Por Stasa Salacalin para The New Arab
Si bien la carrera espacial mundial se remonta al comienzo de la Guerra Fría, en la última década la competencia también se ha intensificado en el Medio Oriente.
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El espacio se está convirtiendo en un campo importante para el desarrollo y el crecimiento económico, con grandes empresas de tecnología como Tesla y Amazon cada vez más interesadas en el espacio, visto como la próxima frontera económica – y las potencias de Medio Oriente no tienen la intención de quedarse atrás.
Si bien Israel fue en gran medida el líder en la carrera espacial regional, varios otros países están cerrando rápidamente la brecha. Irán, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Turquía están desarrollando rápidamente sus programas espaciales. Hasta ahora, Israel e Irán han sido las únicas potencias regionales capaces de construir y lanzar satélites desde sus propios territorios.
Medio Oriente busca espacio
Arabia Saudita, junto con Israel, estuvo durante décadas por delante de sus vecinos en la carrera espacial. Riad tomó la iniciativa de establecer la empresa multinacional de comunicaciones por satélite Arabsat en 1976 y envió al espacio en 1985 al primer astronauta árabe, el Príncipe Sultán bin Salman.
En la última década, Arabia Saudita expresó una vez más sus ambiciones de continuar con la exploración espacial y el otoño pasado anunció una inversión de 2.100 millones de dólares en su programa espacial para 2030. Hasta ahora, el Reino ha lanzado 16 satélites. En diciembre de 2018, Arabia Saudita también creó su propia agencia espacial.
Irán también ha reconocido el valor estratégico de las capacidades espaciales y ha tratado de ponerse al día con sus rivales regionales. Aunque en los últimos años, el programa de satélites de Irán ha enfrentado una serie de fracasos, así como posibles sabotajes, en abril pasado lanzó con éxito el primer satélite militar del país, Noor-1, en órbita. El lanzamiento se llevó a cabo en el 41º aniversario del establecimiento del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Anteriormente, Irán puso con éxito satélites en órbita en 2009, 2011 y 2012 y ha recibido valiosa asistencia de China, Rusia y Corea del Norte. Sin embargo, el programa espacial del país ha estado estrechamente vinculado con el rápido desarrollo de sus misiles balísticos, con los Estados Unidos, Israel y otros Estados del Golfo observando con preocupación.
La administración Trump acusó a Irán de violar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de 2015 que pide a Teherán que se abstenga de actividades relacionadas con misiles balísticos capaces de transportar armas nucleares, pero Irán rechazó estas acusaciones alegando que la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU no le prohíbe lanzar satélites.
Los Emiratos Árabes Unidos probablemente han hecho el mayor avance en el corto período de tiempo en el desarrollo de sus capacidades espaciales. En los últimos 15 años, el país se ha adelantado a sus vecinos del Golfo y a sus rivales regionales. Los gobernantes de los Emiratos Árabes Unidos han respaldado programas de exploración espacial, invirtiendo unos 6.000 millones de dólares, mientras buscan disminuir la dependencia de los Emiratos en el petróleo y aumentar la reputación internacional del país.
Al principio, Emiratos Árabes Unidos dependía en gran medida de expertos extranjeros, pero desde el establecimiento de su centro espacial en 2006, y la agencia espacial en 2014, la capacidad nacional ha aumentado constantemente; en 2018, Abu Dhabi construyó su satélite KhalifaSat.
Al año siguiente, el país envió a su primer astronauta al espacio y ahora los emiratíes se centran en una misión a Marte, que el mes pasado alcanzó la órbita del planeta rojo, convirtiendo a la agencia espacial de los Emiratos Árabes Unidos en la quinta en llegar a Marte. Pero su objetivo final de 100 años es establecer una colonia humana en Marte para 2117.
Turquía también anunció ambiciosos planes espaciales con el fin de hacer su primer contacto con la Luna en 2023, para conmemorar el centenario de la República de Turquía. La segunda fase, un aterrizaje suave en el satélite, está prevista para 2028. En febrero, durante una conferencia de prensa en la ceremonia de inauguración del Programa Espacial Nacional del país, el Presidente turco Recep Tayyip Erdogan anunció que el país invertirá hasta 1.000 millones de dólares en su programa espacial y en la construcción de cohetes híbridos de producción local que se pondrán en órbita en 2023, así como un transbordador capaz de realizar investigaciones científicas. El proyecto requerirá la construcción de un polígono de lanzamiento de cohetes con un valor de 350 millones de dólares en Somalia, país aliado de Turquía en materia de seguridad desde 2011.
¿Distracción de otros problemas?
Algunos críticos de los programas espaciales del Medio Oriente señalan que los logros tecnológicos pueden utilizarse para encubrir deficiencias de gobernanza más profundas, como parte de una estrategia de comercialización internacional para presentar supuestos progresos en los países, mientras estos encubren récords tristes de derechos humanos o se involucran en guerras regionales.
El Dr. Douglas Vakoch, presidente de METI Internacional (Mensajería de Inteligencia Extraterrestre), sostiene que un país no puede repudiar la visión científica del mundo y simultáneamente fomentar una mentalidad que aliente la innovación necesaria para los viajes interplanetarios.
“Una actitud científica progresista es un requisito previo para una exploración espacial exitosa, pero eso no significa que cada país que llegue al planeta rojo tenga un historial prístino de derechos humanos”, dijo a The New Arab. “El progreso tiene muchas dimensiones -de científicas a sociales- y no siempre avanzan al mismo ritmo”.
Según aseguró el profesor Jorg Matthias Determann, docente asociado de Historia, Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Virginia Commonwealth University School of the Arts en Qatar, los proyectos de alta tecnología, incluidos los programas espaciales, a veces sirven para distraer a la opinión pública -y la atención nacional e internacional- de cuestiones más difíciles y complejas. Pero esto no es exclusivo de Medio Oriente, dice, recordando que el programa Apolo estadounidense en la década de 1960, por ejemplo, también desvió la atención de la lucha por los derechos civiles y la guerra de Vietnam.
Con muchos estados de Medio Oriente comúnmente etiquetados como conservadores o reaccionarios, su búsqueda y uso de la exploración espacial de alta tecnología es una manera de cambiar los estereotipos internacionales, sugiere Determann.
Motivos de la competencia espacial
También existe un debate sobre los motivos detrás de la competencia espacial de Medio Oriente y si los vuelos espaciales son impulsados por desafíos estratégicos, la política o el prestigio. Según Vakoch, los cínicos a menudo reducen el impulso de la exploración espacial a una sed de prestigio nacional. Si bien cualquier país que lance una misión espacial exitosa mejorará su reputación internacional como líder de la innovación tecnológica, esa reputación se sigue construyendo al asumir riesgos calculados y ejecutar una enorme empresa científica.
Sin embargo, al mismo tiempo, el prestigio de los avances tecnológicos aumenta indudablemente la estatura de un país en los planos políticos, diplomáticos y militares, dando una mayor voz a la hora de debatir cuestiones regionales. También hay evidencia creciente de que el espacio jugará un papel en la batalla por el dominio militar en el Golfo.
La competencia por la influencia en el Golfo ya coincidió con la tecnología espacial en términos de telecomunicaciones por satélite como elemento clave del poder blando, señala Determann. Además de la competencia entre las redes regionales, el bloqueo del Golfo de 2017 pidió la prohibición del canal Al Jazeera de Qatar, mientras que Arabia Saudita también bloqueó el canal de televisión con sede catarí beIN Sports.
El año pasado, la Organización Mundial del Comercio constató que Riad había infringido las normas mundiales tras bloquear la emisión de beIN y negarse a tomar medidas contra la supuesta piratería de su contenido por beoutQ, una red de piratería comercial. Según Determann, los satélites de telecomunicaciones son elementos clave de la competencia de información y forman parte de la carrera espacial.
Además, observa que los Estados más pequeños están buscando una ventaja militar cualitativa mediante el desarrollo y la introducción de tecnologías avanzadas, incluidas las tecnologías espaciales, ya que su tamaño o su pequeña población significa que no pueden competir con otras potencias regionales y mundiales.
La diversificación económica como motor clave
Por último, uno de los motores más importantes de la emergente carrera espacial en el Medio Oriente es la diversificación económica, ya que los países tratan de reducir su dependencia del petróleo y el gas, así como también desarrollar sectores como el turismo y la tecnología. Vakoch afirma que cualquier país que desee prosperar en las próximas décadas debe tener en cuenta la trayectoria a largo plazo de sus recursos naturales.
Las economías de los estados del Golfo tienen su base en el petróleo, con líderes que intentan pensar más allá de las condiciones actuales del mercado y aprovechar la fuerza económica de su país para planificar un camino para la riqueza sostenida, incluso después de que el mundo cambie a los recursos de energía renovable.
Vakoch dice que la exploración espacial también ha producido constantemente tecnologías útiles derivadas. ”Al desarrollar sistemas de propulsión para misiones futuras cada vez más ambiciosas en las profundidades del sistema solar exterior, las próximas generaciones de emiratíes podrían tener tecnologías innovadoras para la producción de energía para su uso en los Emiratos Árabes Unidos y en otras partes del mundo”, dijo a The New Arab.
Esto, por supuesto, plantea la cuestión de si serán capaces de traducir las tecnologías espaciales en un beneficio económico más amplio y no repetir el error de la Unión Soviética, que, a pesar de liderar la carrera espacial, no aplicó innovaciones a una escala más amplia.
Para muchas naciones tecnológicamente avanzadas, la clave para mantener el desarrollo científico continuo es fomentar una fuerza laboral altamente educada, agregó Vakoch. La exploración espacial, según él, genera un gran entusiasmo en la ciencia, empezando por los niños más pequeños. Aunque sólo una pequeña fracción de estos estudiantes trabajará en la industria espacial como adultos, su curiosidad temprana sobre el cosmos crea la base para carreras a través de las ciencias.
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Stasa Salacanin es una periodista independiente que ha escrito extensamente sobre asuntos de Medio Oriente, comercio y relaciones políticas, Siria y Yemen, y terrorismo y defensa.
N.d.T.: El artículo original fue publicado por The New Arab el 22 de marzo de 2021.