU y un equilibrio en las relaciones con las principales potencias mundiales, han llevado a que Riad preste mayor atención a China.
Por su parte, China pretende utilizar sus relaciones con Arabia Saudí para reducir la presión sobre Pekín en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y de los estados miembros de la Organización de Cooperación Islámica. De hecho, la positiva actitud de Arabia Saudí respecto al trato de China con los uigures de Sinkiang, Hong Kong y Taiwán, es una plataforma para incrementar la cooperación en el ámbito de las organizaciones internacionales.
Oportunidades para la cooperación en materia militar y de seguridad
De hecho, China intenta demostrar que en la rivalidad entre Teherán y Riad no apoyará a ninguno de los dos. Por lo tanto, busca apoyar las preocupaciones “legítimas” de Riad en materia de seguridad. Sin embargo, a China no le interesa desempeñar un papel de seguridad como el de EEUU en Medio Oriente. Pero, al mismo tiempo, EEUU está abandonando activamente la región, por lo que será una gran oportunidad para vender sus armas.
China es el tercer vendedor de armas del mundo. Y su abordaje en torno a la exportación de las mismas a la región, llega en un momento en el que Arabia Saudí se mantiene como un importante cliente de armas.
Además, tras la decisión de Washington de restringir la venta armamentística a Arabia Saudí y el riesgo de detener la venta de armas por la guerra de Yemen, la orientación de Arabia Saudí hacia China se ha incrementado como consecuencia de la ventaja que supone la experiencia de este último país en la industria militar. En este contexto, China es un antiguo proveedor militar de Arabia Saudí, pero en la última mitad de década, la cooperación en materia de defensa china también se ha desarrollado.
Las relaciones militares chino-saudíes se han ampliado a tal punto de incluir la asistencia al programa saudí de misiles y misiles balísticos, el desarrollo de estos misiles balísticos, el acceso a sistemas de misiles avanzados y la profundización de la cooperación en materia de defensa.
Además, Arabia Saudí puede ayudar a China en su política de acción militar activa, convirtiéndose en una gran potencia y estableciendo bases militares en Asia Occidental.
También hay informes sobre la cooperación y las actividades nucleares entre China y Arabia Saudí para producir pastel amarillo (N.d.T.: óxido de uranio que se utiliza para la fabricación de armas), que podría ampliar las capacidades tecnológicas y nucleares de Arabia Saudí.
En materia de seguridad, Pekín busca combatir al terrorismo, la cooperación antiterrorista con los países para establecer una estructura de seguridad a largo plazo, el diálogo político y el intercambio de inteligencia, cooperación y formación para contrarrestar las amenazas internacionales. En este contexto, China y Arabia Saudí se han comprometido a no interferir en los asuntos internos de la otra parte. Pekín además utiliza sus relaciones con Arabia Saudí para intentar frenar el extremismo en la región china de Sinkiang.
Oportunidades económicas
Después de 30 años, la relación sino-saudí se ha destacado con decenas de miles de millones de dólares chinos invertidos en Arabia Saudí y un volumen comercial de aproximadamente 71 mil millones de dólares entre los dos países (2019).
Arabia Saudí, con sus vastas reservas de petróleo y sus masivas exportaciones de crudo, se vuelve una buena oportunidad para la inversión china. Por lo tanto y como un gran consumidor de petróleo, China ha tratado de establecer la cooperación energética como la base de las relaciones bilaterales. En 2019, Arabia Saudí se convirtió en el mayor proveedor de petróleo de este país, con 1,67 millones de barriles diarios.
El sector petrolero, por su parte, representa el 90 por ciento de las exportaciones de Arabia Saudí, e incluso Aramco ha hecho del suministro energético a China una prioridad para los próximos 50 años. En este ámbito, se ha ampliado la cooperación entre ambos países en la construcción de refinerías y complejos petroquímicos en China, así como en proyectos energéticos en los dos países.
Además, Riad, con el objetivo de diversificar las asociaciones económicas y reducir la dependencia de las empresas occidentales, está estudiando la posibilidad de cooperar con China en otros ámbitos, como comercio, inversión, infraestructura, energía nuclear (planea construir al menos 16 reactores nucleares civiles), energías renovables, industrias químicas, etc.
Mientras tanto, en línea con un enfoque win-win, los dos países están tratando de enfatizar la importancia de la cooperación en la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” (BRI por sus siglas en inglés) de China, el documento saudí “Visión 2030“, la presencia de Arabia Saudí en la Bolsa de Valores de China y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB por sus siglas en inglés).
En este sentido, Arabia Saudí (como la economía más grande de la región) está intentando aumentar el volumen de las relaciones bilaterales atrayendo más a China en los sectores de infraestructura, turismo, la ciudad inteligente Neom de 500 mil millones de dólares y el proyecto saudí de energías renovables (200 mil millones de dólares).
Además, la ayuda de China podría desempeñar un papel importante en los esfuerzos de Arabia Saudí por convertirse en un centro logístico regional y mundial, aumentar su PBI no petrolero y convertir el país en un centro comercial mundial.
Área cultural
En la última década, con el aumento de ciudadanos chinos que trabajan en Arabia Saudí, la presencia de estudiantes saudíes en China y la enseñanza del mandarín en algunas escuelas saudíes, se ha acelerado la cooperación cultural y el intercambio de capital humano entre ambos países.
Además, la “diplomacia COVID” y el ofrecimiento de vacunas y equipos médicos a Arabia Saudí fueron nuevas dimensiones de la nueva cooperación entre ambos países.
Perspectivas de las relaciones
Lo que está claro es que la cooperación energética y económica es la piedra angular de la relación estratégica entre China y Arabia Saudí. Sin embargo, las condiciones del sistema internacional, la reducción de la presencia estadounidense en la región y los grandes objetivos de los mismos aumentarán el interés de ambos países en el desarrollo de conversaciones políticas, estratégicas y militares de alto nivel junto con el desarrollo del comercio.
De hecho, hay que decir que la expansión de la cooperación económica debe ser una plataforma para el desarrollo de la cooperación en otras áreas de cultura, estrategia, seguridad y defensa.
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Farzad Ramezani Bonesh es escritor, investigador y analista sobre temas regionales, especialmente en MENA y el sur de Asia. Ha escrito cientos de artículos de investigación, análisis y artículos periodísticos en persa e inglés. Ha tenido muchas entrevistas con medios de comunicación internacionales como Aljazeera, RT Arabic, Al Arabi y otros.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Al Bawaba el 1 de marzo de 2022.