Saltar al contenido

El Interprete Digital

Evaluando la Conferencia de Bagdad

Por Hayder Al Khafaji para 1001 Iraqi Thoughts

Centro de Convenciones de Bagdad. [James Gordon / Wikimedia Commons]

Ni siquiera el más tímido de los observadores podría afirmar que la Conferencia de Bagdad cumplió alguno de sus objetivos. No hubo evidencia de ningún cambio o mejora en las relaciones internacionales, como tampoco hubo cambios en las posiciones mantenidas por las potencias regionales. Es importante mencionar que muchos de los problemas existentes entre Irak y sus vecinos no se resolvieron en el marco de este evento. 

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

La Conferencia tuvo algunos aspectos positivos para algunas partes de la región, sobre todo la reunión entre el presidente egipcio Abdel Fattah Al Sisi y el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani. Sin embargo esta reunión ya estaba prevista y era un desenlace esperado. 

Entonces ¿Qué era lo que se esperaba de la Conferencia y en qué tenía puestas sus esperanzas el país anfitrión? Irak había contado con que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, y el nuevo presidente de Irán, Ibrahim Raisi, asistieran a la Conferencia de Bagdad, como antecedente al establecimiento de un diálogo destinado a reavivar las relaciones entre las dos importantes e influyentes potencias regionales. También se había previsto que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, asistiera a la conferencia para reunirse con el príncipe heredero de Abu Dhabi y con Mohammed bin Salman, con el fin de abrir un nuevo capítulo que aliviase las tensas relaciones entre los tres países. 

Bagdad también esperaba que el príncipe heredero emiratí, Mohammed bin Zayed, viajara a Irak, en su calidad de responsable de decisiones influyentes en los Emiratos, y se reuniera con los presidentes de Irán y Turquía, acontecimiento que habría añadido valor a la Conferencia. Finalmente, ninguno de estos actores clave se molestó en acudir a Irak. Ni Mohammed bin Salman, ni Ibrahim Raisi, ni Mohammed bin Zayed, ni Recep Tayyip Erdogan concurrieron a Bagdad. Irán, Arabia Saudí y Turquía  por su parte enviaron a sus ministros de Asuntos Exteriores, mientras que los Emiratos Árabes Unidos designaron a Mohammed bin Rashid, el emir de Dubái, para encabezar su delegación en la capital iraquí. Además, los intentos de Bagdad por atraer al emir de Kuwait, o incluso a su príncipe heredero, tampoco tuvieron éxito. 

A pesar de las evidentes deficiencias del evento, la Conferencia de Bagdad fue beneficiosa para dos personas: Mustafa Al Kadhimi y Emmanuel Macron. El primer ministro iraquí recibió al presidente francés, en una demostración de fuerza derivada de las habilidades y conexiones personales, no necesariamente vinculadas a su cargo de primer ministro. 

El presidente francés también trató de aprovechar la conferencia teniendo en cuenta las elecciones francesas que están previstas para dentro de ocho meses, puesto que Oriente Medio siempre ha sido un destino político para Francia. Desde el Líbano hasta Siria y el norte de África, respecto a la perspectiva del expansionismo colonial, París ha pretendido continuamente conseguir influencia. Macron todavía no ha logrado ningún resultado tangible en ninguno de los asuntos que ha perseguido en Oriente Medio, ya sea en Líbano o en Siria, o incluso a través del papel del gobierno francés en el acuerdo nuclear iraní; ninguno de sus esfuerzos ha llegado a buen puerto. Por lo tanto, se puede decir que Irak es un nuevo panorama para Macron y que, al hilo de la Conferencia, París firmó con Bagdad el mega Acuerdo Petrolero Total. El presidente francés también anunció la intención de Francia de abrir escuelas y un consulado en la ciudad de Mosul

Irak ha hecho todo lo posible por servir de puente entre sus países vecinos, especialmente Irán y Arabia Saudí. Sin embargo, pasar la página en las relaciones entre estos países, no sólo es una tarea gigantesca, sino también una expectativa posiblemente descabellada e inalcanzable. Muchos Estados árabes siguen teniendo numerosas diferencias sin resolver con Irán, las cuales no pueden ignorarse con la esperanza de definir una nueva relación con Teherán. 

En última instancia, si Irak pretende resolver sus conflictos con los países vecinos y actuar como un intermediario honesto en las dificultades que asolan la región, la Conferencia de Bagdad puede haber supuesto un rayo de esperanza para sus aspiraciones. Sin embargo, el concepto de resolución de conflictos es fundamentalmente diferente al de reconciliación; mientras la resolución suele implicar la introducción de una serie de estrategias para desescalar el nivel de conflicto. Por el contrario, el proceso de reconciliación depende de la satisfacción de las respectivas necesidades e intereses a largo plazo de las partes del conflicto, mediante un acuerdo mutuo o una concesión de los implicados. Esto es en lo que Irak debe centrarse ahora.

[Se prohíbe expresamente la reproducción total o parcial, por cualquier medio, del contenido de esta web sin autorización expresa y por escrito de El Intérprete Digital]

Hayder Al Khafaji es un investigador sobre asuntos de Oriente Medio, especializado en las relaciones entre Irak e Irán. Posee un certificado de postgrado en estudios islámicos por el Birkbeck College de la Universidad de Londres y un máster por la Universidad de Middlesex, donde actualmente está completando un doctorado profesional en culturas musulmanas.

N.d.T.: El artículo original fue publicado por 1001 Iraqi Thoughts el 13 de septiembre de 2021.