Por Jyhene Kebsi para Jadaliyya
El cruce del Mediterráneo de Túnez a Italia es una de las principales rutas marítimas hacia Europa. El número de tunecinos que intentan llegar a Italia en barco se disparó desde la revolución. La crisis en la que se sumergió Túnez tras el derrocamiento de su régimen anterior llevó a miles de mujeres, hombres y niños a hacer este peligroso viaje.
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Como resultado de las dificultades socioeconómicas y políticas de Túnez el número de tunecinos que viajaron a Italia en barco el año pasado fue el más alto desde 2011. Según estimaciones del Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales, 13.000 tunecinos llegaron a las costas italianas en barco en 2020. El Ministerio del Interior de Italia dijo que el número de personas que llegaron a las costas italianas en mayo y junio de 2021 fue más del triple que el año pasado.
Para disuadir a más inmigrantes de venir, el gobierno italiano puso a los ciudadanos tunecinos que no tienen visas válidas en centros de detención. Esta estrategia de disuasión utiliza la detención como una forma de enviar un mensaje a todos aquellos que puedan estar considerando la inmigración. De manera similar al gobierno estadounidense que detiene a familias y niños latinoamericanos indocumentados y al gobierno australiano que encarcela a las familias refugiadas y sus hijos en instalaciones tanto en tierra como en territorio marítimo para que los posibles inmigrantes teman el costo de la migración, el gobierno italiano utiliza la detención como un control de inmigración y una medida de seguridad. Las personas que cruzan la frontera y que son el objetivo de esta política de detención como disuasión son inmigrantes tanto solicitantes de asilo como no solicitantes de asilo.
En su análisis del uso de la detención como estrategia de disuasión, Emily Ryo explica que 1) la detención de inmigrantes se lleva a cabo en cárceles o instalaciones similares a estas, 2) las condiciones de confinamiento suelen ser peores que el encarcelamiento penal, y 3) los propios inmigrantes detenidos experimentan su detención como forma de castigo. Ryo resalta que estas características de la detención son precisamente la razón por la que algunos políticos piensan que los posibles inmigrantes temerán — y, por lo tanto, se verán disuadidos por — la detención. Desde el punto de vista de la disuasión, la detención de inmigrantes en estas condiciones funciona como una medida punitiva que tiene como objetivo evitar que los que cruzan por primera vez y los que cruzan repetidamente intenten atravesar el Mediterráneo en barcos que se dirijan a Italia. Sin embargo, el encarcelamiento de inmigrantes tunecinos plantea serias cuestiones éticas porque las instalaciones y condiciones en las que están detenidos no respetan sus derechos humanos básicos.
Bessem Bacha es un joven tunecino que decidió denunciar estas transgresiones exponiendo la crueldad del sistema de detención italiano en las redes sociales. Bacha utiliza esta plataforma para permitir que las personas que cruzan la frontera tunecina compartan sus videos telefónicos para documentar su devaluación y degradación. A través de su canal de YouTube, que lleva el título de su nombre completo, Bacha permitió a inmigrantes tunecinos encarcelados exponer su maltrato a través de material que se saca de contrabando de los centros de detención. La serie de videos nos muestra que el centro de detención está compuesto por hileras de barracas individuales que están separadas por altas vallas. En sus videos, los inmigrantes muestran cajas de comida tiradas al piso, explicando que la calidad de la comida es tan mala y tan humillante que se niegan a comerla a pesar de su hambre extrema. Muchos de los adolescentes que llegaron a Italia en barco en julio de 2021 dijeron que les dieron comida hedionda.
Los videos muestran inodoros inmundos sin puertas. Los inmigrantes dijeron que a menudo los dejan sin papel higiénico ni agua. La situación es más difícil para las mujeres y los niños. Una madre tunecina explica que su hija de ocho años no puede sentarse en el inodoro sucio porque su suciedad hace que le preocupe contraer una infección. También habla de las cucarachas, la falta de privacidad y la incomodidad de las mujeres al cambiarse de ropa. La madre explica su preocupación por su hija que no puede ducharse porque los baños no tienen puertas, repitiendo que comparten los baños con los hombres. En el siguiente video, vemos a otra madre tunecina reiterar este mensaje destacando las condiciones inhumanas en las que ella y su hijo enfermo fueron mantenidos, sin posibilidad de ducharse, rogando a la gente que les ayude a salir de su encierro.
Además, muchos de los niños detenidos en la isla de Lampedusa en julio de 2021 fueron hacinados en un centro de detención con adultos en un espacio sin techo bajo el sol abrasador del verano. Aquí, un niño de diez años ruega a las autoridades italianas que le den protección solar. Por la noche, estos niños sentían frío porque no se les daban sábanas ni cobijas. Los niños, adolescentes y adultos inmigrantes fueron colocados en espacios reducidos y abarrotados sin tener en cuenta el riesgo de transmisión de Covid-19. El siguiente video muestra a adolescentes inmigrantes señalando a algunos de sus compañeros de cuarto que son positivos para Covid-19, pero que no fueron separados de ellos. El inmigrante que hizo el video nos dice que las personas encerradas en la habitación son todos menores de edad y nos muestra algunos otros adolescentes que se quejan de que los pongan con personas contagiadas de Covid-19 y piden una solución.
La credibilidad de los videos subidos al canal de YouTube de Bacha y compartidos en su página de Facebook hizo que su mensaje sea muy poderoso. El material también fue compartido por muchos de los seguidores de Bacha. Los comentarios de estos usuarios de redes sociales reflejan su conmoción y enojo por el maltrato a los inmigrantes. A través de estas plataformas de redes sociales, los ciudadanos tunecinos en Túnez y en el extranjero puedieron observar y comentar sobre la situación de sus compañeros tunecinos detenidos. En este caso, YouTube y Facebook fueron importantes facilitadores de la transmisión de información y reportajes prohibidos. El canal de YouTube y la página de Facebook de Bacha se convirtieron en plataformas para una campaña de información y una herramienta de resistencia y activismo político.
Al hacer videos que documentan estos abusos, los inmigrantes participan en la exposición del sistema de encarcelamiento italiano oculto. El silencio impuesto en los centros de detención italianos convierte los videos de inmigrantes en una forma de ciberactivismo. El teléfono de cada inmigrante se convirtió en una herramienta para transmitir su voz a la comunidad internacional exterior. A través de estos videos, cada inmigrante se convirtió en un activista cibernético involucrado ya sea en filmar el centro de detención o en dar testimonios adicionales de lo que vio y soportó. Tanto los realizadores de videos como los participantes en ellos crean un registro histórico que documenta estos abusos. El archivo generado por el ciberactivismo de los migrantes es crucial para contrarrestar y corregir el discurso oficial, que los presenta como ‘delincuentes ilegales’ que ‘amenazan’ la paz de la Unión Europea. El material contrabandeado nos da la historia detrás de la historia.
Los videos, que los inmigrantes estuvieron difundiendo, develan la deshumanización de los inmigrantes indocumentados que son tratados como infrahumanos. En consecuencia, hacen que quienes los observan se cuestionen la ‘amenaza’ que representan los que cruzan la frontera para la Fortaleza Europa. Estos videos permitieron que los inmigrantes detenidos se comuniquen —a través de las vallas—con la comunidad exterior. Aunque no soy un fanático de los entusiastas de las redes sociales que amplifican el papel positivo de las redes sociales hasta el punto de reducir la revolución tunecina a un levantamiento de Facebook y/o Twitter, en este caso, les dieron a los inmigrantes silenciados y marginados una canal a través del cual se pueden escuchar sus voces subalternas. Sin embargo, si bien esto muestra la importancia de las redes sociales cuando las autoridades impiden la cobertura mediática de los centros de detención, también apunta a una sutil estrategia de disuasión utilizada por el gobierno italiano.
Aunque las autoridades italianas pudieron haber confiscado todos los teléfonos, no lo hicieron para dejar que los detenidos tunecinos mostraran a sus conciudadanos el destino que le esperaba a cualquiera que pudiera estar considerando la inmigración. Esto recuerda al gobierno australiano que ‘permitió’ que Behrouz Boochani enviara videos desde el centro de detención/prisión de Manus a activistas en diferentes países para evitar que más kurdos e iraníes fueran a Australia en barco. Si las autoridades que coaccionan a inmigrantes y refugiados cierran los ojos ante sus vergonzosos videos de YouTube y WhatsApp, lo hacen para disuadir a más inmigrantes no deseados y solicitantes de asilo de intentar cruzar el mar. Mientras que quienes cruzan la frontera encarcelados consideran que sus videos son una forma de testificar y avergonzar a los gobiernos que hablan en nombre de los derechos humanos, las autoridades los perciben como disuasivos. La doble función de estos videos apunta a la intensidad de la violencia en la frontera y lo horrible de la política fronteriza.
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Jyhene Kebsi es Doctora por la Universidad de Sydney, profesora de estudios de género en la Universidad de Macquarie y fundadora de la Red Trasnacional de Textos y Comunidades de Género.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Jadaliyya el 6 de octubre de 2021.