Por Nikolay Kozhanov para Middle East Institute
Es poco probable que los productores petroleros miembros de la OPEP + den un paso atrás en sus planes de aumentar la producción, ya que tanto las previsiones del mercado a corto plazo como las expectativas de cambios estructurales en el mercado mundial, están obligándolos a centrarse más en expandir sus respectivas cuotas de mercado.
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Las dos últimas reuniones de la OPEP+ demostraron claramente la intención de los miembros del cartel de inyectar más crudo en el mercado. En junio-julio, requirieron un esfuerzo considerable para acordar una expansión de la producción de 0,4 millones de barriles por día (mbpd).
Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, la intensa discusión no se centró en cuestiones de cumplimiento, sino en el hecho de que todos los principales actores en la industria, y en particular los Emiratos Árabes Unidos, querían asegurarse de que se les concediera el máximo aumento de cuota posible.
Inmediatamente después de la adopción de nuevos planes de producción, los miembros de la OPEP+ demostraron las tasas de crecimiento productivo más altas en la historia reciente y señalaron que era solo el comienzo.
Los Emiratos Árabes Unidos declararon su intención de aumentar aún más los volúmenes de exportación del índice de referencia Murban en 2022 para garantizar el éxito de su comercio futuro. Estos planes, si bien implican la redistribución de los flujos de petróleo entre consumo interno, refinado y exportaciones, difícilmente serían factibles sin mantener niveles altos de producción.
Abu Dhabi National Oil Company se está preparando para implementar planes de expansión productiva en 1 mbpd durante los próximos ocho años, e incluso está considerando avanzar con nuevas perforaciones.
Por su parte, Arabia Saudita habla de un crecimiento de 1 mbpd en la capacidad productiva para 2030. En consecuencia, las empresas de servicios perciben, actualmente, a Medio Oriente como una de las regiones más atractivas a largo plazo, aunque su rentabilidad para ellas en 2021 fue modesta.
No hay razón para parar
En septiembre, existía la preocupación de que los nuevos aumentos mensuales de la producción pudieran sobrecalentar un mercado cuya recuperación aún es lenta y provocar una caída de los precios. Incluso algunos miembros de la OPEP argumentaron que el ritmo de la tendencia positiva podría tener que desacelerarse después de septiembre para evitar una caída en los precios.
Sin embargo, el 1 de septiembre, la OPEP + aprobó mantener los planes actuales de crecimiento en la producción, una decisión impulsada por varios factores. Primero, a pesar de algunas expectativas negativas a corto plazo, los pronósticos del mercado a mediano plazo siguen siendo relativamente positivos y sugieren que se evitará el exceso de oferta en 2021.
Además, la mayoría de estos pronósticos predicen un superávit de petróleo mucho menor en 2022 de lo que se esperaba anteriormente, significando que la situación general tiene potencial para seguir mejorando a largo plazo.
Las consideraciones políticas también contribuyeron a la decisión de la OPEP+ de mantener las tasas de crecimiento en la producción. Por un lado, la desaceleración solo dos meses después de aumentarla daría una señal negativa al mercado, socavando la confianza en el cartel como una organización capaz de leer las tendencias económicas y contribuyendo a la inestabilidad.
Por otro lado, los miembros de la OPEP + necesitan encontrar un equilibrio no solo entre ellos, sino también entre sus intereses y los de un tercero, los funcionarios estadounidenses no estaban satisfechos con el reciente aumento de los precios del crudo y combustibles, y exigieron que el cartel impulse aún más la producción.
En este contexto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos no pudieron ignorar este fenómeno, dadas sus difíciles relaciones políticas- recientemente- con los Estados Unidos. Como resultado, no hubo aumento en las cuotas, pero tampoco recortes.
Se acerca un nuevo mundo
Sin embargo, la razón clave de la renuencia de la OPEP + a reducir la producción, tanto en septiembre como, muy probablemente, en el corto plazo, son los probables escenarios en el horizonte para el desarrollo del mercado. Este panorama está dejando a los productores petroleros con una sola opción: aumentar la producción e intentar retener su cuota de mercado para afrontar la próxima transición energética.
De lo contrario, la mayoría de los pronósticos no ven nada bueno para los productores de la OPEP + en el futuro, aunque la naturaleza de los desafíos que enfrentarán difiere según el escenario.
Un pronóstico sugiere que dentro de la próxima década la falta de inversión en el desarrollo de nuevos campos petroleros causada por las preocupaciones de los productores sobre la velocidad potencial de la transición energética; el exceso de oferta del mercado; y la próxima caída de los precios del petróleo podrían causar un déficit sustancial de demanda.
Según Wood Mackenzie, para 2030 la brecha de suministro alcanzará los 20 mbpd, con un crecimiento de la demanda de 7 mbpd y una caída de la producción fuera de la OPEP en 13 mbpd. Esto debería ser considerado una bendición disfrazada por los productores de la OPEP +, ya que significa que tienen una opción para expandir su participación de mercado y aumentar sus ganancias.
Sin embargo, esta oportunidad podría perderse si la limitación a la producción de petróleo continúa restringiendo sus propios planes de desarrollo: varios miembros de la OPEP+ ya están hablando de luchar para alcanzar niveles de producción incluso antes de 2020 o mantenerlos a largo plazo. Wood Mackenzie sostiene que, durante la década de 2020, la OPEP podría no aumentar su participación de mercado sin esfuerzos adicionales para impulsar la producción.
Un escenario alternativo es que, a largo plazo, la participación del mercado de la OPEP (y potencialmente, OPEP+) crecerá, ya que la transición energética reducirá tanto la demanda como los precios del recurso, dejando al mercado abierto para quienes tienen el menor costo productivo.
Con base a un escenario propuesto por la Agencia Internacional de Energía, para 2050 la participación de mercado de la OPEP alcanzará un 52% sin precedentes. Sin embargo, esto no significará el comienzo de otra edad de oro para los miembros del cártel: para la década de 2030, la demanda limitada de petróleo y los precios bajos, reducirán seriamente los ingresos de los exportadores y convertirán algunos de sus campos en activos parados.
Para evitar esto, se recomienda a los productos que aceleren los esfuerzos de diversificación y hagan de las energías renovables una parte viable de su estructura económica. Por ahora, los recursos petroleros representan la única fuente viable de financiamiento para proyectos en estas áreas para los países de la OPEP+, y los productores de petróleo deben asegurarse de monetizar estos recursos antes de que la caída prevista de los precios y la desaceleración del crecimiento de la demanda los obliguen.
Este fenómeno implica que las limitaciones de producción autoimpuestas son solo una medida temporal para estabilizar el mercado del petróleo y retrasar la caída de los precios. Sin embargo, a largo plazo, los principales productores de petróleo se centrarán más en aumentar los volúmenes de producción.
El futuro de la OPEP +
El proceso no será sencillo. Los productores de petróleo tradicionales, como Arabia Saudita, intentarán equilibrar el precio efectivo del recurso, los altos volúmenes de producción y la “falta de voluntad para actuar solos”.
En este escenario es donde la OPEP+ sigue desempeñando un papel muy importante. Proporciona una importante plataforma de negociación que permite a los productores coordinar sus esfuerzos para aumentar la participación de mercado, evitando tensiones innecesarias.
También sigue siendo importante y, de facto, el único medio disponible de regulación del mercado que los productores de petróleo pueden utilizar ocasionalmente para estabilizar la situación si es necesario.
Desde una perspectiva a largo plazo, la OPEP + será muy reacia, incluso más que antes, a reducir los volúmenes de producción sin una necesidad seria. Por tanto, su importancia como instrumento de mercado y plataforma de negociación debería garantizar su continuidad mucho más allá de 2022, cuando expire el acuerdo sobre los niveles de producción actuales.
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Nikolay Kozhanov es Profesor Investigador Asociado en el Gulf Studies Center de la Universidad de Qatar y Miembro No Residente del Programa de Economía y Energía del MEI.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por Middle East Institute el 21 de septiembre de 2021.