Por Walid Al Nofal para Syria Direct
“Lo siento, no tengo tiempo. Trabajo desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche”. Este fue el mensaje que Syria Direct recibió de un oficial sirio que desertó de las fuerzas gubernamentales, se convirtió en comandante de una facción opositora con base en el campo de Idlib y finalmente, terminó en Turquía.
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“Trabajo en una tienda de comestibles para alimentar a mis hijos. Quizás esto resuma lo que pasó con el Ejército Libre (sirio)”, concluyó el ex oficial.
Grupos Locales Dispersos
Como reacción a la brutal respuesta del régimen de Asad a las manifestaciones pacíficas en los primeros meses del levantamiento sirio, comenzaron a formarse pequeños grupos locales —empuñando armas de caza, rifles, pistolas e incluso cuchillos— para disuadir a las fuerzas de seguridad gubernamentales y sus aliados, los shabiha (matones), de atacar a los manifestantes y las zonas rebeldes.
Al mismo tiempo, el régimen sirio estaba “tratando de arrastrar a la revolución a que tomara las armas”, expresó el coronel desertor Abduljabbar Al Akidi. “La elección militar no fue del pueblo sirio”, dijo.
Las burlas fueron evidentes en el primer discurso de Bashar Al Asad después de que estallaron las protestas en la provincia sureña de Daraa, el 18 de marzo de 2011. Comenzó con “muchas acusaciones contra la revolución, hablando de terrorismo, yihadistas y Al Qaeda”, expresó Akidi a Syria Direct y señaló: “Si quieres la guerra, estamos listos para ella”.
Además de los asesinatos diarios y los ataques contra manifestantes, “el régimen publicó videos de violaciones, especialmente en Daraa y Homs, para incitar a la gente y llevarla a tomar armas para defender su honor y dignidad, así como las protestas”, agregó Akidi.
La deserción del teniente coronel Hussein Harmoush del ejército, el 9 de junio de 2011,—el primer oficial militar en hacerlo— fue un punto de inflexión en el curso de la movilización militar de la revolución. Después de mudarse a Turquía, fundó en julio de 2011 la Brigada de Oficiales Libres, el primer cuerpo de oposición militante y el núcleo del Ejército Sirio Libre (ESL).
Este nuevo experimento en un país conocido como ‘el reino del silencio’, no se organizó de manera ordenada. “Desde el comienzo de la revolución hasta mediados de 2012, la movilización militar se mantuvo dispersa, desorganizada y local, hasta que surgieron consejos militares en cada provincia”, indicó Akidi.
Sin embargo, “ese estado de caos y desorganización con grupos dispersos y difusos fue un factor positivo que ayudó a proteger a estos grupos y a sus miembros”, destacó Wael Alwan, investigador del Centro de Estudios Jusoor con sede en Turquía que anteriormente fue el portavoz de Failaq Al Rahman, afiliado a la oposición en Guta Oriental. “Cuando el régimen detiene a una persona, solo se sabrá de manera limitada sobre el paradero, movimientos, ubicación y método de trabajo de su grupo”, expresó.
Después de la formación del Comando Conjunto de los Consejos Militares Revolucionarios en Siria, en septiembre de 2012, “el trabajo comenzó a estar más organizado” dijo Akidi y agregó: “Las deserciones aumentaron y se hicieron más frecuentes en todas las regiones, y el ejército de Asad comenzó a debilitarse. Ya no estaba preparado, y se liberaron muchos cuarteles y se incautaron armas, incluso armas pesadas”.
El aumento de las deserciones en las filas del ejército gubernamental “aceleró la formación de las facciones de la oposición, porque los oficiales y soldados desertores anunciaron que no solo dejarían el trabajo armado con el régimen, en protesta por sus acciones, sino que también defenderían y protegerían las manifestaciones con las armas. Esto creó un equilibrio, hasta cierto punto, en el sentido de que el régimen ya no podía ingresar a ninguna ciudad en cualquier momento que quisiera victimizar a su gente”, comentó Alwan.
El dilema islamista
El crecimiento del ESL coincidió con “la liberación por parte del régimen de Asad de los islamistas de sus centros de detención, una gran parte de los cuales necesitó un periodo muy largo de recuperación”, según Alwan, “de la presión psicológica, el confinamiento y la tortura a la que fueron sometidos.”
“El régimen provocó un aumento del extremismo de los presos islamistas, la malicia y el odio hacia su entorno y hacia todo en general, como resultado de la presión y la tortura”, explicó Alwan. “Bashar Al Asad sabía que liberarlos islamizaría la revolución; no la islamización normal y natural, sino más bien el radicalismo extremo y el terrorismo, que afectaría negativamente a las facciones de la oposición y su movimiento en general”, continuó.
Debido a la “simpatía pública por la religiosidad en el Levante, muchos jóvenes revolucionarios fueron engañados por las consignas de estos extremistas, debilitando el papel de los oficiales desertores y las élites políticas, intelectuales y culturales”, agregó Alwan.
Además, las organizaciones extremistas “recibieron un gran apoyo en comparación con las facciones (ESL), que eran vulnerables a los saqueos y robos por parte de las facciones islamistas en ese entonces”, dijo Alwan y añadió: “Así, las condiciones internas y externas favorecieron el crecimiento de las facciones islamistas y se convirtieron en una enfermedad cancerosa; devorando lentamente las facciones del ESL en muchas regiones”
Akidi se hizo eco de una opinión similar, comparando “las organizaciones islamistas transnacionales” con “una daga envenenada clavada en el pecho de la revolución”.
La declaración de Jabhat Al Nusra —ahora Hayat Tahrir Al Sham (HTS)— de su afiliación con Al Qaeda, en abril de 2012, fue un “fuerte golpe para la revolución siria, ya que coincidió con las discusiones internacionales sobre el apoyo al ESL y el suministro de armas de calidad”. “En mi opinión, no fue una coincidencia que el anuncio del comandante del HTS, Abu Muhammad Al Jolani coincidiera con esta conferencia, especialmente porque el apoyo cesó después de la declaración”, expresó Akidi.
A finales de 2013, se produjo otro punto de inflexión en la revolución y las operaciones militares del ESL cuando el llamado Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) invadió grandes extensiones de territorio controlado por el ESL y eliminó a sus líderes y fuerzas, incluidos los oficiales desertores.
Esto hizo que los “revolucionarios pusieran la confrontación con el régimen en un segundo plano, para proteger sus aldeas del EIIL y detener el avance de la organización hacia áreas más liberadas”, dijo Akidi.
En la provincia de Daraa, en el sur de Siria, el secuestro por HTS del coronel Ahmad Al Nemah, el comandante del Consejo Militar de la oposición en Daraa, fue un punto de inflexión para las facciones del ESL en la provincia, según un ex-comandante militar de las facciones de la oposición.
“El secuestro y la desaparición de Nemah, en mayo de 2014, desviaron a algunas de las facciones del ESL en Daraa”, dijo la fuente a Syria Direct bajo condición de anonimato porque todavía vive en Daraa.
“Nemah dirigía el consejo militar, recibiendo apoyo y reuniéndose con los Amigos de Siria —un colectivo internacional de países y organismos pro-oposición— él solo. Con su secuestro, cada facción llegó a tener un representante externo que recibió financiamiento y se reunió con simpatizantes, lo que provocó que algunos se extraviaran y fueran comprados”.
“Este incidente no fue espontáneo ni planeado externamente”, agregó la fuente. “Algunas partes de apoyo querían deshacerse del proceso de negociación con una persona y pasar a la coordinación directa con las facciones sobre el terreno” determinó.
Retroceso autoinfligido
Los factores internos fueron fundamentales para limitar el papel de las facciones y contribuyeron a su retirada. Según Alwan, estos incluyen “la falta o la incapacidad de formar líderes competentes, así como conflictos y disputas internas, que las facciones islamistas fueron los principales iniciadores”.
“Las facciones yihadistas se caracterizan por una rápida fragmentación, división y takfir (declarar a otros como apóstatas), entonces no hubo espacio para apelar a la discusión y el diálogo, sino que cada facción se fortificó con armas”, describió Alwan.
“A su vez, HTS tenía un proyecto, independientemente de su contenido, y maniobraba y trataba de lograr lo que quería. Así es que hoy todavía existe, mientras que la falta de un proyecto de algunas facciones del ESL hizo que desapareciera”, comentó Abdulbaqi Hamdan (pseudónimo), ex comandante del Movimiento Nour Al Din Al Zinki, una antigua facción de la oposición en el norte del país.
“La revolución unió a las facciones del ESL, pero es solo un marco general. No existía una estructura o estado organizativo unificado, ni gestión de riesgos, desafíos y obligaciones. Entonces, por ejemplo, si un área era capturada por el régimen, el resto de las facciones no mostraban interés en recuperarla”, dijo el entrevistado.
El antagonismo entre facciones después de cualquier fusión o formación de una sala de operaciones agravó este problema. Pero Akidi vio esto como “natural” y como “parte del trabajo del experimento militar que estamos atravesando por primera vez”.
“Las fusiones y formaciones fueron impulsadas por la búsqueda de apoyo, y con su ausencia, las facciones se movían para fusionarse con otro grupo que pudiera proporcionarlo. Sin embargo, la inclinación por el poder entre algunos de los comandantes fue una razón por la que aparecieron algunas formaciones nuevas” agregó.
Además, el apoyo continuo a “ciertas facciones” tuvo un impacto negativo en la “formación de un Estado mayor para la oposición y un Ministerio de Defensa perteneciente al gobierno interino”, según Akidi. “No se puede tener autoridad sobre estas facciones, especialmente en ausencia de organización y disciplina militar real, siempre y cuando la financiación no pase a través tuyo”, comentó.
Para exacerbar la situación, a los oficiales que desertaron del régimen no se les dio un papel real en las facciones del ESL. “Estaban bajo el mando de un jeque de grupos islamistas, que no entendía nada sobre el ejército, o de personas de otras profesiones en otras facciones: ingenieros, médicos y profesores”, dijo Alwan. “El oficial se vio obligado a cumplir órdenes poco profesionales, órdenes desastrosas de no especialistas y, poco a poco, comenzó a distanciarse y retirarse”.
Además, “el trato de los islamistas a los oficiales desertores como si fueran criados por el partido Baath, provocó una excesiva sensibilidad entre ellos. Esto contribuyó en gran medida a su renuencia y a desempeñar un papel en el liderazgo de las facciones. Asimismo, afectó gravemente el desempeño de estos últimos en el campo de batalla y su gestión de las áreas liberadas”, agregó Alwan.
¿Apoyo externo o engaño?
“Hace nueve años, Nour Al Din Al Zinki se apoderó de una ciudad rural del oeste de Alepo utilizando solo cuatro rifles y una ametralladora de 12,5 mm”, dijo Abdulbaqi Hamdan. Por el contrario, cuando las facciones de la oposición llegaron a poseer armas y equipos pesados, no pudieron igualar lo que habían logrado durante los primeros años de la revolución.
“La transformación de las facciones de la oposición en esta forma, sin agencia, es normal y esperada en el curso de las revoluciones en las que el ejército o las fuerzas militares apoyan al régimen opresor”, sumó Alwan.
La deserción de los aparatos militares y de inteligencia del régimen fue “muy pequeña”, en comparación con los que se quedaron con el régimen, agregó. Así, “los enfrentamientos se convierten en un juego de suma cero, que resulta en muchas víctimas y no conduce ni a la victoria ni a la derrota. En muchos casos, ambos bandos salen derrotados de la batalla; ninguna parte alcanza su objetivo”.
“Las potencias regionales e internacionales pronto podrán intervenir ampliamente en tales casos”, dijo Alwan. Y en el caso sirio, “todas las partes quedaron sujetas a interferencias externas”.
Sin embargo, “el apoyo internacional a la ESL casi se detuvo en 2016”, según Akidi. “Incluso antes de eso, este apoyo era pequeño; lo suficiente para que la revolución continúe, pero no salga victoriosa, debido a la falta de confianza de la comunidad internacional en el ESL y el temor al predominio de las facciones islamistas y yihadistas “.
Alwan estuvo de acuerdo y dijo: “Las partes externas pudieron poner fin a la batalla, pero no querían eso. Más bien, dejaron a las facciones vulnerables a las negociaciones regionales e internacionales y al chantaje que las condujeron a donde están ahora”. Además de eso, “algunos países proporcionaron dinero y apoyo a facciones con barbas y turbantes para apoyar tendencias yihadistas específicas”, lo que incluye “desviar la revolución y no apoyarla”, dijo.
Por otro lado, los aliados iraníes y rusos del régimen acercaron todo su peso. “El amplio soporte ruso no tenía equivalente para los rebeldes”, según Alwan. Esta situación se profundizó con el “apoyo estadounidense a otros partidos, como las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que es hostil a los otros (el ELS y el régimen)”.
Esta fue una “transformación crucial que hizo que los actores locales no pudieran continuar por sí mismos o con sus propias capacidades, y poco a poco los hizo perder todo, incluso el margen de la toma de decisiones interna”.
¿Está terminado el Ejército Libre Sirio?
“El Ejército Sirio Libre no era solo un nombre”, señaló Hamdan. “Estaba ligado a varias cosas, y cuando las perdió comenzamos a perder”. El nombre, “Ejército (sirio) Libre estaba relacionado con la liberación y el estado de seguridad y estabilidad que experimentaban las personas en sus áreas”.
“Pertenecía a la propia comunidad. Era el hijo de esta sociedad. Era imposible ver a un combatiente dañar a civiles y a la gente de su aldea en ese momento. Cuando todo eso se fue, y el ESL no pudo cumplir la promesa de unirse y ser un ejército organizado, comenzó a erosionarse”.
Paralelamente a la trágica situación de los sirios en los campos, los signos de arrogancia comenzaron a aparecer en algunos comandantes militares, creando “una brecha entre la sociedad y los líderes de las facciones”, según Hamdan.
“Los sirios estaban esperando que apareciera el Ejército Nacional Sirio, que está destinado a ser una continuación del ESL en una forma unida”. Pero “incluso como institución, la comunidad hoy no se aferra a ella porque quiere que el Ejército Nacional la respete, se reorganice y proteja a las personas de las bombas, pero no puede hacerlo. Y si no fuera por los turcos, los rusos hubieran llegado a la frontera. Por eso, la legitimidad de la presencia del ESL desapareció “.
En la misma línea, Alwan dijo: “El ESL se convirtió en un nombre sin significado cuando las facciones islamistas y radicales afirmaron ser parte de él”.
“El ESL es, por definición, un grupo de oficiales y fuerzas desertoras a las que luego se unieron voluntarios civiles para proteger la revolución y las áreas rebeldes. Pero cuando este nombre se generalizó, una tarjeta que cualquiera puede llevar y reclamar, dejó de tener significado en la revolución siria. Comenzó a desaparecer hasta que se desvaneció”.
Por el contrario, Akidi afirmó que “una gran parte de las facciones del Ejército Nacional Sirio, patrocinado por Turquía, representan al ESL”. A pesar de la presencia de “aquellos que se desviaron en diferentes direcciones y se convirtieron en herramientas en manos de otros y de mercenarios, la mayor parte de las facciones que existen hoy son una extensión del Ejército Sirio Libre”.
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Walid Al Nofal es Periodista e investigador. Trabaja como Profesor Asistente en la Universidad Ain Shams.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Syria Direct el 24 de marzo de 2021.